En estos días la clase dominante ha hecho revuelo de su capacidad de acuerdo. Sus distintas expresiones han logrado alinearse y dar como fruto la Ley General de Educación (LGE), nuevo engendro neoliberal que – bajo las banderas de la «unidad nacional» -, hacen pasar como un triunfo general de «todos lo actores y ciudadanos» […]
En estos días la clase dominante ha hecho revuelo de su capacidad de acuerdo. Sus distintas expresiones han logrado alinearse y dar como fruto la Ley General de Educación (LGE), nuevo engendro neoliberal que – bajo las banderas de la «unidad nacional» -, hacen pasar como un triunfo general de «todos lo actores y ciudadanos» y que sólo fiscaliza, ordena y profundiza una mercantilizada educación.
Hoy más que nunca, la concertación y la derecha aparecen como los continuadores de un modelo de dominación y explotación brutal teñido de consignas y fachadas democráticas; hoy más que nunca deberíamos tener claro dónde se ubican los enemigos declarados de los explotados y oprimidos. A través de la LGE la concertación y la derecha no hacen sino reafirmar la necesidad de sostener el carácter mercantil de todos los aspectos de la vida. A pesar de que el PRSD pueda colocar énfasis en un u otra diferencia, no cambia absolutamente nada, ni pretenden hacerlo, hoy todos los partidos políticos evidencian que son enemigos declarados de la clase trabajadora. Hoy no existe nada que diferencie a los que están y se reparten el poder, más que nunca actúan en bloque y golpean al mismo tiempo. Hoy sólo los explotados ponen (nuevamente) en cuestión los fundamentos del cómo la clase dominante articula e impone la educación. Hoy no hay nada más que perder. Sólo la lucha nos queda por delante.
Ya que la clase dominante ha logrado extender su eficaz aparato de dominación que es la escuela y la educación en general, con la LGE no hace sino afinarlo y pulirlo, para asegurar un buen funcionamiento, un buen producto, una limpia competencia entre la rapiña empresarial. ¿Acaso no es ese el rol de una Agencia para la calidad?, ¿no es esa la finalidad de un consejo nacional de educación?, ¿no es esa la finalidad de hacer que los sostenedores sean personas jurídicas con giro único, o sea, con una dedicación exclusiva al asunto vender educación?. Un mercado regulado, ordenado… pero mercado al fin.
La nueva LGE no es sino una expresión teatral del nuevo y escueto pacto social pregonado por los sectores dominantes, la contención ridícula de una crisis social evidente – a la cual no hemos podido responder de forma directa y unitaria como clase – y sólo es el llamado de la burguesía para cerrar filas y combatir al emergente movimiento popular. Este espectáculo de acuerdos políticos no le sirven a nadie más que a los que dominan hoy sin oposición consistente y, por lo mismo, nos obliga a profundizar de manera sustancial lo que hasta ahora, hemos ido construyendo.
Como libertarios, consideramos necesario retomar la lucha estudiantil desde las bases, generando la necesidad de pensar en conjunto, como explotados, la educación que queremos y así superar la utopía de que las transformaciones profundas llegarán alguna vez desde el Estado y los políticos burgueses. Seamos claros: el Estado esta ahí para hacer cumplir los intereses de aquellos que nos subyugan, para nada más. La lucha contra la LGE no debe ser sólo una lucha estudiantil, sino que debe ser un eje entre otros tantos que permita articular un proyecto social nuevo consistente y poderoso.
No nos dejemos engañar, no nos confundamos. Lo que necesitamos y exigimos no es una reforma más a la educación, sino su más profunda transformación. Y esto último no puede ser sino obra de la unidad de trabajadores, estudiantes y demás sectores populares que, confluyendo en un proyecto social clasista prefiguren la educación que todos necesitamos.
Profundizar la lucha revolucionaria por una educación de y para los trabajadores es la tarea de hoy. Para esto la unidad de los diferentes sectores en lucha es primordial.
¡Abajo la Ley General de Educación!
¡Arriba los que luchan!
Frente de Estudiantes Libertarios
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Quizás quien sólo lea el titulo de este artículo, creerá que quien escribe debe ser alguien que participó del recién pasado proceso eleccionario de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Concepción. En realidad el autor nada tiene que ver con organizaciones, partidos o tendencias que hayan participado de esas elecciones.
