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Entrevista a Sebastián Farfan Salinas

¿Qué queda de la protesta estudiantil chilena?

Fuentes: Viento Sur / ContreTemps

Luchar en el corazón del neoliberalismo

[Hemos entrevistado a Sebastián Farfan Salinas, que fue presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Valparaíso y miembro de ejecutivo nacional del movimiento estudiantil de 2011. Dirigente del ala radical de la Confederación de Estudiantes Chilenos (CONFECH), participó en la creación de una nueva corriente política, la Unión Nacional Estudiantil. La entrevista fue realizada el 17 de diciembre de 2012, por Bettina Ghio y Hugo Harari-Kermadec].

¿Puedes recordarnos las principales etapas de la movilización de 2011?

Entre las principales fechas, está el 12 de mayo de 2011 que mostró que era necesario que el movimiento estudiantil fuera tácticamente lo suficientemente flexible como para reagrupar a diferentes actores. El reagrupamiento es una de las cuestiones clave, que no se había jamás realizado de forma sistemática. Esta vez, hemos llegado a ella, con una concreción el 12 de mayo: todas las universidades públicas fueron bloqueadas, ¡a iniciativa de los rectores! Gracias a discusiones políticas con su asociación, sobre la crisis de la educación, sobre su problema ante los recortes presupuestarios, llegamos a la constatación de la necesidad de una lucha común. El bloqueo por los rectores ha interpelado a los y las enseñantes, los trabajadores y trabajadoras así como a los y las estudiantes menos politizados. No podían ya ir a las clases, a causa de la huelga de los rectores (!). Viendo manifestarse a los rectores, se han dado cuenta de que debían participar también. La implicación de los rectores ha creado una fuerte polémica, con acusaciones de los periódicos de derechas, que les ha obligado a asumir públicamente su posición. Eso les ha permitido construir su análisis y explicarlo en los platós de televisión. El 12 de mayo ha sido por tanto una demostración de reagrupamiento.

El 21 de mayo marcó el comienzo de la radicalización total del movimiento. Se había dado un ultimátum a Piñera [el presidente de Chile, de derecha /1] para responder a nuestras reivindicaciones. El 21 de mayo, cada año, el presidente debe hacer un discurso televisado. Pero ese día no dijo nada nuevo sobre la educación. Se esperaba un anuncio, algo. Pero no, nada. Entonces todo el mundo comprendió que no había diálogo posible y eso nos radicalizó. Esa semana todas las universidades prácticamente fueron ocupadas.

Agosto fue el punto culminante de la movilización, entre el 4 y el 25. A comienzos de agosto, se sentía un debilitamiento del movimiento, y la manifestación del 4 podía anunciar el final. Y el gobierno tomó una medida muy absurda prohibiendo la manifestación. Lo que echó aceite sobre el fuego. «Si queréis prohibir que nos manifestemos, entonces vamos a luchar contra la represión». Se convocaron pues dos manifestaciones, de mañana y de tarde, que fueron luchas constantes para recuperar las calles. Hubo enfrentamientos, acabando finalmente en un apoyo masivo de la población. Es el momento en que todo el país se ha dado cuenta de que Chile estaba cambiando. La población ha salido a la calle, no solo los y las estudiantes: por la noche, mientras había barricadas y enfrentamientos por todas partes, la gente ha salido a la ventana con sus cacerolas, como cuando la dictadura militar, para expresar su oposición al gobierno y a su represión. Se han reactivado las costumbres de la época de la dictadura. Las cacerolas se oían en todas partes, en todo Santiago y en todo Chile. Era muy conmovedor y eso ha obligado al gobierno a retroceder. El apoyo era demasiado masivo y directo.

