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Respuestas a «¿Cómo hemos podido degenerar tanto?», de Juan Tortosa

Fuentes: Rebelión

Estas son mis respuestas a «¿Cómo hemos podido degenerar tanto?», de Juan Tortosa publicado en Opinión (columna «Las Carga el Diablo») en Público, el 28 de agosto de 2013. http://blogs.publico.es/juan-tortosa/2013/08/28/como-hemos-podido-degenerar-tanto/ Para comenzar me gustaría decir que, cuando estaba empezando a desgranar el artículo en sus primeras cuestiones, me asaltó la duda de si iba o […]

Estas son mis respuestas a «¿Cómo hemos podido degenerar tanto?», de Juan Tortosa publicado en Opinión (columna «Las Carga el Diablo») en Público, el 28 de agosto de 2013. http://blogs.publico.es/juan-tortosa/2013/08/28/como-hemos-podido-degenerar-tanto/

Para comenzar me gustaría decir que, cuando estaba empezando a desgranar el artículo en sus primeras cuestiones, me asaltó la duda de si iba o no en serio, lo cual, más adelante, me quedó claro: lo iba.

El texto en sí, se compone de 22   preguntas, que, ahora, sin más introducción, voy a intentar responder, lo mejor que pueda, y siempre desde mi perspectiva personal (desde la de quién, si no).

Pero ¿qué es lo que hemos hecho con aquella hermosa libertad incipiente que empezamos a gestionar en 1976 para que casi cuarenta años después parezca, no solo que no hemos avanzado nada, sino que vamos marcha atrás?

En primer lugar, incipiente y hermoso, no sé si lo sería, pero libre, lo que es libre, no creo que se pueda denominar a ese periodo, que según el autor «empezamos a gestionar» en 1976. La violencia institucional se recrudeció, de hecho, sobrepasando la de los últimos años de dictadura (aunque «Patxi» se despidiese con unos cuantos asesinatos muy al estilo original, patentado allá por 1936. Práctica no les faltaba por aquel entonces, ni a él ni a sus colegas).

Y el recipiente de tales desvelos de nuestra «incipiente libertad» volvía a ser la izquierda social y política. La gente que empezaba a exigir, de nuevo, un cambio. Entre Policía, Guardia Civil y ultras, se cargaron a más de 100 militantes de izquierda de 1976 a 1980, por poner un ejemplo de una cifra que aporta Alfredo Grimaldos en su último libro «para adultos» sobre la transición.

Cómo iban a tolerar otra vez a tanto soñador reclamando lo que no le pertenecía: la incipiente y hermosa esa, sí. Ya se los habían ventilado en aquel entonces (y los que quedasen tuvieron el exilio o el silencio como únicas opciones) ¡y ahora les volvían a crecer! Maldito virus de la rojez. Ellos nos hicieron rojos, fue el color que utilizaron para pintarnos.

Nada del aparato institucional moral y represor, que había consolidado una manera de ejercer el control sobre la disidencia, de manera terminante, durante casi 40 años, cambió en el transcurso de esa incipiencia . Policías, guardias civiles, políticos, jueces, periodistas, asesinos a sueldo y lo que ahora llamaríamos neonazis, han sido ascendidos, perdonados, liberados, ayudados, elogiados…; y han ascendido, perdonado, liberado, ayudado y elogiado, durante los años no solo de transición sino también de una ya, según quien más y quien menos, consolidada democracia. Cualquiera con poder de influir en un Estado, el nuestro, estaba metido de lleno en el ajo, y esos no dejaron de ostentarlo (y eran y son algunos más que cuatro -legislativo, ejecutivo, judicial y prensa). Todos o la mayoría de los que tenían algo de poder entonces han seguido trabajando por la democracia desde aquella incipiencia . Si acaso, se han tenido que repartir la tarta entre algunos más, dentro de la administración. No es casualidad que el Jefe de Estado siga siendo el caprichito preferido de «Patxi», todavía hoy.

Por eso, y en segundo lugar, no creo que no hayamos avanzado o estemos yendo para atrás, como el señor Tortosa opina, sino que seguimos viento en popa a toda vela, sólo que con un lavado de cara que nos adecúa a los tiempos que corren. Ahora el que dicta es directamente el capital, no necesita a nadie que lo haga por él. Él reparte los papeles y vela por que se cumplan. A veces no le sale bien, pero ese es el riesgo que conlleva apostar a lo grande.

