Cuando Punto Final dio el salto de folleto con un solo tema a revista quincenal de 32 páginas con diferentes secciones de actualidad y análisis de temas nacionales e internacionales, publicó un editorial que en los hechos se convirtió en su carta de navegación. Esto sucedió en el Nº 10 de PF, que apareció en […]
Cuando Punto Final dio el salto de folleto con un solo tema a revista quincenal de 32 páginas con diferentes secciones de actualidad y análisis de temas nacionales e internacionales, publicó un editorial que en los hechos se convirtió en su carta de navegación. Esto sucedió en el Nº 10 de PF, que apareció en la segunda quincena de agosto de1966.
El consejo de redacción de la nueva revista lo integraban los periodistas Mario Díaz Barrientos, Manuel Cabieses Donoso (fundadores de lapublicación), Augusto Olivares Becerra, Carlos Jorquera Tolosa y el abogadoAlejandro Pérez Arancibia, este último se desempeñaba también como gerente: la función más difícil en esta publicación.
Nos parece importante reeditar ese primer editorial de PF al cumplirse medio siglo de la fundación de la revista. El objetivo es -en primer lugar- un examen introspectivo: interrogar a nuestra conciencia si hemos cumplido -con apego a principios- la tarea que nos propusimos. A la vez pedimos a los lectores -y a los amigos que nos han ayudado a derrotar el boicot publicitario de gobiernos y empresarios- que juzguen si hemos sido leales a los propósitos que dieron vida a Punto Final .
Aquel editorial de 1966 es el siguiente:
«Al reiniciar nuestro contacto con los lectores quisiéramos puntualizar algunas cosas. Desde luego, nuestra posición política. Todo órgano de prensa tiene una posición, aun aquellos que se escudan en una aparente ‘objetividad’. Nosotros no queremos engañar a nadie. Estamos en la Izquierda, o sea, entre las fuerzas políticas y sociales que combaten por el socialismo.Somos, en consecuencia, antiimperialistas y antioligárquicos. Estamos contra el feudalismo y sus nuevas expresiones: el neocapitalismo y el ‘gorilismo’. No creemos, por cierto, que el reformismo sea un remedio aconsejable para los países en vías de desarrollo, como el nuestro. Por el contrario, estimamos que es un factor de retraso, si no se le combate y denuncia, en el proceso de liberación de nuestro pueblo. Buscamos divulgar, por lo tanto, un auténticopensamiento revolucionario. En esa tarea seremos todo lo amplios que exige la inquietante y compleja realidad nacional. Pero seremos firmes y consecuentes en nuestro propósito. Consideramos que, si bien nuestro pueblo no necesita de tutores que encuadren la dirección de sus luchas, ni de pontífices que digan la última palabra, hay urgencia de entregar antecedentes que actúen como factores estimulantes del combate.
Una corriente renovadora del pensamiento revolucionario recorre América Latina. No es ningún misterio que ella emana de la Revolución Cubana. Se está manifestando en cada uno de nuestros países, en diferentes formas. Es necesario, por eso, contar con amplios elementos de juicio. No ocultaremos lo que otros esconden. Trabajaremos con armas ideológicas limpias, sin odios ni resentimientos y no rehuiremos la polémica. Pero siempre nos guiará el convencimiento de que las organizaciones políticas que el pueblo se ha dado, son instrumentos cuyo perfeccionamiento debe buscarse con lealtad, nunca con su destrucción o división. Combatiremos, entonces, al verdadero enemigo. Estamos, en resumen, en el gran cauce del movimiento político y social empujado por las aspas de la revolución socialista que llama a la conciencia latinoamericana. En esta corriente pueden existir, y de hecho existen, matices y opiniones diferentes. Pero todas confluyen a un mismo objetivo. Eso lo tendremos presente».
Editorial «Punto Final», edición Nº 837, 25 de septiembre, 2015