A partir de ahí y hasta el 25 de agosto, el movimiento ha recuperado fuerza. Se han puesto en pie asambleas locales, protestas semanales, bloqueos de calle, numerosas iniciativas en el mundo del trabajo. Se ha convocado a una huelga para el 25 con los trabajadores chilenos, durante dos días. Ha sido la movilización más fuerte pero se ha saldado con un muerto la noche del 25. En Chile, se tiene la costumbre de salir por la noche los días de movilización en los barrios, de hacer barricadas y de enfrentarse a los carabineros. Han resultado de ello numerosos heridos, mucha violencia porque es una policía militar que interviene por la noche en los barrios. Y un muerto. No hemos querido nunca una situación así pero eso ha influido posteriormente en el movimiento estudiantil, que se ha sentido en parte responsable. A eso se ha añadido una tragedia nacional a comienzos de septiembre. El gobierno estaba muy inquieto ante la proximidad del 11 de septiembre [aniversario del golpe de estado de Pinochet], que es siempre una fecha de movilización fuerte y radical. Al comienzo del movimiento, eso parecía inalcanzable como fecha, pero sin embargo el movimiento seguía ahí. Se esperaba por tanto una gran radicalidad y violencia. Pero unos días antes, en un accidente de avión en Juan Fernández murieron varias personalidades públicas, entre ellas el principal animador de la televisión del país. Eso ha afectado a la gente y ha quedado todo suspendido. No se sabía demasiado cómo reaccionar, y el movimiento progresivamente ha tenido un reflujo, aún perdurando hasta noviembre al menos. Esas son las principales fechas de lo que ha sido el movimiento social más fuerte en Chile desde los años 1970 /2.

¿Cómo se organizan los y las estudiantes chilenos, y cómo se ha tomado la iniciativa del movimiento estudiantil de 2011?

El movimiento estudiantil es unitario: no hay más que una sola organización, la CONFECH. Combina aspectos de democracia representativa, a través de los portavoces, con una importante componente de democracia directa. El poder real no está entre las manos de los portavoces o de los dirigentes, sino que permanece en la base, en las asambleas que tienen un poder absoluto sobre las decisiones. Los dirigentes no pueden tomar su decisión por su cuenta, están siempre comprometidos por las decisiones tomadas por las asambleas. El poder de las asambleas es tan grande que una buena parte de los portavoces, que eran miembro de la Concertación /3, han sido descartados durante la lucha. Por simple decisión de la base. Hay elecciones por federación cada año, a las que se presentan listas desde la extrema derecha, la Unión Democrática Independiente (UDI) [salida del régimen militar] hasta nosotros, pasando por el PC y la Concertación. La lista que recibe más votos gana pero todo el año los portavoces pueden ser revocados si no respetan lo que se dice en las asambleas. De ahí esa mezcla entre representación y democracia directa muy fuerte. En otros países, el sistema es mucho más delegativo y la federación elegida hace lo que quiere. Aquí, es imposible y eso da su fuerza al movimiento dejando más lugar a la participación de los compañeros. Hay asambleas por disciplina, por facultad, asambleas generales de cada universidad, y asambleas regionales. Eso da fuerza y se combina con portavoces claros con responsabilidades políticas, lo que permite una ejecución de las tareas. Y al mismo tiempo es unitaria, lo que no he visto nunca en otra parte. Las universidades reconocen la federación elegida y le dan una financiación para sistemas de becas, de guarderías. Son verdaderas instituciones políticas con una larga tradición que se remonta a los años 1960. Y por tanto nadie iría a hacer una federación paralela, todos participan en ella. La derecha, si hubiera sido más radical, habría podido intentar crear un movimiento paralelo, o la extrema izquierda. Pero nadie lo ha hecho porque todo el mundo participa, el sistema es demasiado legítimo. Así, cuando se vota la huelga o la ocupación, esas decisiones son respetadas. La asamblea es el lugar soberano del que disponemos. Si tienes ideas de derechas, debes ir a ella a defenderlas, no puedes ignorarla. Es una fortaleza que nos da una gran unidad. Hay muchas luchas políticas en su seno, de forma permanente, pero es democrática y unitaria.

Esta fuerza hace de los y las dirigentes estudiantiles actores políticos reconocidos. Esto no viene de 2011 sino de los años 1990. Las luchas contra la mercantilización y la privatización duran desde hace mucho. Ser portavoz estudiantil da por tanto un peso político nacional. Y a partir de 2011 aún más. Permite intervenir en el debate público, convertirse en un actor al que se pide su opinión sobre numerosos asuntos. Se vuelve uno un verdadero actor público.

Precisamente, ¿cómo te convertiste en portavoz?

