Convencionalmente podríamos decir que es una película sobre las elecciones democráticas en EEUU: una película sobre política. Pero seamos críticos. Sheldon S. Wolin, quizás el teórico y analista político más consistente de EEUU habla de democracia invertida y de totalitarismo invertido cuando habla del sistema político actual de su país. Lo define con ironía : […]
Convencionalmente podríamos decir que es una película sobre las elecciones democráticas en EEUU: una película sobre política. Pero seamos críticos. Sheldon S. Wolin, quizás el teórico y analista político más consistente de EEUU habla de democracia invertida y de totalitarismo invertido cuando habla del sistema político actual de su país. Lo define con ironía : «Democracia S.S.». Cornelius Castoriadis, uno de lo más lúcidos defensores de la democracia como proyecto emancipatorio nos dice que el marketing y el sistema de partidos son una farsa de apariencia democrática dominada por una alianza del poder del capital y de la burocracia. Jacques Rancière habla de post-democracia cuando se refiere a la oligarquía liberal que no es política sino policial. La democracia, nos dice este último, es lo que hace el pueblo cuando se moviliza.
Todo esto queda confirmado en este excelente documento sobre la trama de las elecciones primarias en los grandes partidos USA. En este caso es un candidato del partido democrática tan ambicioso como bienintencionado. Tiene unos principios y unas ideas y se marca unos límites éticos para su campaña que no piensa transgredir. El segundo de a bordo de la campaña es un joven tan ambicioso como idealista que lucha por lo que cree, Al final los dos personajes se transforman en unos cínicos embusteros y esto es lo que les permite continuar la carrera. Un solo personaje, ni ambiciosos ni bienintencionado, mantiene un principio ético : el de la lealtad. Es el único que queda fuera de juego. Aparte de una trágica muerte que también podemos considerar un «daño colateral» del proceso.
El guionista es un dramaturgo, Beau William, con experiencia en la campaña presidencial de un candidato demócrata. Sabe de lo que habla y sus personajes y situaciones tienen más de real que de ficticio. El director, George Clooney, ya dirigió una buena película con agudo sentido crítico : «Buenas noches y buena suerte». Según comenta esperó que pasara el entusiasmo por Obama para hacer la película. No quería ser el aguafiestas y sabía que el tiempo le daría la razón. No es que el Presidente de los Estados Unidos acabe vendiendo su alma al diablo, es que cuando es nombrado ya la ha vendido. Los actores,excelentes, sobre todo Ryan Golsing, Philip Seymour Hoffman y Paul Giamatti. George Clooney, en el papel del candidato, muy correcto en una interpretación que tampoco permite ninguna genialidad.
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