Los atentados y ataques en París han causado conmoción, por lo inesperado, por su brutalidad y por el número de víctimas. En los noticiarios han copado el contenido y han causado una gran reacción. La primera la veíamos ayer, muy interesante, por tratarse el periódico atacado Charlie Hebdo de una publicación satírica, con cientos de […]
Los atentados y ataques en París han causado conmoción, por lo inesperado, por su brutalidad y por el número de víctimas. En los noticiarios han copado el contenido y han causado una gran reacción. La primera la veíamos ayer, muy interesante, por tratarse el periódico atacado Charlie Hebdo de una publicación satírica, con cientos de ilustraciones de distintos ilustradores de todo el mundo, condenando el ataque (ver interesante artículo a este respecto: «Yo NO soy Charlie» de José Antonio Gutiérrez Danton). Hoy en París con esa manifestación multitudinaria. Y mañana al parecer con otra a la que van a acudir incluso dignatarios de distintos países, incluido Rajoy. Obviamente la situación es trágica pero la reacción me hace cuestionar lo que pasa y como se utilizará.
Una mujer estadounidense entrevistada traza el paralelismo con el ataque de 11 de Septiembre de 2001 en las Torres gemelas. Y hacemos el mismo con el ocurrido el 11M en Madrid 2004. Así que cuando parecía que todo aquel conflicto con los denominados fundamentalistas musulmanes se había calmado, nos damos cuenta que no… Cuando ya se había descabezado a la supuesta red… cuando ya ejecutaron a Bin Laden, y otros como Gadafi, Sadam Hussein… Pero si reflexionamos sobre la situación nos damos cuenta que mientras aquí nos duele tanto (comprensiblemente) asesinatos como los de estos días, estos ocurren a diario en otros países sin que parezca importarnos tanto. Casi se nos informa a diario de atentados en Pakistán, en Afghanistán, en Irak, en Egipto, o la castigada Siria o a Palestina, Líbano, Chechenia, etc., o conflictos más alejados en el mapa como Nigeria. Lo explican sobre todo por la irrupción de ISIS (Estado Islámico) pero quizás deberíamos preguntarnos también el por qué de ese ascenso, cuales fueron las consecuencias de las guerras, de gobiernos títeres, de injerencia política, de presencia transnacional, etc.
Irak sigue desangrándose mientras la explotación petrolera aumenta
Nos hemos anestesiado ante incesantes atentados sin ofrecerles mucha reflexión. Mientras esto ocurre aquí con el consabido (comprensible) revuelo, en Irak donde la segunda invasión se inició en el 2003 (una anterior ocurrió en 1991), el conflicto ha vuelto a escalar a los límites de la guerra (si es que alguna vez dejó de serlo). Por ejemplo, este 8 de enero eran asesinadas 41 personas, 22 de ellas en 3 atentados suicidas, otras en ataques con morteros, otras ejecutadas; otras 53 el 7 de enero. En Irak sólo el año pasado (2014) murieron 17.049 civiles. Desde que se iniciara la guerra en 2013 son 1.455.590 los muertos ( www.Irakbodycount.org ). Claro que lo ocurrido en Francia es trágico y no debemos minusvalorarlo. Pero ¿somos consciente de lo que pasa en el mundo? o ¡qué lejos nos queda!!
Más aún: ¿somos consciente de nuestra responsabilidad? ¿O la responsabilidad de esos gobernantes que ahora se rasgan las vestiduras? La reflexión que debemos hacer es por qué toda esa franja que coincide con países islámicos se encuentra de esa forma y la respuesta es clara: son conflictos que se basan en ciertas diferencias (de carácter religioso algunas, o histórico, o político, o cultural) pero que han sido utilizadas o han surgido al alterar la política de esos países para garantizar el control, sobre todo en materia energética (petróleo y gas). Todos esos muertos en Irak son provocados primero por una guerra y después por la escalada del conflicto resultante, con el petróleo como razón, pero en el que se crean otras diferenciaciones: nacionalidad, religión, etc.
Tenemos entonces que toda esta escalada de conflicto correspondiente al control energético a veces nos salpica. En esos casos tenemos que son los Estados Unidos los principales instigadores de esa política internacional con la inestimable colaboración europea. En el atentado del 11-M del 2004 la conexión entre lo ocurrido y el apoyo de Aznar a la guerra era clara, o por lo menos así lo entendió también una mayoría que desbancó a Aznar del poder. Esa situación (guerras, control de recursos, desplazamientos, ejecuciones, injerencia política) provoca también a su vez otras reacciones.
Irak posee las 5ªs mayores reservas de petróleo probadas del mundo. Pese a su situación de conflicto (de baja, alta y altísima intensidad) Irak es el 6º mayor exportador de petróleo del mundo (2012) exportando principalmente a los Estados Unidos y Asia. Si bien la producción descendió algo en 2003 (año de la invasión) (sin llegar a interrumpirse), en 2004 ya se habían alcanzado casi los niveles de 2002 y para 2008 ya se superaron. El año pasado alcanzó los mayores niveles de producción de su historia con 3,6 millones de barriles por día, pese a la situación de conflicto (en abril de 2013 parte de Irak fue declarada como Estado Islámico de Irak y el Levante).
Repsol y Cepsa también actuaron en Iraq antes, después y durante el conflicto. En 1997 el gobierno español ya intercedió ante Sadam para conseguir un contrato para Repsol. Durante el embargo a Iraq, las empresas españolas facturaron en ese país más de 600 millones de euros.
