Hijo de la rebeldía, lo siguen veinte más veinte, porque regala su vida, ellos le quieren dar muerte… versos que le quedan muy bien a este militante del Movimiento de Izquierda Revolucionaria, MIR y la Resistencia que en diversas ocasiones se escapó de los esbirros, incluso burlándose de ellos. El Coke, compañero de Ángel del liceo […]
Hijo de la rebeldía, lo siguen veinte más veinte, porque regala su vida, ellos le quieren dar muerte… versos que le quedan muy bien a este militante del Movimiento de Izquierda Revolucionaria, MIR y la Resistencia que en diversas ocasiones se escapó de los esbirros, incluso burlándose de ellos. El Coke, compañero de Ángel del liceo 7 de Ñuñoa, rememora como este después del golpe contemplaba el allanamiento de la casa de sus padres en Macul, desde la casa de la chica Marisol, ubicada al frente. Entre sus «salvadas», estuvo la huida de una operación rastrillo de los soldados del regimiento Buin en las proximidades del cerro San Cristóbal a fines de octubre del 73, junto con el niño Raúl y el Charlie.
Los restos de Ángel Guerrero, junto a los de los militantes comunistas Fernando Ortiz, Lincoyan Berríos y Horacio Zepeda, corresponden a los primeros detenidos-desaparecidos cuyo rastro último fue el cuartel Simón Bolívar y que luego de ser reconocidos por el Servicio Médico Legal serán restituidos a sus familiares durante estos días de julio.
El próximo viernes 27, la familia de Ángel recibirá los restos de su hijo, hermano y sobrino. Entonces, muchos de sus compañeros de la Resistencia en el MIR recordarán a «Emiliano» o «Haywatta» como lo nombraban en la Fuerza Central, ese destacamento de elite de las estructuras miristas en el accionar operativo. Seguramente, también se harán presentes, sus compañeros del FER del Liceo 7 de Irarrázaval o quienes lo conocieron en el barrio de la casa familiar de Macul y quizás más de alguno del activismo como joven cristiano de los curas salesianos. Todos, se enterarán por diversos medios de las ceremonias de despedida y homenaje de este fin de semana: el viernes 27 su velatorio desde las 18:00 en Macul 5065; luego el sábado 28 cuando sean las 15:00 y parta el cortejo hacia el cementerio El Prado de Puente Alto, para finalmente efectuar un homenaje el domingo 29 en el Memorial del cementerio general a las 12:00 horas…Habrán transcurridos sólo 36 años, que en esto de hacer memoria es aún muy poco tiempo.
CUARTEL «TERRANOVA» Y SIMÓN BOLÍVAR 8.800
Hacia fines de junio el libro «La danza de los cuervos» del periodista Javier Rebolledo sistematizaba los testimonios del ex agente y mocito Jorgelino Vergara revelando el funcionamiento del cuartel de la DINA de Simón Bolívar 8800. Allí, pudieron ser reconstruidos los últimos momentos de Ángel: «Valdebenito fue instruido por Juan Morales Salgado para que fuera eliminado en ese momento…el grupo del «Viejo Valde» en esa ocasión estuvo formado por los agentes de confianza de Morales, los infantes de Marina Daza, Escalona y Meza…echamos a la rastra al automóvil al detenido y partimos junto a Daza, Escalona y al parecer Meza, hacia la cuesta Barriga. Al llegar a la curva nos metimos a la entrada y dije a los demás que cumpliéramos la orden. En ese momento, Daza tomó por atrás al detenido, pasándole el brazo por el cuello, y el detenido, a pesar de lo mal que estaba, reaccionó y comenzó a patalear, hasta que le tomé los pies mientras otros lo aseguraban por arriba, y en ese momento fue que Daza le dio giro al cuello del detenido muy brusco hacia un lado y lo desnucó. El detenido quedó inmóvil, muerto. El cuerpo fue cargado por otros dos, yo alumbré con la linterna, lo llevaron al fondo y fue lanzado al pozo. Nunca antes conté esto, ni a mi familia»…
Washington, uno de los hermanos de Ángel dirá «la cobardía con que actuaron sus captores y asesinos, durante la tortura se vuelve a manifestar, cuando al momento de llevarlo a la Cuesta Barriga, entre al menos cuatro «valientes soldados: infantes de Marina y Carabineros» lo desnucarán para asesinarlo…»
Ángel Gabriel Guerrero Carrillo fue mantenido recluido en el entonces cuartel «Terranova» -Villa Grimaldi- y fue visto varios meses más tarde por otro militante del MIR en la Resistencia: Ricardo Alarcón, quien había sido detenido por la DINA el 18 de agosto de 1976. Él, en una de las salas de interrogatorio vio a «Emiliano«, con quien se conocían desde su época de estudiantes secundarios, lo mismo ocurrió con Isaac Godoy Castillo.
«Emiliano», había sido intensamente buscado por la DINA, desde que en 1974 allanaran la casa familiar en Macul y fuera detenido su hermano Washington, «el Blanquito» a quien más tarde los tribunales militares condenarían a tres años y un día de prisión.
TIEMPO DE FORMACIÓN
Washington relata. «Fuimos parte de una familia compuesta por cinco hermanos: tres hombres y dos mujeres, y Ángel fue el segundo entre los cinco hermanos. Nuestros padres tenían origen campesino, en su primera etapa de vida migraron a la ciudad en busca de mejores oportunidades. Mi padre ingresó a carabineros. Mi madre, estaba dedicada a los quehaceres de casa y al cuidado de sus cinco hijos y posteriormente al cuidado de sus nietos y nietas».