Aun así considero necesario que aquellos que no participamos del pasado proceso, conciente o inconscientemente, debemos evaluar las condiciones en las cuales logra acceder un segundo presidente de tendencia de derecha, y el primero militante de un partido de derecha (recordemos que el 2005 ejerció como presidente de dicha federación Héctor Muños, líder del movimiento Cristiano Águilas quien tiene una definida tendencia derechista, manifestada no solo en su accionar, si no que, además en su abierto apoyo presidencial a Joquin Lavín en las pasadas elecciones presidenciales), esta evaluación es necesaria en razón de apuntar ciertos criterios que hoy son obviados por la nueva militancia, y mal usados por la antigua militancia, política y social, de las organizaciones y tendencias de Izquierda dentro de la U, y principalmente de aquellas que se reivindican de Intención revolucionaria.
El ascenso de las luchas de las masas populares v/s el repliegue de la movilización universitaria
Coincidente con el ascenso de las movilizaciones populares las movilizaciones universitarias entraron en un duro y masivo repliegue. Debemos recordar que uno de los elementos que articulan este repliegue surge en el 2005 cuando la burocracia universitaria (CONFECH) acuerda con el gobierno ciertas modificaciones al sistema de préstamos y becas universitarias, situación que cerró, al menos al corto plazo, las luchas reivindicativas de carácter táctico, que habían permitido articular una abierta crítica al modelo económico y a su gendarme de turno: Alianza y Concertación. En segundo término será la lucha, masificada por los secundarios, contra la LOCE que intentará mantener cierta presencia de la movilización universitaria, cosa que muere al igual como murió dicha la movilización pingüina.
De esta manera nos encontramos el 2007 con luchas parcializadas que se dan en diferentes campus del país, siendo uno de ellos la Universidad de Concepción. En esta universidad la movilización logra, por una parte, aglutinar a los sectores organizados del estudiantado con las bases sociales más politizadas quienes logran con decisión y lucha poner los temas sobre la mesa, aunque su representación en el conjunto de los estudiantes es reducida. Por otro lado la Federación de Estudiantes junto a ciertos CAA que aunque poseen una importante representación de estudiantes, son las bases sociales menos politizadas, y por tanto más ausentes en las luchas por mejoras reivindicativas.
En el marco de división de los estudiantes, remarcado por una gran confusión en ambos bandos, el semestre se cierra con un desordenado repliegue, y sin conseguir las reivindicaciones planteadas (cosa nada nueva en comparación con los últimos procesos de lucha que ha vivido el estudiantado). El segundo semestre nada cambia, más bien se profundiza la crisis en ambos bandos y la dispersión cunde por la universidad, la cual lo único que genera es un inmovilismo generalizado (cosa nada extraña en la universidad, pues como es todo los años en los segundo semestre nunca se articulan acciones de masas).
Es así como mientras las avanzadas de clase luchan contra el costo de la vida, rearticulando incipientes pero fundamentales reivindicaciones; mientras los Mapuche continúan su larga lucha por la recuperación de su territorio y por la libertad de sus presos políticos, el cadáver de los «revolucionarios» estudiantiles deambula sin norte.
La derrota de las bases sociales
Nadie podría negar que durante los pasados años los sectores políticos y militantes de base más politizados, contribuimos a fortalecer y ampliar una bases social politizada, la cual fue actor principal de la movilización universitaria, y que además se encontró unida luchando contra la invasión imperialista a Irak, entre otras experiencias; bases sociales que aun en el corto periodo de estancia en la universidad, han logrado sobrepasar generaciones y ha ido, con sus avances y retrocesos, reconociéndose como existentes. Ahora bien todos sabemos en lo que están los compañeros más políticos, pero qué ocurre, ¿en qué están esas bases politizadas?
Si algo me motivó a realizar este pequeño balance del proceso eleccionario, y titularlo como derrota, es principalmente dirigido hacia lo que ha ocurrido con esas bases sociales, y también con el conjunto de las organizaciones políticas que durante años han convocado a esas bases sociales. El balance de la derrota surge no al calor del ascenso de un derechista a la federación, situación que tiene su lógica si entendemos que este nuevo presidente representa a los estudiantes menos movilizados y que canaliza sus posiciones mediante los canales formales de la participación «ciudadana» universitaria: las elecciones; representa a esos mismos estudiantes que han intentado en otros momentos desalojar a los que ocupan dependencias de la universidad, a los que llegan de los primeros a las reuniones con las autoridades universitarias para rechazar el uso de la violencia, y que un intento de re-disciplinar a los estudiantes, nos vienen hablando hace rato de respetar la autonomía e institucionalidad de nuestra casa de estudio, criticando la «politización» de la FEC y de la universidad. Ese es el discurso gremialista, que representa a un núcleo duro dentro de la universidad. Pero la preocupación no se dirige a ellos, sino más bien a saber el estado de las bases sociales con las cuales hemos combatido, y de la que uno viene.
