Los empresarios y sus políticos descargan furibundamente los costos de la crisis capitalista sobre la clase trabajadora. Según estudios oficiales la cifra de cesantes se eleva a 670 mil, pero hay quienes critican la metodología de esos estudios y plantean que la cifra real de cesantía llegaría a 1 millón 200 mil personas. A los […]
Los empresarios y sus políticos descargan furibundamente los costos de la crisis capitalista sobre la clase trabajadora. Según estudios oficiales la cifra de cesantes se eleva a 670 mil, pero hay quienes critican la metodología de esos estudios y plantean que la cifra real de cesantía llegaría a 1 millón 200 mil personas.
A los profesores les adeudan el bono SAE. Los alcaldes y el gobierno se «arrojan el balón» mutuamente, para no hacerse cargo. Esto ha dado origen al paro de los profesores, que marcharon en diversos puntos del país el lunes y el martes.
Además de esta lucha de trabajadores, acaba de concluir la huelga de los mineros de Lomas Bayas, ante la cual la patronal desplegó métodos «de choque», incomunicando a los trabajadores que acampaban en la ruta que conducía a la mina, por medio de la manipulación de una antena. De todos modos, los compañeros consiguieron que la empresa les otorgara un bono anual, y no mensual -que era su pretensión para manipular mes a mes el monto-, aunque el aumento salarial fue menor: un 4%.
Los mineros de Chuquicamata, asociados al Sindicato Minero, durante el sábado y la madrugada del martes, han cerrado los accesos al mineral, rechazando el despido de 50 compañeros y la pronta externalización de 650 trabajadores. Esta lucha es la más importante que en estos momentos realiza la clase trabajadora, porque responde directamente al principal ataque que lleva adelante la patronal contra los trabajadores. Es necesario decir: ¡Sigamos el ejemplo de los mineros de Chuquicamata!
Otros sectores oprimidos, padecen también los ataques patronales, como los deudores habitacionales -con los remates de viviendas-, y los estudiantes -con la LGE y las alzas de los aranceles en las universidades. Hasta ahora han habido algunas manifestaciones aisladas y reducidas de estos sectores. ¡Es necesario agruparse tras la clase trabajadora, para luchar unitariamente por que la crisis la paguen los patrones!
Al no haber un paro nacional efectivo el 16 de abril, producto de que los temores y la confianza en Bachelet, no fueron contrarrestados por los dirigentes oficiales de la CUT (PS, PC) con una preparación efectiva y desde las bases del paro, debido a su política de «dialogo social estéril», que permitió la presencia del PS Andrade en la marcha del 16, y que ahora se ha expresado en el «pacto social» entre la CUT, la CPC, la Conapyme y el gobierno; la clase patronal ha encontrado el espacio para concentrarse en las elecciones y para despedir impunemente.
Los partidos y candidatos de la derecha, así como la Concertación que busca posar nuevamente como «falsos amigos del pueblo» intentan mostrarse «preocupados» por los «problemas sociales» y las «desigualdades». ¿Le podemos creer al multimillonario y ex accionista de Fasa, Sebastián Piñera, que se preocupará por las desigualdades? ¿De hacerlo, acaso no nos dará más que limosnas? ¿Podemos creerle a la UDI, el partido más pinochetista de Chile, que tiene «sensibilidad por los pobres»? ¿Y al empresario Eduardo Frei, el presidente de las privatizaciones? ¿Y a Enríquez-Ominami, que dijo abiertamente que quería privatizar un porcentaje de las empresas públicas, incluyendo Codelco? No. Nada bueno pueden esperar los trabajadores y el pueblo pobre de estos elegantes políticos patronales.
El JPM y la candidatura de Arrate, a nuestro modo de ver, tampoco son una alternativa efectiva para los trabajadores. Porque votarán a la Concertación -los mismos que han profundizado el neoliberalismo. Porque en segunda vuelta votarán por Frei: el presidente de las privatizaciones. Porque Arrate quiere «regular los despidos» y no acabar con ellos.
Quienes militamos en Clase contra Clase planteamos que hace falta una candidatura obrera independiente de toda variante patronal, para discutir todos los problemas de la clase trabajadora y fortalecer la lucha.
Para responder al desempleo, luchamos, no por «regular los despidos», sino por la reincorporación inmediata de todos los despedidos, la prohibición por ley de los despidos, el reparto de las horas de trabajo sin rebaja de sueldo, y la nacionalización de toda empresa que cierre bajo control de los trabajadores.
Para fortalecer la organización de los trabajadores, luchamos por la constitución de cuerpos de delegados en cada lugar de trabajo, la negociación colectiva por rama y el derecho efectivo a huelga.
También es necesario exigir que no se realice ningún remate de vivienda. Es la patronal la responsable de que los pobres no puedan pagar sus deudas habitaciones. También hay que luchar por la derogación de la LGE y una educación gratuita al servicio de los trabajadores y el pueblo pobre.
También es necesario impulsar la lucha por una Asamblea Constituyente Libre y Soberana basada en la movilización de los trabajadores y el pueblo pobre, para cuestionar esta democracia para ricos, el binominal, el saqueo del cobre, la subcontratación, entre otros problemas. Esto, como parte de la lucha por una República de Trabajadores, que nos permita acabar con el capitalismo y sus desigualdades.
Quienes militamos en Clase contra Clase, luchamos por un partido de trabajadores revolucionario, que mantenga estas banderas en alto.