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«Reparar resistiendo», un encuentro fortuito con tres portavoces de las comunidades de Paz colombianas

Fuentes: Rebelión

Leerán a continuación la inesperada conversación que he sostenido con tres portavoces de las comunidades de paz colombianas, declaraciones que he podido obtener gracias a una gira europea que los tres han realizado por algunas ciudades italianas con el fin de obtener visibilidad internacional. Presentaré las palabras de Ivan, Luis y Bertilda en el orden […]

Leerán a continuación la inesperada conversación que he sostenido con tres portavoces de las comunidades de paz colombianas, declaraciones que he podido obtener gracias a una gira europea que los tres han realizado por algunas ciudades italianas con el fin de obtener visibilidad internacional. Presentaré las palabras de Ivan, Luis y Bertilda en el orden en el cual las he recogido, sin adornos, y con la premura de quien se los ha encontrado de paso por una calle de Génova cargando con sus pesadas alforjas.

– Hace poco tiempo el ministro italiano D’Alema le estrechaba la mano al vice ministro colombiano Francisco Santos rogándole para que el voto colombiano en el Consejo de derechos humanos fuese destinado a Italia – así comenzó hablando Ivan Cepeda, un periodista de El Espectador, hijo de Manuel Cepeda, quien fuera asesinado por los paramilitares. Ivan Cepeda es director de la Fundación «Manuel Cepeda» y activista fundador del Movimiento Nacional de Víctimas de crímenes de Estado y del Movimiento Hijos e Hijas de la Memoria y contra la Impunidad-. La división en Estados totalitarios y democracias ha hecho mucho daño, daño al pensamiento político. Los Estados-sostiene Ivan- son criminales por naturaleza. Puede ser que no lo sean para sus propios ciudadanos, pero lo son para con otros Estados expresando el Estado internacional de complacencia. Los Estados también pueden ser de una manera muy refinada criminales, criminales refinadamente, como lo es el caso del Estado Colombiano. Se habla de Hitler, de Mussolini, de Pinochet, pero el Estado colombiano es , cualitativa y cuantitativamente, aún más criminal que estos tres que he mencionado.

– En mi país -continua Iván- se practica la pena de muerte llamada ejecución extra judicial, existen jerarquías reaccionarias de la Iglesia católica, se practica la represión jurídica y económica, existe un brazo oscuro que viene representado por el Paramilitarismo. El Estado colombiano es una institución tan diabólica que permite dentro de sus estructuras una hipócrita división del trabajo, fingiendo de no estar involucrada en la tragedia de la violencia del pueblo colombiano, pura división esquizofrénica. Otro elemento del terrorismo de Estado colombiano son las acciones de las multinacionales, que actúan en el territorio nacional con apoyo de aquél, encargado de esconder a toda costa estos métodos criminales. El Estado colombiano ha construido un imaginario colectivo donde hace creer que él está afuera de todo el contexto de criminalidad del país. Por esto, que D’Alema le apriete la mano a nuestro viceministro Francisco Santos pidiéndole un voto no escandaliza, D’Alema daría escándalo si le diera la mano al Presidente Correa o al Presidente de Irán. Por esto estamos luchando en Colombia, contra la jerarquización de la violación de los derechos humanos, contra los crímenes del Estado colombiano; nuestra criminalidad de Estado está basada en toda una serie de relaciones que hay que romper, queremos construir el significado de la verdad que nosotros queremos sea visible porque están acabando con los campesinos de nuestro país. Basta tener presente que en los últimos años han salido de Colombia hacia Europa y Estados Unidos dos millones de trabajadores.»

Mientras Ivan Cepeda conversaba Luis Fernando Grijalbo se ha introducido en su diálogo, Giraldo es defensor de derechos humanos en la Comisión Intercongregacional de Justicia y Paz, un abogado comprometido al lado de la Comunidad del Cauca en un proceso de resistencia no violenta a la guerra y al desalojo forzado. Forma parte de la Comisión de Justicia y Paz que fue fundada en 1997 para resolver la problemática de los derechos humanos.