Durante mucho tiempo la izquierda ha encontrado refugio en la universidad. Yo formo parte de esa izquierda, que había creado colectivos en todo Chile, reagrupamientos de la izquierda alternativa al PC y a la Concertación. Cuando comencé a militar, se decidió intentar hacerse un espacio en las federaciones de estudiantes, que se consideraba antes como burocracias. ¡Y nos dimos cuenta de que se podía ganar! Como dirigente, he ganado frente al PC y a la Concertación en el movimiento estudiantil. No pensábamos que un movimiento estudiantil así llegaría, pero cuando apareció, se participó en él. Hubo entonces que decidir qué hacer de los colectivos que habíamos creado. Se intentó organizarlo nacionalmente, al menos a nivel estudiantil en un primer momento, como primera etapa hacia una unificación de la izquierda. Una nueva organización nació, la Unión Nacional Estudiantil, que celebró su congreso de fundación ese año. Pienso que es una de las organizaciones más notables hoy en Chile, entre las que se oponen a la Concertación. Es la unión de diferentes grupos de izquierda radical que intervenían en las universidades, con vistas a un proyecto común. Organizaciones de orígenes diversos, con puntos de vista diferentes, pero que se reúnen alrededor de un programa y perspectivas comunes. Es una organización política, inserta en el movimiento estudiantil. Nuestro reagrupamiento nos permite estar presentes en casi todo el territorio, asumir portavocías importantes -están renovándose ahora y acabamos de ganar la de la Universidad de Concepción. Se ha llegado en segundo lugar en una de las principales circunscripciones de la Universidad de Chile, tradicionalmente la universidad más radical. En la Universidad Católica, foco de la derecha, un impresionante movimiento de izquierdas ha quedado en tercer lugar, lo que es notable en una universidad que vio nacer el «gremialismo» [movimiento político estudiantil cristiano ultraconservador, que condujo a la creación] de la Unión Democrática Independiente (UDI), uno de los principales partidos que gobiernan hoy Chile. Es pues una evolución interesante, sobre todo dada la importancia de las universidades en el movimiento social, lo que es quizá específico de Chile. Influir ahí, para la izquierda, augura un papel político importante en los años que vienen, con la responsabilidad de organizar más allá de los y las estudiantes -los trabajadores y trabajadoras, los barrios, etc.- construyendo una organización que tenga por pretensión cambiar Chile.

¿Cómo se ha convertido el movimiento de los y las estudiantes en Chile en un movimiento de lucha mucho más amplio?

Esto se explica por las condiciones de lucha establecidas en Chile a partir de las enormes contradicciones surgidas de la dictadura militar de 1973 y de la implantación del modelo neoliberal. Esas profundas contradicciones se han acumulado desde hace años en nuestro país y estallan en 2011 a partir de la consigna de «No al lucro» del movimiento estudiantil, que se ha convertido inmediatamente en una suerte de «paraguas»: la misma reivindicación ha sido retomada en otros sectores. Es decir, la demanda de detener el beneficio en la educación ha permitido a los y las asalariados de otros sectores y a la sociedad en general exigirla a su vez.

Luego, cuando nuestro programa se radicalizó, comenzamos también a plantear reivindicaciones históricas del pueblo chileno que databan incluso de la época de la Unidad Popular /4. Por ejemplo, la demanda de la nacionalización del cobre, de una asamblea constituyente, o la exigencia de los referéndums populares para tomar decisiones sobre determinados temas. Esas reivindicaciones se han extendido al mismo tiempo que las demandas de los y las estudiantes. Este programa nos ha permitido tener una visión de la situación mucho más amplia y aliarnos a otros sectores combativos de la sociedad.

Además, en el interior mismo del movimiento estudiantil, hemos comenzado a percibir al estudiante como sujeto que tiene necesidad de apoyo de esos otros sectores, pues no puede cambiar al conjunto de la situación él solo. Tiene necesidad de que su pueblo se movilice con él, necesita en particular la ayuda de los y las asalariados; por ello, por ejemplo, hemos llamado a una huelga de dos días con los asalariados del cobre. Es a partir de esta percepción política como las luchas han comenzado a converger.

¿Cómo ha tenido lugar exactamente la estructuración estudiantil con esos otros sectores? ¿Ha habido formas de coordinación o solo interpelaciones entre los sindicatos?

