No fuimos nosotros los que perdimos la patria, no fuimos nosotros. Fueron ellos, los que hoy ocupan cargos públicos, los que perdieron, y su derrota fue total, pues perdieron también sus convicciones. Nosotros no tenemos porque asumir la derrota de una batalla que no dimos, que heredamos, llena de triunfos morales y derrotas dignas como […]
No fuimos nosotros los que perdimos la patria, no fuimos nosotros. Fueron ellos, los que hoy ocupan cargos públicos, los que perdieron, y su derrota fue total, pues perdieron también sus convicciones. Nosotros no tenemos porque asumir la derrota de una batalla que no dimos, que heredamos, llena de triunfos morales y derrotas dignas como la llegada de un socialista a la moneda, y que se tardaron 3 años sólo en desalojar.
Hemos crecido en dictadura y dictablanda, no votamos ni a unos ni a otros, que son las 2 caras de la misma política. La política que está al servicio de 10 familias, y que niega derechos y libertades a la inmensa mayoría.
Los grandes derrotados no somos nosotros, los grandes derrotados son ellos, los que se dicen socialistas y viven como ricos. Que reciben dineros empresariales, para darles las leyes que necesitan. Ellos son la patética imagen de la Moneda bombardeada, ellos son los que día a día asesinan al Mapuche y a Víctor Jara. Ellos son los que deben cargar con el pasado.
Ellos son la triste imagen de la sonrisa del genocida, ellos son los que pasarán a la escombrera de la historia.
Hay que sacudirselos, hay que luchar codo a codo con los que no sucumbieron, pero dejarles claro que ahora nos toca a nosotros. Que no cometeremos sus errores y que estamos dispuestos a recuperar la patria.
En algunos años más estaremos listos para asumir un proceso que no se detendrá, que deberá dar medio siglo de gobiernos inteligentes y decentes al pueblo de Chile. (Para igualar en años al legado dictatorial)
Ese es el proyecto, es una apuesta que puede llamarse generacional. En algunos años debemos tener la fuerza para mandar a casa al bipartidismo. Y mandarlo para siempre. Deberemos asumir responsabilidades políticas y administrativas, y actuar con cabeza.
En este proyecto entran casi todos, pues lo que se busca es el bien común, pues los derechos humanos están por sobre cualquier categoría política. Se trata de democratizar el país, para ser ciudadanos de verdad.
Algunos dirán que no es posible, a esos hay que dejarlos atrás, hay que estar con los que empujan, con los que luchan, con los dignos, con los que no tienen miedo a expresar sus legítimas demandas.
Chile debe ponerse de pie, esta vez de forma permanente. Nada basta, ningún esfuerzo es suficiente, y nunca lo será. Una patria mestiza como debe ser, con lo mejor de occidente y de nuestros pueblos originarios. Nadie vendrá a ayudarnos desde fuera, nadie nos dará un marco teórico, ni una ayuda económica o política, esta vez el pueblo de Chile deberá asumir las riendas de su propio destino, preparémosnos para ello.
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