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Revolución y amor eficaz. Camilo Torres Restrepo, (I Parte)

Fuentes: Rebelión

Camilo Torres Restrepo nace en un momento de profundos cambios en la formación socioeconómica colombiana y en un momento en que las contradicciones de clase se iban identificando. Se habían sucedido 50 años de gobiernos conservadores que mantuvieron al pueblo sumido en violencia que contribuyó al despojo de la tierra de los campesinos para ampliar […]

Camilo Torres Restrepo nace en un momento de profundos cambios en la formación socioeconómica colombiana y en un momento en que las contradicciones de clase se iban identificando. Se habían sucedido 50 años de gobiernos conservadores que mantuvieron al pueblo sumido en violencia que contribuyó al despojo de la tierra de los campesinos para ampliar la propiedad latifundista, esto se agudiza con la Guerra de los 1000 días que finaliza en 1903. Cómo resultado los Estados Unidos de Norteamérica arrebató el territorio de Panamá a Colombia, lo que constituye un conjunto de intereses del imperio estadinense.

En 1925 la Tropical Oil Co. reprimió y castigó duramente las huelgas de los trabajadores petroleros, otro tanto hizo la United Fruit Company, la cual había creado un estado dentro del estado y con el gobierno del presidente Miguel Abadía Méndez, desata una masacre de 6000 trabajadores, muchos de ellos jornaleros campesinos, el 7 de diciembre de 1928 en la Región bananera del Magdalena. Estos acontecimientos marcan la profundización de las contradicciones de clase y el carácter antiimperialistas de las luchas, a las que se suman las luchas de trabajadores de los ferrocarriles, portuarios y campesinos; en 1929 se produce la insurrección de los Bolcheviques del Líbano, en el departamento del Tolima. Ya, para el 1920 se había constituido el Partido socialista de los Trabajadores producto de las luchas de trabajadores petroleros, portuarios y campesinos.

La violencia contra el pueblo se desata nuevamente con la muerte del dirigente del partido liberal Jorge Eliecer Gaitán en abril de 1948, quien había recogido en sus programas las reivindicaciones del pueblo y sus aspiraciones de justicia y bienestar. Se desarrolla un largo período de violencia y de luchas que el gobierno intenta frenar con la instauración de un gobierno militar con el General Rojas Pinilla en el 53 que culmina montando una Junta Militar en el 57 como transición a la creación del Frente Nacional, acuerdo del partido Liberal y Conservador para alternarse en el gobierno excluyendo cualquier otra expresión política en el país.

Otros hechos importantes son el triunfo de la revolución rusa en 1917, la Segunda Guerra Mundial en el 45, la revolución china en el 57 y el triunfo de la revolución cubana en el 59. En 1955 se crea la Conferencia de los Paises No Alineados como producto de las guerras independistas de Asía y África, de las cuales, la Guerra de Liberación de Argelia despertó la conciencia y mucho interés en los revolucionarios latinoamericanos.

El Padre Camilo nace en este contexto, el 3 de febrero de 1929, hijo de Calixto Torres Umaña e Isabel Restrepo Gaviria, pertenecientes a la alta sociedad Bogotana. Realiza sus estudios en los mejores liceos exclusivos para la burguesía criolla, en donde demostró siempre un espíritu entusiasta, optimista, dinámico, de iniciativa. Allí crea un equipo de jóvenes y publican un Semanario «El Puma». Terminado su bachillerato Ingresa a la Universidad Nacional a estudiar Derecho, colabora en la publicación de una página «La vida universitaria» para el periódico «La razón». Luego pasa en el 47 al Seminario y después de ordenado en el 54 va a Lovaina-Bélgica a estudiar sociología. En el desarrollo de sus estudios realizó varias investigaciones, valga mencionar «La proletarización de Bogotá» y «La violencia y los cambios socioculturales en las zonas campesinas». La primera la presentó como tesis de grado y la segunda es, hoy por hoy, uno de los mejores trabajos de investigación rigurosa en Colombia. Crea en Lovaina el Equipo Colombiano de Investigaciones socioeconómicas ECISE y en sus viajes a Bogotá crea MUNIPROC, Movimiento universitario de promoción comunitaria.

De Lovaina pasa a Minneapolis a realizar especialización en sociología urbana, finalizando el curso da una gira por varios países de América Latina creando los ECISE. Llega a Colombia y asume como Capellán de la Universidad Nacional, miembro de la Junta Directiva del Instituto para la Reforma Agraria, profesor de la ESAP, asesor del Movimiento de Acción Comunal.

Camilo fue un profundo conocedor de la realidad colombiana y tuvo tres ventajas que le permitían indagar con rigurosidad los intereses de clase, las contradicciones de clase y particularmente el comportamiento de la burguesía y la clase dirigente. Como sacerdote fue un estudioso de los intereses de la jerarquía eclesiástica católica y sus nexos con los grupos de poder; como sociólogo conoció de cerca la realidad del movimiento comunal, campesino y estudiantil; también, ser parte de la alta sociedad colombiana le permitía conocer todos los intríngulis de la política, las relaciones gobierno-grupos económicos, intereses imperiales y el manejo que la burguesía le daba a las contradicciones de los ciudadanos con el estado y la burguesía misma.

En 1964 lleva la ponencia «La Revolución Imperativo Cristiano», a un Congreso de Cristianos Católicos en Lovaina, en la que expresa que «los cambios de estructura no se producirán sin presión de la clase popular». En este momento empieza a realizar la RUPTURA con la institucionalidad burguesa y eclesiástica, pero además evidencia que con sus investigaciones sociales había caracterizado la formación socioeconómica colombiana y su estructura de clase. La Clase popular como todos los pobres y explotados quienes deberían conducir los cambios de estructuras.

