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Resultados electorales: ¿Desaparecerá la izquierda?

Fuentes: Rebelión

Antes de las elecciones legislativas del pasado 9 de marzo, varios analistas del acontecer político sugerían un momento excepcional para la izquierda colombiana. Iván Cepeda formulo varias propuestas de unidad de las diversas tendencias de este campo político porque según él las condiciones eran óptimas para su acceso. Otros anunciaron el ingreso inminente de Colombia […]

Antes de las elecciones legislativas del pasado 9 de marzo, varios analistas del acontecer político sugerían un momento excepcional para la izquierda colombiana. Iván Cepeda formulo varias propuestas de unidad de las diversas tendencias de este campo político porque según él las condiciones eran óptimas para su acceso. Otros anunciaron el ingreso inminente de Colombia a las tendencias regionales que han propiciado gobiernos de Izquierda en Venezuela, Bolivia, Ecuador, Brasil, Nicaragua y Argentina. Con el fin del conflicto armado, la ultraderecha no tendría mas pretextos para su violencia anti izquierdista. Reflexiones de mayor calado ligaron las grandes movilizaciones campesinas y populares del año 2013 con un próximo auge electoral de la izquierda, colocándola como una formidable opción de poder en los procesos electorales del año en curso, con inmensas posibilidades en la lucha por la presidencia de la república.

Con los resultados efectivos de las votaciones del pasado domingo, nada de eso ocurrió. Por lo contrario, lo que se registró fue un enorme retroceso. Todos esos análisis y conjeturas quedaron por el suelo, reducidos a mera especulación politológica.

El Polo Democrático perdió 380 mil votos y 5 curules parlamentarias. La Unión Patriótica salió hecha añicos y prácticamente desaparece del panorama político, pues solo obtuvo el 0,5% de los sufragios y sus candidatos mas visibles, como Lozano y Caicedo, sacaron ridículas votaciones dada su poca convocatoria, su falta de carisma y su discursividad monotemática y dogmática. El Partido Verde, de Centro Izquierda, eligió una pequeña representación pero corre el riesgo de desplazarse hacia la derecha en las votaciones del 26 de mayo, toda vez que escogió un candidato presidencial, Enrique Peñalosa, con muchas afinidades con el expresidente Uribe Velez, quien también coincide en muchos campos de la oposición al gobierno del presidente Juan Manuel Santos, con el Senador del Polo, Jorge Robledo. A este escenario es necesario agregar que en Bogotá, donde hay un gobierno progresistas encabezado por Gustavo Petro, Uribe Vélez se alzó con la mayor votación consecuencia de la mala gestión de la administración, particularmente en el funcionamiento del sistema de transporte masivo/Transmilenio, convertido en un caos infernal para millones de ciudadanos y ciudadanas, que rechazan airadamente la incompetencia gerencial y el caos de la mediocre burocracia petrista concentrada en una proliferante micro corrupción, lo que hace prever la inminente salida de Petro por efectos de una decisión judicial o una revocatoria cívica.

De todo el resultado solo merece destacarse la elección del senador Jesús Alberto Castilla, en las listas del Polo, quien ha sido presidente de el Coordinador Nacional Agrario (CNA); líder de la Movilización Social y Popular en el Paro Agrario, la Minga Indígena, Social y Comunitaria, Congreso de los Pueblos; dirigente de Poder y Unidad Popular (PUP).

En calidad de presidente del Coordinador Nacional Agrario participó en la fundación del Congreso de los Pueblos. También es fundador del Comité de Integración Social del Catatumbo (Cisca), Norte de Santander, organización que ha sido fuerte crítica de Ascamcat y sus directivos, por el manejo oportunista del paro agrario del año anterior y de la oscura negociación que adelantan con el gobierno de Santos asesorados por destacadas fichas del samperismo. Los labriegos desilusionados con Ascamcat se desplazaron hacia el Cisca y dieron su apoyo mayoritario al Senador recién electo.

La pregunta obligada es la siguiente ¿Por qué la izquierda colombiana retrocede y amenaza con desaparecer?.

Hay muchas respuestas. Una muy fuerte es la violencia de los sectores conservadores contra los militantes populares con el argumento de la lucha anti terrorista. De igual manera influyen los privilegios estatales y comunicacionales de los partidos del establecimiento y la exclusión de los movimientos de izquierda.

Sin embargo, la cosa no se queda allí. En la caída de la izquierda, que ha tenido sus mejores momentos con los resultados del M-19 en 1991, con cerca del 26% de la votación, y en el 2006 con el 22% de la votación a favor de Carlos Gaviria, influyen aspectos de orden cultural, político e ideológico.

La izquierda colombiana esta aquejada de varios problemas que la aíslan y la tornan irrelevante en la lucha política. Me refiero a su dogmatismo, su caudillismo, su faccionalismo, su falta de carisma, su ignorancia y desactualizacion teórica y el canibalismo extremo. Cada quien tira para su lado pretendiendo imponer sus enfoques y posturas que en muchos casos están dislocadas de las preocupaciones populares y sociales que supuestamente dicen expresar.

A lo que se debe agregar su escandaloso silencio frente a la corrupción como ocurrió con el caso de la Alcaldía de Samuel Moreno en Bogotá, quien hoy paga una larga condena en la cárcel junto a su hermano el senador Ivan Moreno y otros funcionarios de la misma cuerda, afiliados al Polo, los cuales protagonizaron un descomunal despojo de los presupuestos de la ciudad, para quienes el ex magistrado Carlos Gaviria pidió compasión a partir de una interpretación sesgada de los principios del debido proceso y la presunción de inocencia.

Para decirlo de manera cruda, la izquierda que hay en Colombia es completamente desueta, pre moderna y marginal, con poco eco en las grandes multitudes de los centros urbanos. Sin credibilidad algunas en la sociedad.

Colombia necesita verdaderos partidos de izquierda, adecuados a las tendencias de la sociedad colombiana en el siglo XXI. Fuerzas de izquierda que asuman los retos que se desprenden de la casi segura superación del largo y traumático conflicto armado con los diálogos que se adelantan en La Habana, afectados en su alcance por el complejo cuadro electoral conformado el pasado 9 de marzo, en que los enemigos abiertos de la reconciliación se posicionaron fuertemente en el poder legislativo nacional.

Es importante abrir una reflexión crítica y objetiva sobre la desastrosa situación de la izquierda y sobre sus proyecciones inmediatas. Vamos a convocar un evento de dialogo y análisis en próximos días para el efecto.

 

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.