Señores Pastores asistentes al Foro Ecuménico por la paz Estimados señores y señoras. El ELN saludo con entusiasmo este trascendental evento al que le augura muchos éxitos y resalta su trascendencia por la importancia que tiene para Colombia la discusión sobre la paz, la ética y la política y nos alegra sobremanera la invitación para […]
Señores Pastores asistentes al Foro Ecuménico por la paz
Estimados señores y señoras. El ELN saludo con entusiasmo este trascendental evento al que le augura muchos éxitos y resalta su trascendencia por la importancia que tiene para Colombia la discusión sobre la paz, la ética y la política y nos alegra sobremanera la invitación para sumarnos a este constructivo intercambio.
Queremos empezar afirmando que los colombianxs tenemos delante la vital e impostergable tarea de reconstruir el tejido ético de nuestra sociedad lacerado por más de 5 décadas del conflicto social y armado que hemos padecido, pero además profundamente afectados por la actual crisis mundial provocada por la voracidad del sistema capitalista que todo lo convierte en mercancía, que desprecia la vida e impone la lógica de la ganancia y la acumulación como fin absoluto, justificando todos los medios para lograrlo y contaminado todos los espacios, partidos, movimientos, organizaciones e instituciones de nuestra sociedad: la familia, los gobiernos, las iglesias, la derecha y la izquierda.
Debido a lo anterior es indispensable asumir la tarea de la recomposición ética, al tiempo que continuamos unidos o en coordinación en un proyecto de sociedad y de humanidad sustentado en los valores de democracia profunda, la solidaridad y la vida humana en armonía con la madre tierra.
El ELN, la ética y la política
Partiendo del reconocimiento de la gravedad de la crisis civilizatoria en la que nos encontramos, el ELN en su 4° Congreso del 2006 reafirmamos y enfatizamos en lo indispensable que es subordinar la política a la ética y lo militar a lo político.
Uno de los daños gravísimos causado por quienes agencian el conflicto prolongado de Colombia ha sido la inversión de este orden, donde lo militar supedita a lo político mientras lo ético entrampado en esa realidad desaparece. Para el ELN la ética es la recuperación y defensa de la utopía sustentada en la visión de un mundo libre, justo y posible. Con esa visión nacimos y en ella nos mantenemos porque es nuestra razón de ser. En medio de ese entorno hostil señalado arriba asumimos el respeto de la vida, de las ideas de los demás, de la autodeterminación de los pueblos: Emancipación es armonía, equilibrio con la naturaleza para transformarla, servir a los intereses del pueblo y la defensa del planeta. Esa es la brújula que guía el camino hacia la libertad en comunidad, para edificar un proyecto de nación, de patria y de humanidad.
La ética y la confrontación militar
Nuestra condición de organización alzada en armas, en lucha y resistencia, hace que la ética no pueda estar ausente de la confrontación militar. Nos hemos planteado desde que nacimos un estudio serio en nuestras filas para comprender e interpretar el DIH. En este marco cuando cometemos errores buscamos esclarecerlos y rectificarlos. Varios de ellos los hemos reconocido públicamente y pedido perdón o las disculpas correspondientes. A nuestro interior nos guiamos por códigos sancionatorios, por reglamentos de funcionamiento y por estatutos que definen los marcos de acción. Tenemos además las normas de comportamiento con la población que son incluso de conocimiento público.
Ética y la paz
El ELN concibe la paz como un proceso profundamente democrático y participativo, sin exclusiones, en donde el protagonista principal sean las grandes mayorías excluidas junto con todos los otros sectores que no están de acuerdo con esta guerra absurda que nos han impuesto. Si el resultado de ese proceso es una sociedad democrática el proceso mismo debe ser democrático. Un proceso de paz que se limita a diálogos y negociaciones entre la insurgencia y el gobierno, excluyendo a las mayorías no puede producir un resultado democrático y liberador y estaría destinado al fracaso. Es por ello que el ELN piensa llegar a una mesa de diálogos con el gobierno a examinar si en realidad ellos tienen voluntad de paz, es decir, si entienden que ese proceso debe tener el protagonismo del pueblo y de la sociedad entera. Si es así entonces lo acertado de tal dialogo es generar mecanismos para esa participación y generar un ambiente de reglas del juego que estimule su participación.
Entendemos que el conflicto que padecemos tiene un origen estructural, económico, político y social y ello fue lo que produjo el alzamiento en armas. Por tanto es la sociedad excluida del poder económico y político quien tiene que definir como diseña la arquitectura de dicho proceso. Por ello es tan interesante y definitorio ese proceso de movilizaciones por la paz, expresado por cientos de miles de gentes de a pie que organizadas levantan los mandatos por la paz de Colombia.
Resumiendo: el ELN considera que la paz es el camino hacia un nuevo paradigma político, social, cultural y ecológico. Como tal debe mostrar una congruencia entre medios y fines porque el camino y sus formas son tan importantes como el destino mismo.
El ELN y la fe
El paso de Camilo Torres Restrepo por las filas del ELN ha dejado una huella imborrable. Camilo redimensionó el concepto de amor al prójimo, la esencia originaria del cristianismo para que le sirva como carta de navegación en su nuevo compromiso con los pobres de la tierra. La fe, antes que ser un pronunciamiento o una declaración, tiene que ser una práctica de lucha que implica el encarnarse en los pueblos para ser junto con ellos, para hacer de la redención el mejor acto de liberación humana. Igualmente el legado de Camilo impulsó dentro del ELN profundas reflexiones internas sobre la naturaleza de la relación entre fe y revolución, entre cristianismo y marxismo. Después de interesantes debates y reflexiones podemos afirmar que la relación entre la fe y la emancipación revolucionaria es estratégica ya que toda revolución es a la vez un acto racional, científico y una obra espiritual y de fe. Por esa senda abierta por Camilo, transitaron otros hombres y mujeres de fe que encontraron dentro del ELN un espacio de vida y de lucha para asumir el compromiso cristiano y revolucionario. Entre ellos desde Europa llegaron sacerdotes como el Comandante Manuel Pérez Martínez, Domingo Laín Sáenz y José Antonio Jiménez Comín y en Colombia sacerdotes como Diego Cristóbal Uribe, Bernardo López Arroyabe y otros, representaron con su vida y su obra, al lado de los pobres y oprimidos, el patrimonio sagrado de las luchas por la emancipación humana. El respeto por la diversidad es uno de los presupuestos éticos más trascendentales dentro del ELN porque la unidad no se forja imponiendo falsas uniformidades. La unidad es una manta de múltiples colores, tejida cuidadosamente con la mirada puesta en un horizonte común: El fin de la miseria, el hambre, la tiranía y la opresión. Por ello dentro de las filas de nuestra organización caben los hombres y mujeres de fe, como los que no. Al igual que caben los pueblos originarios cuya espiritualidad está ligada a ritmos sagrados de la madre tierra o lxs afrodescendientes cuya vitalidad vibra al son de la tambora, el bombo y el guasá.
A manera de conclusión
La paz, la utopía, la ética de la vida y de la humanidad son proyectos de espiritualidades profundas, de cualquier tradición religiosa y también de quienes no profesan ninguna fe pero valoran la vida, la humanidad y aman a la madre tierra.
Señores Pastores les deseamos los mejores éxitos. Por la paz es menester hoy y siempre darlo todo y nos sumamos a ese espíritu con que ustedes están trabajando. Un abrazo fraterno del Comando Central del ELN, que quede para siempre y fortalezca nuestra unidad y fraternidad. Muchas gracias
(*) Nicolás Rodríguez Bautista es el Primer Comandante del ELN