Como nunca antes, el escenario político se ha enturbiado anivelesde tamaña extensión y profundidad, puesto que no se trata ya de una lucha desatada entre dos amplios sectores irreconciliables -como acaeció, por ejemplo, en los primeros años de la década de 1970-, sino, más bien, una quebrazón de estructuras que afecta a todas las tiendas […]
Como nunca antes, el escenario político se ha enturbiado anivelesde tamaña extensión y profundidad, puesto que no se trata ya de una lucha desatada entre dos amplios sectores irreconciliables -como acaeció, por ejemplo, en los primeros años de la década de 1970-, sino, más bien, una quebrazón de estructuras que afecta a todas las tiendas partidistas provocando el prolegómeno de situaciones desconocidas hasta ahora…algo así como un panorama cercano a aquello que los viejos marinos portugueses llamaban «aguas turbias», las que obligaban a los capitanes a ordenar cambios de rumbo para evitar males mayores.
Dificulto que algún analista político, o un experto en asuntos esotéricos, puedan explicar en manzanas lo que viene acaeciendo en Chile desde hace largas décadas en estas controversiales materias. Me refiero muy particularmente a las reacciones de la ciudadanía, ya que es esta la que en gran medida puede dar golpes al timón de la conducción nacional en asuntos económicos, sociales y jurídicos.
En la última encuesta ADIMARK del pasado mes de abril, la cual apuntaba a la evaluación ciudadana del gobierno de Michelle Bachelet, destacaron dos datos: la inédita aprobación que obtiene la Presidenta, que llega a un 67%, y la existencia de una cifra mayor al 50% de los encuestados que se manifestó «indeciso» y no se alineó en ninguno de los bloques existentes.
¿Cómo entender ese 67% de apoyo a la gestión del gobierno si, por ejemplo, la brecha económica continúa disparándose en beneficio de los poderosos y el nivel de cesantía se eleva dramáticamente?¿Qué parámetros utiliza el elector para evaluar la gestión de sus autoridades? ¿O no usa ninguno y sólo se deja llevar por la parafernalia que le endosan diariamente por televisión, ya que la mayoría de los chilenos se niegan a leer y únicamente creen estar bien informados mediante su apego intransable a la llamada ‘caja idiota’?
Esta semana,CERC dio a conocer su encuesta realizada también a mediados de abril, en la que Sebastián Piñera mantiene una clara ventaja sobre el abanderado de la Concertación (Eduardo Frei). Este último obtuvo (siempre según la encuesta CERC) un 33% de aprobación frente al 44% de su adversario derechista, el que a su vez muestra un estancamiento en estas lides, lo que por cierto es motivo de preocupación en la coalición ‘aliancista’ puesto que faltan aún siete meses para los comicios y, ya no hay dudas al respecto, Piñera se ha estancado y no presenta avances en ninguno de los últimos sondeos. Por el contrario, su contendor -Frei- viene experimentando alzas significativas, aunque todavía insuficientes para emparejar estadísticamente a su oponente al sillón de O’Higgins.
Además, el sondeo de CERC mostró un importante cambio en el apoyo ciudadano a los partidos políticos, con respecto a las mediciones realizadas antes de las elecciones presidenciales de 2005. En comparación al sondeo de abril de ese año, el respaldo a la UDI, que entonces era el principal partido, con un 17%, hoy sólo alcanza el 6%, siendo superado por RN, que obtiene un 18% de las intenciones de voto, escenario que se explica porque el abanderado de la oposición pertenece a Renovación Nacional.
Los partidos de la Concertación, en tanto, muestran lo que el director del CERC (Hunneus) calificó como «una debilidad sin precedentes». En comparación al 2005, la DC se mantiene con un 11%; el PS baja 4 puntos, llegando a un 5% de apoyo ciudadano; y el PPD disminuye 5 puntos, marcando un 3%.
