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Prejuicios de actualidad contra prejuicios obsoletos

Fuentes: Rebelión

Recuerdo la primera vez que tuve que relacionarme directamente con el hecho de la homosexualidad. Hace quince años un amigo, que marchó para otra ciudad, me comentó que se había enrollado varias veces con un tipo y que le había encantado. Era una época de experiencias, aventuras y aprendizaje. Yo no me di cuenta entonces […]

Recuerdo la primera vez que tuve que relacionarme directamente con el hecho de la homosexualidad. Hace quince años un amigo, que marchó para otra ciudad, me comentó que se había enrollado varias veces con un tipo y que le había encantado. Era una época de experiencias, aventuras y aprendizaje. Yo no me di cuenta entonces pero él me recordaría un par de años después, con obvia extrañeza, aquello que yo le dijera nada más acabar su relato acerca de su aventura sexual con otro miembro del mismo sexo. El caso es que lo primero que salió de mi boca, y de un modo tan natural, fue: «¿Y usasteis condón?»

Ahora me hace gracia pero aquella pregunta encerraba una preocupación sincera revestida de un tufillo conservador que ahora notaría a distancia (o eso quisiera yo creerme). ¿Acaso tal vez no hubiese preocupación alguna y ésta naciera tan solo de un prejuicio, ajeno pero arraigado, que fue el que disparó automáticamente tal modo de pensar?

Por aquel entonces (y ahora también) había mucha gente que ni se lo pensaba a la hora de follar; con o sin condón era simplemente una opción, no un obstáculo para hacerlo. Ahora diría que sí hay una mayor conciencia (u obsesión, depende del punto de vista) por hacerlo «limpiamente», refiriéndonos aquí sólo a la transmisión de enfermedades venéreas y no a embarazos no deseados, que ya son otra historia.

Pero ¿quién era/es esa gente que no se lo pensaba/piensa dos veces a la hora de follar? Heterosexuales, sí. O, cuando menos, también heterosexuales.

Si mi amigo me hubiera hablado de lo bien que se lo había pasado con una tipa con la que había hecho de todo, probablemente yo no le habría preguntado aquello o, al menos, no habría sido lo primero que se me habría ocurrido.

Y es aquí donde reside el quid de la cuestión de esta fabulación biográfica. ¿Somos conscientes de aquello que perdura en nosotros subrepticiamente aunque estemos convencidos de haberlo eliminado ya?

No parece ser éste el caso en la redacción del periódico gratuito ADN, en cuya edición impresa del 24 de Noviembre incluye en la noticia «Progreso ante el sida», bajo el título de «El panorama», un recuadro resumen con cosas positivas y cosas negativas sobre la evolución de la enfermedad, la información adquirida acerca de la misma y sus paliativos.

http://www.adn.es/impresa/lavida/20101124/NWS-0176-Progreso-sida.html

Como una de las cosas positivas afirma lo siguiente:

Preservativo. El uso y la disponibilidad del condón ha aumentado entre el colectivo gay y las personas dedicadas a la prostitución.

Vale que entre las prostitutas sea imprescindible el uso del preservativo, primero por su propia salud y segundo por no convertirse en enlace insalubre y exponencial entre lo que les traen unos y lo que se llevan otros.

¿Pero qué es lo que tiene de especial el colectivo gay, lo que tiene de diferente con el colectivo hetero? ¿Follan más, son más promiscuos? Qué guarretes.

Igual el periódico ADN dispone de datos objetivos, desconocidos por la mayoría, (aunque algunos estuvieran prestos a darlos como ciertos sin necesidad de corroboración alguna) que indican una mayor afección de la enfermedad entre homosexuales que entre heteros, en números totales o en proporción.

Pero si el hecho de que el «uso y la disponibilidad del condón» haya «aumentado entre el colectivo gay» es bueno (igualando en riesgo a este colectivo con el de las prostitutas)… ¿por qué no lo es también (y por lo tanto igualmente reseñable) que lo haya hecho entre la población (el «colectivo») hetero? O simplemente entre la población, sin división entre «colectivos».

Ahora me entra la curiosidad de saber si ha aumentado el uso del preservativo entre la población hetero.

Y, por cierto, entre tanto africano que muere diariamente a causa de la enfermedad, ¿habrá mayoría de gays o es que los negros también son unos locatis de mucho cuidado? ¿Incluirá ADN bajo el término «colectivo gay» también a las lesbianas o sólo son promiscuos los que sean hombres y además mariquitas?

Tengan cuidado con su culo, que ya vienen estos salidos a tapárselo, parecería querer insinuar aquel tufillo inconsciente del que hablaba antes, queriendo desprenderse del resto de la noticia. Hay que tener cuidado con lo que se dice, sobre todo en un medio de comunicación, no vaya a ser que se pueda estar expresando algo distinto de lo que se quiere.

Hoy, año 2010, una frase como « El uso y la disponibilidad del condón ha aumentado entre el colectivo gay y las personas dedicadas a la prostitución. » debería ser tan solo un mal recuerdo de un pasado lejano (todo esto aun asumiendo que en la misma no había intención moralizante alguna).


Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.