Al comienzo, se trataba de interacciones directas entre la Federación /5 y los sindicatos de los trabajadores, cada federación mantenía relaciones políticas con los diferentes actores de la región. Por ejemplo, en varias ciudades, había asambleas unitarias de estudiantes, profesores y asalariados que permitían marchas comunes. Pero luego, hemos comprendido que en Chile el proceso de articulación con los y las asalariados es mucho más lento que el estudiantil, es así como hemos decidido convocar lo que hemos llamado «asambleas populares». Esas asambleas eran necesarias a fin de facilitar la expansión de las demandas, pues cualquier persona, incluso si no estaba sindicada u organizada, podía integrarse el movimiento. De esta forma, esas asambleas de base han sido convocadas en todo el país y es de ahí desde donde se convocaban las movilizaciones. Estos espacios muy democráticos han permitido que gente que no estaba antes implicada en las luchas fuera ya parte del movimiento. Había entonces instancias formales de coordinación entre los sindicatos, el movimiento estudiantil y otros actores, con sus dirigentes y portavoces, pero había también espacios de base que permitían a la gente participar activamente en el movimiento. De esta forma, las reivindicaciones comenzaron a articularse y a canalizarse. Con contradicciones por supuesto, pues se trataba de un movimiento gigantesco con opiniones diferentes sobre la forma de avanzar. Pero en cualquier caso, esta forma de funcionar ha permitido la democratización de la lucha y que todo el mundo se sintiera actor y sujeto de un proceso.

Las redes sociales han jugado igualmente un papel de articuladores de la lucha: gente que no estaba politizada pero que estaba motivada para participar en el movimiento ha descubierto en estas redes una herramienta de lucha. Así, nos hemos dado cuenta de que numerosas personas ocupan las redes sociales como una herramienta política de denuncia. Por ejemplo, retomando los asuntos que les conciernen en sus tweets, la gente puede hacerlos subir en los temas del día que son retomados en los medios de comunicación tradicionales. Esta nueva forma de participación ha permitido canalizar esta energía, que se habría manifestado difícilmente si no hubiera habido ningún espacio de participación.

¿En qué dinámica estaba la educación antes del movimiento de 2011? ¿Ha habido progresos tras los años de Pinochet o ha sido mantenido el mismo modelo?

El acceso a la universidad ha aumentado de forma gigantesca. Es un hecho del que la derecha se sirve contra nosotros, pero es cierto. Hay actualmente casi un millón de estudiantes en la enseñanza superior, para una población que no supera los 17 millones de habitantes /6. Hay que preguntarse cómo se ha llegado a este crecimiento. No se trata de un proyecto público regulado o de un proyecto de desarrollo nacional, sino simplemente de medidas que intentan favorecer la anarquía del mercado. Tanto es así que hoy casi el 70% del alumnado universitario está en universidades privadas, en gran medida puestas en cuestión, en particular por lo que hacen con sus recursos. En Chile, según la ley, el «beneficio» en la educación está prohibido por completo pero, según el movimiento estudiantil, se ha descubierto que la mayor parte de las universidades chilenas lograba beneficios de una forma escandalosa. Incluso el ministro de educación del gobierno de Piñera, Joaquín Lavín, tenía sus propios negocios en una universidad y se ha mostrado incapaz de defenderse o de negar ese beneficio cuando fue invitado a emisiones de televisión.

Las universidades y los gobiernos han creado un gran mercado de la educación con consecuencias nefastas para los estudiantes y sus familias. En primer lugar, las tarifas son las más caras del mundo y las familias deben endeudarse. Luego, la decepción es proporcional a las grandes esperanzas que crea la inscripción en la universidad. Esto es no solo debido a la falta de trabajo -el 60% de la gente que sale de la universidad no tiene un trabajo que se corresponda con su diploma- sino también a la mala calidad de la enseñanza universitaria privada. Por ejemplo, numerosas ramas de las universidades privadas han debido cerrar durante este año porque no tenían recursos para continuar o no se han dado cuenta de que no había trabajo ligado a los diplomas que dispensaban. Todo esto ha producido contradicciones terribles entre los estudiantes que habían fundado grandes esperanzas en su trayecto universitario. Ha habido también numerosos escándalos ligados a las ganancias logradas en la educación que han llevado a varios ministros a dimitir. En diciembre pasado, por ejemplo, el ministro de justicia, Teodoro Ribera, dimitió a causa de su participación fraudulenta en negocios ligados a la enseñanza superior. El sistema de «acreditación» había sido concebido para homogeneizar las universidades privadas y públicas, pero hay un montón de chanchullos en los que han participado miembros del gobierno. El ministro ha aceptado sobornos para acreditar a numerosas universidades privadas que no cumplían ningún criterio de calidad. Una vez conocida la corrupción, la Universidad del Mar ha perdido su acreditación y corre el riesgo de cerrar. Alrededor de 13.000 estudiantes no podrán acabar sus estudios y pierden toda posibilidad de conseguir un diploma. La situación de esta universidad ha sido un escándalo enorme.

