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¿Quién defiende los glaciares?

Fuentes: Punto Final

En el último mensaje ante el Congreso Nacional, la presidenta Bachelet anunció una ley de glaciares. El gobierno pretende «conjugar la protección de los glaciares y el desarrollo de la actividad minera, u otras actividades productivas como eventualmente puede ser el desarrollo de la generación geotérmica, desarrollo de infraestructura o proyectos turísticos, a través de […]

En el último mensaje ante el Congreso Nacional, la presidenta Bachelet anunció una ley de glaciares. El gobierno pretende «conjugar la protección de los glaciares y el desarrollo de la actividad minera, u otras actividades productivas como eventualmente puede ser el desarrollo de la generación geotérmica, desarrollo de infraestructura o proyectos turísticos, a través de normas claras y objetivas que puedan expresarse en una ley general de glaciares», declaró el ministro de Medio Ambiente, Pablo Badenier.

Chile posee el 82% de las reservas sudamericanas de agua dulce, principalmente en glaciares. Pero la Constitución no les reconoce carácter de bienes nacionales de uso público. Según el Inventario Glaciar Randolph existen más de 197 mil glaciares en el planeta, 24.114 de los cuales se encuentran en Chile. Además del cambio climático y el calentamiento global que los está derritiendo, sus principales amenazas están en los proyectos mineros y otras actividades.

En defensa de los glaciales, Greenpeace convocó a la «Primera Marcha de Súper Héroes», a la que asistieron unas tres mil personas para solicitar a Bachelet una ley de protección de glaciares, «una ley glaciar cinco estrellas. Le pedimos a Bachelet que se comprometa con una ley de glaciares que realmente los proteja, como anunció el 21 de mayo. Necesitamos una ‘ley glaciar cinco estrellas’ que garantice que los glaciares son intocables», dice Matías Asun, director de Greenpeace Chile.

La ley debiera considerar que existen distintos tipos de glaciares y que todos deben ser protegidos; que lo que rodea y conserva un glaciar debe ser también preservado; que no pueda realizarse ninguna actividad que dañe a un glaciar; que los proyectos mineros que afectan glaciares deben dejar de hacerlo; y que los glaciares deben ser un bien público y su cuidado, responsabilidad del Estado. Según Asun, «la normativa actual permite la destrucción de los glaciares. Gracias a un vacío legal, Greenpeace fundó el pasado 5 de marzo un país, la ‘República Glaciar’, sobre 23 mil kilómetros cuadrados de glaciares», dice. La fundación de la República Glaciar, como forma de denunciar la desprotección de los glaciares en nuestro país, captó la atención mundial.

La Patagonia posee la tercera mayor reserva de agua dulce del mundo, después de la Antártida y Groenlandia. Pero enormes glaciares están retrocediendo dramáticamente. Según el Centro de Estudios Científicos, el glaciar Jorge Montt, en Aysén, disminuyó un kilómetro entre febrero de 2010 y enero de 2011. Desde el primer registro del glaciar -un mapa de 1898-, ha retrocedido 19.5 kilómetros. Un estudio de científicos británicos y suecos, publicado por Nature Geoscience , analizó cerca de 350 glaciares de la Patagonia y demostró que «todos, menos dos, han retrocedido de manera significativa desde finales de 1800, y se han ido reduciendo a un ritmo más rápido durante las últimas tres décadas». «Los glaciares están en su mayoría retrocediendo, lo que nos obliga a protegerlos. El récord ambiental de Chile no es favorable y eso hace urgente una ley de protección de glaciares», enfatiza Matías Asun.

En 2005, siendo candidata, Bachelet aseguró -refiriéndose al proyecto Pascua Lama-, que «no permitiría la destrucción de los glaciares» y que «legislaría para protegerlos». Pero cuando asumió la primera magistratura, no solo no aprobó ningún proyecto de ley, sino que validó el estudio de impacto ambiental de Nevada Minera -subsidiaria de Barrick Gold-, para Pascua Lama, que fue incumplido. Pocos días antes de terminar su primer mandato, Bachelet fue agasajada y premiada por Barrick, en Nueva York, con la «insignia de oro» de Americas Society, fundada por Rockefeller. Barrick Gold está vinculada al grupo.

