La cumbre estuvo, desde un principio, destinada al fracaso. Nadie lo ignoraba. La circunstancia que al encuentro no asistiría Rusia fue, desde ya, una inequívoca señal; del mismo modo, la ausencia de China. Y, por supuesto, el hecho que el propio presidente Joe Biden no asistiría sino lo haría la vicepresidenta Kamala Harris, daba a entender el poco interés que USA asignaba al evento.
PRESENTACIÓN
No deja de ser atractivo intentar dilucidar las razones por las que nuestro presidente decidió participar en la Cumbre de Paz para Ucrania. Lo confieso muy sinceramente: no lo sé. Es más: no acierto a comprender qué secretos designios lo llevaron a hacerse parte de ese encuentro cuyo resultado, desde ya, se conocía. ¿Quién le aconsejó que lo hiciera? ¿Quién le impulsó a cometer tamaña insensatez? ¿Alguno de sus consejeros? ¿O, tal vez, su incansable deseo de figurar, que le impulsa a menudo a hablar sin tomar previamente el peso a las palabras que va a pronunciar o a actuar sin medir las consecuencias de su proceder?
Y es que existen ciertos hechos originados antes de su visita que el mandatario debía conocer y hacerlo razonar. Además, otros que se generaron después, cuya ocurrencia era previsible. Intentemos conocerlos.
LOS HECHOS PREVIOS
El primero y más importante dice relación con la naturaleza misma de ese encuentro, que se llamó ‘Cumbre de Paz para Ucrania’ (‘Summit on peace in Ukraine’), a realizarse en la ciudad de Lucerna, Suiza, del 13 al 16 de junio, convocada por la presidenta de esa nación, Viola Amherd.
1. Participación de los Estados en conflicto
Se trataba, por tanto, de un encuentro destinado a proponer fórmulas para el término del conflicto entre Ucrania y Rusia al que no asistiría el representante de una de las fuerzas beligerantes que era el presidente de esta última, Vladimir Putin. Al no participar una de las partes en conflicto, el encuentro carecía, en consecuencia, del carácter de una convención. En la doctrina jurídica es requisito esencial de un acuerdo la presencia de las partes convinientes. Si suponemos que, de todas maneras, se necesitaba aunar voluntades y lograr un acuerdo entre los asistentes, éste no sería sino un compromiso de todos éstos en cuanto a adoptar una posición más decisiva frente al conflicto. En otras palabras, un respaldo implícito a la gestión del ex presidente de Ucrania Volodymir Zelenski, presente en el encuentro, y, consecuencialmente, el apoyo de los participantes a la lucha que libra su gobierno contra las fuerzas rusas.
Esto debió saberlo el presidente Boric desde un comienzo. No podemos presumir lo contrario. La ingenuidad jamás debe ser atributo de quien ejerce como profesión la política; menos, la ignorancia.
2. Encuentro para proseguir con la guerra
Sin embargo, un acuerdo de esa naturaleza, practicado por un grupo de representantes de países del orbe, implicaba un hecho aún más grave: obligaba a los presentes a adoptar una posición beligerante en contra de otra nación (Rusia), es decir, entregar un decisivo apoyo a la guerra que libra el gobierno ucraniano en contra del ejército ruso, y un compromiso decidido a involucrarse en la misma. El nombre de la convocatoria, por consiguiente, no era el más apropiado. Es más, se trataba de actuar en sentido contrario a esa finalidad: no era una cita para abogar por la paz en Ucrania; o, como su nombre lo indicaba, una ‘Cumbre por la paz para Ucrania’ sino un encuentro para impulsar la continuidad de la guerra.
3. En Ucrania la democracia está suspendida
Si consideramos que el presidente Boric es un demócrata convencido, debemos deducir, por lo mismo, que su posición en esa Cumbre (Summit) era reafirmar su voluntad de defender la democracia contra cualquier intento de demolerla. Pero… ¿se puede defender una democracia en donde el derecho a elegir quien representa los intereses de la nación ha sido suspendido? No hay que olvidar que Volodymir Zelenski terminó hace varios meses su mandato y no ha hecho intento alguno por llamar a elecciones o poner su cargo a disposición de la comunidad nacional; por el contrario, toma con absoluta normalidad el mando de la nación y de sus fuerzas armadas y contrae compromisos con sus aliados para la compra de maquinaria bélica y pertrechos. De acuerdo a la constitución ucraniana, Zelenski debió llamar a elecciones el 31 de marzo del presente año, hecho que no sucedió. Por el contrario: el Parlamento dictó una Ley Marcial que permite, a quien ejerce el mando de la nación, gobernar con Estado de Sitio y suspender toda elección por lo que no se ve posibilidad alguna de un pronto retorno a la democracia. Una ley dictada hace poco —unos dos meses— redujo la edad para ser reclutado a 25 años y aumentó las sanciones para quienes evadan esa obligación. El Servicio Estatal de Guardia de Fronteras de Ucrania, citado por el periódico UNIAN de esa nación, denuncia que el número diario de evasores al reclutamiento forzoso supera las cien personas y que “[…] esta cifra incluye tanto a quienes intentan pasar por los pasos fronterizos como a los que tratan huir a través de tramos no equipados de la frontera”.