Nos ha relatado Luis Fernando Giraldo:

– Te hablaré un poco de nuestro pasado – ha introducido Luis Fernando-, en el 1928 nació United Fruit Company y enseguida ocurrió la Primera Masacre que fue a pocos kilómetros de San José de Apartadó, pero ¿qué sucedió?, United Fruit Company cambió nombre, se comenzó a llamar Chiquita Brand International, y en 1980 se expandió en territorios hasta la Costa Atlántica y a la zona de Urabá porque el gobierno colombiano le entregó un puerto exclusivo para sacar el banano de Colombia. En el 1997 los Paramilitares se reunieron con Chiquita y obtuvieron un millón setecientos mil dólares de financiamiento. A través del Puerto que le regaló el Estado colombiano a Chiquita entraron cantidades de armas que pasaron a los Paramilitares. Cifras que ya no resuenan: 3700 Asesinatos, 62 Masacres colectivas, 60 mil desplazados. Y, ¿ qué es una masacre?, es una cotidianidad colombiana, es un momento donde al frente de una comunidad hacen descuartizamientos, practican múltiples tipos de tortura, donde violan a las mujeres.

– En Colombia las corporaciones y los gremios bananeros pertenecen a ex ministros y personas vecinas al Presidente Uribe -sigue diciendo Luis Fernando-. No obstante, con grande estupor, se ha descubierto en Estados Unidos que Chiquita financia a los Paramilitares, que es una multinacional criminal. Chiquita se ha defendido diciendo que ayudaba a los Paramilitares para proteger a sus trabajadores, aunque se supiera que las primeras víctimas de los Paramilitares fueron los sindicalistas. A pesar de todo, en los Estados Unidos Chiquita ha sido multada con una cifra de 25 millones de dólares, cantidad irrisoria que ha pasado al FISCO estadounidenses, y sabes ¿quién era la parte demandante en el proceso?, era la comunidad de San José de Apartadó; en un contexto criminal como éste de las compañías bananeras, hasta el narcotráfico no representa un problema moral, si tú te comes una banana Chiquita. Teníamos un líder, se llamaba Luis Eduardo Guerra, y como era bueno viajaba por el mundo gritando, «globalicemos la Resistencia», ¿quién era Luis Eduardo Guerra?, era uno de La Vereda, uno de los mejores, se marchaba a hablar al exterior, pero lo mataron el 21 de febrero de 2005 en la vereda Mulatos. En Colombia existen muchas comunidades que resisten a la guerra: campesinos, afro-colombianos, indígenas, etc. Pero las amenazas son muy fuertes y vienen sobre todo del gobierno de Uribe. La gente tiene que saber que en Colombia existe un autor intelectual de estos hechos criminales, y que este autor es el Estado colombiano.

– Pero, ¿quién crea los iconos mediáticos de la resistencia global?, ¿por qué San José de Apartadó que tiene todos los requisitos en regla para ser un fuerte símbolo de Resistencia no le interesa a CNN?, ¿qué se necesita para que San José de Apartadó alcance notoriedad como los monjes birmanos?-se ha preguntado Ivan Cepeda interrumpiendo a Luis Giraldo-, nosotros queremos ser notados como el Sub comandante Marcos, tenemos héroes y heroínas como María Bertilda, queremos convertir nuestro patrimonio de lucha en patrimonio de la humanidad; la guerrilla hizo una apuesta por la Paz y hubo un genocidio, ocurrió la degradación del conflicto. Lamentamos que en Internet no exista una red de Movimientos Sociales que nos una como eje fundamental, y estamos haciendo un trabajo de resistencia muy interesante sobre todo con asociaciones estado unidenses-agregó Ivan.

