Foto: Imagen de internet. Uribe recibe apoyo estatal del reino de España.
Hay una imagen demoledora que muestra la situación de la política actual en Colombia: Mientras J M Santos se pasea orondo como rinrín renacuajo por el mundo globalizado, exhibiendo su premio nobel de Paz y a su adlátere aliado Timochenko Londoño, Uribe Vélez está detenido (así sea en su fértil latifundio de 1000 hectáreas en las hermosas llanuras del río Sinú) y de ser cierta la noticia contagiado del virus covid-19, desesperado haciendo llamadas telefónicas a sus amigos, y mirando con desasosiego pastar su ganado romosinuano y sus caballerías de paso antioqueño. Enfrente, el gobierno bolivariano de Venezuela al que el pelele de Uribe Vélez, Duke, junto con los lacayos del grupo de Lima, aquel 2 de febrero de 2019, le daban pocas horas de existencia, continua de pie ganando la batalla cotidiana contra el criminal bloqueo y el saqueo al que lo somete el gobierno de Mr. Trump
Y así, como la mayoría del pueblo colombiano ha aceptado con beneplácito tal noticia judicial, los partidarios y seguidores del expresidente senador AUV, al ver la disolución acelerada del teflón invulnerable (¿impunidad tradicional?) con que lo envolvieron durante tantos años, producida por el fallo blando de la Corte Suprema de Justicia al enviar a su guía a un latifundio como cárcel, dejan ver su amargura en todas las tribunas mediáticas desde donde han servido como soportes ideológicos de la concepción fascista del Estado de Opinión y de la llamada Seguridad Democrática contrainsurgente implementada con el Plan Colombia como en 1946 a sangre y fuego, mientras tácticamente dividen opiniones con la que pretenden justificar los repulsivos crímenes de guerra, cuyas investigaciones seguirán en veremos:
Los unos, presentando a su jefe como el victorioso hombre enérgico y valeroso que derrotó a las “Fart” o las debilitó hasta postrarlas y entregárselas de hinojos a J M Santos (ocultando el hecho objetivo que la disolución de las otra farc -EP fue obra de su propia dirigencia liquidadora) mientras que otros, entre quienes se encuentra el propio presidente de Colombia Duke, tratan de presentarlo de manera opuesta como “victima” de un atropello inaudito de la Corte de Justicia que ha desconocido la presunción “eterna” de la inocencia de su guía espiritual, para lo cual consideran necesario eliminar a quienes han proferido tal fallo, mediante una estratagema reformista leguleya del peor talante santanderista, burdamente equivocada llamada pomposamente “constituyente judicial”, engañabobos con el que pretenden pasar estos dos años restantes de gobierno.
Pero lo notable no es su furor reivindicativo. Lo destacable es la cerrazón mental de los “letrados” uribistas (a excepción de Fernando Londoyos que sí caló la movida de Santos) que no han podido entender lo sucedido después de la derrota en las elecciones regionales del 2019 en la que perdieron importantes alcaldía o gobernaciones, y menos medir la fuerza de la eclosión del fuerte y combativo Movimiento Social que también en el 2019 se tomó las calles y carreteras de Colombia y con lo cual se inició la destorcida de su política matrera y corrupta. No han sido capaces de captar la magnitud de la derrota que les ha propinado su adversario de fracción contrainsurgente Santos, quien siguiendo su célebre fórmula “logró alinear nuevamente los astros”, los nacionales tanto como los internacionales, especialmente los partidarios del candidato demócrata Biden que ya acarician su triunfo en noviembre próximo. Santos igualmente supo aprovechar el hecho de que su rival envanecido sintiéndose invencible y totalmente impunes por siempre, abusó a más no poder de su suerte calentando demasiado la calle y llevándola al extremo, hasta hacer la situación de percepción de la violación de los derechos humanos intolerable, tanto que el propio director de HRW Vivanco, de gran audiencia en la Casa Blanca, llegó a apoyar la necesidad imperiosa de investigaciones más profundas de las atrocidades de guerra atribuidas a Uribe Vélez.
Los uribistas (como lo señaló un trino) en lugar de estar agradecidos o al menos reconocidos con fallo de la Corte, suave en lo físico, aunque un poco más demoledor en lo moral y político, pero en todos los casos NUNCA un fallo por crímenes de guerra que ha quedado en salmuera; insisten en continuar igual a como se venía, sin cambios y a la ofensiva exterminadora y genocida del movimiento social y guerrilleros reinsertados, amenazando a colectivos de abogados defensores de DDHH o a periodistas honestos y comprometidos con la sociedad; bloqueando o haciendo trizas el Acuerdo con las Farc , y ejecutando a rajatabla en las regiones conflictivas, la política estadounidense de la War on Drugs, y reciclando el conflicto social y armado que, dígase lo que se diga, no está resuelto en Colombia como lo pretende imponer la narrativa santista, y, por si fuera poco, adheridos ilegal e ilegítimamente a las tropas del US Army que amenazan desde sus bases militares en Colombia al pueblo venezolano.