Entonces ciertamente, el acceso a la universidad ha aumentado, pero al precio de un sistema corrupto, anárquico y con numerosos conflictos que han provocado además un descrédito de los gobernantes del país. La crisis de la educación es un problema enorme, y a pesar de la obstrucción de los miembros del gobierno los escándalos se multiplican, en parte gracias al movimiento estudiantil, pues se trata de un sistema de privatización tan radical que se burla del pueblo chileno.

¿Cuál es la relación del movimiento estudiantil con los partidos tradicionales de la izquierda, como el Partido Comunista, o revolucionarios como el Movimiento de la izquierda revolucionaria, MIR?

Hay que saber que en Chile tras la dictadura militar y el proceso de transición hacia esta democracia «pactada» que existe hoy, la izquierda ha sido continuamente marginada. Aparte del Partido Comunista, que ha sido el único que ha logrado sobrevivir adaptándose al sistema, la izquierda ha sido barrida y, si subsiste aún, solo es dividiéndose. Hay pues un gran vacío, falta de referente importante en la izquierda. El Partido Comunista, por su parte, ha seguido una estrategia de inserción en las instituciones gracias a acuerdos realizados con las mismas personas que han profundizado el modelo de Pinochet por la Concertación. El PC obtiene un espacio institucional gracias a acuerdos con los partidos de la Concertación, que reagrupa a partidos que van de la Democracia Cristiana hasta sectores renovados del Partido Socialista, organizaciones que defienden abiertamente el sistema. Estas alianzas han costado muy caras al PC que ha sido enormemente puesto en cuestión en la movilización.

Las demás organizaciones de la izquierda, como el MIR, prácticamente no existen en nuestros días. En los años 1990, la izquierda se refugió en pequeños colectivos universitarios que le permitían, mediante movilizaciones en el interior mismo de las universidades, continuar existiendo. En 2011, con la movilización estudiantil, todos esos grupos y toda la izquierda que estaba más o menos escondida aparecen en la superficie de la escena política. Es el origen de nuestro proyecto de construcción de un movimiento de izquierdas, gracias a los movimientos sociales y a la politización de nueva gente. Desgraciadamente, el PC se acerca a la Concertación para intentar ganar más y más diputados y espacio institucional. Tiene una imagen tan mala que los representantes de los estudiantes en la Federación han salido de las corrientes radicales y no del PC. Esto cuesta caro al movimiento estudiantil: ha carecido de capacidades de dirección en las delegaciones de estudiantes este año. Así los estudiantes que han sido elegidos como portavoces son los más radicalizados, los y las que han sido llamados por la prensa chilena como los «ultra», pues son percibidos como más radicales que el PC. Además, el PC ha limitado siempre sus reivindicaciones a lo que es «posible» en el marco del sistema y a no llevar jamás las movilizaciones más allá. Se opone por ejemplo a la educación gratuita en Chile. Esta actitud del PC ha permitido la emergencia de un nuevo sector de la izquierda, más joven, de una generación que no tiene necesariamente lazos directos con el pasado militante del MIR o del Frente Patriótico Manuel Rodríguez /7. Hemos heredado esta experiencia militante, pero se trata sobre todo de una generación nueva que recoge todas las raíces y tradiciones críticas y radicales latinoamericanas.

¿Qué consecuencias ha tenido el movimiento en 2012 tras ese año de movilización? ¿Hay una traducción electoral en el marco de las próximas elecciones presidenciales?