A la mayoría de los hombres cuya edad fluctúa entre 18 y 60 años les está vedado salir de esa nación.
“A principios de este mes (junio), al menos 45 ucranianos murieron cuando trataban de huir del país”.
Por ende, tampoco debe extrañar, entonces, que los analistas Juan Antonio Aguilar y Fernando Moregón, en España, se formulen interrogantes, respecto de la firma que el presidente de Francia Emmanuel Macron procedió a estampar en el documento final.
4. Una explicación poco satisfactoria
Según algunos analistas, el presidente Gabriel Boric fue a Europa —y en consecuencia, a la cita en Lucerna— con la intención de “[…] comunicar internacionalmente la política de autonomía estratégica de nuestro país, entendida como la capacidad para tomar decisiones y establecer prioridades de manera independiente, sin injerencias externas”.
Bueno, probablemente así fue. O así debió haber sido. Pero, ¿se necesitaba, verdaderamente, ir hasta ese lugar para cumplir semejante cometido? No obstante, comulguemos, una vez más, con ruedas de carreta. Y pensemos, como otro analista, que la fortuna va a regalar a nuestro presidente cuando su mandato expire: “Me parece como un hecho de la causa que va a ser un político relevante y que las posibilidades de que vuelva a ser, al menos candidato, son muy altas”.
Pero todo esto no nos dice a qué fue Boric a esa cumbre. Por el contrario: la incógnita persiste.
5. Un poco de historia
Boric es un hombre que ha devorado muchos libros. Por lo menos así se dice. No debe ignorar la historia de Ucrania. No debe ignorar, en consecuencia, que la Rus de Kiev, fue fundada en 1240, por el vikingo Oleg de Novgorod y que, en 1917, se transformó, ocasionalmente, en la capital de Rusia; que en la batalla de Poltava (08 de julio de 1709), ciudad cercana a Kiev, el zar Pedro el Grande, defendiendo a la Rusia imperial, derrotó al ejército del rey Carlos XII de Suecia. Que en la zona del Donbass, desde donde saltaron a la historia los llamados ‘cosacos del Don’, vivían personas ligadas a la Rusia tradicional que luego de la separación de Ucrania quisieron seguir practicando la lengua y las costumbres rusas y que, al no permitírseles hacerlo, solicitaron ayuda a la Rusia de Putin, materia a la que se refieren algunos libros y en forma directa el arquitecto Miguel Lawner en su carta al presidente.
Lawner, que recuerda al golpe de Estado perpetrado en contra del presidente Viktor Yanúkovick hace algunos años, agrega sugerentemente al respecto, lo siguiente: “Victoria Nuland, entonces subsecretaria de Estado para Asuntos Europeos y Euroasiáticos y ahora número tres del Departamento de Estado de Estados Unidos, desfiló personalmente por la plaza de la Independencia de Kiev, que lleva el nombre de Maidán, para animar las protestas contra el presidente Yanukóvich. Se jactó públicamente de que Estados Unidos había invertido cinco mil millones de dólares en el cambio de régimen en Ucrania”.
Lo más grave de todo, sin embargo, es que las revelaciones acerca del origen del conflicto, entregadas en un comienzo por Rusia, fueron desestimadas como falsas en Occidente hasta que el sábado 15 recién pasado The New York Times hizo público el proyecto de acuerdo de paz que Rusia y Ucrania debatieron y no alcanzaron a firmar durante 2022, en Estambul.
Y es que cuando el conflicto entre Ucrania y Rusia parecía ya casi resuelto y quedaba solamente discutir la eventual neutralidad del país caucásico, sorpresivamente viajó a hablar con Zelenski el primer ministro de Inglaterra de ese entonces, Boris Johnson, para manifestar su oposición al referido acuerdo prometiendo a Ucrania toda la ayuda de USA y Europa si rechazaba los términos del convenio. Hasta ese momento no se creía que Rusia pudiese invadir Ucrania.
