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Recordando a César Roa, luchador de la caña

Fuentes: Rebelión

El 2016 cerró con una noticia que pasó prácticamente desapercibida en los medios, pero que a muchos nos golpeó muy duro. El miércoles 28 de diciembre, el compañero César Augusto Roa Carvajal, iba en su moto por Mosquera, Cundinamarca, cuando a las 10:30pm perdió el control del vehículo y se estrelló contra un poste. Para […]


El 2016 cerró con una noticia que pasó prácticamente desapercibida en los medios, pero que a muchos nos golpeó muy duro. El miércoles 28 de diciembre, el compañero César Augusto Roa Carvajal, iba en su moto por Mosquera, Cundinamarca, cuando a las 10:30pm perdió el control del vehículo y se estrelló contra un poste. Para los medios, era sencillamente uno más de los muertos en esa vía, el cuarto en la semana. Para nosotros el que había muerto era también un compañero excepcional, que había destacado en la lucha de los corteros de caña en el Valle del Cauca en el 2008.

Cesar nació en Palmira, pero vivió casi toda su vida en Cerrito. Había entrado a trabajar al ingenio Providencia en el 2003, a través de un contratista, desempeñándose en oficios varios: fue alzador de caña, y se desempeñó, sobre todo, como guardavía. Pese a ser oficios varios -o ministra, como les dicen en el sector- participó activamente en las luchas contra los contratistas en los paros de corteros en el 2005 y luego en el 2008 en contra de las Cooperativas de Trabajo Asociado, en aquella histórica y emblemática huelga que fue una auténtica escuela para toda una generación de luchadores. En esos años participó en la formación de la sección de SINALTRAINAL Pradera, la cual tuvo un efímera existencia, disolviéndose hacia el 2011, organización en la cual fue tesorero. Después de la disolución del sindicato y con la arremetida patronal en el sector azucarero, donde se combinó la mecanización con la neutralización de los dirigentes que habían mostrado mayor combatividad, César tuvo múltiples problemas en la empresa, hasta que la abandonó. Es así como terminó en Cundinamarca, en busca de nuevos rumbos.

Su partida, con apenas 34 años, nos priva no solamente de un gran compañero, sino que además, de un depositario de la historia viva de las luchas populares recientes. Quienes lo conocimos, nos sorprendimos siempre de la agudeza de su análisis, de la profundidad de sus conocimientos empíricos y de la firmeza de su convicción, amén de sus cualidades humanas. Las palabras que nos hizo llegar Juan Cambindo, otro gran dirigente de aquel paro de los corteros, resumen un sentir compartido entre quienes lo conocimos:

«Los compañeros que conocimos a César Roa lo recordaremos siempre como ese líder que, con su trabajo silencioso, constante, desinteresado, fue un invaluable aporte para que los corteros de caña fueran conocidos y respetados como personas, no como herramientas desechables que se usa y se botan. Un compañero que a pesar de su juventud demostró, con hechos, tanta madurez en los quehaceres de la lucha. Indudablemente, es un golpe muy duro para los que le apostamos a trabajar por un país diferente. La ausencia física del compañero César nos afecta enormemente a todos los que luchamos hombro a hombro junto a él, esperanzados en ver ese nuevo amanecer de libertad, pero estamos convencidos que, donde quiera que se encuentre, puede descansar tranquilo, que los hombres que cumplen un papel como el que asumió el compañero, pueden marcharse tranquilos que por su legado vivirá por siempre.

Un hombre que sin pedir nada a cambio desafió el peligro que implica contradecir al sistema sólo esperando la única recompensa, la de conquistar unas mejores condiciones de vida para los trabajadores de la caña de azúcar y de Colombia.

Lo más importante de César: buen amigo, buen compañero, excelente ser humano. Descansa en paz hermano, tus hechos demostraron que no pasaste en vano por este mundo.