Hubo un cierto coste de la movilización: muchos estudiantes han perdido su año universitario en 2011, lo que les obliga a pagar mucho más. Pero a pesar de eso, las movilizaciones en la calle han continuado. No ha habido una gran huelga muy larga, pero ha habido muchas manifestaciones, que han reunido a tanta gente como en 2011. El movimiento mantiene por tanto su amplitud en las calles. Además, se han conocido varios escándalos y errores del gobierno: el escándalo de las certificaciones del que hemos hablado, el escándalo de la Universidad del Mar y otros. El asunto de la educación sigue de actualidad en Chile y será ciertamente uno de los temas de las elecciones presidenciales de 2013. Todo candidato deberá tomar posición sobre este tema, incluso Michelle Bachelet [antigua presidenta socialista] que ha privatizado mucho y mercantilizado la economía. Por tanto la estrategia de la Concertación, que consiste en mantener a Michelle Bachelet a distancia, en Nueva York en la ONU, lejos de todo problema político, ha sido eficaz hasta el presente, puesto que no ha tenido que reaccionar ante todo esto. Pero como el tema sigue ahí, cuando vuelva deberá rendir cuentas de sus acciones y de las de sus ministros cuando era presidenta.

Por nuestra parte, se ha hecho un análisis político sobre lo que había pasado, con discusiones internas para hacer un balance de 2011 y buscar cómo podía avanzar el movimiento estudiantil. Había mucha confusión sobre esta cuestión, frente a las dificultades que imponen las instituciones chilenas prohibiendo todo debate democrático real. Fuera de las calles, no hay espacio para canalizar nuestras demandas. Frente a nosotros, frente al movimiento social, se encuentra de un lado la Concertación que ha profundizado el modelo y que forman ellos mismos parte del negocio universitario y no tienen por tanto ningún interés en cambiarlo, y del otro la derecha histórica que defiende la herencia de la dictadura de Pinochet. Tenemos por tanto una muralla frente a nosotros. ¿Como enfrentarnos a la muralla? Había que plantearse esta pregunta antes de volvernos hacia la formalización de los nuevos lazos que hemos construido, de los acuerdos políticos que se han puesto en pie. Pero es la etapa que nos ocupa hoy. A partir de marzo, cuando los estudiantes vuelvan a clase, tendremos una base mucho más sólida para volver a las calles. Es el objetivo, para reposar las reivindicaciones de fondo e imponer la educación como tema principal en las elecciones presidenciales y que todos los candidatos estén obligados a posicionarse sobre ese tema.

¿Cuál es la relación entre el movimiento de 2011 y las demás formas de protesta como la de los Mapuches o las movilizaciones ecologistas?

La lucha estudiantil ha ocupado la escena pública en 2011 porque ha representado siete meses de movilización permanente, pero en paralelo, e incluso antes, ha habido otras luchas que anunciaban que algo iba a ocurrir en el plano de la protesta social. Por ejemplo, un movimiento que ha tomado mucha fuerza es un movimiento regionalista que se moviliza contra el hipercentralismo de la capital chilena. Se diría que Chile se reduce a menudo a Santiago, mientras que las regiones se rebelan pues dan sus recursos naturales pero reciben muy poco a cambio. Así, hubo el movimiento Magallanes en una región del sur chileno muy aislada en la que la gente debe, por ejemplo, ir a Argentina para los tratamientos médicos porque no hay hospitales de calidad. Ha conocido igualmente problemas de aprovisionamiento de gas, lo que ha provocado una explosión social. Luego, ha habido el movimiento ecologista que ha tomado igualmente mucha fuerza cuando empresas -en particular españolas-, que tienen el control absoluto del agua, de la telefonía y de la electricidad, han comenzado a construir presas hidroeléctricas en todo el sur chileno y argentino. Esas grandes presas intentan canalizar ríos que no son solo chilenos, sino que pertenecen al patrimonio mundial. Se ha comenzado entonces a cuestionar este modelo de desarrollo energético y la respuesta oficial era que no estaba solo destinada a la gente sino sobre todo a las empresas de cobre que tienen necesidad de grandes cantidades de agua para extraer los minerales.

Existen igualmente luchas de mapuches históricos /8 que son desde siempre violentamente reprimidas y así hay un gran número de presos políticos mapuches en el sur de Chile. Desgraciadamente, el estado continúa actuando con el ejército en la zonas de conflicto mapuche, y esto ha provocado numerosas muertes y traumatismos entre los niños; todo esto ha sido denunciado por organismos internacionales de derechos humanos. La rebelión constante de los mapuches ha sido siempre apoyada por los demás movimientos sociales. Hay también otros movimientos de los pueblos originarios, como los de la isla de Pascua, una zona turística de Chile que ha obtenido grandes capitales. Esos pueblos originarios exigen el respeto y el mantenimiento de su cultura, subrayan con fuerza que no se sienten parte integrante del estado chileno y, peor aún, que han sido destruidos como cultura por ese mismo estado. Todos estos ejemplos son expresiones políticas de movimientos de naturaleza diferente, bastante más allá del movimiento estudiantil.