Prosigue Washington…»Ángel Gabriel, se desarrolla en un ambiente de gran solidaridad familiar, tanto con los que llegaban a Santiago, en busca de nuevas oportunidades, como con nuestros parientes que vivían en el campo. Por eso, cada verano tenía como prioridad ir apoyar las labores de cosecha de trigo y la preparación de la tierra para las nuevas siembras. A mi hermano lo marcó la cercanía con el mundo campesino y todas sus carencias y también su vinculación como estudiante de preparatoria en el colegio Don Bosco de los Salesianos. Fue monaguillo en la iglesia de la población y participó de trabajos voluntarios organizados por el cura párroco.»
«Nuestro padre falleció hace ocho años, sin poder recuperar a su hijo Ángel Gabriel, a pesar de un largo peregrinar y golpear puertas para que se lo devolvieran. Vivió junto a mi madre, mis hermanas y hermano mayor, la permanente presión de allanamientos y vigilancia de la casa. Así, como las numerosas gestiones para dar con alguna pista sobre mí hermano. Después de conocerse la detención de Ángel, ceso la presión sobre la casa y la familia» rememorará Washington en su recuento a 36 años de estos acontecimientos.
Hasta hoy Washington no se cansa de destacar la notable actitud adoptada por su padre, «siendo profesor en la escuela de carabineros, decidió renunciar sin esperar a jubilarse, luego de 18 años y cuando sólo le faltaban dos años. Su determinación fue clara y tajante, él renuncio a pesar de los pedidos que le hicieron sus jefes superiores».
LA MILITANCIA EN EL MIR
«Con «Emiliano» fuimos juntos a los trabajos voluntarios de la FESES (Federación de Estudiantes Secundarios) de Osorno en 1971, yo debo haber estado en 1ero medio y él por salir de 4to, éramos de la misma base con el Mizomba, el Pampino y el Titín-los dos últimos también detenidos-desaparecidos- Lo recuerdo decidido y risueño, a la cabeza de todo… por ejemplo cuando había que tomarse el liceo… en 1972 requeríamos hacer un lienzo y en el ALMAC de Irarrázaval había uno muy apropiado…que al otro día amaneció pintado con motivo de una elección estudiantil. Luego ya no lo vimos, el «Emiliano» partió a ser parte de Fuerza Central del partido y tiempo después lo reencontré en la toma de Maipú, ya estudiaba en el DUOC de la UC.» relata el Coke, compañero de militancia en el Liceo 7.
En 1971, cuenta su hermano Washington «siendo alumno de Cuarto Año Medio fue elegido Vicepresidente del Centro de Alumnos del Liceo 7 de hombres de Ñuñoa, en representación del Frente de Estudiantes Revolucionarios FER., referente del MIR, en los estudiantes secundarios».
Por su parte, Enérico García recuerda al pequeño Haywatta, otros de los nombres de Ángel, como integrante de la Escuadra Uno, que hacía equipo con el Ciriaco.
«Ambos militábamos en el MIR, al momento de ser secuestrado mi hermano. Yo me encontraba preso junto a cientos de militantes de todos los partidos de izquierda en la penitenciaria de Santiago. Hasta el ese momento, manteníamos una relación muy estrecha, luego y hasta el día de hoy ha sido profundamente espiritual, creo que basada en las profundas convicciones que juntos y en otras por separado fuimos desarrollando» reflexiona Washington recordando todo cuanto lo unió con su hermano Ángel.
LAS DECLARACIONES DEL MOCITO
Con serenidad Washington Guerrero se refiere al testimonio del mocito. «Su relato deja en evidencia que todo lo obrado y realizado está justificado por la «defensa de la Patria», justificado por la lealtad que le debe a quienes lo cobijaron en momentos difíciles de su vida. Sin embargo, no podemos dejar de agradecer, su valioso aporte a la justicia y a nuestras familias para acercarnos a la verdad de lo ocurrido.
La reflexión que surge es: ¿Quiénes son los verdaderos responsables intelectuales y materiales de transformar personas buenas y humildes en sus inicios, en verdaderas máquinas de la muerte?
Creo es un imperativo ético y moral denunciar y sancionar públicamente a los cómplices políticos, intelectuales y empresariales; responsables del genocidio realizado en Chile. Hoy, muchos de ellos están en el gobierno, otros en el parlamento y un número no menor escondido en sus grandes negocios»
Por último, respecto del libro del periodista Javier Rebolledo el hermano de Ángel considera que «es un nuevo y destacado aporte a la permanente búsqueda de la verdad y justicia ante los atropellos de los DD.HH, especialmente para quienes no hemos dejado de buscar y presionar por nuestros seres queridos».
Se escucha para Ángel Guerrero Carrillo una canción: Abre sendas por los cerros, deja su huella en el viento, el águila le da el vuelo…Y lo cobija el silencio.
Otro de los compañeros que lo recuerda Charlie escribe sobre el «Pequeño Haywatta»: «pienso a veces que todavía su energía anda y rebrota cada vez que una protesta o marcha o algún encapuchado se rebela…».
Porque dicen que mientras se les recuerde… viven.