Ayuso es una fiel seguidora y alumna aventajada del dictador Franco. Es especialista en represión a manifestaciones del populacho, materia en la que ha ventajeado a su profesor el Caudillo.
Ha demostrado ser experta en usar un doble rasero en la represión de manifestaciones.
En la calle Núñez de Balboa existían:
-Pocas mascarillas anti covid-19.
-Pocos policías, y eran impasibles, más bien amigables.
-Ningún tipo de represión, más bien parecía una “mani” conjunta de señoritos y policías.
-Poca distancia de seguridad.
-Mucha bandera española secuestrada por los fachas.
-Pero mucha distancia o brecha social.
Por el contrario en la manifestación antirrepresión covid-19 del barrio de Vallecas, la represión desplegó la máxima dureza. Nada que envidiar a las campeonas represiones a los antirracistas de los Estados Unidos de América (Gringolandia).
En Vallecas había:
– Muchos indignados obligados al enclaustramiento y a tomar elmetro abarrotado cada día laborable. Además, en lugar de aumentar la frecuencia de trenes, como resultaba evidentemente necesario, la han espaciado. To-mar el metro resulta indispensable, en la mayoría de los casos, para acudir(en los días laborables)a un trabajo cada vez mas inestable y precario.
-Mucha indignación porque Ayuso pone la represión feroz por encima de las inversiones en sanidad pública. La señora Ayuso pone la economía de la sanidad privada (más bien negocio criminal) por encima de la salud de las personas.
-Muchos golpeados sangrantes
-Mucha violencia cuerpo a cuerpo si considerar la edad, ni el sexo.
Y toda esta agresión a Isabel Díaz Ayuso le parece poco, y ha conseguido del gobierno un refuerzo represor de 7.500 militares que se sumaran a la policía. Está claro Ayuso esta por arreglar las cosas con: mucha más precariedad en los sanitarios, más represión y más privatización de la sanidad, para atender solo a los señoritos.
Eso si, la señora Ayuso ha anunciado que va ha contratar 300 nuevos médicos, según nos comunicó el telediario de hoy, (una gota en el océano) para solucionar el tema del covid-19. Pero, repito, ha pedido a Pedro Sánchez 7.500 militares para REPRIMIR a los que protestan por que son obligados a confinarse y a la vez tomar el metro. Para la Señora Presidenta es más importante reprimir que aumentar las asignaciones sanitarias públicas, que es la base de la solución. Es lógico, ella la sanidad sólo la ve como un inmenso negocio privado. Y cuanto más enfermos más negocio. Además parcialmente el que suba el negocio sanitario, “también esto ayuda” al crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB).
Y pregunto al Ministro del Interior Fernando Grande Marlaska: ¿Esta brutalidad represiva de doble rasero a que obedece?, ¿a una continuidad del habito franquista?, ¿a una imitación a la policía neoliberal global? o a ¿una necesidad de la traición socialista para mantenerse como lacayo del capitalismo?
Somos campeones europeos en casos de covid-19. Llegamos en algunas partes, como en muchos barrios de Madrid, a la escalofriante cifra muy cercana a los 1.000 afectados por cada 100.000 habitantes. Y de inversiones drásticas para suplir esta catástrofe sanitaria, ¡nada! Pero son urgentes miles de nuevos contratos fijos y no precarios de personal sanitario (limpiador@s, celador@s, médic@s, etc.) y equipos sanitarios (rastreadores, vestimenta protectora, camas, etc.). Sin embargo no hay trabas para el mantenimiento o incluso aumento en gastos militares; ni tampoco hay inconveniente en mantener los desorbitados gastos de la iglesia. Esta actitud nos demuestra, entre otras cosas, que la tan cacareada transición no lo ha sido tanto.
Esto me resulta muy al estilo gringo, recuerdo aún que en el desastre del Catrina, con toda Nueva Orleans inundada de aguas marinas insalubres, eran urgentes tanques se agua potable para abastecer a la desesperada población. Pues todo lo que hizo el gobierno gringo fue enviar un gran contingente de tanques pero no de agua potable, sino tanques ametralladores la matar a los revoltosos.
¿Hasta cuando ésta locura de este imperialismo, este neoliberalismo global?
Es difícil tener esperanza, porque como decía el pacifista emperador Adriano: “En el imperio siempre abundan las razones practicas para justificar lo absurdo”.