En medio de la crisis agravada por el Covid-19, que desnuda la ruina del sistema capitalista, el Gobierno de los Estados Unidos dio un paso más en respaldar al tercer Gobierno de Uribe, en su propósito de destrozar el Proceso de Paz.
Durante los Gobiernos de Andrés Pastrana (1998-2002), Álvaro Uribe (2002-2010) y Juan Manuel Santos (2010-2018) la diplomacia cubana ha estado al servicio de la paz de Colombia.
En la Mesa de Diálogos con el ELN, Cuba ha sido parte de los Países Garantes, desde la Fase Confidencial en 2014 y luego en la Fase Pública desde 2017, hasta mayo de 2018 cuando el Gobierno colombiano y el ELN le solicitaron servir de sede de las rondas de conversaciones.
Al iniciar el actual Gobierno de Iván Duque, Cuba siguió alojando a la Delegación de Diálogos del ELN a la espera de un reinicio de las conversaciones, posibilidad que quedó interrumpida en enero de 2019 por parte del Gobierno colombiano; momento en que debió aplicarse el Protocolo de retorno de la Delegación elena, acuerdo que Duque se niega a cumplir.
Esta negativa del Gobierno trasgrede un Acuerdo Internacional propio de las negociaciones de paz, del que son testigos los 6 Países Garantes; además de constituir una lesión a una política de Estado, como es el logro de una paz estable y duradera.
La decisión del Gobierno de los Estados Unidos adoptada este 13 de mayo, respalda a Duque en negar este acuerdo de Estado y califica a quienes lo exigen como de “colaboración insuficiente” con la política de Washington. Les espera el aislamiento internacional a los Estados que se empeñan en incumplir los Acuerdos que firman.
Es de máxima perfidia calificar a Cuba como violadora del Derecho Internacional y hacerlo como pago por sus servicios a la paz, cuando los violadores son Trump y Duque.