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Rosa Luxemburgo, la hegemonía, la prensa y La Joven Cuba

Fuentes: Rebelión

Digna discípula de ese enemigo jurado de la censura de prensa que fue Carlos Marx (1), la líder comunista Rosa Luxemburgo apuntó críticamente en su La Revolución Rusa que «Sin elecciones generales, sin una irrestricta libertad de prensa y de reunión, sin un debate libre, la vida muere en toda institución pública, se convierte en una apariencia de vida, y sólo la burocracia permanece como elemento activo. La vida pública se adormece gradualmente, y el Gobierno queda en manos de unas pocas docenas de líderes de partido… de vez en cuando se invita a una élite de la clase obrera a las reuniones, para que aplaudan los discursos de los dirigentes y aprueben unánimemente las mociones propuestas» (2).

La perra, la maestra vida, ya se encargó de probar el carácter profético de esas palabras de Luxemburgo respecto a la utopía socialista o comunista; las mismas están mostrando en la cotidianidad lo que en términos de pérdida de hegemonía puede significar para el proyecto socialista cubano el que los medios de prensa pública respondan a un designio verticalista y de censura – «poder sin principios», apuntó Marx.

Sobre la crisis de la prensa cubana y la potencial pérdida de hegemonía han advertido varios. Ricardo Ronquillo Bello, presidente de la Unión de Periodistas de Cuba, señaló en el 2021 que «A lo largo de la Revolución mantuvimos un modelo de prensa demasiado verticalizado y de una altísima dependencia institucional. Funcionó en cierto momento, pero hoy no responde a los actuales presupuestos de la comunicación; por ello, construir un nuevo modelo de prensa no es una opción sino una necesidad… el modelo de comunicación debe responder a los mecanismos de control popular”.

¿Responde la prensa cubana a «mecanismos de control popular»? ¿Está cumpliendo su rol respecto a preservar la hegemonía del proyecto socialista cubano como exponente del interés del pueblo ?

¿Lo hace aún en las muy endurecidas circunstancias de las medidas coercitivas unilaterales de Estados Unidos contra Cuba, vulgo bloqueo, que sí obligan a ciertas previsiones pero siempre conforme a Derecho, no arbitrarias?

¿Cuán efectiva ha sido la Ley de Comunicación Social, que se supone destinada a salvaguardar ese interés popular y además proteger al país conforme a Derecho, insisto?

Llanisca Lugo González, psicóloga y diputada a la Asamblea Nacional del Poder Popular, opina que «La izquierda está teniendo mucha dificultad en Cuba para disputar la subjetividad, para construir otra vez una hegemonía de valores y sentidos socialista. En una cola (fila), en una escuela, en una reunión de madres, cada vez más sientes que tus ideas son minoría en el conjunto de la reproducción de la vida…No aseguramos ya espacios colectivos, ni seguimos siendo fuente de sentido de vida de un proyecto emancipatorio para la gente. Por èso la gente abandona espacios organizados para irse a las iglesias, que les dan certezas, solidaridad, comunidad, en vez de (ir) a la reunión del CDR«.

Cualquiera sabe que esa hegemonía -sobre la cual la diputada Lugo opina que «hay que construir otra vez»-, se está disputando en cada centímetro cuadrado de un territorio que además de sufrir bloqueo y las consecuencias de políticas erróneas, tardías o mal diseñadas, pasa por una grave policrisis -ante todo energética, alimentaria y de salud-, que se resume en la caída del Índice de Desarrollo Humano de un lugar mundial 53 en el 2007, a un 83 en el 2023, a un ¡97! en el 2025. Ningún país del mundo habría experimentado ese retroceso…

En esa drama, opino, entre los peores actores está la prensa. Congresos y asambleas van y vienen; tras más de treinta años de demandas gremiales se promulgó la Ley de Comunicación Social, que en lo cotidiano prácticamente nada ha cambiado respecto al modelo verticalista de aquella; prácticamente nada respecto a procesos de censura y autocensura que minan la credibilidad de los medios y, por ende, la hegemonía del pensamiento socialista en Cuba. «Quien no está conmigo está contra mí», parece decirse, como si en el mundo real no hubiera disenso u oposición leal, con los que crear consenso es «arte político».