“David Arajámia, negociador ucraniano, ha reconocido que la negativa de Kiev a admitir un estatus de neutralidad para Ucrania, así como la presión de Boris Johnson, llevaron a Ucrania a retirarse de las negociaciones de paz con Rusia en 2022”.
PRINCIPIOS ATROPELLADOS CON LA FIRMA DEL ACUERDO
1. El principio de la no intromisión de un Estado en los asuntos internos de otro
Como ya lo hemos señalado, Boric es un individuo que estudió derecho. Por consiguiente, no ignora los principios elementales del derecho internacional y en especial, la conducta que se exige a cada Estado de no inmiscuirse en los problema internos de otro, principio que es casi como decirle a los políticos que no hablen más de la cuenta, que no critiquen la conducta de otros gobiernos porque eso complica las relaciones internacionales y es un obstáculo para posteriormente obtener la cooperación en determinados asuntos. Así le sucede a Chile con Venezuela para el caso del asesinato del oficial de esa nación Ronald Ojeda, conducta que no parece observar el presidente Boric quien, cada vez que puede, incurre en esa falta, haciendo que analistas conservadores como Daniel Mansuy no vacilen en aseverar que “[…] padece incontinencia verbal”.
2. El principio de la autodeterminación de los pueblos
El segundo de esos principios es el que reconoce la plena autonomía que tiene cada Estado para actuar de acuerdo a sus intereses y que desde otro ángulo se le conoce como principio de la independencia soberana. Desde este punto de vista los conflictos que puedan tener los países entre si son problema de ellos y nadie puede interferir en ese conflicto, salvo que sea llamado por ambas partes para poner fin al diferendo.
3. Qué tiene Chile que ver con el conflicto
Uno de los puntos más interesantes dice relación con el interés que puede tener Chile en el conflicto. Y la pregunta obvia es qué interés lo guía. Un país, como el nuestro situado a la distancia que nos encontramos de Ucrania, realmente parece un absurdo. No tenemos, siquiera, vínculos comerciales que nos hagan suponer un perjuicio económico considerable si no lo hacemos. Pero no es así. Según la prensa, el presidente fijó como explicación la siguiente: «Estimados Jefes de Estado, ¿Por qué un país tan alejado de esta guerra como Chile participa en esta cumbre? No es porque no nos guste Putin, que a mí personalmente no me gusta, o porque tengamos simpatía por el señor Zelenski. No es porque apoyemos la ampliación de la OTAN hacia el este o porque seamos parte de una u otra pieza del rompecabezas geopolítico. Es porque nosotros, como pequeño país del sur del mundo, con nuestros 20 millones de habitantes, somos conscientes de que sólo el respeto del derecho internacional y de los derechos humanos puede garantizar la paz».
Pero, ¿bastaba solamente con decir esas palabras para explicar el flagrante atropello al principio de la no injerencia en los asuntos internos de otro u otros Estados que comenzaba a hacerse presente, como una peste, en la actitud del primer mandatario chileno?
LOS HECHOS POSTERIORES
1.1. El fracaso de la Cumbre
La cumbre estuvo, desde un principio, destinada al fracaso. Nadie lo ignoraba. La circunstancia que al encuentro no asistiría Rusia fue, desde ya, una inequívoca señal; del mismo modo, la ausencia de China. Y, por supuesto, el hecho que el propio presidente Joe Biden no asistiría sino lo haría la vicepresidenta Kamala Harris, daba a entender el poco interés que USA asignaba al evento.
No existe una cifra exacta acerca del número de países invitados y de los asistentes; tampoco del nombre pues, hay medios que la denominan ‘Cumbre para la Paz Global en Suiza’ y otros como nosotros lo hemos hecho. Un medio señala que el acto reunió a “[…] más de 90 delegaciones internacionales entre Jefes de Estado y Jefes de Gobierno”.
Otro medio indica que fueron 160 los países invitados, de los cuales la mitad declinó la invitación por lo que se invitó a otros participantes, lo que permitió contar con un total de 92 representantes gubernamentales (no todos jefes de Estado) y ocho organismos internacionales (la ONU no fue invitada). Según lo expresa un analista, “La de Suiza es la cuarta iniciativa que impulsa Zelensky en orden a imponer su propia iniciativa de paz, la que sabe será despreciada por la parte Rusa que le lleva un 20% del territorio tomado irreversiblemente y sigue dominando el teatro de operaciones”.
