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Repensar la Religión

Fuentes: Visão

Traducido por Àlex Tarradellas y revisado por Juan Vivanco

La semana pasada se realizó en el Centro de Estudios Sociales de la Facultad de Economía de Coimbra un coloquio internacional sobre el diálogo entre el islamismo y el cristianismo. Fue una reunión importante por lo que reveló sobre las posibilidades y los límites del diálogo intercultural e interreligioso. He defendido que las culturas y las religiones son monolíticas al ser miradas desde fuera. Internamente, la diversidad es enorme, siendo algunas versiones más abiertas al diálogo que otras.

En el coloquio, tanto los teólogos y estudiosos cristianos como los islámicos destacaron algunas de las condiciones que favorecen el diálogo: el cristianismo, el islamismo, y el judaísmo tienen un origen común, el monoteísmo de Abraham; en la base de todas ellas, hay grupos sociales oprimidos que buscan su libertad a través de la religión; los textos sagrados de cada una de estas religiones son, ellos mismos, interculturales y en ellos se funden influencias semitas, griegas, árabes, persas y orientales; los textos no pueden ser objeto de fijación dogmática porque son intrínsecamente ambiguos, ya que fueron escritos en contextos sociales y políticos específicos, diferentes de los nuestros, y fueron sujetos a diferentes interpretaciones a los largo de los siglos; la historia muestra que el pluralismo es inerte a la experiencia religiosa; el centralismo jerárquico del poder eclesiástico en el cristianismo conllevó ciertas soluciones (por ejemplo, el secularismo) que no pueden transferirse mecánicamente a otras religiones donde tal centralismo no existía; las relaciones de poder entre culturas y religiones, principalmente la violencia colonial en que el catolicismo se implicó, exigen que el diálogo vaya dirigido a la justicia y la descolonización de las religiones; es posible una teología islámico-cristiana de liberación.

Sin embargo, las posibilidades inmensas del diálogo interreligioso coexisten con obstáculos para el diálogo que hoy en día parecen más extrapolables que nunca. A principios del siglo XXI, las religiones han vuelto a ser motores de extremismo ideológico y violento. Los textos sagrados son extirpados de toda su historicidad y vuelven a ser verdades absolutas y eternas a las que sólo tienen acceso los dirigentes religiosos. La teología política (la concepción de religión como agente político) vuelve a afirmarse como parte de proyectos geopolíticos que se presentan como teopolíticos. En vez de la descolonización de la religión, parece estar en curso su recolonización. Un ejemplo grotesco de esto son las declaraciones del Papa Benedicto XVI en Brasil sobre la supuesta purificación de los indios mediante la conversión (omitiendo el exterminio que la acompañó).

Esta humillación de los pueblos indígenas fue, de inmediato, utilizada para estigmatizar el protagonismo de sus movimientos sociales en la política de algunos países. La semana posterior a la conferencia episcopal latinoamericana algunos obispos empezaron a alertar a los fieles contra el peligro del «revanchismo indígena». Todo lleva a creer que la confrontación entre conversión y conversación domine la política de las religiones en las próximas décadas.

Boaventura de Sousa Santos es sociólogo y profesor catedrático de la Facultad de Economía de la Universidad de Coimbra (Portugal).

Àlex Tarradellas y Juan Vivanco son miembros de Rebelión, Tlaxcala y Cubadebate. Esta traducción se puede reproducir libremente, a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, al traductor y la fuente.

Noticia en portugués: http://www.ces.uc.pt/opiniao/bss/184pt.php