Siguen además, contra toda lógica incluso contra la lógica jurídica santanderista que dicen venerar; con el sambenito absurdo de igualar a un hombre ultra poderoso (como dijo con tanto conocimiento Don Berna en Medellín: “Uribe es el rey del mundo y del inframundo”) con recursos económicos colosales aportados por el narco, con dos ejércitos a sus órdenes, uno oficial y el otro para-oficial que suman más de un millón de hombres armados, con toda la legitimidad y legalidad que le dio la institucionalidad colombiana en 2002 al posesionarlo como presidente de la república, con el formidable apoyo internacional en todas las esferas del Poder conocidas por la humanidad dado por los sucesivos gobiernos de los EEUU; insisten tercamente como náufrago agarrado a un leño, en compararlo con el guerrillero Santrich, un hombre casi ciego, rebelado y enfrentado al Estado desde la ilegalidad, con sus propios recursos o los de su limitado grupo, sin apoyos exteriores y desde siempre combatido y tratado por esa institucionalidad como un delincuente peligroso que se debía “neutralizar” o matar por de sus ideas sociales enraizadas en el pensamiento de Marx, Lenin y Bolívar.
Obviamente la orden judicial de darle a Uribe Vélez latifundio-por-cárcel ha movido el panorama político y social de Colombia y esto debe ser reconocido y aceptado con objetividad. Ya en Colombia nadie duda que ante el desastre sanitario-social, político y económico que se vive, el subpresidente Duke pueda en los dos años que le restan de gobierno hacer subir su imagen como presidente o gobernante para revertir la situación destroza y actuar en favor de su partido uribista, con lo que se hace cada día más evidente la necesidad del cambio de gobierno.
El Centro Nacional de Consultoría, agencia de mercadeo político del Poder dominante en Colombia, en la última gran encuesta nacional 05 de agosto 2020, ha sido consultada para que realice una “instantánea” de cómo el pueblo colombiano está percibiendo la situación y en la página 23 de dicha encuesta, deja ver la siguiente distribución porcentual política de los encuestados. https://dc474ff0-5914-4f85-b4fd-19245cc79ca0.filesusr.com/ugd/c967c2_d002d44fbf854e8b999b445cb50fe3a1.pdf?index=true
Centro Democrático 12%
Colombia Humana 10%
Liberal 9%
Cambio Radical 8%
Alianza Verde 5%
Conservadores 5%
Mira 2%
Polo Democrático Alternativo 1%
Otro Partido 2%
Independientes 13%
Ninguno 25%
No sabe o No responde 3%
Datos que permiten hacer algunas inferencias:
1) El partido uribista solo llega a un 12%. No hay tal de que sea la “inmensa” mayoría de los colombianos, como tampoco es cierto que haya una “POLARIZACIÓN” entre una mitad de colombianos que apoyan a Uribe Vélez enfrentada a otra mitad que lo rechaza como lo ha presentado tóxicamente la falsimedia adicta para envenenar la mente de los colombianos, llenarlos de sectarismo y poderlos manipular como siempre. En este momento, el partido Centro Democrático cuenta como partidor, con un 12%. Esto debe quedar claro de una vez por todas
2) Sigue el partido Colombia Humana del dirigente Petro con un 10%. Lo cual indica que tampoco este partido es la mitad de los colombianos, e incluso (si en gracia de una discusión ficticia que muy posiblemente no se va a dar) le sumáramos o le adhiriéramos los exiguos porcentajes de las agrupaciones que se reclaman de “izquierda”, solo llegaría a sobrepasar al partido uribista en un mínimo. No hay registro del partido Unión Patriótica ni del partido Rosa, por lo que suponemos están agrupados en la categoría de “otro partido” con un 2%.
3) Es significativo el número de independientes 13%, y de quienes se declaran sin ningún partido 25%, así como es realmente bajo el número de personas que se declaran ignorantes en política 3%.
4) El resto, incluido el 2% de los confesionales del Mira, forman una franja de los partidos llamados “institucionales”, en su orden descendente Liberal, Cambio Radical, Alianza Verde y Conservadores, que sumados llegan a 29%; cada uno de los cuales tiene su cúpula, sus intereses específicos la mayoría de las veces en abierta pugna entre ellos y tienen sus mascarones de proa o cacique, con apetitos presidenciales irreconciliables.
Así tenemos que, a la pregunta hipotética del título de este escrito, se puede responder que: el uribismo sea NEO o POST, según la fracción posmoderna que lo analice, solo cuenta en este momento con una franja bastante limitada de seguidores. Limitada también es la franja de la llamada Izquierda. Mientras que el campo abierto al gatopardismo santista triunfador indudable de esta riña interoligárquica cuenta con un amplio campo de acción (en el cual no dudo estará Timochenko Londoño con su bancada) para desarrollar una exitosa campaña con miras a volver a gobernar dentro de dos años y no sabemos aún después de cuántos muertos y desaparecidos.