Hasta la victoria siempre compañero, personas como tú nunca mueren, viven por siempre en cada compañero. »

El paro de los corteros en el Valle del Cauca en el 2008 fue, sin lugar a dudas, un punto de inflexión en las luchas populares de las últimas décadas. Al calor de esa lucha se fraguaron dirigentes extraordinarios, personas cuya calidad humana fue excepcional. No cabe duda que César fue uno de ellos. Desafortunadamente, el sectarismo en los procesos populares, la falta de visión, la incapacidad de la izquierda para renovar liderazgos y para producir liderazgos colectivos al calor de las luchas sociales, la debilidad del sindicalismo, la escasa tradición organizativa en el sector, todos estos elementos conspiraron para que, al poco tiempo, se atomizara y dispersara aquel formidable movimiento de algunos de los trabajadores más explotados y oprimidos del país, enfrentaran a la oligarquía azucarera valluna, la más dinámica, mezquina y arrogante de Colombia. Sin embargo, ningún momento histórico se agota en sí mismo, y las lecciones de ese momento en particular son, o debieran ser, parte de la rica herencia de luchas y resistencias del pueblo trabajador colombiano.

Como una humilde contribución, entrego parte de una entrevista más amplia realizada el año 2015 con César, como parte de un proyecto que estamos adelantando con el profesor Renán Vega Cantor de recuperación de la historia social de los corteros de caña. En ella, Cesar explica en sus propias palabras su trayectoria, la problemática de los corteros de caña y su compromiso vital con la causa de los trabajadores y la construcción de un mundo más justo.

«Trabajé de Guardavías con los contratistas, con las cooperativas, después me destinaron la labor de recoger caña, fui alzador, recogí caña con la mano, oficios varios, nos tocaba que asear las carreteras, recoger la caña por donde iban pasando los tráiler con la caña de azúcar. La caña que se iba cayendo, la íbamos recogiendo. Hacer las chorras, y pues allí, hasta el momento ha sido nuestro trabajo.

Después, en el 2005, fue un paro que hubo para sacar a los contratistas y quedaron las Cooperativas de Trabajo Asociado. Fue casi la misma terciarización, pero (…) supuestamente éramos los gerentes de nuestras mismas cooperativas, o sea, nosotros mismos éramos los dueños que trabajamos para nosotros (…) La empresa nunca nos dio nada como siempre han dicho ellos.

(…) En ese recorrido del 2005 al 2008, hubo un trabajo de varios compañeros, de varios sectores sindicales para poder organizarnos como corteros de caña (…). Entonces fuimos organizándonos, fuimos como haciendo reuniones sindicales, estuvimos en Villarrica, estuvimos en Villa Gorgona, Pradera, Palmira, Corinto, Miranda… entre la franja del río Cauca, que son unos tres ingenios azucareros, estuvimos trabajando para que se hiciera una audiencia pública y fuera una denuncia. Para que todo el mundo conociera el trabajo del corte de la caña, que siempre ha sido explotado, porque siempre los empresarios han visto que los corteros son como unos esclavos.

(…) SINALTRAINAL de un comienzo nos comenzó a formar sindicalmente, porque nosotros no sabíamos nada del sindicato. Nosotros éramos personas que no nos dábamos cuenta para qué era un sindicato, qué era un sindicato. Entonces, comenzamos a reunirnos y los compañeros vieron que algunos compañeros tenían como una forma más expresiva como de representación a los trabajadores, y comenzaron, oiga compañero, usted nos sirve para comenzar a organizar a los trabajadores… (…) era un sindicato muy bueno, muy bueno, porque ahí aprendimos muchas cosas y más aún cuando uno le enseñan el sentido personal al sindicato, qué es el obrero, el capitalismo, la burguesía (…) Entonces cuando los empresarios se comenzaron a dar cuenta que estábamos organizándonos, comenzaron a amenazar a los compañeros. Nos comenzaron a amenazar. Pasquines, amenazas, Águilas Negras, el Bloque Calima, pero nosotros siempre para delante. (…) Bueno, y así fueron como acojonando a los trabajadores (…) tuvimos que cambiar la estrategia a reunirnos… porque nos reuníamos en público, las reuniones las hacíamos al aire libre. Ya comenzamos ya a alquilar las casetas comunales, a pedir permiso en los barrios para sentarnos, muchas veces nos reuníamos en las casas de los compañeros, en las casas de los dirigentes que estábamos. Y de igual, las empresas siempre han tratado como infiltrar, filtrar a alguien. Porque en Palmira, en SINALTRAINAL, en la seccional de Palmira, nos metieron un man del B-2, nos metieron en Candelaria gente de la CIPOL, o sea, fue, siempre ha sido, y más aún cuando estaba este presidente Álvaro Uribe, eso fue una infiltración que nos hicieron. En las marchas nos tomaban fotos, en Cali, en las protestas, en todas partes (…) yo creo que nos iban haciendo como quiénes, un perfil de quien era quién. Porque hasta en el Cerrito, en Guacarí, fueron persiguiendo a los compañeros, pasaba uno y al rato pasaban dos, tres motos. Uno miraba que le tomaban fotos a las casas de uno.