– «Reparar resistiendo» es lo que estamos llevando a cabo, – ha explicado Luis Fernando Giraldo-, somos un grupo de voluntarios que buscamos la verdad: ¿qué sucedió?, queremos reconstruir la memoria: saber cómo y cuándo sucedió para poder documentar procesos contra el Estado colombiano. Analizamos la relación entre Sociedad Civil y Estado y la relación entre Derechos Humanos y Estado. Nos interesa sobre todo la relación Sociedad Civil-Estado, y viviendo junto a las comunidades tratamos de monitorar la aptitud del ejército, su diseño, cómo actúan los paramilitares. Con estos datos hacemos deducciones porque sin una documentación clara no es posible organizar un proceso contra el Estado para obtener justicia. Donde llegan los paramilitares asesinan y masacran, producen desalojo forzado, destruyen un tejido, y hacer justicia es reconstruir este tejido, no es suficiente con que los culpables vayan a la cárcel. Esta sistematización de la violencia protagonizada por el Estado colombiano es un crimen de lesa humanidad, y reconstruir este tejido es rendirle justicia a toda la humanidad.»

Durante sus palabras Luis Fernando Giraldo ha afirmado que el problema de la violencia en Colombia es un problema estructurado por Uribe, y las clases que viven detrás del Estado, estructuras que se financian con la coca, la caña de azúcar, con la palma de coco.

– El programa paramilitar creado por el Estado colombiano es protagonizado por terratenientes ex militares que actúan con mecanismos siniestros, porque parten con la política de la expulsión, mandando a los campesinos a la selva; en la selva, luego, llegan los militares y los desplazaban, es un modus operandi en todo el territorio. En 1975 el 30 por ciento de la población eran agricultores, hoy, en el año 2007 el 17 por ciento de los agricultores no posee ni siquiera media hectárea de tierra. Los trabajadores del campo colombianos viven en una situación de esclavitud, porque los han engañado con cooperativas que sirven a las multinacionales. Cooperativas donde eran socios, pero donde han trabajado como esclavos, y donde han descubierto que tienen deudas con los bancos de más de 13 mil millones de pesos. Por esto luchamos, porque queremos mostrar y desmontar esta estructura nefasta, estudiarla y resistir a esta criminalidad. El Estado colombiano realiza un trabajo muy inteligente, también ellos han creado «comunidades de Paz», por esta razón tenemos que cambiar nombres continuamente, de «zonas humanitarias» cambiamos a nombres como «zonas de biodiversidad», porque entre tanta falsedad a la resistencia en Colombia le toca renovar su lenguaje continuamente.

¿Qué significa para una comunidad de paz reparar resistiendo? Nos lo explica Luis Fernando Giraldo, citamdo el ejemplo de la región de El Cauca:

– En esta zona hace cinco años teníamos sólo cuatro semillas de frijoles de nuestra propiedad, y hoy, nuestro mayor triunfo, es que ahora la comunidad tiene 44 semillas que no son de Novartis ni de Val Santo, son de la comunidad».

Pero, según Ivan Cepeda y Luis Fernando Giraldo, la verdadera protagonistas de la resistencia en Colombia es María Bertilda Tuberquia Quintero, la otra miembro del grupo, porque es una autentica luchadora y líder, porque sin su lucha, sin ella, consideran Ivan Cepeda y Luis Giraldo, el trabajo de ellos sería inútil.

¿Quién es María Bertilda? Es una mujer madre de cinco hijos, que vive en la comunidad, en el campo, por esto es portavoz y cada día se enfrenta a los Paramilitares, hecho que la ha convertido en una de las líderes más fuertes de las comunidades de Paz colombianas.

– Hace diez años – ha contado María Bertilda-, se intentó hacer una especie de acuerdo con la comunidad católica neutral, pero fue un asunto que provocó muchos problemas, dado que la palabra «neutral» la controlaba el Paramilitarismo, entonces se tuvo que cambiar el nombre porque algunos hombres se confundieron con la palabra «neutral», generó malentendidos entre paramilitares -ha relatado esta mujer, quien ha sido testigo de dos masacres en La Unión-; el hecho era que en aquella época Uribe era el gobernador de Antioquia y él hablaba de neutralidad, la neutralidad a la que Uribe se refería era la red de informantes de los paramilitares. Entonces comenzó el control de la zona que duró siete meses. Controlaban los alimentos que de Apartadó se llevaban a la comunidad. Estuvimos desplazados en La Vereda. Cuando regresamos a La Unión tuvimos la primera masacre, era el año dos mil, asesinaron a seis personas, entre ellas al líder de la comunidad. Después de la masacre de La Unión no nos desplazamos pero el miedo era mucho, dormíamos en el monte, no obstante decidimos quedarnos y pedimos un acompañamiento internacional, acompañamientos de brigadas de paz: las «zonas humanitarias», los lugares donde se refugia la gente.