No se logra entender cómo la coalición que nos gobierna, habiendo cometido decenas de evidentes actos de corrupción, pueda seguir contando -según las encuestas- con elbeneplácito mayoritario del pueblo al que, quizá, poco y nada le importa ni interesa que miembros de la Concertación se hayan agenciado miles de millones de pesos en escándalos como el MOP-GATE, CORFO-INVERLINK, Chiledeportes, EFE, Gendarmería, compra de aviones a Holanda, CODELCO, autopistas concesionadas, subvenciones escolares,Transantiago y un largo etcétera cuyo desmenuce sería tedioso.
Tampoco se logra entender por qué la gente -o un porcentaje de ella- sigue confiando sus futuros en individuos derechistas que militan en partidos como UDI y RN, ya que son los mismos quetres o cuatro décadas atrás propusieron, concretaron y aprovecharon el ‘regalo’ dictatorial emanado de la firma de Pinochet al «privatizar a precio de huevo» más de 50 empresas estatales el año 1989, pocos meses antes que el militar abandonara La Moneda. Ese ha sido, sin duda, el mayor robo ‘legal’ efectuado por gobierno alguno en la Historia de Chile, pero al parecer poco importa ello a la gente que muestra disposición a otorgarle su confianza a los mismos ladrones que despellejaron el país al momento de bajar sus banderas totalitarias para entregar la conducción nacional a otras fuerzas políticas.
Son esas viejas fuerzas derechistas las que hoy proponen un «cambio» en el país, cambio que por cierto se codeará -si es que no se asocia- con las añosas ansias empresariales dederrumbar a machetazos toda legislación que beneficie a los trabajadores, cercenar las indemnizaciones por años de servicio y continuar, ad eternum, privatizando las escasas empresas estatales, como por ejemplo las escuelas y consultorios municipales.
Volvamos, aunque moleste, al guarismo indicado al inicio de este artículo, aquel del 50% de ‘indecisos’ mostrado por al encuesta ADIMARK. Es ahí donde seguramente apuntan hoy sus dardos Alianza y Concertación para dirimir la contienda electoral del próximo diciembre.
Es en ese mismo 50% donde también instala esperanzas la izquierda criolla. Pero esa izquierda se encuentra fragmentada en pequeños retazos electorales que insisten tozudamente -cada cual- en imponer su ínfima voluntad sobre el resto de sus pares, sin liderazgo cierto, ni voluntad de unidad verdadera. ¡Y sin programa, en algunos casos!
La atomización de los pseudos liderazgos llegó a grados risibles en la izquierda, pues el número de precandidatos supera toda lógica basada en la ideología: Alejandro Navarro, Jorge Arrate, Eduardo Artés, Marco Enríquez-Ominami, Pamela Jiles, etc. Muchas cuerdas para un esmirriado trompo. Muchos ‘caciques’ para tan exigua y desorganizada tribu. A menos, claro, que no sea precisamente la ideología quien una el grupo.
A decir verdad (esto ya lo había expuesto en un artículo anterior pero es digno de ser reiterado), la realidad política que se observa en las diversas izquierdas es deprimente. Pero, hay que arar con los bueyes que se tiene y a muchas personas les gustaría poseer la fe y seguridad ideológica que los distintos sectores izquierdistas muestran en sus comunicaciones, aunque por ahora tales ‘análisis’ se encuentran bien alejados de la realidad, de los estados de ánimo, así como del nivel de participación y organización de la gran masa y de las correlaciones actuales de fuerzas.
El brillante y perverso sistema binominal (o estafa binominal) ha colocado un fórceps insalvable y el Juntos Podemos reducido -y los ‘arratistas’- deberían omitirse en unos 48 distritos, ya que el pacto es obligadamente nacional. Si la alianza que apoya a Jorge Arrate quiere llevar candidatos en los otros 48-50 distritos deberá montar una coalición instrumental y convertir en independientes a sus candidatos antes del 11.09. 2009.