Nada más terminar la guerra se adjudicaron el primer lote de petróleo (10 millones de barriles. Junio 2003) y más en agosto de ese año (año en que terminó la guerra) de la iraquí Somo. Desde 2011 Repsol opera en dos bloques (Piramagrun y Qala) en Kurdistán de los que renunció una parte en enero de 2014. Paradójicamente, tropas españolas volvieron a ser enviadas a Irak, en octubre de 2014. Lo hicieron nada más y nada menos que a la zona donde Repsol tiene sus pozos de petróleo, en Nasiriyah. Con la compra de Talisman Energy por Repsol el pasado diciembre, Repsol añade más activos iraquíes a su lista, pues está poseía el 40% del bloque Kurdamir en Kurdistán.
Dependencia energética francesa
¿Y en este caso? Supongo que la intervención francesa en 2013 en países como Mali y República Centroafricana no quedaran muy lejos a muchos, o su participación en la de Libia junto a Estados Unidos y Reino Unido (2011). La intervención en Mali tenía como pretexto el desarticular células yihadistas. Sin embargo para muchos estaba claro que era el controlar el uranio del Sahel. Las tropas francesas incluso incursionaron el vecino Níger donde se hallan las mayores minas. Francia produce casi el 80% de su electricidad en sus 59 plantas atómicas, pero se abastece de uranio del exterior, 30% de Níger. El uranio supone el 70% de las exportaciones de Níger, pero sólo contribuye solo al 5% de su economía.
Libia es el país con mayores reservas de Africa y el décimo del mundo (46,4 mil millones de barriles – en octubre de 2014). Su producción alcanzó el millón de barriles en octubre de 2014. Exporta entre el 70% y el 80% de su petróleo a Europa, así que Francia y los demás países europeos (Italia, España, etc) y Estados Unidos tenían intereses cuando participaron en la guerra de 2011. No en vano, una vez terminada la guerra en 2011, la primera discusión fue que país controlaba el petróleo, planteando Francia el que fuera Total. Así Alain Juppé (Ministro de medio Ambiente y Desarrollo Sostenible) planteó que era «justo y lógico» que las empresas francesas se beneficiaran.
Tenemos entonces que habrá gente en esos países o en otros pero que hacen una conexión por sentirse identificados o parte de ese sector, que también se sienten afectados por esas políticas, se sientan víctimas y quieran hacer justicia (Mali y Libia son países islámicos). Sí, nuevamente, no planteado adecuadamente, nuevamente pagando justos por perdedores, pero así ocurre cuando el grande se parapeta.
A las políticas internacionales tenemos que añadir las nacionales y locales: en el estado francés (como en toda Europa) existe una gran desigualdad económica y social, y que si bien ésta afecta a distintos sectores, las minorías africanas y las que procesan religión islámica, se encuentran en la parte baja de esa pirámide. Tanto la sociedad como el estado y las instituciones francesas han hecho gala de racismo así como de políticas y posiciones todavía colonialistas y muy centralistas. Ilustrativos los disturbios ocurridos por meses en 2005 en los barrios periféricos (banlieue) de París y muchas localidades francesas y que tuvieron a los jóvenes desencantados de esa procedencia como principales artífices, pero también los comentarios y represión que hacen patentes esas posturas. Causalidad, la chispa que provocó esa situación fue la muerte por la policía de dos jóvenes musulmanes de origen africano (como ahora en Ferguson y Berkeley (Missouri, EE.UU.)).
Y dependencia energética española
Repsol y España se reincorporaron también a la explotación petrolera tras la guerra libia. En 2012 fueron 3.268 kilotoneladas (kt). En agosto 2013 España era el quinto importador mundial de petróleo libio con 2.600 kt. En 2012 fueron 3.268 (kt). En diciembre del 2014 tuvo que cerrar sus pozos y evacuar a su personal por ataques de los turegs. Este hecho le supuso a Repsol pérdidas de un millón de euros al día. Por lo que se puede deducir que desde que se restableció el orden en Libia, Repsol ha obtenido pingües beneficios (25 millones al mes!)
(Una) conclusion
Está claro que la dependencia energética y otros aspectos unidos a ella como la especulación y los millonarios que se nutren de ella, provocará cada vez más conflictos pues los recursos en que se fundamenta (petróleo/gas, uranio, etc) han entrado en sus picos y a partir de ahora escasearán. Por ello y por cuestiones de índole ambiental, económico, etc, urge buscar alternativas o apostar en ellas (energías renovables) y reducir nuestro consumo. Pero de seguir así (dependencia, guerras) no pensemos que esos conflictos no nos van a tocar. Dentro de los conflictos hay muchos elementos, pero no minimicemos lo ocurrido en París ni como un hecho aislado, ni como obra de unos chalados, ni de meros fundamentalistas islámicos. Estos tristes sucesos son resultado de políticas internacionales que han sembrado la muerte, el desplazamiento, la miseria y el dolor de millones de personas de forma constante y durante años, mayoritariamente para mantener el control energético y de recursos.
Los sucesos de estos días son un descerebre. Las políticas internacionales (sin entrar en teorías conspirativas y otras sospechas e indicios) que los han provocado y nuestra dependencia energética, por sus múltiples y diversas consecuencias, no tienen nombre.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.