Los tres han hecho referencia a las protestas fuertes que se llevaron a cabo en el año 1999, fecha en la cual ocurrieron fuertes movimientos en la parte sub occidental del país, también me han hablado de cifras: que en el año 2001, 20 mil personas protestaron en la carretera Panamericana, que desde el 1999 hasta el 2003 han sido asesinadas 500 personas que participaron en estos movimientos. ¿Qué fin tenían estas protestas en la Panamericana? ¿Pretendían, de algún modo, proyectar una nueva vía al Panamericanismo? Con el tiempo, ¿piensan revitalizar esta idea en el Movimiento Social de Resistencia colombiano?

– El Panamericanismo -ha respondido Luis Giraldo- se identifica mucho con los ideales bolivarianos, pero para nosotros Panamericanismo nace como la posibilidad de reunir diferentes organizaciones sociales de América Latina que no necesariamente tienen como fundamento los ideales bolivarianos sino que es una necesidad de las organizaciones que están resistiendo en toda América, y que tienen ciertos elementos comunes en la resistencia por la defensa del territorio. Es muy interesante el trabajo que estamos realizando con asociaciones cristianas, laicas y organizaciones de derechos humanos estadounidenses donde existe una resistencia fuerte para acompañar este proceso de crear una fuerte Red de alternativas contra la impunidad y la globalización.

En el libro El Evangelio Americano, del escritor chileno Francisco Bilbao, éste utopizaba una unión americanista para la lucha por la resistencia. Con estas asociaciones estadounidenses que han mencionado, ¿quieren ustedes establecer una línea para un Evangelio de principios americanos común que establezca unos mandamientos para una nueva resistencia en todo el continente americano?

Y Luis Fernando Giraldo, que es el abogado del grupo, ha respondido:

– Entendiendo que tenemos elementos comunes, unos anteriores a la Colonización (el fuerte arraigo con la tierra y el territorio) y otros posteriores (las dificultades derivadas de la explotación a la que hemos sido sometidos tanto latinoamericanos como obreros e indígenas estadounidenses), pienso que hoy no debemos sujetarnos sólo a una idea continental, porque también obreros y trabajadores europeos y del resto de las latitudes son esclavizados, por esto pienso que ya no es necesario un evangelio americano con mandamientos de resistencia sólo continentales sino que es necesario un Evangelio de Resistencia Global.

Resistir reparando, resistir cambiando continuamente las palabras, el caso que ha contado María Bertilda de la palabra «neutral» y su uso, ¿cómo se organizan ustedes en las comunidades para vigilar el lenguaje de la falsedad del Estado colombiano?

– Cuando los grupos que están resistiendo, las comunidades de paz, crean nuevas formas y estrategias de resistencia pacífica, el Estado colombiano, para institucionalizar estas formas, asume los nombres que las comunidades han creado y prostituye esas palabras, en este sentido las comunidades tienen que estar controlando y cambiando el nombre constantemente para contrarrestar esta institucionalización porque lo que menos se quiere es estatalizar una resistencia. Porque sería imposible.

¿Qué representa la vereda Mulatos?

– Es una Comunidad de paz, pero desde ahí nacen otras alternativas que se llaman «zonas humanitarias». Exactamente son lugares donde se hace un pequeño caserío y también se construye un lugar que se hace visible con un acompañamiento internacional , en este lugar es donde, en caso de conflicto armado, se refugian las personas, se reúnen y permanecen allí porque es un lugar respetado por los sectores armados.

