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¿Quo vadis?

Fuentes: Rebelión

El proceso de acumulación capitalista deviene una concentración cada vez mayor de recursos. Pero esa acumulación y concentración va dejando de ser progresivamente una asimetría entre estados, para dar lugar a asimetrías  entre corporaciones y estados. Dicho de otro modo, la acumulación va dando cada vez más poder y autonomía de las Corporaciones respecto a los estados. A su vez, esa movilidad de las Corporaciones que trasciende las fronteras nacionales estaría produciendo en el presente, tensiones crecientes entre políticas de Estado nacionalistas que estarían apuntando a restar o si se quiere, a extinguir el poder corporativo global.

Esa tensión se estaría verificando tanto en el escenario global, como en el interior de Estados potencia como EEUU, donde se están produciendo escenas que eran propias del tercer mundo. Impugnaciones a resultados electorales, law fare, acusaciones entre políticos de corrupción y hasta climas destituyentes

EEUU está sufriendo una crisis política interna que no tiene precedentes en toda su historia. Por primera vez un ex presidente de la República es imputado y sometido a juicio. Se trata del ex Pdte. de EEUU, Donald Trump . Tiene 37 cargos en su contra, entre ellos, haberse apropiado de documentos clasificados del Estado. Fue citado por la justicia y privado de su libertad en el Estado de Florida por cuatro horas.  Un Juez ordenó su libertad, aparentemente, cuando circuló la noticia de una probable manifestación en las calles de Miami reclamando la libertad de quien consideran su líder.

Después, el Sr. Trump en un acto público multitudinario, dio un furibundo discurso acusando al presidente Biden de corrupto, y anunciando que cuando asuma la Presidencia después de las elecciones del año que viene, nombrará a un fiscal que se hará cargo de los hechos de corrupción de Biden.

A  lo que se estaría refiriendo Trump, es a que el FBI inició una investigación sobre un supuesto soborno que habría recibido Biden y sus hijo, Hunter, por parte de una empresa gasífera ucraniana de cuyo directorio forma parte el mismo (Hunter Biden). El soborno que sería de 5 millones de dólares a padre e hijo, habría dado la empresa cuando Joe Biden era Vice Pdte. en el gobierno de Obama, para lograr que EEEUU abra su mercado a la producción de la gasífera.

Otra situación nueva registrada en el escenario político  norteamericano, es que históricamente los dos partidos tradicionales, si  bien tenían diferencias en las campañas, siempre acordaron para que los gobiernos no tengan dificultades de gobernabilidad. Esta vez no ocurre eso. Ya el aparatoso incidente de enero del 2021 en que una turba asaltó el Capitolio, puso en evidencia el nivel de conflictividad  política que reina en el país del norte. Estamos hablando de una fragmentación en la sociedad norteamericana solo equiparable al escenario de la guerra de secesión . Los partidarios de Trump  dicen que él es víctima de un law fare para evitar que se candidate a las elecciones generales del año que viene, siendo por ahora el candidato con más chances de ganar. Así, EEUU está viviendo un espectáculo que era propio de su histórico patio trasero, Latinoamérica.

El trumpismo como signo de ruptura.

Pero lo que cabe preguntarse es: qué es lo que da lugar a esa conflictividad. ¿Es Trump un político republicano más en el paisaje político de EEUU? Pareciera ser que no. Daría la impresión de que Trump está representando un proyecto que se contrapone al orden establecido, y sobre todo, a los intereses de los históricos poderes fácticos que determinan la vida norteamericana. Por ejemplo, el complejo militar industrial y el poder financiero; eso que se conoce como Wall Street. Si esto es así, lo que quedaría claro  es que Trump no está solo . Que hay otras fuerzas dentro de esa resquebrajada estructura de poder  que lo apoyan. Y esas fuerzas podrían estar en parte de los servicios de inteligencia, llámese CIA, FBI etc y parte del ejército. Fuerzas que estarían respondiendo a una buena parte de la sociedad norteamericana que estaría en desacuerdo con la política expansiva militar en la que está embarcado el gobierno actual. Una política que prioriza la producción y venta de armas en detrimento de la mayoría de la población. Dicho sea de paso, ese es el escenario que se está dando en todo Occidente. Es decir, EEUU y Europa.

Dicho esto, todo estaría indicando que Trump no es un político del Partido Republicano más. El que haya sido antes miembro del Partido Demócrata no sería tan relevante, por las pocas diferencias sustanciales entre los dos partidos tradicionales. Lo que sí es relevante, es que es un impugnador del orden establecido, un orden establecido en siglos.  Se podría pensar que es un exponente de un punto de inflexión en la historia norteamericana que trasciende sus fronteras. También, que es la expresión de una crisis de la cultura occidental. Por eso será que hay analistas que hablan de que estamos asistiendo a una crisis civilizatoria.