¿Y qué será del senador Navarro y su MAS?, de los que vi muchas banderas en la esmirriada marcha CUT de Concepción (1.200 personas) el 01 de mayo. Al menos por la Región Metropolitana creo que se quedó sin espacio y con tres postulantes más de izquierda que andarán buscando firmas notariales(Eduardo Artés, Pamela Jiles y Marco Enríquez-Ominami, que tiene buenos apoyos empresariales y de marketing, como R. Danús y Max Marambio, buena cobertura en los medios del sistema y una entrevista destacada en la revista Punto Final).
Aquí, lo interesante es preguntarse cuántos votos -qué porcentaje electoral- representa toda esta izquierda, pues si el guarismo supera el 12%, en una segunda vuelta electoral (lo que parece ser más factible) esa misma izquierda deberá enfrentar la alternativa de votar por Frei o llamar a los suyos a anular el sufragio. Lo más predecible es la primera de las opciones, la cual dejaría a Frei definitivamente ganancioso superando la mitad de los sufragios emitidos, ya que el potencial apoyo del nunca bien ponderado PRI dirigido por Adolfo Zaldívar -que llamaría a los suyos a apoyar a Piñera- difícilmente superaría el 05% de los votos válidamente emitidos, cifra insuficiente para combatir los guarismos pro-Frei que otorgaría la izquierda en su conjunto.
No obstante, en la Alianza (donde hoy día el ‘optimismo electoral’ es idéntico al que había cuando Lavín los representaba) aseguran que todo lo mencionado en estas líneas es ‘paja molida’ ya que Piñera «ganará en primera vuelta». Optimismo desmedido con el que los muchachos de Renovación Nacional vienen jugando en sus concentraciones, encuentros y seminarios
Así están las cosas en el variopinto panorama de la política nacional. Un enredo mayúsculo donde referentes importantes del PS, como Carlos Ominami, avisan que desobedecerán a su dirigencia para apoyar a Marco Enríquez quien también se ha transformado en una especie de ‘disidente’ vocinglero dela administración Escalona, obligando a Eduardo Frei a salir intempestivamente a la luz pública para detener a como dé lugar la fragmentación de uno de sus aliados en esta lucha nunca acabada del electoralismo presidencialista.
Mas, en la última encuesta CERC, Marco Enríquez-Ominami, luego de haber estado encumbrado por sobre el 10%,’se derrumbó’ cayendo nueve puntos, en un tiovivo muy propio del ‘sube y baja’ político donde el cielo colinda directamente con el infierno. Además, si alguien pensó ingenuamente que Enríquez-Ominami era un proyecto ‘nuevo’ en política, se equivocó medio a medio, puesresulta suficiente mentís observar esa fotografía publicada en todos los medios de prensa donde Marco E-O camina muy alegremente acompañado de «bestias conocidas» como Nelson Ávila y Esteban Valenzuela, quienes junto al diputado Álvaro Escobar dicen formar parte del «nuevo» (¿?) referente político que representa el sentimiento mayoritario del pueblo. Todos esos parlamentarios vienen saliendo de las brasas ardientes de viejas y nuevas tiendas,complicadas unas, fracasadas otras. ¡¡Como para creerles!!
Y en el otro lado de la vereda partidista, la solitaria voz discordante de Pablo Longueira insiste en dejar muy en claro que Sebastián Piñera «es lo que hay no más», pues para muchos dirigentes de la UDI el empresario-candidato no es lo mejor ni lo más indicado para enfrentar a la Concertación en diciembre, ya que en absoluto representa el sentimiento de la tienda de Jaime Guzmán en cuanto a combatir REALMENTE la pobreza. Bueno, eso es lo que afirma Longueira.
Es en este multifacético y turbio campo electoral donde deberá dirimirse, en siete meses más, la conducción del país en cuanto a dos de los Poderes del Estado -Legislativo y Ejecutivo- que, hasta este momento, están copados y ocupados por personajes que no convencen a la ciudadanía pero que esta, a pesar de los pesares, al momento de responder a un encuestador les entrega un voto de confianza.
¿Alguien puede entender bien este asunto y explicarlo con claridad?
www.kaosenlared.net/noticia/chile-quien-entiende-esta-politica-rio-revuelto