Afrocolombianos e indígenas ¿cómo se involucran con sus luchas en los movimientos sociales colombianos?

– Afrocolombianos y campesinos son la misma cosa -ha explicado María Bertilda- mientras que los indígenas se encuentran en una situación diferente porque tienen autoridad propia, se mueven con sus Cabildos, sus gobernadores y alcaldes. Existen diversos movimientos, y algunos son reconocidos por el gobierno, aunque éste muchas veces no respete los territorios de ellos, pero los indígenas se lanzan en manifestaciones y muchas veces logran llegar hasta Bogotá, al Palacio de Mariño.

¿Cuál es la misión de ustedes tres como grupo? ¿Cuál es el objetivo por el cual están haciendo esta gira por ciudades italianas?

– Nuestro principal objetivo es el de darnos a conocer y obtener visibilidad porque San José de Apartadó quiere convertirse en un movimiento fuerte. Buscamos contactos con asociaciones internacionales grandes que quieran darnos apoyo y nos permitan visibilizar este proceso de resistencia.

¿Cómo es la situación de la opinión pública colombiana con respecto al movimiento social? Por ejemplo, ¿cuentan ustedes con el apoyo de intelectuales?

– Unicamente contamos con el apoyo de las organizaciones sociales, con el gobierno nada – ha respondido María Bertilda-. Pero los movimientos sociales en Colombia – ha añadido Ivan Cepeda- están ganando mayor influencia y visibilidad pública gracias a que se están convirtiendo en una fuente de lecciones y enseñanzas para sociólogos, y para quienes ven y creen en los Movimiento sociales, como alternativa a la guerra degradada que vive Colombia. La experiencia de San José de Apartadó, como modelo alternativo de resistencia, es una experiencia original y creativa, porque combina elementos de las luchas de los pueblos originarios con concepciones de no violencia, ecología y de derechos humanos- nos ha explicado Cepeda-, ya que no representa en Colombia despolitizacion y fragmentación, como en el caso de los indígenas que solamente pueden luchar por sus reinvindicaciones estrechamente y sin alianzas con otros grupos; en el modelo de resistencia de San José de Apartadó -ha explicado Ivan- existe una visión universal que intenta compaginar las reivindicaciones que desde el discurso oficial pretenden que aparezcan como reivindicaciones aisladas y fragmentadas u opuestas, por esto comienza a ser de interés para muchos este tipo de experiencia de las comunidades de Paz colombianas.

He interrumpido a Ivan para dirigirme a Luis Giraldo, el abogado del grupo:

– Has nombrado hace un rato la palabra biodiversidad, es muy interesante el concepto de biodiversidad en la resistencia, ¿qué me puedes contar al respecto?

– Colombia-ha dicho Luis Giraldo- es un país que tiene una gran riqueza natural, pero también una gran riqueza humana, y, precisamente, el trabajo con las comunidades es una síntesis de esta diversidad, y de esas luchas que han estado separadas y aisladas por tanto tiempo. En nuestra resistencia existe la concepción de hacer Bancos de Semillas, es decir promover la idea de ir cultivando esa riqueza, de conservarla y desarrollarla. Hoy son más frecuentes los encuentros y diálogos entre organizaciones y comunidades colombianas que antes no dialogaban y que ahora han comenzado a intercambiar saberes.

– En este sentido -añade Ivan Cepeda- San José de Apartadó tiene su experiencia propia porque ha dado pie a la Universidad de la Resistencia, a la cual se invitan conferencistas de otras comunidades y organizaciones que van contando cómo han resistido, qué mecanismos de alerta temprana usan, cómo han desarrollado sus culturas y qué piensan sobre su proyecto de comunidad. La Universidad de la Resistencia de San José de Apartadó es un foro de discusión que tiene tanto interés como cualquier otra institución académica del mundo.

A propósito de los medios de comunicación colombianos, ¿qué labor de información realizan los medios de información con respecto a la idea de promover la Resistencia? ¿Pesa en ellos la soledad? ¿Cien años de soledad?-le pregunto a Ivan por ser periodista.

