Revisado para Rebelión por Ferran Muiños Ballester
«Soy absolutamente partidario del modelo económico actual», declaró muy suelto de cuerpo el paladín de la ultraderecha chilena, dirigente de la UDI, senador, pinochetista declarado, y posible pre candidato a la presidencia, Pablo Longueira, en el marco del seminario «Un Salario Justo, Una Jornada Justa» organizado por la Confederación de Sindicatos Bancarios y Afines.
La frase en cuestión no hace más que ratificar que el paradigma de acumulación burguesa administrado hoy por la Concertación de Partidos por la Democracia -entronizada en el Ejecutivo desde hace casi 20 años-, más allá de la pirotecnia retórica de sus líderes, no guarda ninguna distancia sustantiva con el proyecto de la clase patronal. De hecho, es la expresión política más adecuada y «presentable» que requieren los de arriba para ejercer la explotación y dominación de la inmensa mayoría nacional.
En encuentro realizado en la Casa Central de la Universidad de Chile, tuvo como objeto conocer diversas visiones respecto de la actitud amenazante del sistema bancario que pretende mantener accesible sus sucursales la mayor cantidad de días de la semana para atender a la mayor cantidad de público posible. Este hecho violenta el derecho a descanso de los trabajadores de la banca, consagrado en la Constitución Política del Estado y otros textos internacionales. En este sentido, el Código del Trabajo establece en el artículo 35 que «los días domingo y aquellos que la ley declare festivos serán de descanso». Cuando ocurre lo contrario, «el impacto en la fisiología humana provoca, probadamente, fatiga y se enferma, generando cuadros de estrés y cansancio extremo».
Sobre el asunto, Longueira aseguró estar de acuerdo con el descanso dominical de los funcionarios bancarios. Asimismo, indicó que «de no construirse una clase media potente y extensiva, Chile se vuelve un país más inestable». Naturalmente, queda claro que detrás de su «apoyo apolítico» a la Confederación de Sindicatos asociados a empresas financieras está el añoso temor burgués al movimiento de los trabajadores y el fin de la paz social que demandan los poderosos para continuar aumentando aceleradamente sus tasas de ganancias.
EL CRISTO DE LOS TRABAJADORES
Monseñor Alfonso Baeza, ex Vicario de la Pastoral Obrera e inagotable luchador de la causa popular desde siempre, afirmó durante el seminario que es preciso «aminorar las injusticias sociales», que «la economía debe estar al servicio del hombre y no al revés», y que «la propiedad debe ponerse al servicio del conjunto de la humanidad.»
El padre Baeza enfatizó que el mensaje cristiano es nítido cuando dice que «el descanso se hizo para el hombre, y no el hombre para el descanso». En relación a una de las claves nucleares del modelo de explotación neocapitalista, el prelado argumentó que la flexibilidad laboral «vuelve a los trabajadores meras piezas del engranaje productivo» y que «la riqueza de unos pocos se hace a costa del trabajador».
El sacerdote español terminó su intervención manifestando que «falta una conciencia organizada de los derechos humanos que sea potenciado por el quehacer sindical» y que «la justicia social es un anticipo del reino de Dios.»
SIN REGULACIÓN ECONÓMICA NO HAY SOLUCIONES
Por su parte, la académica de la Universidad Central y ex Directora del Trabajo, María Ester Feres (parte de los testimoniales costados progresistas del conglomerado gubernamental) se refirió a las insuficiencias del marco institucional chileno para dirimir eventuales conflictos entre los ministerios (aquí se plantea cierta línea de contradicciones entre el Ministerio del Trabajo -donde se atrinchera el «progresismo concertacionista»- y el Ministerio de Hacienda -donde reina la ortodoxia neocapitalista, y que siempre termina ordenando el naipe de las políticas económicas públicas).
Feres afirmó que el sector financiero resulta estratégico en la vigente economía globalizada, y allí la industria bancaria opera con giro único, mientras los trabajadores tienen contratos con múltiples giros, lo que dificulta su organización.
Sobre el problema del descanso dominical, la ex Directora del Trabajo informó que «en el 2004, ya el 54 % de la fuerza laboral no descansaba el domingo.»
Por otra parte, María Ester Feres enfatizó que desde 1996 «Chile es miembro de los 10 países del mundo que más horas trabaja a la semana, pese a la rebaja legal de 48 a 45 horas de trabajo semanales. En realidad, la jornada laboral llega a 14 horas diarias, considerando transporte y tiempos muertos. En nuestro país se trabaja un 25 % más que en los países desarrollados con los que se mantienen tratados comerciales. Así y todo, estamos en el 40 % más bajo de los niveles de productividad mundial».
La académica expresó que en una sociedad capitalista el empresario debe asumir los riesgos, pero que «en Chile el empresario traslada las pérdidas al campo del trabajo.» En otro plano, Feres dijo que desde 1998 a la fecha «se ha incrementado la brecha entre los salarios promedio y la producción económica. Además, la estructura productiva del país no ofrece soluciones porque las pequeñas empresas están subordinadas a las redes de las grandes corporaciones, en una relación completamente asimétrica y sin ninguna regulación.»
LAS DESIGUALDADES DE LA BANCA
Finalmente, el Secretario General de la Confederación de Sindicatos Bancarios y Afines -entidad organizadora del Seminario-, Luis Mesina, dijo que, si bien el sector financiero no resulta tan precarizado en relación a otras áreas del trabajo, las desigualdades en el interior de la banca son abismales. Existen casos donde el más alto ejecutivo de un banco gana 240 veces más que el trabajador que recibe el peor sueldo. Mesina indicó que el argumento empleado por los dueños de la banca para imponer horarios de trabajo los fines de semana se oculta bajo el argumento de «generar más empleo». Pero sólo en la década del 90, producto de colisiones de entidades bancarias, quedaron 11.000 trabajadores sin trabajo. La lucha que encabeza la Confederación de los Trabajadores Bancarios contra la eventual pérdida de derechos conquistados históricamente, se agrega a las crecientes manifestaciones de descontento laboral ante la precarización del empleo, y la flexibilidad y tercerización de las tareas, todas ellas partes pilares de la dinámica de concentración capitalista y expoliación de los trabajadores que, cada día que pasa, suma nuevos actores, dilucida sus demandas, cobra bríos y comienza a construir las condiciones de la constelación de los trabajadores y el pueblo.
Andrés Figueroa Cornejo es miembro de «Movimiento por la Unidad de los Trabajadores y el Pueblo».