/ @HaroldGarcia95
Las Autodefensas Campesinas o “Columnas de Marcha”, constituyeron el origen del movimiento de resistencia comunista armado en el país, que se enfrentó a la violencia liberal-conservadora, dicha organización de campesinos incentivo procesos de colonización de terrenos inhabitados, ubicados en las montañas andinas de los departamentos de Cundinamarca, Tolima y Huila, lugares en los cuales, se asentaban, tumbaban monte y colonizaban con el objetivo de formar territorios que los alejase de la violencia y del anticomunismo que asolaba el país por esos años.
Estos territorios que se fueron constituyendo en figuras de la resistencia campesina de mediados de la década de los 40´s, se convirtieron en veredas que desarrollaron su territorialidad desde los principios de paz y justicia, forjados desde el auto gobierno comunista, dado a que al encontrase alejados de los alcances de la cruenta guerra bipartidista, los desarrollos de estas veredas fueron fructíferos a tal punto de generar órganos de poder dual como lo observa el historiador Eric Hobsbawm (2018) “las áreas comunistas están, armadas, organizadas y disciplinadas; tienen un sistema estable de administración, educación y derecho” (p. 75), estos niveles organizativos lograron generar una desconfianza política profunda en las elites frente nacionalistas, allí se encuentran por ejemplo las acusaciones del Senador de la República Álvaro Gómez Hurtado quien para el año de 1961 en plenaria señalaría lo siguiente:
Hay en este país una serie de repúblicas independientes que no reconocen la soberanía del Estado Colombiano, donde el ejército colombiano no puede entrar, donde se le dice que su presencia es nefanda, que ahuyenta al pueblo, o a los habitantes… Hay la república independiente de Sumapaz, hay la república independiente de Planadas (haciendo referencia a Marquetalia), la de Riochiquito, la de este bandolero que se llama Richard y ahora, tenemos el nacimiento de una nueva república independiente anunciada aquí por el ministro de gobierno, la república independiente de Vichada. La soberanía nacional se está encogiendo como un pañuelo; este es uno de los fenómenos más dolorosos del Frente Nacional, que sería precisamente para que todos los colombianos se sintieran hijos de una misma patria, ahora resulta tolerando las actuaciones más aberrantes, como la de que haya territorios en el corazón mismo del país, de gentes armadas que no permiten la entrada de las autoridades colombianas (Alape, 1985, p. 245).
A esta situación se le sumaba la presión militar norteamericana para combatir al enemigo interno “soviético”, la de los altos mandos militares nacionales y las férreas posturas de ocupación violenta por parte del congreso de la República, haciendo que la operación Marquetalia o “Operación Soberanía” se llevara a cabo de manera inminente en el segundo periodo presidencial del Frente Nacional, precedido por el conservador Guillermo León Valencia (1962-1966) administración que se caracterizó por su férrea línea anti-comunista, guiada por los intereses del gobierno Kennedy-Johnson y por el famoso plan Lazo o LASO[1] (Latin American Security Operation).
Plan militar que tras su ejecución en el sur del departamento del Tolima, especialmente en vereda de Marquetalia, desencadenó una multiplicidad de manejos militaristas y violentos que desarrolló Valencia y los gobiernos venideros, eventos que convertirían a dicho miércoles 27 de mayo, en el suceso que años más tarde se va a reconocer como el hito fundacional de la insurgencia comunista más importante del país, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (en adelante FARC)
Marquetalia desde la voz fariana.
Para las FARC la agresión de las Fuerzas Militares en compañía de invasores Norte Americanos, significó el punto de partida no sólo para cambiar la forma de operar de las Autodefensas Campesinas sino para iniciar un proceso de lucha guerrillera hacia la toma del poder; este suceso marco un inicio en dos vías, en primera medida como justificación y motivo del alzamiento armado que recogía el proceso histórico de abandono estatal en el campo y las profundas brechas que el bipartidismo agrietaba a nivel de participación política para los sectores populares campesinos e urbanos; como también que el hecho se reafirmaría como el hito histórico de la formación de la organización guerrillera convirtiendo este suceso como un hecho reivindicativo de la memoria colectiva de la resistencia armada en el país.