Tales falencias de la prensa cubana se agravan ante el hecho terco de millones de cubanos que acceden al Internet y las redes sociales, las cuales han devenido un campo de batalla mediática. Ocurre, así, que el espacio no ocupado por la prensa pública lo ocupan otros medios no adscritos al Partido Comunista o la simple opinión ciudadana -que se expresa en las redes sociales-, por cuyo peso hace poco una ministra del Trabajo y Seguridad Social se vio obligada a renunciar, tras infelices declaraciones.

«Terminó el monopolio», así de simple, y no queda de otra que competir ¿Lo está haciendo la prensa pública criolla? ¿Calla -que es conceder-, o trata de desacreditar a los medios que la adversan, compiten o la superan en ese «mundo virtual» y a la vez real?

El caso La Joven Cuba

El caso más reciente en esa conducta de ignorar o desacreditar en la prensa oficialista -merece el adjetivo- y sus seguidores acríticos en las redes sociales, es lo acontecido con el medio digital La Joven Cuba (LJC).

Fundada como un blog de jóvenes universitarios de la Universidad de Matanzas en 2010; LJC es hoy un medio que no sin haber pasado por vicisitudes políticas a izquierdas y derechas, se define y parece coherente con su definición de «nosotros», hasta tanto se pruebe lo contrario: «Somos una organización sin fines de lucro ni afiliación partidista, dedicada al estudio e investigación sobre Cuba. Aspiramos a llenar vacíos de información y análisis sobre la realidad cubana, desde el rigor académico y periodístico, para un desarrollo sostenible e inclusivo».

LJC se opone al bloqueo estadounidense y rechaza la aceptación de fondos para cambio de régimen – aunque no otros, se verá, y disponer de fondos es parte del periodismo.

Desde luego, es una clara alusión a los dineros de Estados Unidos para subvertir el orden político cubano, que nutren a la llamada prensa independiente, en realidad subordinada al interés de Washington.

Dicho así, y al parecer LJC en la práctica lo honra, ésta no sería enemiga de la Revolución y en el mundo real susceptible de alianzas puntuales que ¿la prensa oficialista u otras instancias del Partido Comunista o el Estado y Gobierno han considerado?

Parece que no, aunque en la práctica sí se ha observado una tolerancia hacia LJC a lo largo de los años no exenta de roces, que en una ocasión obligaron al hoy presidente Diaz-Canel a intervenir en su favor, cuando era vicepresidente primero de Cuba.

Miguel Díaz-Canel con los fundadores de LJC. De izquierda a derecha: Roberto Peralo, Osmany Sánchez Roque y Harold Cárdenas Lema. Imagen tomada de Internet.

No obstante su línea digamos «neutral pero crítica», el roce de turno con la prensa oficialista y sus seguidores acríticos apareció tras la realización en marcha de la segunda temporada del espacio La Sobremesa de La Joven Cuba, conducido por su directora la periodista Mariana Camejo y por el humorista Jorge Bacallao.

La Sobremesa es una serie de entrevistas a relevantes personalidades, la cual ya ha realizado, en esta temporada , seis programas visibles en You Tube con un rating variable pero tendiente a crecer, aunque para un medio de esa naturaleza son números observables.

Entrevistado (vistas en YouTube al 10/08/25)

1.- Dr. Julio Carranza. Economista. Profesor Titular (52 mil vistas)

2.- Dr. Fabio Fernández. Historiador.Profesor Titular (40 mil vistas)

3.- Dra. Mayra Espina. Socióloga. Profesora Titular (52 mil vistas)

4.- Ronny Diez (Capitán Diez). Humorista (14 mil vistas)

5.- Israel Rojas. Cantautor. Líder del grupo musical Buena Fe (90 mil vistas), conocido por su arte y su militancia critica a favor del proyecto socialista cubano.

6.- Dr. Rafael Hernández. Politólogo. Profesor. Editor. Director de la revista Temas y moderador de su espacio de debates Último Jueves. Premio Nacional de Investigación Cultural 2023 (5700 vistas al terminar la entrevista el 10/08, usualmente aumentan después).

De atenerse nada más a las visualizaciones en You Tube y a los títulos de las entrevistas, o a alguna cita aquí o acullá, se trata de temas álgidos para la sociedad criolla que ¿son tratados por la prensa oficialista? Prueba al canto en las transcripciones enlazadas:

Julio Carranza. La economía sigue un modelo agotado.