2. Firma de la declaración
Al final del encuentro nuestro presidente firmó una declaración que fue rechazada por la representación de 12 países, a saber, Arabia Saudita, Tailandia, India, México, Sudáfrica, Brasil y los EAU, así como Armenia y Eslovaquia. Colombia se negó a asistir. Las palabras del presidente Gustavo Petro señalaron que la conferencia no era sino «[…] básicamente un alinderamiento al lado de la guerra […] no está de acuerdo con eso […]» «He decidido suspender mi visita y la invitación a la conferencia en Suiza porque América Latina no quiere más guerra, lo que quiere es la construcción de la paz lo más pronto posible».
3. El actual jefe de la OTAN se va
Si se trataba, a la manera de Milei, de apoyar el pertinaz empeño del jefe de la OTAN, Jens Stoltenberg, de entrar en un conflicto militar con Rusia e involucrar a todo el mundo era necesario recordar dos cosas esenciales: el mandato de ese jefe militar está próximo a expirar: el 1 de octubre del presente año debe hacer abandono de su cargo y el futuro de esa organización como de quienes van a determinar el curso de los acontecimientos en Europa es incierto. Las elecciones de la Unión Europea han dejado sin poder a Olaf Scholz en Alemania y a Emmnanuel Macron en Francia, que son los líderes de los países soportes de la Unión Europea. Lo que vaya a suceder en algunos meses más es algo que nadie puede prever. Menos aún, con una campaña presidencial ad portas tan importante como lo es la norteamericana.
Es un tiempo bueno para meditar y no para resolver asuntos que pueden tomar un giro por entero diferente.
4. Retiro intempestivo de tres países claves
Y es tan cierto lo afirmado más arriba que, antes del término de la Cumbre, los representantes de tres de los más grandes Estados allí presentes se retiraron sin dar explicaciones al resto de los asistentes: Kamala Harris, de Estados Unidos; Olaf Scholz, de Alemania, y Fumio Kishida, de Japón. El porqué, aún no se sabe. No debe sorprender. Tampoco conocemos las razones que llevaron a nuestro presidente a participar en tan desgraciado evento. Aunque podemos suponer que no son ajenas a reafirmar la condición de vasallo de la gran potencia del norte que mantiene el Estado chileno desde hace ya muchos años.
Fuentes:
Redacción: “Ucrania revela cuántos hombres intentan huir cada día del país para no ser reclutados”, RT, 23 junio 2024.
Redacción: Id. (1).
Véase “’Zelensky ya no es nadie’; ¿qué hace Macron firmando un acuerdo con Ucrania?”, video disponible en INTERNET (Youtube), publicado por ‘Negocios’, junio de 2024.
Ramis, Álvaro: “Un balance de la gira presidencial a Europa”, ‘The Clinic’, 15 de junio de 2024.
Morel, Agustín: “Daniel Mansuy y el presidente Boric: ‘Va a ser un personaje político relevante y las posibilidades de que vuelva a ser candidato son muy altas’”, ‘The Clinic’, 16 de junio de 2024.
Recomendamos de Rafael Poch de Feliú su obrita ‘La invasión de Ucrania’, bastante esclarecedora de los antecedentes históricos de lo sucedido.
Lawner, Miguel: “Boric y Ucrania: su política exterior está profundamente errada”, ‘El Ciudadano’, 17 de junio de 2024
Redacción: “NYT filtra el proyecto de acuerdo de paz entre Rusia y Ucrania debatido en 2022”, RT, 15 de junio de 2024.
Sánchez, Jaime: “Mansuy, Daniel: ‘Boric no le da espacio a Van Klaveren, porque parece de incontinencia verbal’”, ‘El Líbero’, 20 de junio de 2024.
Redacción: “Boric en la Cumbre para la Paz Global en Suiza. ¿Por qué un país tan alejado de esta guerra como Chile participa en esta cumbre?”, El Clarín’, 16 de junio de 2024.
Paillal, Bárbara: “Con condena a Rusia y mención al conflicto en Gaza: Presidente Boric interviene en la ‘Cumbre sobre la paz en Ucrania’”, RUCH, 15 de junio de 2024.
Candia, Ricardo: “Gabriel Boric: entre la ternura y la cosa ninguna”, ‘El Clarin, 19 de junio de 2024.
Redacción: “Termina la cumbre sobre Ucrania, que no sirvió para nada”, RT, 16 de junio de 2024.
A pesar de ello, ya ha sido nombrada la persona que lo va a reemplazar. Se trata del holandés Mark Rotte, quien ha iniciado una serie de conversaciones con los jefes de Estado europeos a fin de apaciguar los ánimos.
El encuentro no era relevante para Joe Biden, presidente de los Estados Unidos quien prefirió prepararse para la cita del G7, en unos días más.
Santiago, junio de 2024