Nos hemos encontrado durante los días 07 y 08 de agosto, más de 120 delegados y delegadas de diversos procesos comunitarios pertenecientes a la Comisión de Interlocución del Sur de Bolívar, Centro y Sur del Cesar-CISBCSC. Somos comunidades campesinas, mineras, afrodescendientes y pescadoras; somos hombres y mujeres, jóvenes y víctimas de crímenes de Estado y […]
Nos hemos encontrado durante los días 07 y 08 de agosto, más de 120 delegados y delegadas de diversos procesos comunitarios pertenecientes a la Comisión de Interlocución del Sur de Bolívar, Centro y Sur del Cesar-CISBCSC. Somos comunidades campesinas, mineras, afrodescendientes y pescadoras; somos hombres y mujeres, jóvenes y víctimas de crímenes de Estado y del despojo, a quienes nos une la lucha por la defensa de la tierra y la permanencia en el territorio y la necesidad de que nuestros derechos sean plenamente reconocidos.
Decidimos hacer el Seminario de Tierra y Territorio en la Zona Humanitaria de la comunidad de Bellacruz, quienes valientemente decidieron retornar a las tierras que les fueron despojadas hace más de 19 años. Se ha desarrollado este seminario como una acción de identidad y solidaridad.
El seminario nos permitió fortalecernos en nuestro espíritu e identidad, avanzar en la unidad, consolidar una idea clara de las problemáticas que nos afectan y acordar un contundente plan de trabajo para hacerles frente.
Para ello, durante estos días hemos compartido esperanzas y experiencias de lucha; reflexionado sobre el despojo violento de nuestras tierras y territorios que se recrea con nuevas y sofisticadas formas legales, pero también violentas; analizado como las leyes aprobadas y en curso, los megaproyectos de infraestructura, mineros y energéticos que se implementan en la región constituyen constantes atropellos y amenazas a la vida y la integridad física de nuestros pobladores.
Reafirmamos que en las aguas que confluyen hacia el gran río Magdalena, nuestros ancestros recrearon la vida y la cultura, en la generosidad de ellas nos hemos alimentado de las tierras que fertiliza en sus inundaciones. En las ciénagas alimentadas por sus aguas, han crecido el jaguar, el bocachico, el ponche, entre muchos otros; haciendo parte de humedales únicos en el mundo e integrados a bosques secos tropicales en peligro de desaparecer, por la cínica destrucción de nuestros territorios amparada en el dogma de los negocios y el desarrollo.
Seguimos denunciando que la muerte del río, de sus ciénagas y sus afluentes, ha significado la desaparición paulatina de la pesca y la caza, que nos otorgaba una invaluable fuente de proteína, y que era la base alimentaria. Con el agotamiento de la pesca, con la muerte del río, con el despojo de nuestras tierras nuestros hijos crecen amenazados por la desnutrición.
En este Seminario encontramos que nuestros territorios son despojados y transformados en función de mega proyectos como la canalización del río Magdalena y la ruta del sol que marginan y desplazan a las comunidades en su recorrido. También, que en nuestros territorios está proyectada la utilización de 3’500.000 Has para proyectos extractivistas, mientras las comunidades contamos con 100.000 Has para alimentarnos.
Queremos construir gobiernos profundamente democráticos y que garanticen la vida digna, que posibiliten relaciones de cuidado con la naturaleza, queremos territorios para la salud y el bienestar, queremos territorios para recrear la alegría y la fraternidad. Somos comunidades que construimos la paz desde y para el territorio.
Hemos mandatado recuperar nuestras tierras con coraje y valentía. Hemos mandatado recuperar nuestros territorios para defender nuestra vida, para construir nuestros gobiernos de vida digna, para recrear nuestra cultura. Es nuestro mandato que la tierra debe ser para quien la trabaja.
Queremos profundizar nuestros lazos de unidad con nuestros hermanos y hermanas campesinas y campesinos, indígenas y afrocolombianos quienes vienen adelantando valientes procesos de liberación a la madre tierra, de construcción de territorios colectivos, de territorios pluriétnicos y multiculturales, de defensa de la economía campesina. También estamos caminando junto a quienes están trabajando en el reconocimiento por parte del Estado colombiano de los derechos del campesinado, en la construcción de territorios agroalimentarios, en la construcción de gobiernos propios que pasa por nuestra propia financiación, nuestra educación, nuestra salud, en nuestros propios proyectos de generación de riqueza para la comunidad y por la comunidad.
Invitamos a las colombianas y a los colombianos, invitamos todos aquellos que les conmueva la injusticia somete a nuestra región, invitamos a todos aquellos que sueñan con la justicia y la dignidad de nuestros pueblos, a los que insisten en recrear la vida y la dignidad. Los invitamos a acompañarnos en nuestras luchas por la liberación de la madre tierra, a compartir nuestras apuestas por construir gobiernos propios por la vida digna, a defender a nuestro río Magdalena porque es dador de vida y alegría, a seguir soñando que nuestro destino puede ser labrado por nuestras manos.