«…La misma noche que hace blanquear los mismos árboles. Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos…» (Pablo Neruda) Esta es una carta de amor, a un viejo amor. Ese tipo de cartas que uno escribe a alguien que fue trascendente en su vida, que amó profundamente y que luego de una separación, puede […]
«…La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos…»
(Pablo Neruda)
Esta es una carta de amor, a un viejo amor. Ese tipo de cartas que uno escribe a alguien que fue trascendente en su vida, que amó profundamente y que luego de una separación, puede mirar, reflexionar y rescatar tranquilamente la inmensidad de esa relación. Es una carta a los porfiados miristas que, contra viento y marea siguen intentando reconstruir y desarrollar el partido de vanguardia, el partido de la revolución proletaria, el partido de la guerra revolucionaria. Es una carta para el MIR que vive con Víctor Toro, para el MIR EGP, para el MIR EPL, para el MIR Batallón Chile, para los jóvenes que agrupados en el MUI, en el FER, en la rojaynegra, lideran, apoyan, luchan en los espacios estudiantiles aportando a generar la tremenda coyuntura que vive hoy Chile.
Es una carta también para esa cantidad de miristas que no claudicaron tras la crisis, que se volcaron a reconstruir organización social y que están en el sindicato, en la toma, en la junta de vecino, en el comité de deudores habitacionales, en las organizaciones de derechos humanos luchando por memoria y justicia, en definitiva, a los que nunca se fueron para la casa. Esta es una carta a todos aquellos que asumieron siempre y de verdad esa frase tan gigante que instaló Miguel: «Sabemos que en esta lucha se nos puede ir la vida, pero la continuaremos hasta la victoria final».
Por supuesto que esta carta no es para esos miristas oportunistas y revisionistas que se pasaron a la vereda del frente, los que se fueron a los partidos de la Concertación, los que «descubrieron» que en Chile no era viable ni la revolución proletaria, ni la guerra popular, ni el marxismo, ni el leninismo, que el Poder Popular no existió nunca, aquellos que muestran su «pasado» a las nuevas generaciones como pasaporte para contrabandear ideas, políticas y practicas absolutamente ajenas a los que fue el MIR.
Es una carta para saludarlos en este nuevo aniversario, para abrazarlos cordialmente, para conmemorar juntos lo que fue y lo que es nuestra historia, esa historia que ha dejado profunda huella entre los pobres de la ciudad y el campo, entre los trabajadores, entre amigos y compañeros de otras latitudes, historia que pos supuesto no ha terminado (a pesar de muchos que han decretado su defunción). Y que no vamos a conmemorar llorando en el cementerio donde están los cuerpos de algunos de nuestros caídos, sino que lo haremos donde ellos están vivos, en el proyecto, en las ideas, en la lucha que hoy día una franja importante de pueblo asume desafiando al poder.
Es en la toma de la escuela, en la barricada, en el equipo de salud visitando a los huelguistas de hambre, es el piño que se prepara para la próxima salida callejera, en la Coordinadora territorial que se está construyendo, en las celdas de prisionero político, en todos esos lugares concretos donde palpita la lucha, el optimismo y las ganas de triunfar donde conmemoraremos la decisión de esa generación que rompió con el reformismo y decidió construir el Partido para la revolución proletaria.
Ahí recordaremos el esfuerzo de Miguel, del Bauchí, de Luciano. Allí recordaremos al Chico Pérez y la Lumi, al guatón Chito y al Trosko Fuentes, a Diana Aaron y al Comandante Pepe. Recordaremos las acciones directas de masas: la toma de la 26 de Enero, las corridas de cerco, las tomas de recintos estudiantiles. Recordaremos el trabajo en «F», la política miliar de masas, las tareas de los GAP y los de la «Tropita», las acciones de todo tipo realizadas antes y durante la Unidad Popular para materializar una política revolucionaria, para construir una fuerza social revolucionaria, para construir la fuerza militar requerida. Recordaremos el acosos feroz tras el golpe y la política de Resistencia Popular, la lucha en los campos de prisioneros políticos y en las cárceles bajo dictadura. El retorno desde el exterior, Neltume, el trabajo exterior, la ofensiva del 80-83, la dura crisis que nos enfrentó después, que nos dividió, nos atomizó.
Vamos a recordar los caminos que cada uno de nosotros ha realizado después de la diáspora, los innumerables intentos refundacionales de algunos, los caminos que tomamos otros de construir nuevos espacios e instrumentos de lucha.
El MIR no ha muerto. Vive en las luchas del pueblo. Sus semillas están presentes en las nuevas organizaciones que hoy luchan en Chile, así como en las instancias que mantienen su nombre.
Porque las ideas de la revolución proletaria, de la necesidad de construir un partido revolucionario, de construcción de fuerza social, política y militar, de poder popular, de una estrategia de poder están vivas, vigentes, presentes en la base fundacional de los nuevos instrumentos que han surgido estos años.
Nuestros héroes y mártires son patrimonio de todo el pueblo, nuestras ideas originales ya son patrimonio de las nuevas generaciones de luchadores que se levantan para continuar y culminar la tarea que comenzara ese 15 de agosto de 1965.
Salud compañeros del MIR en este nuevo aniversario.
Salud compañeros que hoy sostienen el legado del MIR desde las organizaciones sociales y desde nuevas trincheras de luchas.
¡ SOLO LA LUCHA NOS HARÁ LIBRES!
¡ PUEBLO, CONCIENCIA Y FUSIL!
«…Ya no se encantarán mis ojos en tus ojos,
ya no se endulzará junto a ti mi dolor.
Pero hacia donde vaya llevaré tu mirada
y hacia donde camines llevarás mi dolor.»
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.