Cifras oficiales indican que cerca de un millón de cubanas no trabaja, algunas por dedicarse a cuidar niños y personas ancianas o ser parte de la población envejecida.
Mujeres de los municipios Cárdenas y Los Arabos, en Matanzas, Bayamo, en Granma; y La Sierpe, en Sancti Spíritus, entre otras provincias, encuentran una opción de trabajo gracias al proyecto ESPUmás, una alianza entre una organización femenina y una empresa estatal cubanas.
Aunque aún son pocas –cerca de un centenar– las beneficiadas por este proyecto, existen posibilidades de extender la iniciativa patrocinada por la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) y el Ministerio de Comercio Interior, que permite a las mujeres iniciar negocios privados de lavandería en todas las provincias.
Ante la necesidad de empleo expresada por unas 400 mujeres, ahora varias de ellas están vinculadas a dicha actividad laboral con el apoyo de la Empresa Industrial de Equipos y Servicios Asociados (Eiesa), que les arrienda los equipos necesarios.
Residente en Cárdenas, Sidelsinay Sánchez, de 18 años de edad, inició su vida laboral con el proyecto. Nélsida Ocaña se sumó en el consejo popular Brasil, del municipio Esmeralda, en Camagüey. En La Habana, en el poblado costero de Santa Fe, Daniuska Mercader, de 36 años, ya proyecta incluir la entrega de ropa lavada a domicilio.
Génesis
Todo comenzó luego del X Congreso de la FMC, en 2019, a partir de planteamientos sobre la necesidad de empleo y de servicios en espacios rurales o apartados.
Anielka Fernández, del secretariado nacional de la organización femenina, que atiende la esfera de promoción de la mujer y atención a las familias, explica que la empresa Eiesa se acercó a la organización, como el mecanismo nacional para el adelanto de la mujer en Cuba, con una iniciativa que responde a acuerdos del congreso.
Entonces, de conjunto, estudiaron costos, acordaron términos, deberes y derechos de las partes: la empresa arrienda las lavadoras a mujeres seleccionadas por la FMC, que muestren interés, tengan limitaciones para emplearse fuera de sus viviendas y posean condiciones para garantizar la seguridad de una o varias lavadoras.
Según Fernández, se aprecia una posibilidad de desarrollar este emprendimiento en comunidades con cuidadoras a cargo de niños pequeños o personas ancianas o enfermas. Además, en varios lugares no existía ese tipo de servicio, agrega.
“Pienso que con este trabajo mejore mi economía”, dijo en marzo pasado Bladileynis Claro, madre soltera de tres hijos, al iniciarse el proyecto ESPUmás en La Sierpe, Sancti Spíritus, donde abrió el primer complejo de lavandería que dio empleo a cinco mujeres en un local también arrendado.
El Plan de Acción del Programa para el Adelanto de las Mujeres (PAM), aprobado en 2021, incluye evaluar las necesidades y posibilidades de empleo en los territorios y sectores de la economía, con el fin de trabajar con el potencial de mujeres sin vínculo laboral, con énfasis en las jóvenes.
A su vez, se propone desarrollar alternativas para ampliar los servicios que se prestan a las familias, tanto en el cuidado como de apoyo al trabajo doméstico.
Ingresos y autoestima
El arrendamiento de las lavadoras es solo uno de los deberes de la Eiesa. Además, la empresa vende trimestralmente a las personas vinculadas a ESPUmás 60 litros de detergente con un descuento. Según las beneficiadas, el producto hace bastante espuma, limpia bien y tiene olor suave y agradable.
Por su parte, la trabajadora por cuenta propia responde por el cuidado del equipo y no puede tener deudas en la Oficina Nacional de la Administración Tributaria (ONAT).
El tema de los precios al público lo gestiona cada arrendataria. Unas cobran 100 pesos por cada cinco kilogramos de ropa, mientras que el costo de piezas como edredones se negocia con los clientes; otras, hacen un cálculo por la cantidad de prendas.
La iniciativa responde a la carencia de ese servicio debido al cierre de las lavanderías tradicionales por falta de piezas para equipos deteriorados, así como por la escasez de recursos. Hoy el servicio se adapta a las características del lugar donde funciona.
En unas cooperativas las trabajadoras por cuenta propia agregaron el servicio de reparaciones de las prendas; algunas brindan servicio de planchado, recogida y entrega a domicilio, y en no pocos casos se mantuvieron activas durante el tiempo de la pandemia de covid-19 brindando servicios a centros de aislamiento.
Otras emprendedoras no se quedan solo con sus vecinos como clientes, sino que se acercan a diferentes entidades y firman contratos para el lavado de mantelería y otras prendas.
Según Fernández, algunos consideran que la iniciativa reproduce los roles tradicionalmente asignados a la mujer, pero aclara que “ellas estaban en sus casas, en las tareas domésticas, sin remuneración, y ahora tienen sus ingresos que las empoderan económicamente”.
Delbris Utria, del municipio Arroyo Naranjo, también de La Habana, declaró a la prensa que esta iniciativa llegó a su vida “cuando más la necesitaba. Los ingresos han aumentado y nuestra economía va mejor”.
La aceptación de la clientela es otro tanto a favor. “No tengo lavadora y conseguir detergente en estos tiempos es complicado. ESPUmás me soluciona dos problemas y estoy dispuesta a pagar por ello”, comentó Onelia Serrano, trabajadora de educación.
Fuente: https://www.ipscuba.net/sociedad/proyecto-nacional-cubano-propicia-creacion-de-empleo-femenino/