Para Marquetalia las voces de sus cuarenta y ocho valientes entre ellos dos mujeres como Myrian Narváez, representa la vida de un primer núcleo de guerrilleros y guerrilleras que resistieron a una agresión militar dirigida en contra del PCC[2], en la historia contada por sus testigos se encuentran múltiples anécdotas que pasan por las páginas de los diarios, correspondencia y los relatos orales de sus protagonistas, como lo fueron Manuel Marulanda, Ciro Trujillo, Jacobo Arenas, Miguel Pascuas, Joselo Lozada y Jaime Guaraca.
En ellas se encuentran análisis realizados por Marulanda en donde plantea algunas apreciaciones frente a dicha acción armada del Estado colombiano:
El primer blanco de esta guerra civil no declarada fue Marquetalia y luego extendida a otros lugares como Ríochiquito, El Pato, Guayabero, etc. Contra Marquetalia los mandos militares lanzaron una fuerza combinada de cerca de 16 mil hombres. Participó la aviación, artillería, infantería, ingenieros y se estrenaron los «novísimos» métodos de lucha antiguerrillas. Nuestros combatientes que comparados con la monstruosa maquinaria que enfrentaron exitosamente parecían una partícula, combatieron y siguen combatiendo con una eficacia estimulante (Marulanda, 2015, p. 69).
Marquetalia fue para las FARC sinónimo de valentía, arraigo y decoro político-militar, una gesta sin precedentes en la historia reciente del país, uno de sus testigos de excepción -Ciro Trujillo- comenta en sus páginas de vida que
la formidable resistencia de Marquetalia, antes de movilizar sus incontables pequeños grupos en diferentes direcciones, reforzó́ nuestras posiciones, fundamentó nuestros lineamientos tácticos y nos permitió́ elaborar con suficiente madurez dos planes: uno perspectivo que preveía lo fundamental en un periodo más o menos largo y otro inmediato, el de resistencia y contra-ataque temporal que nos permitiera desaparecer organizadamente desgastando a los invasores (Trujillo, 2015).
Estos invasores como los llama el marquetaliano[3] Trujillo, contaron con una alta financiación internacional que triplico los gastos que el gobierno de Valencia pudo recaudar para solucionar las primeras peticiones de los guerrilleros, como lo enuncia Calarcá (2013) parafraseando a Manuel Marulanda,
en aquel entonces esos 48 campesinos solamente exigían la construcción de vías de penetración para sacar sus productos agrícolas, un centro de mercadeo y unas escuelas para educar a sus hijos, lo que implicaba del Estado una inversión no superior a 5 millones de pesos (p. 191),
Cifras que se multiplicarían sobre setenta y cinco, en lo que correspondió al gasto militar que invirtió el gobierno de Valencia, presupuesto que oscila al rededor de 375 millones de pesos los cuales fueron utilizados para el desarrollo militar de la acción violenta contra Marquetalia, lo que demostraba una vez más la carente voluntad política de la oligarquía nacional para escuchar a los sectores históricamente excluidos, los cuales ante el asedio enemigo de manera victoriosa evadieron el cerco impuesto por los militares nacionales y extranjeros, consolidando una victoria histórica que fue aplaudida por el mundo entero en diversos actos de solidaridad entre los que se encontraron algunos de los intelectuales más importantes de la época como Jean-Paul Sartre, Simone de Beauvoir y Jacques Duclos en lo que respecta al ámbito internacional, como también se encontraron con voces de solidaridad para con los guerrilleros y de desafuero para Valencia y el gobierno conservador por parte de “personalidades políticas y del clero, como Gerardo Molina, Orlando Fals Borda, German Guzmán y Camilo Torres” (Calarcá, 2013, p. 189).
