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Ricardo Piglia retorna a España con Blanco nocturno

Fuentes: Juventud Rebelde

El destacado escritor argentino reapareció en la nación española con una nueva novela policíaca titulada Blanco nocturno

El escritor argentino Ricardo Piglia reapareció en España con una nueva novela policíaca cuyo título, Blanco nocturno, es una de esas paradojas poéticas capaces de arrastrar al lector tras páginas que prometen una inmersión a fondo en la buena literatura.

Lo respaldan sus anteriores aventuras narrativas y un silencio creativo de 13 años durante los cuales trabajó sin descanso para dar cima a un volumen cimentado con los rescoldos de vivencias familiares, las de un primo suyo dueño de una fábrica de producción inviable, en medio del campo, aferrado sin embargo a su proyecto fantasioso, demencial.

Un primo que fabricaba para Piglia juguetes mecánicos extraordinarios y hacía además objetos -pura invención- para los cuales la realidad de su tiempo no estaba preparada. El autor asegura que supo siempre que algún día escribiría sobre él.

Ese familiar entrañable es el Luca Belladona de Blanco nocturno -título que alude a las cacerías en medio de la noche-, hermano de las dos mujeres con quienes el protagonista, el puertorriqueño Tony Durán, mantenía una relación amorosa antes de ser asesinado en un pueblo cercano a Buenos Aires, en los años 70 del siglo pasado, tras escandalizar a la sociedad.

Inscrita en el género que le es consustancial, su novela introduce por primera vez a un investigador, Croce, sin parentesco alguno con los detectives de métodos racionales, que resuelve los crímenes como por arte de magia, con el añadido de una dosis de locura en su personalidad.

Blanco nocturno contiene profusas notas al pie de página, que su autor maneja como un recurso narrativo para poner en manos del lector una indispensable información complementaria, que de otro modo estorbaría el curso de la trama.

Piglia es un narrador cuya excelencia tal vez se sustente en ese método de trabajo suyo tan particular, consistente en escribir un primer borrador y dejarlo reposar largo tiempo para luego retornar a el en una segunda vuelta seguida de un reposo similar.

Según dijo durante la presentación de Blanco nocturno en Barcelona, lo guía la esperanza de que el tiempo se incorpore a lo narrado y el relato cobre autonomía. Es mi método, subrayó, pero no se lo aconsejo a nadie.