Una profunda recesión es lo que se le viene a Colombia, con una caída económica del ocho por ciento, a causa de la pandemia generada por el coronavirus y las medidas decretadas por el gobierno del ultraderechista Iván Duque para mitigarla, junto a la fuerte caída de los precios internacionales del petróleo.
De acuerdo con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, de la cual Colombia es miembro, en el mejor de los escenarios, si el país frena el actual brote de la covid-19, la economía se contraerá 6,1 por ciento.
Añade que el panorama podría ser incluso peor si el país es golpeado por un segundo brote de coronavirus a finales de este año. En este caso, el PIB caerá 7,9 por ciento en 2020 y la lenta recuperación se retrasará para 2021.
El gobierno tendrá que disponer de recursos para apoyar la creación de nuevos empleos formales, una vez termine la crisis actual, difícil mientras aumenta su déficit fiscal y la deuda externa y para eloo recurre a préstamos del banco Mundial y Banco Interamericano de Desarrollo.
Con la excusa de la pandemia, Duque ya contrató un crédito con el FMI por 10.800 millones de dólares no para invertirlos en políticas de alivio a los sectores sociales empobrecidos o a la industria en crisis, sino para depositarlos en cuentas en el exterior, buscando con ello que las calificadoras de riesgo mantengan el grado de inversión en el país por parte de la banca internacional y de las multinacionales.
Las políticas públicas del gobierno para hacer frente a la pandemia son abiertamente favorables al capital financiero, que es quien ha apoyado a Duque y al uribismo, y van en detrimento de la pequeña y mediana industria y de la economía de los pequeños y medianos agricultores. Para el mes de abril de 2020, la tasa de desempleo fue 19,8 según las cifras oficiales, que no tienen en cuenta a los trabajadores informales.
Los recursos destinados a paliar las necesidades de la población no llegan ni al 2% del Producto Interno Bruto, y se distribuyen principalmente a través de las redes focalizadas. Para salir de la crisis el gobierno de Duque se apresuró a levantar la cuarentena generalizada y estricta para volver a la “normalidad” anterior, entregando recursos insuficientes.
Las medidas significaron la quiebra de una buena parte de la industria, de algunas grandes empresas, y el aumento de manera brutal el desempleo que ya llega al 20% de la población. Con el levantamiento de la cuarentena generalizada y obligatoria, aumentaron de manera dramática los enfermos diagnosticados que ya llegan a 45.000 en todo el país, y casi millar y medio de muertos, los que aumentarán exponencialmente en las próximas semanas sin que se haya llegado al pico de la curva, prevista para agosto.
El secretario general de la Ocde, Angel Gurría, apuntando quizá a declaraciones de altos funcionarios, señaló que la elección entre salud y economía es un falso dilema. Si la pandemia no es controlada, no habrá recuperación económica robusta.
Mientras, desviando la atención popular,el presidente Iván Duque anunció que los vuelos nacionales y el transporte intermunicipal comenzarán a restablecerse a partir de julio, en pleno crecimiento de la pandemia
Camilo Rengifo Marín, Economista y docente universitario colombiano, analista asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)