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¿Qué es WikiLeaks?

Fuentes: Rebelión

» Pero el caso Assange, ¿se debe considerar o no como prototipo de persecución y por lo tanto afecto a obtener refugio? Su ‘delito’ es revelar secretos diplomáticos y militares -una forma de ejercer el poder-, que no convenían a ese poder. Pero su persecución forma parte de la dialéctica del poder, que se quiere […]

» Pero el caso Assange, ¿se debe considerar o no como prototipo de persecución y por lo tanto afecto a obtener refugio? Su ‘delito’ es revelar secretos diplomáticos y militares -una forma de ejercer el poder-, que no convenían a ese poder. Pero su persecución forma parte de la dialéctica del poder, que se quiere omnímodo e impune, no acorde al respeto de los derechos humanos. Es perseguido por Estados Unidos por ejercitar el derecho de dar información, por desvelar cosas turbias de los diferentes poderes y poner en peligro esa forma turbia de ejercer el poder y la complicidad de muchos de los poderes que se reparten en este mundo» (Santiago González Vallejo)
«[WikiLeaks] Es un tesoro para la humanidad; es universal y permanente y ofrece un marco de investigación global para periodistas en todo el mundo» (Julian Assange)
«Al igual que Edward Snowden y Chelsea Manning, Julian Assange forma parte de un nuevo grupo de disidentes políticos que luchan por un modo distinto de emancipación y son actualmente rastreados, perseguidos y hostigados no por regímenes autoritarios, sino por Estados que pretenden ser «democracias ejemplares» (Ignacio Ramonet)

Desde diciembre de 2006, fecha de su lanzamiento oficial, venimos hablando de WikiLeaks (por Leaks, goteo, fuga, filtración, en inglés), que es definida por la Wikipedia como una organización mediática internacional, sin ánimo de lucro, que publica a través de su sitio web informes anónimos y documentos filtrados con contenido sensible en materia de interés público, político, económico y social, preservando el anonimato de sus fuentes. Todo ello está muy bien, pero…¿Qué es en realidad WikiLeaks? ¿Cuál es el auténtico alcance de dicho fenómeno mediático? ¿Hasta qué punto es un claro síntoma y un fiel reflejo de nuestras oscuras sociedades? La organización de WikiLeaks se ofrece a recibir y a publicar todo tipo de filtraciones que desvelen comportamientos desconocidos públicamente, considerados no éticos ni ortodoxos por parte de los Gobiernos u organismos implicados, con especial énfasis en los países que se considera poseen regímenes totalitarios, pero también en relación con empresas o Instituciones de todo tipo que también encuadren en dicho perfil.

Hasta la fecha, las actuaciones más destacadas de WikiLeaks se han centrado en las opacas actividades de la política exterior de los Estados Unidos, especialmente en relación con las guerras de Afganistán e Irak. Pero a pesar de su nombre, WikiLeaks no es un sitio Wiki habitual, ya que realmente los lectores que no tienen los permisos adecuados no pueden cambiar su contenido. WikiLeaks utiliza por tanto una versión modificada del software MediaWiki original, y para proteger el anonimato de sus informantes, utiliza diversos protocolos tecnológicos para la protección de la información. Se han publicado vídeos, diarios de guerra, registros administrativos, documentos del Departamento de Estado, archivos protegidos, todo lo cual ha puesto de manifiesto ante la opinión pública internacional la tremenda opacidad de las actividades gubernamentales de las agencias y departamentos norteamericanos, así como las barbaridades y oscuras prácticas que se llevan a cabo desde el paraguas de la oficialidad. WikiLeaks ha sacado a la luz la verdadera esencia del carácter despótico del Gobierno estadounidense, poniéndolo en evidencia ante el conjunto de la comunidad internacional, por lo cual ha sufrido censura gubernamental, cancelación de servicios, ataques cibernéticos, reproches mediáticos, amenazas directas, y persecución de sus asesores y redactores. La expresión culminante de todo este hostigamiento fue la orden de detención contra Julian Assange, fundador y director de la organización, en diciembre de 2010, lo cual le llevó a tener que refugiarse en la Embajada de Ecuador en Londres, ya que el citado país latinoamericano fue el único que valientemente le ofreció a Assange dicho respaldo.

