Este año la celebración del 8 de Marzo se ha visto mediatizada por la convocatoria de las elecciones generales. El Gobierno socialista fijó la fecha de la consulta electoral haciendo coincidir el día internacional de las mujeres con la jornada de reflexión. Esta coincidencia ha tenido diferentes consecuencias en el conjunto del Estado. En algunos […]
Este año la celebración del 8 de Marzo se ha visto mediatizada por la convocatoria de las elecciones generales. El Gobierno socialista fijó la fecha de la consulta electoral haciendo coincidir el día internacional de las mujeres con la jornada de reflexión. Esta coincidencia ha tenido diferentes consecuencias en el conjunto del Estado. En algunos lugares la manifestación fue autorizada mientras que en otros como en Madrid fue ilegalizada.
Las circunstancias que rodearon la convocatoria en torno al 8 de Marzo en Madrid, tienen la suficiente gravedad e importancia como para que a nuestro juicio merezcan ser valoradas y recogidas en este texto aunque también se hayan expuesto en la reunión de evaluación que en su momento se hizo en la Comisión. Nuestro objetivo es hacer una aportación constructiva que permita abordar futuras convocatorias aprendiendo de las experiencias vividas.
La Comisión 8 de Marzo, espacio donde tradicionalmente en Madrid se organiza la manifestación unitaria, se reunió como cada año. Los grupos que asistieron decidieron realizar la convocatoria en torno al tema del aborto. El lema consensuado fue MI CUERPO, MI DECISIÓN, NUESTRO DERECHO. Desde un primer momento todos los grupos de la Comisión condenaron la coincidencia de la jornada de reflexión con la celebración del 8 de Marzo. No obstante y a la vista de los permisos concedidos en otros lugares del Estado, se decidió solicitar la manifestación como todos los años en la fecha y lugar de siempre. Esta solicitud fue denegada pues, a nuestro entender, el tema del aborto resultaba especialmente incómodo en el contexto electoral. La ilegalización generó un tenso debate dentro de la Comisión sobre la fecha de convocatoria más conveniente para garantizar la manifestación.
Algunos grupos, entre ellos la Asamblea Feminista, planteamos desde un principio la posibilidad de dos posibles fechas de movilización. Una convocatoria en la fecha autorizada, de forma que se consiguiera la mayor asistencia posible, aprovechando además la movilización en torno al aborto, que había sido impulsada por la mayoría de los grupos de la Comisión. La otra convocatoria el día 8, con el objetivo de reivindicar y afirmar esta fecha como irrenunciable para el Movimiento Feminista.
La existencia de distintas argumentaciones fuertemente preestablecidas, a favor y en contra de mantener exclusivamente una de las dos fechas de convocatoria, bien el día 7 bien el día 8, generó un gran malestar dentro de la Comisión. Pero no fue ésta sólo la causa que provocó confusión y desencuentro. También se dieron otras actuaciones irrespetuosas y autoritarias respecto al funcionamiento de la Comisión y a los acuerdos consensuados que en ella se tomaron.
Los acuerdos alcanzados y las dos convocatorias realizadas en torno al «8 de Marzo»
Ante la ilegalización de la manifestación el día 8 se acordó, aunque con muchas dificultades, interponer un recurso. Desgraciadamente dicho recurso fue desestimado. Algunos grupos ya habían planteado problemas para hacer la convocatoria unitaria de forma ilegal, pues esto excluiría la asistencia de muchas mujeres por diferentes razones, algunas de ellas bastante obvias, como en el caso de las trabajadoras del sexo o de las mujeres en situación legal irregular.
A pesar de lo complejo de la situación, y de las tensiones de diferentes características que se plantearon, se llegó a una solución consensuada: si la manifestación unitaria se ilegalizaba el día 8, se convocaría el día 7. El día 8 en cualquier caso habría acciones reivindicativas que organizarían los grupos y mujeres que quisieran implicarse.