(…) Porque es que una cosa es decir, no, es que los trabajadores atacan a las empresas. No, nosotros les exigimos a las empresas, porque las empresas tienen… porque es que las grandes riquezas de los empresarios han sido con la mano, pues, lo que hemos laborado nosotros, la explotación que hemos tenido. (…) Bueno, en el recorrido de la audiencia, nacieron muchos factores digamos de intereses políticos también. Sí, aquí lo que se dice es que, los empresarios dicen, divide y reinarás. Desafortunadamente, en el sector, entre los trabajadores, hubieron muchas personas ajenas a este proceso, políticamente, que le metieron mano. Entonces esto ya se volvió fue como algo político, algo por votos, y ese hasta el momento es un problema que tenemos en este momento, porque todo mundo busca su beneficio propio (…) Después del paro que se hizo, del paro que hicimos, que tejimos, hubieron muchos beneficios. No se ganó todo, pero hubieron algunos beneficios. En ese entonces nosotros estábamos trabajando era por una contratación directa. Como siempre nos lo dijo SINALTRAINAL, la contratación directa.

(…) Después de eso, pues, vino más opresión de las empresas azucareras y comenzó la mecanización. Ahí hubieron empresas azucareras que decidieron mecanizar un cien por ciento sus empresas y los compañeros los sacaron (…) El Ministerio del Trabajo aquí en Colombia no sirve para nada, porque es que está a favor de las empresas. Siempre ha sido así. O sea, los despidos masivos, el ministerio los avala. Y tenemos constancia, que es que ha habido muchos despidos masivos. Y el Ministerio del Trabajo dice, si la empresa dice que no lo necesita, no hay más trabajo para usted.

(…) Al cortero de caña y al colono, le pagan por cortar caña de azúcar, para sacar azúcar. Pero ellos están sacando algo que es etanol. O sea, y los colonos tuvieron problemas con Asocaña porque es que les están era explotando la tierras que para caña de azúcar, le pagan con quintales de azúcar, debían pagarles con etanol (…) Anteriormente, las cañas eran ricas en jugo, en agua. Entonces ¿qué han hecho? Han tecnificado la caña y ahora contiene más sacarosa que agua… o sea, la caña pesa menos, pero tiene más azúcar ¿sí? Entonces el cortero, el gran problema del cortero, que siempre ha tenido es que el peso de la caña. Porque en las básculas de las empresas siempre roban, porque la báscula de la caña, cuando usted corta la caña y la llevan en el tráiler, la caña sucia, a usted se la pesan en una báscula. Pero ya el azúcar que va a salir, sale por otra báscula. (…) Entonces siempre el cortero va a perder por el peso de la caña.

(…) Entonces ellos ahora tienen un lema, que es el lema de Robledo, Jorge Enrique Robledo. Dice, no hay que atacar la empresa, hay que estar con la empresa, hay que cuidar la empresa, el trabajadero, porque si acabamos con el trabajadero, acabamos con el trabajo. (…) Donde toda la vida la empresa le ha dado garrote a los trabajadores, y darle más gabela a la empresa… porque es que las empresas, compañero, le digo, están subsidiadas por el gobierno. Venda o no venda el azúcar, la azúcar más cara que consumimos es aquí, donde se produce. Una libra de azúcar aquí vale mil doscientos pesos, donde en el extranjero creo que vale menos, vale centavos de dólar ¿sí? »

Quedan sus palabras como el testimonio de uno de esos militantes que hicieron el trabajo de hormiga en momentos de adversidad, trabajo que luego llevaría a la explosión de luchas sociales que sacudieron a Colombia en el período 2008-2013. César es uno de esas personas que supo convertirse en pueblo, que dejó una huella profunda por su paso terrenal. Envío una condolencia sentida a sus familiares, amigos y compañeros. Aunque hayas partido César, tu ejemplo te sobrevive.

 

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