«En la historia del socialismo —muy bien la teoría— a esta altura hay dos modelos, uno o dos modelos fundamentales —estoy obviamente esquematizando—: uno que es el socialismo europeo soviético, cuyo fracaso vimos a finales de la década de los 80 y principios de los 90, y otro, fundamentalmente en países de Asia como China y Vietnam, que tiene una historia de éxito con una cantidad de rasgos muy interesantes que hay que tomar en cuenta…La economía cubana se sigue pareciendo más al modelo fracasado que al modelo exitoso».

Fabio Fernández. La historia es un arma para los bandos en Cuba.

Mayra Espina. Dialogar para conservar soberanía y superar la crisis.

«Al hacer un cálculo prudente, debe haber una franja alrededor del 45 por ciento de la población que vive en situación de pobreza. Me estoy refiriendo a pobreza económica, que en este momento es decisiva porque de los ingresos depende el acceso al bienestar en una proporción muy alta. Esta franja es muy dependiente de las prestaciones sociales, cada vez más exiguas y debilitadas, para satisfacer sus necesidades esenciales…En este escenario nacional, polarizado por la desigualdad y las vulnerabilidades, entiendo que el diálogo sobre políticas sociales emerge como una zona robusta y potencialmente fructífera de los diálogos políticos, un espacio donde ese diálogo se hace más concreto. Se trata de un tipo de debate interactores que no discurre tanto en una discusión sobre el poder político, quién lo ostenta y quién debería ostentarlo, sino sobre el poder real de decidir sobre la distribución de recursos, la justicia, las prioridades económicas y sociales, las prestaciones y la protección social».

Ronny Diez. Humor en tiempos de Internet

Israel Rojas. Cuba cambió. «Como digo en una canción como La Tempestad, es un poco el país que se pudo, más que lo que se quería, y a mí me parece que, a día de hoy, tal y como estamos en las cosas…esta crisis que impacta, que va desde lo energético y transversaliza el resto de la sociedad, decir que esta sociedad se acerca apenas a lo que nos decían que sería en los 2000 sería distar muchísimo».

Rafael Hernández. Democracia y reforma. Aún no disponible la transcripción al momento de publicar. «La unidad no es unanimismo. Tanto, que los políticos han llamado la atención sobre lo malèfico del unanimismo… Tú pones a dos cubanos a hablar frente a una taza de café y hay tres opiniones; es parte de nuestra idiosincrasia, de nuestra cultura nacional, de nuestra diversidad de puntos de vista; pero éso no se refleja en los espacios de debate que se proyectan en los medios«.

Hernández dista de ser el único en señalar esa peligrosa carencia. Otros ratifican la conducta de la prensa oficialista en la dirección de lo que no debe ser – pero es – respecto a la preservación de la hegemonía, en lo cual va la vida del proyecto socialista criollo.

Contra LJC: Cubadebate, Con Filo y sus seguidores acríticos

Es un misterio por qué la prensa oficialista inició su ataque contra LJC a la altura de la 5ta. Entrevista, cuando ya van seis, además de una primera temporada. En este caso, la realizada al cantautor Israel Rojas el pasado 3 de agosto, pese a que en las anteriores varios de los entrevistados hicieron agudas críticas, como también las hizo Rojas.

Conjeturando, pudiera ser que dada la popularidad del líder de Buena Fe las visualizaciones en You Tube llegaran a las 90 mil y contando; o pudiera ser que en respuesta a una pregunta de Mariana Camejo, Rojas tocara un punto sensible del discurso oficial criollo: los sancionados por los sucesos del 11 de julio del 2021, aunque tanto Camejo como Rojas fueron muy cuidadosos.

Mariana Camejo: «Claro. Ahora, hemos hablado del ecosistema artístico y cultural, pero yo siento que la política cubana en muchos sentidos necesita de reconciliación, de perdón, incluso. Y yo te pregunto, pensando, por ejemplo, en el caso de personas que están presas por protestar pacíficamente y algunas que no lo hicieron pacíficamente, pero se dijo públicamente que fueron condenas ejemplarizantes y eso significa algo en términos del peso de la condena…¿no sería un gesto político y humano potente concederles, por ejemplo, un indulto para empezar a sanar como país?»