Pero por otro lado, lo que cabe resaltar como particularidad de la coyuntura, es que ese trumpismo que cuestiona el orden establecido y al hacerlo se opone al poder de la élite corporativa, es transversal a los dos grandes partidos tradicionales de EEUU . Tanto es transversal que en el Partido Demócrata está emergiendo rápidamente la figura de Robert Kennedy Jr, hijo de quien fuera Senador y hermano del ex Pdte. Kennedy, asesinado en formas muy extrañas hasta ahora no aclaradas en plenitud. Este político del Partido Demócrata tiene una posición coincidente con la de Trump de fuerte impugnación al Establishment. Es decir, a la élite corporativa.  Es una situación que suma a lo inédito del escenario político norteamericano. Hasta se está hablando de la posibilidad de una chapa formada por Trump y Kennedy.

La crisis civilizatoria y el escenario global

La crisis civilizatoria de la que se habla -que comprende la emergencia de fuerzas internacionales e internas dentro de Estados potencia-, hace explosión en una guerra que está conmocionando al mundo. La guerra que se libra en Ucrania y que aparece en la versión oficial occidental como una guerra entre ese país y la Federación Rusa, pero que en realidad se trata cada vez más claramente de una guerra entre la OTAN y la Federación Rusa. Es un choque geopolítico de los dos proyectos en curso: proyectos nacionalistas vs. proyectos globalistas. Los primeros impugnan y tratan de anular a las élites corporativas, y los segundos, son las élites corporativas las que tratan de preservar su hegemonía planetaria.

Y en gran medida, occidente o mejor, las contradicciones de occidente son las responsables de esta crisis sistémica.

Rusia

A la caída de la Unión soviética en 1991, con la aviesa complicidad entreguista de Boris Yeltsin, Occidente, es decir, EEUU promueve la apertura de Rusia al neoliberalismo y no dedica ningún cuidado sobre las consecuencias sociales que ello acarrearía en el país eslavo, como siempre pasa cuando EEUU realiza sus “cruzadas civilizatorias” en el mundo. Eso fue un desorden total y generó el apogeo de corporaciones que exacerbaron las desigualdades sociales. Ese patético escenario dura hasta la llegada de Vladimir Putin al poder en el año 2000, quien diseña y ejecuta un proyecto nacionalista dispuesto a liberar a Rusia del poder de las élites corporativas. Esa es una de las causas de la guerra en Ucrania. La otra causa fundamental, sería la intención de Occidente de desmantelar Rusia por ser un enorme territorio con enormes y valiosos recursos naturales. Intención que dataría ya de los años 90 del siglo XX.

Si esto es así, vemos que también en Rusia -como consecuencia de las contradicciones de la política hegemónica de Occidente-, emerge como una víctima política del relajo neoliberal de la etapa inmediata post soviética, y trata de enfrentarse y terminar con las élites corporativas.

China

La historia contemporánea china que arranca en 1949 con la revolución encabezada por Mao Tse Tung  , se podría dividir en tres etapas. La primera que corresponde al mentor y ejecutor de la revolución, Mao. La misma supone una consolidación política del nuevo Estado que en el plano económico intenta una socialización  y colectivización de la economía  con serios problemas en su implementación. Pero es en la segunda etapa que se inicia en los años 70 del siglo pasado, con la conducción de Deng Xiaoping , que China da un enorme salto para iniciar su camino a constituirse en el nuevo hegemón planetario. ¿Cómo lo hace?, abriendo la economía a la inversión corporativa internacional, pero con gran capacidad, apropiándose de la tecnología que venía con ella . Tanto la dirección y la tecnología venida de afuera con las inversiones corporativas multinacionales, pasaron a pertenecer a China.

Y la tercera etapa en curso, es la de Xi Jinping que gobierna China desde el 2013, cuyo propósito ya desde un sitial hegemónico, es adoptar una política que apunte a ir liberándose de las corporaciones capitalistas tanto locales como internacionales. Si eso se lograse, a medio o largo plazo ( como son los plazos chinos), China estaría logrando su objetivo estratégico de un socialismo a la China.

Observando este convulso escenario global, es para pensar que estamos asistiendo a un crítico punto de inflexión un mundo en que se enfrentan políticas pro globalistas o pro corporaciones , contra políticas nacionalistas contrarias a las élites corporativas.

Dependerá de cual de los proyectos prospere para pensar que vamos camino o a un mundo menos asimétrico y multipolar o en su defecto, una concentración mayor de riqueza para la consolidación del poder corporativo mundial para agudizar aún más las desigualdades sociales en el mundo. Ello, si el mundo no revienta antes en una conflagración nuclear.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.