En cualquier caso, libertad no significa, para mí, escotes más grandes, electrodomésticos más baratos, tecnología punta, comida rápida, políticos que no responden a los periodistas en sus ruedas de prensa, periodistas que no cuestionan lo que les cuentan los gobiernos, Sálvame , Christiano Ronaldo o PP-PSOE cada cuatro años (y durante el resto del tiempo). Ni tampoco detenciones masivas en manifestaciones pacíficas reventadas desde dentro. Y no quiero ni pensar, ahora sin la excusa del terrorismo, en quién o qué (ni cómo) van a derivar toda esa energía y buen hacer empleados en «persuadir» a etarras y demás detenidos.

No, la incipiencia fue de otra cosa, pero no de libertad.

¿En qué nos hemos equivocado para que las cosas nos hayan salido tan mal?

¿En creérnoslo? No sé, no creo que se pueda hablar de una equivocación concreta o de varias, simplemente había una línea a seguir. De donde no hay no se puede sacar. Y si a los que intentan mover un poco la cosa te los quitas de en medio (aún hoy día) sin escrúpulo alguno, ¿en qué nos habremos equivocado? ¿En no volver a un baño de sangre en su día teniendo otra vez todas las de perder? Aunque esto no me gustaría que se entendiera como una excusa para la postura que tomaron nuestros supuestos líderes de izquierdas de entonces. ¿Quizás nos equivocáramos en acabar sucumbiendo a los atractivos de una vida material altamente customizada?

¿Por qué las cárceles visitadas entonces por tantos políticos que luchaban por la democracia albergan ahora políticos y empresarios corruptos de toda calaña y condición (y lo que queda)?

Yo no sé por cuántas cárceles se habrá pasado el señor Tortosa, pero no las imagino llenas de políticos y empresarios corruptos. Y a los que ahora se encuentren dentro, tampoco me los imagino pudriéndose en ellas, ni pasando mucho tiempo. Habría que definir, eso sí, «político», «empresario», y aclarar de qué calañas y condiciones estamos hablando. Entonces igual me saldrían unos cuantos más.

Otra cosa que dudo es que a esto de encarcelar empresarios y políticos corruptos le quede mucho, por mucho que nos machaquen con tantos Gurtel, tesoreros, Palmas Arenas y Noos. Es una historia ya conocida: cuando al final meten a cuatro entre rejas, y mal metidos, y la cosa se queda en agua de borrajas, no se lee ya nada acerca de lo escandaloso que resulta, que después de lo escandaloso del asunto, la Justicia se aplique de manera tan fofa y la moral, dentro la «troupe» legislativa, ejecutiva y financiera, apeste tanto a gremio.

Y a los políticos que visitaban cárceles y luchaban por la democracia no sé lo que les habrá pasado. Supongo que habrá de todo. O eso quiero suponer, mi interés en el tema no ha podido dar para tanto.

¿Cómo es posible que no nos haya dado tiempo de poner nuestra casa, nuestro país, mucho más en orden de lo que está?

Yo lo veo muy en orden, cada vez más. Y es irónico, porque parecería que la situación se les estuviera escapando, por momentos, de las manos. Al contrario de lo que en principio pudiera parecer (aunque para algunos resulte más que evidente) «nosotros» ni pinchamos ni cortamos nada acerca de cómo poner en orden a veces ni «nuestra -propia- casa» (si es que se refiere a una particular y no es metáfora de lo que le sigue en la pregunta) mucho menos «nuestro país». Votar cada cuatro años servirá para la nostalgia o la tradición (o para descargar la conciencia o lavarse las manos), pero poco tiene que ver con decidir democráticamente, por lo menos en España.

¿Qué es lo que hemos hecho tan mal? ¿tantas heridas cerramos en falso en su día? ¿tantos frentes quedaron abiertos?

«¿Qué es lo que hemos hecho tan mal?» Insisto: ¿qué otra cosa se supone que íbamos a hacer? O ¿a quién se refiere exactamente? Esas heridas que se cerraron no sé de quién serán; yo no viví nada de todo aquello ni de lo de después (y la incipiencia me pilló naciendo como si dijéramos), y cuanto más leo sobre España (en general, pero en particular a partir de aquél entonces «cerrado en falso») más me crece una úlcera que tengo de animadversión, y yo no tengo ni remotamente a nadie en ninguna cuneta, ni olvidado de ninguna otra manera atroz. Y respecto a los frentes: uno que sí quedó abierto fue el Popular.

