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Bebés en la guerrilla colombiana

Que no se vea

Fuentes: Rebelión

Nos sorprende la «falta de interés» o curiosidad periodística para visitar, ahora que se puede y se debe, las zonas donde se han concentrado tropas guerrilleras para cumplir con lo pactado con el gobierno en el tránsito hacia la desmovilización. Un joven estudiante, que se confesó perteneciente a las juventudes liberales, rompió a llorar emocionado […]

Nos sorprende la «falta de interés» o curiosidad periodística para visitar, ahora que se puede y se debe, las zonas donde se han concentrado tropas guerrilleras para cumplir con lo pactado con el gobierno en el tránsito hacia la desmovilización.

Un joven estudiante, que se confesó perteneciente a las juventudes liberales, rompió a llorar emocionado por el trato recibido entre el barrial del campamento La Fila, zona veredal cercana a Icononzo en el Tolima.

Decía que era mucho el contraste entre las barbaridades que siempre había escuchado en la propaganda oficial sobre la guerrilla, su estigmatización terrible, y lo que estaba viendo y sintiendo y compartiendo ahora en el monte, donde un centenar de estudiantes de un «pacto juvenil para la paz» habían querido llegar, pese a las trabas impuestas y a que el día anterior la policía les hubiera impedido el paso, violando los Acuerdos.

Pero los periodistas y los medios.. ¿por qué no llegan a estas zonas veredales, por qué no reportan ni siquiera cuando en la dificultosa llegada a la concentración los autobuses cruzaron varios territorios a la vista de todo el mundo, por qué no sienten la sana curiosidad de indagar, con sus protagonistas, en «la noticia» de sus vidas insurgentes, por qué son tan «inocentes» seguidores del diseño gubernamental de ocultar «el proceso» por su lentitud y torpeza, y contribuyen tan certeramente a invisibilizar los incumplimientos..?

¿por qué renunciar a tantas historias de vida, claves para entender y transmitir a Colombia y al mundo las esencias de infortunios, de la guerra, de las aspiraciones a la construcción de paz… Por qué..?

En La Fila, zona veredal en tierras fértiles de Icononzo, de más de 300 combatientes, en condiciones nada humanas…entre el barro, el frio y la ocultación que los somete el gobierno (porque.. de por sí ya ¿quién los va a visitar en estas lejuras y alturas..?) allí mismo el campamento tiene… 7 bebés de meses, que guerrilleras y guerrilleros muestran con orgullo.

Conocidas son las historias: durante 53 años de guerra las combatientes en su mayoría sufrían la controversia de la incompatibilidad de la maternidad con la vida enmontañada.

Pero también son miles los bebés nacidos en el monte que, por lo general, eran criados por abuelas o tías. De ello muchas historias se han contado pero la mayoría están sin registrar. Comandantes y tropas guerrilleras tienen hijas e hijos, que han padecido los rigores de la guerra y han sido criados fuera del monte con familiares cercanos. Interesante sería conocer cuántos de ellas y ellos al cumplir los 15 años ( edad oficial de admisión en las filas guerrilleras) han querido volver a la otra familia, a la guerrillerada, para compartir expectativas con sus madres y padres, aun incluso cuando esto ya hubieran muerto en combate o en bombardeos asimétricos.

Ahora desde que se alcanzó el alto el fuego bilateral, y antes cuando la guerrilla decretó cese el fuego unilateral , y en las perspectivas de la paz , las parejas guerrilleras sienten que las restricciones del peligro de la guerra se aminoran, y que el dificultoso tránsito a la vida civil no es impedimento para la creación de vida nueva.

Por eso nos muestran con orgullo los bebés que no están durmiendo, al tiempo que lamentan y denuncian que en esas condiciones transitorias pero pactadas en detalle el gobierno no esté cumpliendo con medidas sanitarias, con atención médica a madres y bebés, con elementales obligaciones sociales que ahora les corresponde facilitar al estado, ya que las guerrilleras y guerrilleros no pueden salir de la zona veredal y tampoco tienen ya la perentoria situación de entregar sus niñas y niños a sus familias civiles, sino que van a formar parte lógicamente de las nuevas vidas y los términos familiares a que cualquier civil puede aspirar.

Historias de vida que los profesionales de la comunicación tendrán que reportar, muy por encima de las indignas indicaciones empresariales y de la extrema derecha de manipular y manchar las realidades de otro sector de la guerrillerada, los adolescentes, para los cuales se estableció Acuerdo aparte, que incluye atención especializada y específica del estado, que el gobierno hasta el momento tampoco está cumpliendo.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.