Es importante subrayar que este es el acuerdo que siempre estuvo sobre la mesa, y que suscribieron todos los grupos que asistieron a la Comisión 8 de Marzo, aunque fuera ocasionalmente. En ninguna de las reuniones se cuestionó este acuerdo por parte de ningún grupo.
Finalmente la manifestación unitaria se celebró el día 7. La Comisión 8 de Marzo, compuesta por 27 grupos, difundió un comunicado de prensa donde tras criticar la decisión gubernamental, explicaba las razones del cambio de día en la convocatoria. Estas razones eran fundamentalmente el respeto a la pluralidad y diversidad del Movimiento Feminista, la importancia de incluir también a las mujeres que sin estar organizadas hacen suya la celebración del 8 de Marzo, y la necesidad de responder de forma masiva y contundente a la ofensiva derechista y retrograda que está cuestionando los derechos reproductivos de las mujeres en nuestro país.
La manifestación del día 7 fue un éxito de convocatoria (al menos 5.000 personas si damos por buenos los datos de la policía local), a pesar de que algunos grupos que estaban en la Comisión finalmente desconvocaron y que los partidos, PSOE e IU, también lo hicieron tras el atentado de ETA perpetrado esa misma mañana. La organización de la manifestación, sin embargo y con buen criterio, mantuvo en todo momento la convocatoria ya que se entendía que ninguna acción o presión ajena al Movimiento debía condicionar las decisiones que éste de forma autónoma había alcanzado.
La cacerolada que algunos grupos convocamos el día 8 fue también un éxito, en torno a 800 personas según cifras policiales, si tenemos en cuenta que se trataba de una convocatoria ilegal. Afortunadamente, la policía permitió la concentración que también se desarrollo de forma reivindicativa, lúdica y festiva.
Algunas reflexiones desde la Asamblea Feminista
El Gobierno socialista que tanto se ha vanagloriado de defender los derechos de las mujeres, ha demostrado no importarle en absoluto ningunear una fecha tan importante como el 8 de Marzo. Estamos convencidas de que jamás se hubiera hecho coincidir la jornada de reflexión previa a las elecciones con el 1 de mayo.
Sin embargo, esta actitud absolutamente criticable no puede justificar algunas actuaciones por parte de algunos grupos y sectores dentro del movimiento, que han desvirtuado el funcionamiento de la Comisión 8 de Marzo y han roto la dinámica de consenso no respetando los acuerdos alcanzados.
Para situar nuestra reflexión consideramos importante aclarar algunos aspectos que permitan una mejor comprensión de estos hechos. Como cuál es el valor político y simbólico del 8 de Marzo, qué significa la pluralidad y la autonomía del movimiento, qué es y cómo funciona la Comisión 8 de Marzo en Madrid y cómo se toman las decisiones dentro de la misma en aras de un consenso del que tanto se habla pero que tan poco se práctica.
El 8 de Marzo es una fecha de gran valor para las mujeres y el Movimiento Feminista. Este día las mujeres de forma reivindicativa y festiva manifestamos nuestras exigencias, propuestas y diversidad, haciendo visible la lucha común de todas respecto al orden patriarcal que afecta al desarrollo de nuestras vidas en tanto que mujeres.
El 8 de Marzo es un espacio autónomo peleado y conquistado por el Movimiento Feminista. Por lo tanto no pertenece ni es exclusivo de ningún sector o corriente dentro del Feminismo. Es el día de todas y para todas. Por esta razón y con este espíritu desde hace algunas décadas en Madrid se organiza una manifestación unitaria. En ningún momento esto supone una restricción de la libre expresión de los diferentes grupos, estén o no en la Comisión, o bien de las mujeres que de forma individual quieran manifestar sus propias propuestas o difundir sus textos si así lo desean. Lo realmente importante es que todas podamos salir a la calle ese día y hacer visibles nuestras reivindicaciones.
La Comisión 8 de Marzo es una coordinadora de grupos donde se alcanzan por consenso acuerdos en torno a diferentes aspectos de la movilización. Estos acuerdos generalmente responden a unos mínimos que permitan dar cabida en la manifestación a toda la pluralidad que convive dentro del Movimiento Feminista. Esto se plasma en un lema con el que todas nos podamos sentir cómodas y que ocupa la pancarta de cabecera. También si es posible, pues no siempre lo es, se elabora un manifiesto común.