Recientemente, WikiLeaks ha publicado datos e informaciones sobre las intervenciones en los conflictos de diversos países africanos (en realidad conflictos que enmascaran las verdaderas intenciones de países occidentales para hacerse con sus recursos naturales), documentación considerada secreta de las negociaciones para el futuro TTIP (Tratado Transpacífico de Comercio e Inversiones) entre Estados Unidos y la Unión Europea, o diversa documentación sobre cables del Gobierno de Arabia Saudí con sus embajadas en terceros países. También hemos conocido a través de WikiLeaks el uso de mensajes de correo electrónico desde un servidor privado mientras Hillary Clinton era Secretaria de Estado, las filtraciones sobre el espionaje de dispositivos móviles de diversos dirigentes mundiales por parte de la NSA, o documentos secretos sobre el tratado TISA de libre comercio. También existe un Blog en español dedicado a la traducción de diversos cables aparecidos en las filtraciones originales, con la colaboración de diversos medios españoles alternativos. En resumen, WikiLeaks es una herramienta de divulgación que desnuda por completo las prácticas aberrantes y corruptas de la política exterior, las perversidades de algunos líderes mundiales, sacando a la luz pública sus mecanismos y sus fuentes, dejando en evidencia sus debilidades y obsesiones, poniendo al descubierto sus más íntimos secretos y conversaciones, y facilitando al conjunto de la ciudadanía la comprensión de las circunstancias bajo las que se desarrolla la parte más oscura y opaca de las relaciones internacionales.

Si tuviéramos que resumir en las menos palabras posibles el carácter de los redactores de WikiLeaks, podríamos decir, en propia expresión de Assange, que son «activistas por la transparencia». Porque de gobiernos transparentes, podrán surgir gobiernos justos. El «modus operandi» es, por ello, hacer pública la información oculta, de forma que la ciudadanía pueda incidir, a partir del conocimiento de dicha información, para la consecución de instituciones más comprometidas con la verdad. Pero el cinismo de nuestros Gobiernos se muestra a su nivel más descarnado, cuando en vez de atacar la posible criminalidad de nuestros gobernantes e instituciones, se intenta atacar y perseguir a la propia fuente de la filtración. Hace pocas semanas acaba de ocurrir un perfecto ejemplo de ello, con las filtraciones de las conspiraciones secretas que maquinaba nuestro deplorable Ministro del Interior en funciones, Jorge Fernández Díaz, con el Director de la Oficina Catalana Antifraude, Daniel de Alfonso, ya destituido. Y la reacción ha sido la misma: hacerse la víctima, y atacar a los posibles filtradores de la información. WikiLeaks ha puesto el dedo en la llaga, estableciendo un fantástico precedente para que la actitud de diversos medios de comunicación cambie con respecto a la actitud servil hacia el poder dominante que normalmente poseen. Esta es la auténtica revolución que Julian Assange y sus colaboradores han servido a nuestra sociedad. Poner patas arriba toda la ponzoña de instituciones y líderes políticos, mediáticos y empresariales exige mucha valentía en nuestro mundo de secretos y de horrores. Un mundo gobernado despóticamente por organizaciones internacionales al servicio de los grandes poderes económicos, que son los que gobiernan en la sombra, sin que nadie los vote ni se presenten a ningunas elecciones.