– Por una parte, soledad, sí, pero por otra parte existe el monopolio de la palabra, monopolio de los discursos y de lo que nosotros llamamos la simulación. En Colombia la simulación es un fenómeno muy importante, todo está recubierto de una serie de verdades a medias, o de mentiras, que han ido desfigurando de una manera monstruosa la realidad del país, y digamos que en los medios más que hacer periodismo de investigación lo que se intenta es generar toda una serie de formas para mimetizar o para encubrir, de alguna manera, lo que está ocurriendo, es como un juego de palabras, un juego de representaciones que no responden a las realidades graves de Colombia.

Ivan, los asesinatos de periodistas en Colombia son frecuentes, la estructura del terror colombiana marca un hito en el oficio de informar. Un o una joven en Colombia que deseen emprender el oficio de periodista, ¿a qué se exponen?

– El hecho de que en Colombia asesinen periodistas muestra que hay una fuerte contra corriente, que los asesinatos son la última forma para detener esta contra corriente; realmente lo que ha venido ocurriendo es que desde diferentes puntos han salido diferentes fuentes de información alternativas, no solamente desde la orilla de los movimientos sociales que ya han desarrollado sus propias formas de comunicación sino también dentro de los mismos grandes medios, donde existen, por decirlo así, pequeñas trincheras desde las cuales comienzan a generarse opiniones contrarias que tienen que ser admitidas por una gran presión social, así que no obstante la estructura del terror hay columnistas que sostenemos nuestra propia opinión con respecto a la del medio de información donde trabajamos o con respecto a la del discurso oficial.

Colombia tiene dos vecinos, Ecuador y Venezuela. Con estos dos países ¿qué puentes tienden los movimientos sociales de resistencia colombianos?

– Conocerlos es lo primero, estamos conociéndolos. Latinoamérica, y allí radica más nuestra soledad realmente, ha estado aislada durante mucho tiempo, incluso hemos sufrido influencias muchas veces de carácter europeo, y no de nuestros países hermanos y vecinos, por este motivo se está promoviendo intensivamente el trabajo de frontera. En el caso de Ecuador, trabajando la resistencia contra el Plan Colombia porque es en la frontera con Ecuador donde tiene su mayor laboratorio, y en el caso de la frontera con Venezuela, estamos observando, analizando y estudiando todo lo que tiene que ver con la integración económica fronteriza por una parte, y por la otra se analiza la lucha que se lleva allí para controlar el territorio por parte del Paramilitarismo. También observamos la presencia de la guerrilla, y esta campaña ideológica que hay permanentemente en Colombia de mostrar la influencia del pensamiento bolivariano como algo nocivo y peligroso para nuestro país.

El proceso político que se está viviendo hoy en Venezuela, ¿se ve y decodifica con mucho espanto en Colombia?-le he preguntado a Ivan.

– No existe una opinión única y monolítica. En los sectores populares y las capas medias de la población colombiana se ven con mucho interés los programas sociales que están teniendo lugar en Venezuela, como la operación Milagros o los procesos que tienen que ver con la democratización de la propiedad de la tierra y el uso de los recursos naturales para el desarrollo, todo esto en este estrato de la población llama mucho la atención. Mientras por otro lado también todo el tiempo se quiere transmitir la imagen de Chávez como la de una especie de dictador lunático que quiere a toda costa infectar un país.

Mientras Ivan, Bertilda, Luis y quien escribe estas líneas conversábamos animadamente en uno de los andenes de la estación genovesa de Principe, los chirridos del tren que esperaban hicieron que interrumpiéramos bruscamente nuestra conversación; los tres voceros de las Comunidades de Paz colombianas, una madre de familia, un abogado y un periodista de EL Espectador, se marcharon con sus alforjas a Treviso, ciudad italiana donde se reunirán con diversas asociaciones para continuar en la lucha por la visibilidad del proceso de resistencia colombiano.