Israel Rojas: «Yo lo dije a raíz del 11 de julio, lo puse en un post que estuvo unos días después de los sucesos del 11 de julio famoso que era tiempo de èso, es tiempo de un llamado nacional a èso, a la reconciliación, a ponernos de acuerdo, a establecer nuevos consensos nacionales y eso pasa también por el perdón».

Lo cierto: al día siguiente de la entrevista el portal Cubadebate publicó un artículo del asturiano Carlos González Penalba, La trampa de la equidistancia, en el que ya se observó una matriz de opinión: Rojas, «el bueno»; LJC, «la mala».

Apuntó Penalba que «La Joven Cuba no es un foro cualquiera: es una plataforma que ha recibido apoyo financiero de la Embajada de Noruega en La Habana, cuyas líneas de cooperación han priorizado desde hace más de una década el fomento de un ecosistema mediático “alternativo” en la Isla. Pero, ¿alternativo a qué? A los medios públicos cubanos, sí. Pero también —y más gravemente— alternativo al propio proyecto revolucionario, al que presenta como anacronismo o autoritarismo disfrazado de legitimidad histórica».

Penalba, Cubadebate y quienes hacen eco en el programa televisivo Con Filo o los seguidores acríticos de las redes sociales no han aportado evidencia alguna de en què LJC presenta al proyecto socialista cubano «como anacronismo o autoritarismo disfrazado de legitimidad histórica»; no han citado un párrafo de las hasta ese momento cinco entrevistas de la segunda temporada o tal o más cual artículo, ni han presentado pruebas de que la Embajada de Noruega en Cuba pretenda priorizar en sus líneas de cooperación «el fomento de un ecosistema mediático ‘alternativo’ en la Isla».

Es cierto que LJC recibe fondos de la cooperación noruega con Cuba, pero además de no ser ilegal, ésto es una mínima parte dentro de las excelentes relaciones de Oslo con La Habana, en la cual aparecen numerosos proyectos de colaboración referidos a la ecología, la cultura, el empoderamiento femenino; el apoyo a situaciones de desastre, al gobierno en ramas como la agricultura, y a numerosas organizaciones de la sociedad civil criolla. Todos esos proyectos son cuidadosamente acordados con la embajada y controlados por el parlamento de un país cuyas relaciones con los Estados Unidos de Donald Trump tienen consensos y disensos que no vienen al caso, pero en los cuales Noruega se mantiene atenta a lo impredecible de Trump.

Activistas tras una limpieza de la costa habanera, auspiciada por la embajada de Noruega en Cuba. Imagen, cortesía de B. Alonso.

Noruega, además de oponerse al bloqueo, es junto a Cuba garante en en el proceso de paz en Colombia.

Sin dudas, el «contra LJC» ha buscado la «quinta pata del gato» pero en lo que menos se ha fijado es en el perjuicio que pudiera causar a las relaciones entre Oslo y La Habana. Para semejante actitud, no hubo censura ni autocensura.

La pregunta , entonces, es si ese misterioso «contra LJC» ha tomado en cuenta el interés nacional de Cuba en sus relaciones exteriores con un país que le apoya en numerosas ramas de la economía, la vida social y las relaciones exteriores. La pregunta va sin el menor ánimo de defender a LJC, pero sí con serias preocupaciones acerca de si el modelo de prensa cubano ejerce el sentido de responsabilidad que es sostén de una hegemonía como proyecto socialista.

Así, pregunta en pie…

Notas:

1.- “La censura no elimina la lucha entre verdad y falsedad o buena y mala prensa, la hace unilateral, convierte una lucha abierta en una lucha oculta, convierte una lucha de principios en una lucha entre el principio sin poder y el poder sin principios”. Carlos Marx.

Gaceta Renana, nº 132, 12 de mayo de 1842, en K. Marx, op. cit., p. 79.

https://www.sinpermiso.info/textos/tres-viejas-ideas-para-comprender-la-libertad-de-expresion-hoy-el-marx-de-la-gaceta-renana-1842-1843

2.- Estas palabras fueron escritas por Rosa Luxemburgo (1871-1919) en 1918 en su libro «La Revolución Rusa», publicado póstumamente en 1922.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.