La Comisión tiene pues una función operativa y organizativa de cara a la manifestación. Las decisiones se toman por consenso y responden al objetivo común de celebrar el día de todas para lo cual todos los grupos ceden parte de sus posiciones habituales. Sin este proceso sería impensable conseguir una manifestación unitaria. El objetivo de la Comisión no es establecer alianzas políticas y estratégicas. Éstas se construyen con el trabajo cotidiano de los grupos que intervienen socialmente y son afines en torno a debates y luchas concretas.
No podemos consentir que algunos grupos hayan pretendido «asaltar» la Comisión intentando imponer su criterio en cuanto a la fecha de convocatoria o a la elección del lema de la manifestación, sin respetar el trabajo previo realizado y los acuerdos que tantas y tantas reuniones cuesta conseguir.
Tomar decisiones por consenso de cara a la organización de la manifestación, implica reconocer la pluralidad dentro del Movimiento. Pero además, consensuar implica también respetar los acuerdos alcanzados. Resulta inadmisible constatar cómo algunos grupos que participaron en las decisiones de la Comisión desconvocaron abiertamente la manifestación del día 7.
Las dos manifestaciones fueron un éxito de convocatoria para el Movimiento. Ambas respondían a la celebración y reivindicación del 8 de marzo como un espacio autónomo. En las dos se corearon las mismas consignas e incluso se cantaron las mismas canciones. Muchas mujeres se identificaron con las dos manifestaciones. Por eso no se entiende que algunos grupos plantearan estas convocatorias de forma antagónica y excluyente, teniendo como fondo un discurso que identificaba a unas con el feminismo institucional y a otras con el feminismo radical, según a la manifestación que se asistiera. Esta clasificación resulta bastante simple y en absoluto responde a la realidad. Primero, porque afortunadamente el Feminismo es mucho más complejo y plural. Segundo, porque muchos de los grupos que convocábamos el día 7 nos situamos desde hace años en el Feminismo crítico y radical. Creemos que estas situaciones absurdas no enriquecen el Movimiento y ponen en entredicho el respeto a la pluralidad y a las dinámicas de consenso que por otro lado todo el mundo dice defender.
En la misma línea creemos que el comunicado de prensa hecho público por la Comisión 8 de Marzo, expresaba claramente y sin titubeos las razones de la convocatoria del día 7 y el rechazo de los argumentos y artimañas jurídicas, institucionales y partidistas, que han rodeado la ilegalización del día 8. Prácticamente todos los grupos que se mueven y trabajan en Madrid suscribieron este comunicado. Es por esto que tampoco se entiende que algún grupo que estaba dentro de la Comisión viera la necesidad de suscribir otro comunicado con el mismo contenido, pero fomentando las confrontaciones internas mencionadas, y buscando firmas fuera de Madrid.
Entendemos el 8 de Marzo como un espacio del conjunto del Movimiento. La pluralidad de la lucha de las mujeres le enriquece y fortalece. Creemos que el uso de la discrepancia, venga de quién venga, de forma excluyente y destructiva no beneficiará nuestras luchas, debilitará al Movimiento y reforzará el orden patriarcal que combatimos. Coincidimos con el resto de los grupos que han participado en la evaluación del desarrollo de este 8 de Marzo, en que es necesario profundizar en lo que nos une, sin eludir el debate constructivo, abierto y sincero de lo que no compartimos.
Tenemos objetivos comunes y también una urgente tarea por delante que es necesario afrontar haciendo también lecturas positivas de lo ocurrido este 8 de Marzo: el movimiento ha demostrado una importante capacidad de convocatoria contra viento y marea, defendiendo también con éxito su autonomía y consiguiendo una vez más que se escuche en la calle las voces de las mujeres.
¡VIVA LA LUCHA DE LAS MUJERES!