¿Cómo es posible que sigamos tan polarizados, tan cainitas, tan crispados los unos con los otros?

Lo siento, pero sigo sin entenderlo: ¿polarizados? ¿Acaso habría una nueva guerra civil PP-PSOE? ¿Qué polos son esos? Hace ya un tiempo que dejé de creer en lo de las dos españas, de hecho, la sola mención de ese tópico me revuelve las tripas. Yo creo que el día del alzamiento no había dos españas. Hay más dos españas ahora, pero son de pega. Si acaso había una o muchas, y unos cuantos hijos de puta intentando volver a agrandar el ojete del personal sin vaselina alguna. Al margen de errores que pudiera tener el nuevo sistema que se estaba implantando, rencillas de clase o matanzas en época de guerra. La historia de las dos españas no es más que una continuación, en democracia, de aquella del «contubernio marxista judeo-masónico» y el gen rojo que hace a la gente inferior (última curiosidad – «científica»- del franquismo, salida recientemente en el mismo periódico en el que el autor escribe http://www.publico.es/464317/franco-en-busca-del-gen-rojo-de-la-inferioridad). Tal era y sigue siendo la ideología que decide la partida.

¿Por qué tantos avances incuestionables nos han servido de tan poco?

No niego los avances, alguien me libre, de lo que dudo es de su incuestionabilidad. Habría que saber a qué avances se refiere. A las ILP ninguneadas por el parlamento, a los desahucios express (inconstitucionales a toda vista, si uno fuera estricto con la interpretación que le da a nuestra gloriosa carta fundacional-refrito, inmodificable hasta la devoción, excepto a la chita callando y en cuestión de días, con los pantalones bajados de cara a lo que creemos que son Europa y los mercados). Igual se refiere a Internet o a las tablet.

¿Por qué, habiendo menos analfabetos que entonces, hay menos librerías, menos cines, menos eventos culturales que muevan y motiven a la gente como pasaba hace treinta años?

Esto no creo que sea una cuestión puramente española. De hecho tampoco sabría cómo poder comprobar que lo asumido en la pregunta ocurre de tal manera. Suponiendo que sea así y sin ponerlo en duda, hay que pensar que «alfabeto» no significa exactamente lo mismo que «culto» ni que «libre pensante». Y como no sé lo que pasaba hace treinta años en este sentido, porque yo era un chavalín, lo dejo aquí.

¿Por qué, a pesar de los avances sociales y económicos, no hablas con nadie que no le tenga mucho más miedo al futuro ahora que hace solo unos años?

Esta tiene respuesta fácil. De nuevo: el capital dicta ahora, la tan cacareada crisis, el neoliberalismo, la globalización de la economía, la creación de unas expectativas ilusorias para la gran mayoría de la población mundial, el fraude más descarnado para la mayor parte de esa mayoría. La vieja historia de siempre, todo sigue su curso, en constante actualización.

10ª ¿Cómo es posible que cada día que pasa se batan récords históricos de solicitudes de ayuda a Cáritas y oenegés varias?

Más de lo mismo: es lo que tiene ir más rápido de lo aconsejable, el riesgo que conlleva apostar a lo grande. Nada particular de España. Al final no todo es ciencia y sí política e ideología. Paga el pato el débil. Nunca ha dejado de hacerlo. Crece la población, crece el número de débiles potenciales; esos para los que se creó la ley que va despacio y que, justo todo lo contrario, oprime más que libera. Débiles en muchos casos directamente sin ley más allá de la miseria y la pérdida de identidad. Pero en esto, no es España la campeona, aunque sí una honrosa participante.

11ª ¿Por qué hay que volver a buscarse la vida (la supervivencia, no la prosperidad) en el extranjero?

Titulitis. La gente que está obsesionada con los documentos oficiales no busca profesionales creativos, competentes o dedicados, busca personal obediente y complaciente. A la cola en I+D y en gasto social dentro de la UE. Esto es algo derivado de una sociedad de control, no de una sociedad que quiera innovar, crear o avanzar. Ah, y la crisis, que sirve pa tó: recortes allí, recortes allá (en el presupuesto, en la libertad -que en nuestro tipo de sociedad parezca que vayan unidos).

12ª ¿Por qué jóvenes que crecieron viendo a sus padres ir a votar aparecen ahora por las esquinas levantando la mano cara al sol y enarbolando símbolos fascistas?