Conocedor de la historia colombiana pasada, reciente y su propio momento afirmó en ese congreso que «La revolución violenta es una alternativa bastante probable, por la dificultad de previsión de la clase dirigente» [i] . Conoció de cerca los peores hechos de violencia, el asesinato de Gaitán y el Bogotazo, el bombardeo en Marquetalia y Rio Chiquito a campesinos que después del asesinato de Gaitán continuaron levantados en arma contra la burguesía. También conoció muy de cerca a la clase de la cual provenía, cruel, sanguinaria y arrodillada capaz de sellar los acuerdos de paz en el barco norteamericano Wisconsin, vendiendo de paso el Canal y Panamá a los gringos dejando en los campos cerca de cien mil asesinados (100.000); conoció el acuerdo del Frente Nacional, el cual fue creado sobre la masacre de cientos de colombianos que defendieron las tesis de Jorge Eliecer Gaitán. Camilo Torres Restrepo sabía que la burguesía no iba a realizar cambios y no iba a entregar el poder a la clase popular. Las invasiones norteamericanas, las dictaduras impuestas y las revoluciones socialistas triunfantes, estudiadas por él, le demostraban la justeza de la violencia revolucionaria.

Camilo concebía profundamente que la revolución se realiza con una teoría revolucionaria y una guía ideológica y por ello expresa que «La lucha revolucionaria no se puede realizar sin un Weltanschaung (Un sistema) completo e integrado… y las únicas que tienen un Weltanschaung integral son las ideologías cristiana y marxista» [ii]. Porque no se trata de realizar otro despojo sino de construir una Nueva Sociedad para lo cual se requiere una concepción holística, un sistema que involucre y responda a las aspiraciones de la totalidad del hombre y mujer. Por esta razón concibió el cristianismo como una ideología, es decir, como un sistema de pensamiento, símbolos, valores y principios que deben guiar a la humanidad. Concibió el marxismo y el cristianismo como ideologías que guiaran la revolución. Esta posición de Camilo retaba al imperio, a la burguesía y a la iglesia jerárquica que trataban al marxismo como engendro del demonio y centraban la lucha ideológica contra el comunismo. Contrario a esto, desarrolló el diálogo marxismo cristianismo como condición para realizar los cambios de estructuras. Introdujo otro elemento, contrario al capitalismo, el de la planificación de la economía, en el mismo Congreso católico expuso «buscar el planeamiento económico es una obligación para el cristiano, es una condición para la eficacia en el auténtico servicio de las mayorías y una condición de la caridad en estos países. Es más probable que los MARXISTAS lleven el liderazgo de ese planeamiento. El cristiano deberá colaborar teniendo en cuenta la obligación de evitar males mayores y de buscar el bien común. Los cristianos podrán participar en la construcción de un mundo mejor, cada vez más cercano a su ideal del Amor Universal».

Cómo un excelente organizador, líder y conductor emprendió todas las iniciativas para desarrollar la lucha revolucionaria, institucional y extrainstitucional; al lado del movimiento campesino, estudiantil y comunitario. Se propuso construir un instrumento político para la construcción y conducción de la revolución, creó el Frente Unido, como espacio de confluencia del movimiento popular, social y político. Habiendo sido encarcelado en Medellín, tenía clara las consecuencias del compromiso con la clase popular. El expresaba el 4 de junio de 1965 que «Mientras no seamos capaces de abandonar nuestro sistema de vida burgués no podremos ser revolucionarios. El inconformismo cuesta y cuesta caro. Cuesta descenso en el nivel de vida, cuesta destituciones de los empleos, cambiar y descender de ocupación, cambiar de barrio y de vestido. Puede ser que implique el paso a una actividad puramente manual. El paso de la ciudad al campo o al monte».

La inconformidad generalizada, la ilegitimidad de la institucionalidad burguesa, el surgimiento del movimiento guerrillero, le llevan a concluir al Padre Camilo que estaban dadas las condiciones para iniciar una insurrección generalizada y la revolución en Colombia, por lo que asume la lucha armada como la vía para hacer la revolución e ingresa al Ejercito de Liberación Nacional, ELN, en quien encontró los mismos planteamientos suyos del Frente Unido. «Me cansé de buscar que los laicos asuman su responsabilidad. Ahora me decidí a hacerlo yo mismo» [iii]. En su Proclama a los colombianos dice: » El pueblo sabe que las vías legales están agotadas. El pueblo sabe que no queda sino la vía armada. El pueblo está desesperado y resuelto a jugarse la vida para que la próxima generación de colombianos no sea de esclavos. Para que los hijos de los que ahora quieren dar su vida tengan educación, techo, comida, vestido y sobre todo dignidad. Para que los futuros colombianos puedan tener una patria propia, independiente del poderío norteamericano. Todo revolucionario sincero tiene que reconocer la vía armada como la única que queda» [iv].

Camilo abre el camino a la acción revolucionaria de los cristianos, convencido que solo a través del Amor Eficaz es posible instaurar una sociedad justa y fraterna. Su aporte trasciende las fronteras de la revolución colombiana para insertarse como pilar en la construcción del pensamiento Propio Latinoamericano.

Notas

[i] La revolución imperativo cristiano, Congreso católico, Lovaina, 1964

[ii] Opus cit

[iii] Reportaje de Adolfo Gilly -Semanario Marcha – Montevideo – Junio 4/65

[iv] Proclama a los colombianos, 7 de enero de 1966.

Jesús Rafael Gamarra Luna, Vocero Corriente Bolivariana Guevarista.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.