El infantilismo del vota nulo
Descontando a todas las organizaciones y actores que no aparecieron en este proceso, ni diciendo ni si, ni no, creo ejemplificador utilizar el caso del llamado a votar nulo para reconocer en que está, al menos parte, de ese activo político.
Durante dos semanas a la par que se desarrollaba la propaganda de los candidatos a las elecciones, un grupo de los estudiantes politizados de la universidad, articularon, en forma de protesta, un llamado a anular el mentado proceso. Con un número de acciones particulares, dejaron claro en la universidad que habían estudiantes que no estaban de acuerdo con el proceso eleccionario, pues este proceso violaba los acuerdos establecidos por estatutos, los cuales determinaban que en el año 2007 se debía realizar un congreso de estudiantes; así también criticaban una federación burocrática que no representa a los estudiantes. Y continuando terminaba con un llamado a los «estudiantes a votar nulo, y recuperar una FEC para los estudiantes y no para los partidos políticos». Muy respetuosamente a los compañeros, por esa declaración, el conocimiento de sus acciones y los resultados de las elecciones, es que necesito hacerles ciertas preguntas.
Si la crítica estaba dirigida hacia una federación que se encontraba por fuera de la legitimidad que ella misma se ha impuesto mediante sus estatutos, ¿porqué su llamado fue a votar nulo y no un llamado a no votar?, pues se entiende que un llamado a votar nulo se hace como un voto de castigo a quienes ejercen la representación y no a una institución, pues ya el hecho, de llamar a votar, aunque sea nulo, justifica a la federación de estudiantes y a sus estatutos. En segundo lugar, dado la forma como se articulaba su declaración me pregunto a quienes iba dirigido su discurso; ¿a todos los estudiantes, a las bases sociales politizadas, al activo político?. Y por último, si ustedes han sido un aporte en la construcción de esta base social que mas arriba se comenta, que les proponen a esas base sociales?, aun más ¿porque ni siquiera las mencionan?.
Compañeros sin dejar de considerar la buena voluntad de sus acciones y la lógica de fondo de su activismo, no puedo callar mi mas rotundo desacuerdo y rechazo al proceso que encabezaron, no por considerarla correcta o incorrecta, sino por el grado de irresponsabilidad y desorientación que manifestaron, flaco favor le hicieron a años de trabajo, porque no sólo su política no vertió efectos, sino que porque le entregaron todo el mando a la derecha, no solo para ganar, que es lo menos importante- sino que para que se re-legitimara como un ente disciplinador de los estudiantes. Pero nunca es tarde, esas bases sociales aun existen, están ahí deseosas de seguir avanzando y de que se sumen muchas más, deseosas de convertirse en bases sociales revolucionarias, con claridad estratégica, pero para eso es necesario realizar una profunda autocrítica, individual y colectiva, y no sólo aquellos que desarrollaron la campaña del voto nulo, sino también aquellos que se dirigen a las masas estudiantiles y que hoy ni siquiera aparecieron. Si la soberbia no supera a la compresión espero que al leer esto, se considere la intención de mis palabras, y se entienda que avanzar hacia la transformación de la realidad necesita de la claridad y la responsabilidad de aquellos que creemos en ella.
A diferencias de muchos que esconden la cabeza como las avestruz tras las elecciones, ustedes no lo harán, ni lo necesitan, sino más bien levantar la cabeza y repensar el futuro, esta es tarea de los revolucionarios, lo otro dejémoselo a la política conciliadora de la juventud comunista, y al entreguismo de las juventudes concertacionistas y derechistas.
CON LA UNIDAD DE LOS QUE LUCHAN
VENCEREMOS
*El autor fue Secretario General de la FEC el año 2006, y militante del FeL Concepción
http://www.felchile.org