Raúl: “… mientras viva estaré listo, con el pie en el estribo”
Martí: “…yo también, (…) con el pie en el estribo“
Fidel: “El pueblo, la revolución y la vida de cada uno de nosotros son inseparables”
Después de escuchar a Raúl en su Informe Central al Octavo Congreso del Partido Comunista de Cuba, me retrotraía al pasado y recordaba un artículo publicado el 5 de mayo del 2008 titulado Fidel y la antorcha de luz, enque analizaba una situación semejante y propio de aquel momento histórico. Expresaba entonces:
“Leyendo o escuchando comentarios acá y acullá sobre lo que ha pasado en Cuba y sobre las expectativas de lo que pasará, como algo mágico o misterioso, según el caso, después de la elección de Raúl como Presidente de los Consejos de Estados y de Ministros, uno no puede dejar de pensar que algunos andan perdidos ante esta partida del ajedrez político que según Fidel tiene muchas más variantes que el juego ciencia para enfrentar determinados problemas y darles las soluciones debidas según las circunstancias. Y tal parece que las estrategias de Fidel, quien las ha trazado durante más de cincuenta años, hubieran sorprendido a quienes se empeñan en hacer pronósticos sobre aspectos fundamentales de la historia de la Revolución y de la nación cubana.
Al hablar de cambios tal parece que aspiran a una fase de ruptura de la trayectoria de la Revolución y quieren introducir una brecha entre una fase y otra de la Revolución. Se niegan a aceptar que bajo la dirección de Raúl debe existir la continuidad histórica de la Revolución y, lógicamente, el enfrentamiento a las realidades internas y externas que caracterizan este momento concreto del país y del mundo. También el necesario perfeccionamiento del proceso de construcción socialista de la sociedad, que pasa también por rectificar los desvíos y aplazamientos, por enderezar los entuertos de nuestra propia obra, y eliminar todo asidero a la obra de zapa de los enemigos.
Debe recordarse que el país ha transitado desde un período especial crítico hasta una etapa del mismo de cierta recuperación en medio de situaciones internacionales muy cambiantes y adversas. Durante este tránsito, la Revolución Cubana, bajo la dirección de Fidel, fue delineando las medidas estratégicas urgentes, inmediatas o mediatas, para enfrentar los principales problemas acumulados en un decenio. Debe recordarse entre esas medidas las comparecencias televisivas periódicas de Fidel para esclarecer las metas trazadas y las medidas a aplicar en la práctica.
En fin, se puede recordar y volver a recordar las decenas de programas incluidos dentro de la batalla de ideas, que se encuentran en ejecución, y que fueron diseñados, desarrollados bajo la dirección de Fidel, en los años finales del pasado siglo e inicios del presente.
Por todo eso se puede concluir que en el presente hay que darle continuidad y remate a todas esas estrategias y planes, incluyendo cuantas variantes aconsejen la dinámica dialéctica de los problemas, las realidades y las circunstancias del país y su contexto internacional.
Para los que no entiendan esto en el presente y en el futuro, hay que recordarles las ideas de Fidel que se corresponden con esta situación concreta que hemos analizado, y que esclarecen las llamadas expectativas y cambios del hoy o del mañana.
Fidel decía:
“El futuro es más prolongado que el pasado. La alegría y el optimismo de hoy no nos conducirán al error de subestimar la lucha que tenemos delante. Nuestras dificultades serán todavía enormes; pero sabremos vencerlas. El revolucionario es como el corredor de maratón en la olimpiada de la historia en que las generaciones se suceden unas a otras! Como atletas olímpicos que llevan en sus manos una antorcha de luz, hagamos el máximo esfuerzo en el tramo que nos falta para entregarla victoriosos con honor y esperanza al relevo mejor que nosotros…
La patria revolucionaria no morirá jamás, porque la hemos forjado y defendido con nuestras vidas (…). Seremos inconmoviblemente fieles a nuestros principios y deberes revolucionarios, y esa será la herencia espiritual más valiosa que legaremos a las futuras generaciones de nuestra patria.