En WikiLeaks están convencidos de que las verdaderas democracias, así como sus dirigentes políticos, no deben ocultar nada. Y esta convicción les está costando tener que pagar un precio muy elevado. El bloqueo y la persecución de WikiLeaks no se realiza únicamente a nivel político y judicial, sino que también económico, ya que empresas como Visa, MasterCard, Paypal, Western Union, Diner’s Club, Discover, American Express o Bank of America, llevan practicando un bloqueo bancario y de medios de pago hacia WikiLeaks durante los últimos años. El Grupo de Trabajo sobre la Detención Arbitraria de Naciones Unidas concluyó en febrero pasado que Assange se encuentra detenido de forma ilegal, y conminó a las diversas Administraciones implicadas a que pusieran fin a esta anómala situación, pero los Gobiernos implicados (Reino Unido, Estados Unidos y Suecia) han hecho caso omiso de dichas recomendaciones. Y mientras tanto, los posibles marcos normativos se ensanchan y protegen a las instituciones y a los gobiernos corruptos, buen ejemplo de ello es la reciente Ley de Secretos Comerciales que ha aprobado el Parlamento Europeo, y cuyo texto se incorporará también al TTIP que se negocia actualmente entre la Comisión Europea y la Administración norteamericana. Dicho texto legal está pensado para ir contra el periodismo de secretos, impidiendo las filtraciones e instalando una mayor cobertura legal para poder atacar a los informantes y a los divulgadores.

Por eso, hoy día WikiLeaks ha de verse como una inmensa biblioteca, muy difícil de atacar y vulnerar, que expone un «registro compulsado» (en expresión de Assange) de los oscuros comportamientos de las grandes instituciones contemporáneas, así como las complicidades del poder y las clases dominantes para la consecución de sus objetivos. Eso es exactamente WikiLeaks: un estupendo escaparate que enseña las vergüenzas de nuestras sociedades «democráticas». Y así, WikiLeaks, como recurso documental, va más allá de cualquier Estado, organismo o institución, no está circunscrito a ninguna cultura, es auténticamente internacional, y desde ese punto de vista, es menos vulnerable a la presión de determinados contextos políticos, económicos, mediáticos o diplomáticos. WikiLeaks, como nos asegura su fundador en esta reciente entrevista, ha ganado todas las demandas a las que se ha enfrentado durante los últimos 10 años. Y ello porque, al igual que el propio Internet, se adscribe al marco normativo internacional sobre los derechos humanos, que garantizan la libertad de expresión sin fronteras, sin restricciones nacionales ni culturales. Y es precisamente esa característica, esa propia configuración, la que dota a WikiLeaks de una estructura muy difícil de presionar. No pasa lo mismo con otras organizaciones o consorcios periodísticos, como ICIJ (Papeles de Panamá) o The Intercept, que están financiados por think tanks del propio gobierno USA, o por Fundaciones de terceros multimillonarios, y sufren enormes presiones en este sentido.
Por ello, WikiLeaks es cada vez más atacado, pero también más defendido. Sin aceptar ayudas públicas ni publicidad, únicamente financiado mediante donaciones de particulares, internautas anónimos, un buen número de personalidades y de instancias públicas y privadas han reconocido y valorado la utilidad de esta herramienta de difusión, de este instrumento fundamental para la democracia, la libertad y los derechos humanos. Porque el derecho a la información es un derecho humano en toda regla, un derecho humano que llevan violando prácticamente todos los países del mundo de forma sistemática, desde hace siglos. Medios como The Economist u ONG’s como Amnistía Internacional han reconocido y valorado su aportación en este sentido, y por tanto, todos los amantes de un nuevo mundo posible, justo y necesario, hemos de estar al lado de Julian Assange y de WikiLeaks, y empujando para llevar a cabo todas las acciones necesarias para que en un futuro no muy lejano ya no hicieran falta más WikiLeaks, porque hubiéramos alcanzado una sociedad completa y totalmente democrática y transparente, una comunidad internacional absolutamente respetuosa con la libertad de prensa y de información, y una gobernanza a escala mundial absolutamente democrática y garantista de todos los derechos humanos. Todo ello pasa, en primer lugar, por la puesta en libertad de su fundador, Julian Assange.

(http://rafaelsilva.over-blog.es)

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.