En septiembre de 2013 la Corte Suprema ratificó un fallo de la Corte de Apelaciones de Copiapó que ordenó suspender las obras de Pascua Lama, a raíz de la contaminación y destrucción de glaciares y contaminación de las aguas. «Bachelet se comprometió a no destruir nuestros glaciares y eso no se cumplió, hoy sabemos que los glaciares Toro 1 y Toro 2 ya están destruidos», señalan organizaciones ecologistas y ciudadanas del Huasco.

 

PASCUA LAMA:

SED DE ORO

No hay experiencias de compatibilidad de megaminería y ecosistemas glaciares. «El discurso perverso que se quiere instalar hipoteca severamente la disponibilidad de agua en el mediano plazo y la calidad del agua en el corto plazo», dice Lucio Cuenca, director del Observatorio Latinoamericano de Conflictos Ambientales (Olca).

Para el Centro de Derechos Humanos y Ambiente (CEDHA) -propulsor de la ley de glaciares en Argentina-, «en territorio indígena diaguita-huascoaltino hay más de 400 glaciares en riesgo por los proyectos mineros Pascua Lama y El Morro». Agrega que «son 118 los glaciares con hielo a la vista, mientras que 305 son del tipo cubierto o de rocas, también llamados glaciares de escombros, donde el hielo existe por debajo de la superficie. Se ubican entre los 3.600 y 5.800 metros sobre el nivel del mar. Existen al menos tres glaciares que han sido completamente cubiertos por el polvo y detrito removido y levantado por Barrick Gold en preparativos del proyecto Pascua Lama». Lucio Cuenca dice que «ha habido negligencia y daño a los glaciares por parte de la compañía Barrick Gold. La propia empresa reconoció que los intervinieron directamente».

«Barrick Gold es responsable de destrucción de glaciares en el Huasco», agrega Francisco Ferrando, doctor en geografía y glaciólogo de la Universidad de Chile. Les amenaza la «construcción de caminos en ambiente periglaciar y glaciar, trabajos y sondajes sobre glaciares, tronaduras y vibraciones, negligencia en el manejo del polvo tras el gran tránsito vehicular de camiones y camionetas, y el comienzo ilegal del prestripping , así como el aumento de la temperatura por la gran cantidad de maquinaria e intervención humana». Según Ferrando, los glaciares tienen gran importancia en el aporte hídrico a las cuencas, y «al afectarse un cuerpo de hielo, independiente de su tamaño y de su clasificación, se está dañando toda la interrelación y condiciones específicas que hacen posible que el frágil ecosistema glaciar exista y permanezca». Según expertos glaciólogos no es cierto que la única razón del retroceso de los glaciares sea el cambio climático. La megaminería en zona glaciar no solo afecta las aguas de las cuencas en cantidad, sino también en calidad. El polvo que cae y los derrite contiene metales pesados y partículas de combustible que contaminan los cursos de agua. Roxana Bórquez, ingeniera en recursos naturales especializada en glaciares, agrega que «los glaciares están siendo devastados por la megaminería contribuyendo a la escasez hídrica. Son imprescindibles para la estabilidad hídrica de las cuencas; son reguladores del clima y constituyen reservas no renovables de agua, por lo que protegerlos es una obligación».

«Veladero y Pascua Lama registraron importantes impactos en glaciares y ambiente periglaciar de la zona, con una drástica reducción superficial y volumétrica de muchos glaciares», dice Lucio Cuenca. Y agrega: «‘La sed de oro, nos dejará sin agua’ es una de las consignas que han acompañado el caminar de las comunidades de la provincia de Huasco contra el proyecto Pascua Lama; los arrieros de la parte alta del valle entendieron en 2001 que por donde se quería instalar el rajo de la mina, se iban a afectar los ‘bancos perpetuos’ y que eso secaría el territorio, como ya se secó el Loa, el oasis de Quillagua, el río Copiapó… Por desgracia hacia el norte minero son múltiples los ejemplos de agotamiento del agua por el actuar de la megaminería química. Cuando en 2001, las comunidades advirtieron que la empresa no mencionaba ni los impactos, ni los riesgos de destrucción de glaciares en su estudio de impacto ambiental, el gobierno exigió un ‘plan de manejo de glaciares’, haciendo gala de una ignorancia tal, que validó la propuesta de la empresa de cubicar y trasladar los glaciares, experiencia exitosa, según Barrick decía, en Kirguistán. Pero las comunidades que saben cómo operan las cuencas, no se lo tragaron y tomamos contacto con el país asiático… La intervención de la minera había sido desastrosa; la afectación del ecosistema glaciar, irreparable».