El pueblo, la revolución y la vida de cada uno de nosotros son inseparables. Al detenernos un minuto en el camino para mirar hacia atrás, debemos tomar conciencia del enorme honor que significó para nuestra generación haber vivido esta época y haber consagrado nuestras energías a esta hermosa tarea.
Como si volviéramos a empezar, miremos adelante ahora que hemos aprendido tanto para ser mejores y hacer más.
Una política de principios vale más que millones de palabras vacías. Los hechos reales son los que cuentan en la historia. Siempre hemos dicho que bajo ninguna circunstancia habríamos plegado nuestras banderas.”
Teniendo clara la interpretación de estas ideas expresadas por Fidel, debemos tener la certeza, por el momento, que se ha producido el primer relevo de maratón en esta olimpíada de la historia de la Revolución Cubana. Fidel ha entregado a Raúl una antorcha de luz, y esa debe iluminarnos a todos, y la marcha a partir de ahora la determinará el máximo esfuerzo para mantenerla alzada, llameante y victoriosa, con honor y esperanza. Como antes, la marcha aún debe ser larga y difícil. Pero así han sido siempre estas marchas olímpicas para conquistar la medalla de oro o para salvar a los pueblos que se representan. Lo importante es que la antorcha está en buenas manos y llegará al final indefectiblemente”.
Si eso era una verdad entonces, momento del primer relevo, produce pleno orgullo escuchar a Raúl, cuando fiel a la herencia histórica compartida con Fidel, expresaba ahora, momento del segundo relevo, ante el Congreso “… tengo la satisfacción de que entregamos la dirección del país a un grupo de dirigentes preparados, curtidos por décadas de experiencia en su tránsito desde la base hasta las máximas responsabilidades… En estos tres años Díaz-Canel ha sabido formar equipo y fomentado la cohesión con los órganos superiores del Partido, el Estado y el Gobierno.
En lo que a mi se refiere, concluye mi tarea como Primer Secretario del Comité Central de Partido Comunista de Cuba con la satisfacción del deber cumplido y la confianza en el futuro de la patria…”
Sus palabras finales llevan el compromiso de lealtad y rebeldía irrenunciables, que reflejan una sorprendente coincidencia histórica relacionada con una idea clave de Martí. Expresó Raúl: “…creo fervientemente en la fuerza y el valor del ejemplo y en la comprensión de mis compatriotas, y que nadie lo dude, que mientras viva estaré listo, con el pie en el estribo, para defender a la Patria, la Revolución y el Socialismo”.
Quiso el azar y las coincidencias del ideario patrio que estas palabras “con el pie en el estribo”, entroncaran con las mismas expresadas por Martí durante momentos de su existencia:
En su relato titulado Guatemala, expresó el 26 de marzo de 1877: “(…) y en tanto que pongo someramente para no menos larga excursión, el pie en el estribo…*
En carta a Mercado, de fecha 6 de mayo de 1880, expresó: “(…) y – tal vez – yo también, aunque sin derecho a repetirlo, con el pie en el estribo: –“ Y en otra carta del 22 de marzo de 1886, expresó: “Déme un estribo para echar a andar otra vez sobre la vida.”
También en carta al general Antonio Maceo de fecha 12 de mayo de 1895, arenga: “Súbase en los estribos, y haga arder los hombres a su voz.”
Así que hay ideas y hechos que uno guarda en el recuerdo. Por eso todavía siento el abrazo y la mano sobre el hombro del General- compañero, junto al Comandante Machado, el día 29 de abril de 2017 en el Laguito.
Wilkie Delgado Correa. Doctor en Ciencias. Doctor Honoris Causa. Profesor de Mérito de la Universidad de Ciencias Médicas de Santiago de Cuba.