A partir de estas nuevas formas de movimientos sociales, ¿Hay por ejemplo relaciones con el movimiento de los Indignados? ¿Ha tenido influencia éste sobre vuestro movimiento?

Existe un hilo conductor muy sólido entre los diferentes movimientos que están emergiendo en el mundo entero. Por ejemplo, no nos hemos quedado indiferentes ante lo que ocurría en España con el movimiento de los indignados, o lo que ocurría en Egipto o en Túnez o en otros lugares del mundo. Estos acontecimientos eran para nosotros una referencia que mostraba que el sistema contra el que estábamos rebelándonos en Chile tenía igualmente una debilidad estructural a nivel mundial. Es evidente que las consecuencias de la crisis mundial del capitalismo están golpeando fuerte en diferentes lugares y la gente se indigna, se rebela y tiene la capacidad de protestar. Sin embargo, el verdadero desafío es ver cómo esas luchas y movimientos pueden articularse entre si, eso es un verdadero desafío para los movimientos sociales de izquierda, pues esas explosiones no son simples explosiones, sino que se transforman en potencialidades emancipatorias mucho más amplias.

En cualquier caso, en América Latina, intentamos avanzar por ese camino, es decir, coordinando todos esos movimientos. En Colombia, por ejemplo, a algunos meses de nuestro movimiento, emerge una lucha contra la privatización de la educación. Y después de nuestro movimiento, la cosa comenzó en Quebec /9. Eso ha sido un apoyo moral: no estar solos en esta lucha nos da más legitimidad. Se comprende que el problema no es chileno, sino más general. Y nos hemos apoyado en el ejemplo quebequés para relanzar la movilización en las asambleas. Eso nos permite decir: «Tenemos razón, mirad Quebec: tienen las mismas reivindicaciones; en Colombia también». Se han establecido contactos y sabemos mutuamente que tenemos mucho en común. Lo que falta es concretar esos lazos, es una responsabilidad para la CLASSSE en Quebec, la CONFECH en Chile, la MANE en Colombia: crear un marco de reunión y de coordinación. Es una tarea para 2013. Se podrá entonces quizás repetir la experiencia de 2011-2012 de luchas simultáneas.

Notas

1/ Ver F. Gaudichaud, Un empresario multimillonario a la cabeza de Chile. (http://vientosur.info/spip.php?arti…)

2/ Ver F. Gaudichaud, «Chili. Quand le néolibéralisme triomphant se fissure» (http://www.contretemps.eu/intervent…)

3/ La Concertación de Partidos por la Democracia es un reagrupamiento de partidos social-liberales y de centro izquierda que han gobernado Chile de 1990 (a la salida de la dictadura) hasta 2010.

4/ La Unidad Popular (UP) nacida en 1969 de un acuerdo político entre los partidos de la izquierda y del centro izquierda en Chile. Llevó a la presidencia a Salvador Allende en 1970.

5/ La Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (FECH) .

6/ Es decir una proporción de estudiantes mayor que en Francia.

7/ FPMR, grupo de la izquierda revolucionaria de ideología marxista leninista inicialmente salido del PC y que comenzó a luchar con las armas contra Pinochet a partir de 1983.

8/ Ver «L’utopie d’avoir à nouveau son propre pays: le cas du peuple mapuche», entrevista con Pedro Cayuqueo (http://www.contretemps.eu/interview…)

9/ Ver nuestra entrevista con Gabriel Nadeau-Dubois, animador del movimiento estudiantil durante la «primavera del arce» y Eric Martin coautor de Université Inc. :»Où vont la gauche et le mouvement étudiant au Québec après le »printemps érable» ? (http://www.contretemps.eu/interview…)

Traducción: Faustino Eguberri para VIENTO SUR – http://www.vientosur.info

http://www.contretemps.eu/interviews/lutter-c%C5%93ur-n%C3%A9olib%C3%A9ralisme-que-reste-t-il-contestation-%C3%A9tudiante-chili