El camino de la construcción de la paz estará sembrado de muchos obstáculos. De ir y venir. De acertar, errar y corregir. La vida nunca ha sido rectilínea. Es diacrónica. Zigzagueante. Ocurre en una simultaneidad desigual y diferenciada. La revolución tecnológica y comunicacional, presente en la hipermodernidad, hacen aún más visible este rasgo central del […]
El camino de la construcción de la paz estará sembrado de muchos obstáculos. De ir y venir. De acertar, errar y corregir.
La vida nunca ha sido rectilínea. Es diacrónica. Zigzagueante. Ocurre en una simultaneidad desigual y diferenciada. La revolución tecnológica y comunicacional, presente en la hipermodernidad, hacen aún más visible este rasgo central del organismo societal. También el carácter efímero de muchos acontecimientos, por la condición liquida de la contemporaneidad.
Casi seis años de diálogos nos dejan como nación un importante resultado. La paz ha construido su plataforma programática, su discursividad y los signos de los nuevos sujetos que emergen.
Refrendación multimodal.
Ha sido traumática la refrendación de los consensos. Un plebiscito precipitado y adverso freno en seco la nave de la paz. Había una euforia exagerada, cercana al delirio. Así es la vida. Hablan los hechos y solo la necedad lleva a desconocerlos olímpicamente.
Era preciso corregir, se revisó el texto de las coincidencias y el resultado arrojo un NAP de 330 y pico de páginas.
Su refrendación la ha hecho el Poder legislativo. La votación ha sido mayoritaria y el clima que se respira es otro. Se trata de otro paso de acumulación política que fortalece la voluntad pacifica ciudadana, pese a la hostilidad de los contradictores del campo ultraconservador que proceden de manera oportunista para fortalecer sus proyecciones electorales hacia el 2018.
Obviamente, la intervención de la representación parlamentaria en respaldo de la paz parece insuficiente. Hace falta más legitimación de la paz, pues el Congreso, como todo el régimen político imperante, sufre de la desafección popular.
La paz necesita sumergirse en la sociedad civil. Requiere ganar en credibilidad, mediante un proceso gradual, constante y dinámico desplegado en otros escenarios del campo político que no se localizan en las periferias sino en el corazón mismo del orden institucional.
Legitimar la paz.
Hay que acceder con la paz a otros espacios de la deliberación como: i) los cabildos abiertos, que pueden usarse para avalar el acuerdo a nivel local y regional, y para debatir participativamente medidas locales de implementación; ii) las iniciativas populares legislativas para algunas de las medidas de implementación, o incluso para una ley refrendatoria, en caso de que la Corte no habilite el fast track; iii) a un nuevo plebiscito sobre el acuerdo o sobre alguno de sus temas, que podría tener un carácter puramente político o también serviría para habilitar el fast track si la Corte no lo hace; iv) a las mesas de víctimas en las regiones y los comités de justicia transicional, que permitirían apoyar y afinar localmente las medidas de verdad y reparación; v) a los consejos territoriales de paz, que podrían usarse para apoyar y debatir otras medidas locales de paz; vi) la movilización social en las calles y plazas públicas (http://bit.ly/2h1aVXj ).
Fast Track con urgencia.
La paz, requiere con urgencia, además, que la Corte Constitucional le de luz verde al fast track, para que las leyes y decretos sobre la materia se expidan con la celeridad e integralidad necesaria para evitar un estancamiento del fin del conflicto social y armado y propiciar el salto de la guerrilla a su movilización política que, necesariamente, debe tener en las regiones, municipios y localidades su lugar prioritariamente. Sin afanes electorales, pero si con la miradas puesta en lo movilización social y en los proyectos de innovación social que hagan tangibles los pactos agrarios, sobre erradicación de cultivos ilícitos y derechos de las víctimas.
La semana entrante será definitiva en tal sentido por el pronunciamiento inminente de la Corte. Es lo que torna prioritaria la movilización y acción ciudadana, con plantones y cadenas humanas, frente a las oficinas de dicha institución, demandando sensatez y buen juicio a la hora de tomar las decisiones correspondientes, que no deben ser otras que aquellas que favorecen el curso de la construcción de la paz.
Que cadenas humanas de camisas blancas acompañen las deliberaciones y pronunciamientos de la Corte sobre el Fas track.
La tarea de la implementación.
Respecto de la implementación del NAP, no se deben interrumpir las labores correspondientes. Que cada quien haga lo de su incumbencia.
En un régimen presidencialista como el imperante, el Ejecutivo no debe retardar tareas que lleven a poner en funcionamiento instancias como la ‘Comisión de Seguimiento, Impulso y Verificación a la Implementación del Acuerdo Final’, la ‘Comisión Nacional de Garantías de Seguridad’, la ‘Unidad Especial de Investigación’, el ‘Sistema Integral de Seguridad para el Ejercicio de la Política’, o el ‘Programa Integral de Seguridad y Protección para las Comunidades y Organizaciones en los Territorios’, que no dependen de decisiones legislativas.
Con voluntad y compromiso, la ley de Amnistía, acompañada con mensajes de urgencia al Legislativo, puede hacerse realidad, antes de mediados de diciembre, fortaleciendo el proceso de dejación de las armas por las Farc.
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