Minera Los Pelambres y la División Andina destruyeron entre 1997 y 2006 más de 40 millones de metros cúbicos de agua dulce, lo que implicó la desaparición de 27 glaciares rocosos removidos o usados como depósitos de estériles y residuos. La Consultora Golder Asociados señaló que Barrick Gold ha provocado desde la década de 1980, cuando inició la prospección, el retroceso del 70% de los glaciares donde se emplaza Pascua Lama, en la región de Atacama.

 

MEGAMINERIA

DESTRUCTORA

Además de Pascual Lama, que entre 1981 y 2000 destruyó el 62% del glaciar Toro 1 y el 71% del glaciar Toro 2, se encuentran los proyectos mineros Mina Sur-Sur, de la División Andina, responsable de la mayor intervención en glaciares rocosos a nivel mundial, afectando a 2,6 kilómetros cuadrados, lo que equivale a 22 millones de metros cúbicos de agua; Expansión Andina 244 -proyecto de expansión del yacimiento Andina, de Codelco-, pondrá en peligro alrededor de 5 mil hectáreas de glaciares en el área de influencia, pues pretende expandir su capacidad de tratamiento en 150 toneladas por día, afectará glaciares en la alta cordillera de la V Región y la Región Metropolitana; Los Robles, que entre 1988 y 2005 destruyó en las cuencas altas del río San Francisco y Olivares -afluentes de los ríos Mapocho y Maipo- casi un kilómetro cuadrado de glaciares, provocó la pérdida de seis a nueve millones de metros cúbicos de agua; Alto Maipo, proyecto que pondrá en riesgo al Santuario Natural El Morado y sus glaciares, debido a la construcción de un túnel que canalizará agua para generación eléctrica bajo los glaciares; y Los Pelambres, minera que ha destruido al menos cuatro glaciares rocosos por depósitos de lastre para construir caminos.

Los Pelambres depositó 81 millones de toneladas de material estéril en el botadero noroeste, área donde «se concentran las intervenciones de mayor impacto sobre glaciares rocosos». En la cuenca donde se emplaza el proyecto se identificaron quince glaciares rocosos: «Los glaciares rocosos localizados en la parte noroeste, han desaparecido casi completamente por el avance de botaderos de material estéril. A diferencias de los glaciares rocosos localizados al oriente de la mina, los cuales sólo han sido intervenidos por la construcción de caminos».

En 2008, se creó la Unidad de Glaciología y Nieves en la Dirección General de Aguas (DGA), donde nace el Inventario Nacional de Glaciares, y luego, en 2009, surge la Política Nacional de Glaciares, que dejó a la DGA y a la Conama a cargo de la formulación de políticas públicas. «Se hizo en acuerdo con las mineras. Fue coordinada por Claudio Nilo, que después se fue a Anglo American. Define los glaciares como recursos renovables. Es una vergüenza», dice Sara Larraín, de Chile Sustentable.

Para Matías Asun el que no tengamos todavía una legislación que proteja los glaciares es una deuda con las comunidades, las familias y el futuro: «Chile necesita una ley de glaciares -dice-. En la práctica, el vacío legal que existe supone que los glaciares no son bienes nacionales de uso público y están sometidos a la legislación del Código de Aguas, que finalmente los entrega en concesión. Podría utilizarse para que alguien registre a su nombre los derechos del agua a partir de un glaciar, que puede pasar con una empresa, un particular, etc. Los glaciares que Chile posee constituyen una piedra angular de cualquier estrategia para enfrentar el cambio climático. La pregunta es cuándo concretará la presidenta Bachelet su compromiso y hasta qué punto cumplirá. Hay quienes no quieren un proyecto de ley de glaciares. ¿La razón? La misma de siempre: les duele el bolsillo. El problema es que así ocurren desastres como Pascua Lama, o como los que amenaza con repetir la División Andina a pocas decenas de kilómetros de Santiago. Existen varios proyectos en el Congreso que abordan la protección de glaciares. Pero sólo uno contiene lo que hemos llamado las ‘cinco estrellas de la protección de glaciares’: el proyecto de la ‘bancada glaciar'».

 

 

 

Publicado en «Punto Final», edición Nº 815, 17 de octubre, 2014

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