Es así que sobre esa vereda ubicada en el sur del departamento del Tolima, exactamente en el corregimiento de Gaitania, Municipio de Planadas, recae una de las historias de la resistencia popular y comunista de mayor importancia en Colombia y así lo expreso Ciro Trujillo (2015) “muy pronto nos fundimos en el Estado Mayor del Bloque Guerrillero del Sur del país y emprendimos una guerra de guerrillas en condición de acción y movilidad tales que no encuentra antecedentes ni en nuestro país ni en el Continente” (p. 33), puesto que la organización de esos cuarenta y ocho campesinos y campesinas pasó a convertirse en el núcleo que exactamente dos años más tarde se conocería como FARC, la guerrilla marxista más contundente de finales del Siglo XX en América.
Reflexiones finales.
Lo anteriormente analizado, ayuda a comprender las repercusiones y determinaciones que esta acción violenta sobre los campesinos del Municipio de Planadas simbolizo para el desarrollo de la lucha de clases en el país y es por ello que volver a pasar por el corazón lo que sucedió hace más de medio siglo en esta pequeña zona de colonización, permite entender los orígenes del conflicto político, social y armado que Colombia padece y que aún con las mismas oligarquías ancladas al poder, desafían los ya heridos intentos de paz y justicia social que millones de campesinos y pobladores urbanos anhelan, hechos que convierten a Marquetalia un en símbolo de las luchas contra la exclusión política, el abandono estatal y la reforma agraria que Colombia necesita.
Elementos históricos que no se pueden dejar al azar, pues la realidad que vive hoy el acuerdo de paz firmado entre el gobierno de Juan Manuel Santos y las FARC-EP en el año 2016, demuestra una vez más que esos trabajadores del campo y la ciudad que un día miércoles 27 de mayo de 1964 se enfrentaron zagas y tácticamente a las bombas de la Fuerza Aérea y a las balas en ráfaga de la Infantería y que en respuesta a dicha acción violenta, decidieron a través de la resistencia armada iniciar uno de los procesos guerrilleros que más se ha prolongo en el hemisferio occidental, siguen sin ser escuchados y aunque su insistente voluntad por la solución política al conflicto armado es fehaciente y optaron tras la firma del acuerdo final por la vía electoral y de masas para la conquista política del poder que persiguieron durante 52 años de lucha guerrillera, en la actualidad padecen desde la sombra de la violencia paramilitar y estatal un genocidio silencioso que deja al día de hoy alrededor de 197 ex combatientes asesinados.
Realidad que debe vincular a la sociedad invitándola a plantear una defensa férrea de lo pactado en La Habana como bandera de los revolucionarios y las revolucionarias, puesto que así como los marquetalianos se la jugaron por un proyecto de país acorde a su momento histórico, hoy no se puede ser inferior a los avatares que plantea este paso que las FARC han dado para ampliar las vías de la democracia y las libertades políticas en el país.
Bibliografía
Hobsbawm, E. (2018). ¡Viva la revolución! Bogotá, Colombia: Planeta .
Alape, A. (1985). La paz y la violencia testigos de excepción . Bogotá, Colombia: Planeta.
Marulanda, M. (2015). Cuadernos de campaña. Bogotá, Colombia: Izquieda Viva.
Calarcá, M. L. (2013). De Marquetalia (1964) a La Habana (2012). En R. Regalado, Insurgencias, diálogos y negociaciones, Centroamérica, Chiapas y Colombia (págs. 187-239). Bogotá, Colombia: Ocean Sur.
Trujillo, C. (2015). Ciro, Páginas
de su vida. Bogotá, Colombia: Izquieda Viva.
[1] Frente a esta abreviación el sociólogo Eduardo Pizarro afirma que el plan LASO con “s” hacia parte de una estrategia de guerra continental anticomunista formulada por los EE.UU y a su vez la operación Lazo con “z” fue la españolización que adoptaron en América Latina y en e cazo colombiano el Estado Mayor del Ejercito Nacional para ejecutar la operación militar contra la región de Marquetalia.
[2] Partido Comunista de Colombia (Para la época).
[3] Nombre como se les conoce a los hombres y mujeres que fueron participes de la resistencia en la vereda de Marquetalia, Tolima.