Creo que esta es la pregunta cinematográfica dentro del artículo. Por un lado une la ilusión de ir a votar de unos primerizos ciudadanos con derecho a voto con lo que significan ultraderechistas o neonazis, justo lo opuesto al derecho o al voto. ¿De verdad esos nuevos fascistas vienen de gente tan democrática? Yo tendría interés en saber cuáles son esas familias destrozadas por su situación en las que el nexo de unión, que en su día fuera tan sólido, como para hablar de democracia, se vea tan abocado a desaparecer unos años después. Y me gustaría saber también cómo ha llegado el autor a conocerlas en número tal, como para atreverse a afirmar tal cosa.

13ª ¿Por qué el país moderno que parecía que estábamos empezando a construir se asemeja más cada día que pasa al del casposo blanco y negro de los nodos franquistas?

Rápida: porque sólo lo parecía.

14ª ¿Cómo es que no está enterrada y olvidada la liturgia fascista? ¿Quién y cómo se dedica a reavivarla? ¿Por qué?

¿Reactivarla? Para eso tendría que haberse desactivado. Asumiendo que fueron ellos los que siguieron con la sartén por el mango, sólo se ha modificado, en casos, para disfrazarla de democracia, en otros para hacer puros ejercicios de demagogia retórica y en otros, se ha tolerado, si bien con alguna reprimenda cariñosa (dependiendo del sesgo del gobierno de turno), decir cualquier burrada y continuar con la narración de la historia más reciente. Así se escribe nuestro pasado. A golpe de liturgias. Si durante un tiempo ha parecido que esa liturgia dormía, era tan sólo eso: hibernación.

15ª ¿A dónde vamos tan crispados? ¿Por qué nos enconamos tanto?

No lo sé, ¿lo sabrá el señor Tortosa?

16ª ¿Por qué después de tantos años trabajando por el diálogo y el entendimiento tenemos a tanto energúmeno mediático vociferando en las ondas o redactando inflamables proclamas en infames pasquines?

Lo del diálogo se lo aceptaría en ciertos casos y con muchos peros (no hay más que ver una sesión en el Congreso. Si eso es diálogo, no estoy impresionado). Pero lo de los vocingleros mediáticos es de toda la vida, no es un subproducto distorsionado del mucho trabajo por el diálogo ni nada de nuevo cuño.   Es algo muy difícil de obviar, pero tiene el peso ya de la tradición (miente y miente, como sea, cuando sea, y cuanto más mejor, que algo queda) y resulta casi hasta entrañable: quién no se ha reído en algún momento con alguna soflama hiperbólica de Jiménez Losantos o algún artículo esperpéntico del ABC o La Razón. Yo hasta con EL PAIS me desternillo de vez en cuando (todo por no llorar, claro).

17ª ¿Qué nos ha pasado? ¿Cuándo empezó la cuesta abajo?

¿Cuándo empezó la cuesta arriba?

18ª ¿Cómo es posible que hayamos degenerado tanto?

En esta, mira por dónde, estoy de acuerdo con el autor.

Entiendo que cuando se escribe diaria o semanalmente para la sección de opinión de un periódico, a veces no se sepa mucho de qué hablar, por falta de ideas originales. Pero sintiéndolo mucho, el tema de nuestra transición y el de las dos españas están ambos tan trillados y tan vacíos de contenidos reales, que para lo único que sirven es para hacerle el juego a la derecha más rancia (y más peligrosa) de este país.

Todo lo que la famosa opinión pública sabe acerca de ambos temas es pura invención distorsionada de unos hechos falseados que se siguen reescribiendo para ser actualizados. Pura morralla vaya. Morralla de la que se aprovechan los poderes varios para tenernos todo el día de partido en partido, de pelea en pelea, de discusión en discusión y grito tras grito, mientras ellos siguen a lo suyo, que es mantenernos en la inopia y entretenidos para que no les molestemos en sus quehaceres. Un periódico como Público debería poner más cuidado a la hora de publicar ciertas cosas, como este ejercicio de retórica tan cándido, aunque haya sequía de artículos o no se mantenga una línea editorial tan plural.

El señor Tortosa bien podría también mirar hacia un lado y ver qué es lo que escriben sus compañeros de periódico acerca de estos temas, para ilustrarse. Un ejemplo: http://www.comiendotierra.es/2013/08/28/franquistas-por-malos-ignorantes-por-tontos/

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.