Cuando tuve la oportunidad de asistir a la «Cumbre Mundial Afrodescendiente», que se realizó en San José de Costa Rica en el año 2011, aprendí un poco más acerca del «racismo estructural». Hasta ese momento, yo me negaba a aceptarlo: ¿cómo es posible que en Cuba, donde supuestamente hay iguales oportunidades para todas las personas, […]
Cuando tuve la oportunidad de asistir a la «Cumbre Mundial Afrodescendiente», que se realizó en San José de Costa Rica en el año 2011, aprendí un poco más acerca del «racismo estructural». Hasta ese momento, yo me negaba a aceptarlo: ¿cómo es posible que en Cuba, donde supuestamente hay iguales oportunidades para todas las personas, va a existir racismo estructural?, me decía a mí misma cuando era interpelaba sobre este asunto. Pues bien, aprendí que una de las evidencias más simple y notables era el «eso siempre ha sido así», que se escucha generalmente cuando se quiere denunciar una situación de discriminación racial en el ámbito institucional.
He escrito un par de veces sobre este asunto, pero como cada día encuentro una nueva evidencia del racismo «estructural» (que algunas personas llaman «institucional») y también comentarios que afirman que en la Isla somos un «paraíso» con relación a la discriminación racial, pues entonces me he dado a la tarea de juntar dichas evidencias, con el objetivo de estimular el debate y el intercambio entre cubanos.
Luego de leerlas, usted podrá sacar sus propias conclusiones:
La pobreza en Cuba tiene mayoritariamente color negro, lo cual ha sido reconocido por la Dr. Mayra Espina, investigadora de mucho prestigio que lleva décadas estudiando el tema. La misma, en entrevista concedida al periodista Fernando Rasvberg ha dicho que: «Los estudios señalan claramente que las desventajas están especialmente acumuladas en la población de negros y mestizos, en las mujeres -aunque hay una franja de ellas muy empoderadas-, los territorios rurales, montañosos y dentro de las mismas ciudades hay franjas empobrecidas». Lea la entrevista completa.
La sobre-representación de negros y mestizos en la población carcelaria en Cuba. Si bien este es un hecho que pocas personas se atreven a negar, mucha gente alude que las personas negras somos más proclives a la delincuencia. ¿De verdad? ¿No será que el entramado de relaciones sociales y económicas nos ponen en situaciones de precariedad en todo sentido (los puestos menos remunerados, vivimos en los sitios con mayores problemas básicos, como de agua e higiene)?
La generalización de las «universidades blancas». Como publicó la revista Alma Mater, en el excelente reportaje «Universidades blancas«, en la Isla está teniendo lugar, desde hace años, un fenómeno que no por interesante deja de ser lamentable; y es que aquellas universidades que un día muy cercano a 1959 estuvieron llenas de personas negras, en la actualidad están cada vez más «blanqueadas». Según afirman las autoras del mencionado trabajo: «Según el Prontuario 2015-2016, que reúne las estadísticas de la Educación Superior en Cuba, hoy estudian, en las más de cien carreras, 109,749 blancos (66,1 por ciento), 34,320 mestizos (20,7 por ciento) y 21,857 negros (13,2 por ciento). Estas dos últimas cifras han disminuido con el tiempo, como mostraron recientes pesquisas del Centro de Estudios Demográficos (Cedem). Los números convocan a interpretaciones, si se tiene en cuenta que, según el Censo de Población de 2012, existe en Cuba un creciente proceso de mestizaje».
La existencia del «racial profiling». En mi bitácora «Negra cubana tenía que ser», se ha denunciado, en varias oportunidades, la manera particular que tiene la policía cubana de tratar a los jóvenes negros. Lamentablemente, la cantidad de melanina que se lleva en la piel influye en que un agente del orden público decida pedirle identificación a un joven negro, blanco o mestizo, o que sean tratados en plena calle como delincuentes sin haber delinquido. En especial, quiero llamar la atención sobre la presunción que hace la policía de que cuando uno de estos jóvenes está acompañando a extranjeros, entonces es un «jinetero». Algo así le sucedió a Reiniel Eduardo Pool Rodríguez, un joven profesional de la comunicación, residente en Trinidad.
La no existencia de una norma jurídica específica que enfrente la discriminación racial. Aun cuando en Cuba la discriminación racial es un delito, esta no está suficientemente proscrita en nuestro cuerpo jurídico, de manera que se hace muy difícil llevar adelante procesos contra ella. Según la abogada Deyni Abreu Terry: «A pesar de que no existe en Cuba una ley específica que regule las conductas genéricas que impliquen agresiones racistas, existe un precepto que sanciona actos de esta índole; por lo tanto, estos pueden ser denunciados formalmente ante autoridad competente, pues se ha incurrido en un acto sancionable.»
La no existencia de políticas públicas que propicien la inclusión de las personas afrodescendientes en las dinámicas actuales de «actualización» del modelo económico cubano. En la Cuba actual están apareciendo fenómenos nunca antes vistos en el archipiélago, como puede ser la gentrificación y la exclusión o el «blanqueamiento» de las universidades (que abordamos más arriba), o el color de la piel como condición para acceder a un puesto de trabajo en el emergente sector privado. Es muy difícil luchar eficientemente contra esas manifestaciones estructurales de racismo, si el país no ha diseñado políticas públicas que propicien el gozo pleno de los derechos a las personas negras y mestizas.
La variable «racial» en los censos en Cuba. Hace cuatro años tuve la oportunidad de participar en una investigación sobre la variable «racial» en los censos de la región. Uno de los resultados más importantes de dicho estudio revela que el censo no cruza la variable «racial» con otras de suma importancia, como por ejemplo, la tasa de fecundidad. Si además le interesa saber cuáles son las profesiones en las que negras y negros están sobre-representados, o la cantidad de personas negras en puestos de dirección, sus preguntas nunca serán respondidas. A lo anterior se suman las particularidades del diseño de la variable «racial» para los censos en Cuba y en específico el concepto que se utiliza (el «color de la piel»), el cual se introdujo por primera vez en el levantamiento de 1970 y que ha sido cuestionado por varios intelectuales y activistas como el Dr. Esteban Morales. Estos se ha reunido con funcionarios de la Oficina Nacional de Información y Estadística, pero ello no ha supuesto ningún cambio práctico en la manera en que se recoge tal indicador. Descargue el artículo resultado dela investigación.
Y, ¿entonces? Ya se tambalea el criterio de que en Cuba no hay «racismo estructural», ¿verdad?
Fuente: http://cubaposible.com/racismo-estructural-cuba-notas-debate/