Una huelga de hambre indefinida comenzaron el lunes 16 de mayo cuatro presos políticos condenados a cadena perpetua por la ley antiterrorista, creada durante la dictadura de Pinochet. Fedor Sánchez Piderit, Hardy Peña Trujillo, Claudio Melgarejo Chávez y Pablo Vargas López, han acometido una vez más la dura tarea de derribar los muros de las […]
Una huelga de hambre indefinida comenzaron el lunes 16 de mayo cuatro presos políticos condenados a cadena perpetua por la ley antiterrorista, creada durante la dictadura de Pinochet. Fedor Sánchez Piderit, Hardy Peña Trujillo, Claudio Melgarejo Chávez y Pablo Vargas López, han acometido una vez más la dura tarea de derribar los muros de las cárceles chilenas, a costa de sus propias vidas. La lucha durante los últimos años no ha sido fácil: romper el autismo de los gobiernos concertacionistas, ha significado enormes sacrificios y costos personales para los presos y sus familias. Sus cuerpos albergan las huellas y efectos indelebles de largas huelgas anteriores. Ciertamente, ello será crucial en el deterioro físico que experimenten en las próximas horas y días. «Nuestros compañeros continúan presos y tras 14 años de cautiverio, ponen una vez más, sus vidas como testimonio e instrumento de su decisión inquebrantable de ser libres», señala Pedro Rosas Aravena, ex preso político del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), recientemente indultado por razones de salud.
Para Rosas, la decisión de los huelguistas no ha sido fácil ni arbitraria. Ha pasado casi un año desde la promulgación de la Ley de Indulto General y aún no existe una solución definitiva para los presos políticos. En ese contexto, explica que el sacrificio de «los compañeros» constituye una demanda perentoria al Ejecutivo, para que otorgue suma urgencia a un Proyecto de Ley que permita, al menos su libertad condicional. Asimismo, exigen que los parlamentarios voten favorablemente el proyecto, en los primeros días de junio, cuando regresen del receso legislativo iniciado el 21 de mayo. Finalmente, Pedro Rosas hace un elocuente llamado a la solidaridad nacional e internacional con los huelguistas. «Aprendí en la prisión que no es necesario trazar un mapa o imponer una estrategia para convocar humanidad. Hoy sobre la mesa de la urgencia pido tu mano y por tu intermedio la solidaridad crítica y libre de aquellos que como tú, han debido partir para poder vivir. Solo te pido que juntos demos a mis hermanos la misma oportunidad de caminar. No se qué más decir. Me apena, me avergüenza un poco tener que explicar por qué no podemos dejar entregados a su terrible suerte a estos hombres que con el sacrificio de la carne, aspiran a tener lo que muchos de nosotros despreciamos cada día», concluye.
Para mayor información o entrevistas, contactarse con Pedro Rosas al 09/ 4776400