Constituye un de importancia trascendental, el que finalmente después de tantos años de lucha y sangre, Caracol.com.co la cadena propaganda mediática trasnacional más perturbadora y facciosa del régimen fascista colombiano, publique el 30.03.2021, “contextualizada”, una de las afirmaciones más serias de la declaración de Salvatore Mancuso, dada (hace 5 meses) en un audiencia virtual ante la Sala de conocimiento de Justicia y Paz del Tribunal de Barranquilla, las que hasta ahora solo se han conocido de manera fraccionada, distorsionada y cínicamente falseadas por los editores de la falsimedia adicta. Ver noticia en https://caracol.com.co/emisora/2021/03/30/barranquilla/1617069435_388112.html
Y es de importancia histórica, porque definitivamente quedan establecidos los hechos concretos siempre presentados de manera nublada y adulterada para que no pudiesen ser teorizados correctamente y, se condujera al pensamiento crítico hacia la vieja sentencia médica de que “un mal diagnóstico, lleva siempre a un mal tratamiento”.
No hay duda de que esta noticia aporta una gran realidad a nuestro intento teórico-práctico de confirmar que, en la compleja y contradictoria realidad colombiana coexisten en su desarrollo histórico, mezclados o superpuestos (muy a pesar de los rayos y las centellas lanzados permanente por los “teóricos” marxistas del negacionismo fascista), tres componentes conceptuales que los luchadores antifascistas y comunistas de todos los tiempos han abstraído dentro del concepto de fascismo: 1-Un proyecto fascista. 2-Un régimen fascista. 3-Un Estado fascista. Pero además y para mayor complejidad, se mueven dentro de dos grandes categorías analíticas actuales: la del Sistema Mundo del Imperialismo transnacionalizado, junto con su estrategia geopolítica fundamental de la Contrainsurgencia. Veamos un resumen de este movimiento:
1-Un proyecto fascista continuado y agenciado históricamente en todo su desarrollo por una fracción de la clase dominante, el que entronca fuertemente con las ideas clericales autoritarias de la constitución de 1886 y la dictadura de Rafael Reyes 1904. Con sus prolongaciones posteriores del Respice Polum o sometimiento al naciente Imperialismo estadounidense cuya inauguración en Colombia fue la “masacre de los obreros de la cia bananera United Fruit en 1928”. Con las concepciones corporativistas violentas del falangismo español de la tercera segunda década del siglo XX, difundidas en nuestro país por los “leopardos” y luego hechas gobierno durante las 3 dictaduras conservadoras del medio siglo XX con Mariano, Laureano y Gurropin. Posteriormente refundidas dentro de un falso liberalismo en el pacto autoritario y excluyente de Sitges /57 que dio origen al Estado plebiscitario arbitrario y excluyente del Frente Nacional en 1960, junto con la aplicación institucional a gran escala del proyecto paramilitar o antisubversivo a partir de las recomendaciones del general USAmericano W. Yarborough en 1962. Prontamente reforzado por la teoría de la “Seguridad Nacional “de los años 70 en Colombia, seguido por los refuerzos institucionales del Plan Colombia en 1998 con Pastrana y, las ejecutorias prácticas por llevarlo aún más hacia adelante durante el periodo de 16 años de la “Seguridad Democrática” de Uribe Vélez y JM Santos (del 2002 al 2018) que han desembocado en la actual “Seguridad con Legalidad” de subpresidente Duque.
2-Se ha construido una régimen fascista apoyado en una sólida alianza de larga duración entre las clases burgués-terrateniente, para conformar gobiernos coaligados o pactados que durante la mayor parte del siglo XX, superando las diversas y profundas crisis económico sociales, políticas -morales, y, Regionales, adelantaron las correspondientes modernizaciones administrativas, una industrialización mediana, junto con un desarrollo extremadamente violento de despojo utilizando todo tipo de cuadrillas armadas legales como la “policía chulavita”, o ilegales como los “pájaros y bandoleros de los dos partidos”, y luego milicias Estatales antisubversivas o paramilitares que llevaron a profunda reorganización en el campo y que según los estudiosos del tema, se basó en el histórico cultivo de café para la exportación siguiendo la vía reaccionaria violenta y antidemocrática prusiana o “ junker”, en detrimento de la pequeña y mediana propiedad agraria y sobre los hombres de los asalariados agrarios.
Y posteriormente, a partir de los años 70 del siglo 20, cuando el cultivo del café no pudo soportar la competencia internacional, el neoliberalismo globalizado se impuso en el continente americano como forma de gobernar y, el café fue sustituido por la exportación de narcóticos y por las grandes explotaciones agro mineras y energéticas, se hizo entonces necesario adelantar las correspondiente adecuaciones en la estructura del Estado mediante la Constitución de 1991, cuidándose siempre de incluir en ella a las variopintos sectores de las clases medias cooptadas, como de continuar la estrategia permanente de demolición y desorganización de la clases trabajadoras como clases conscientes.
3- Se ha constituido un Estado fascista entendiendo a este según la enseñanza del antifascista, marxista y comunista italiano A Gramsci, como una relación social que condensa históricamente la lucha de clases en una sociedad dada, en su esencia contradictoria: Hegemonía revestida de Coerción sobre la base de la reorganización del componente “coercitivo” o represivo según los estrictos cánones de la doctrina de la contrainsurgencia estadounidense de la guerra fría, impuesta oficialmente al Estado colombiano como Estado (como ya se ha dicho) durante el primer gobierno autoritario y excluyente del Frente Nacional según la imposición en 1962 del general USAmericano W. Yarborough. Y se adecuaron los demás Aparatos Ideológicos de Estado o aparatos de Hegemonía correspondientes.
Así tenemos que, volviendo a la noticia de Caracol sobre el “narco-paramilitar convicto y confeso” Salvatore Mancuso, no solo quedan en firme el planteamiento anterior, sino que además llevan a más precisiones sobre el conflicto interno colombiano generado por la contradictoria y desigual implantación del fascismo en Colombia, lo que muy probablemente aumenten las iras de los negacionistas.
Lo primero que queda establecido en las afirmaciones reveladas, es que Salvatore Mancuso fue extraditado en mayo del 2008 a los EEUU, con cargos de narcotráfico por el presidente de Colombia Uribe Vélez, el con el claro fin de callarlo y continuar el sistema tradicional de impunidades. Con él se pretendió aplicar la ley de la “Omertá” o silencio mafioso a uno de los dirigentes políticos más importantes de las milicias fascistas del Estado colombiano, las que repito se ha dicho antes, fueron establecidas institucionalmente, es decir con toda la cobertura y legitimidad que da un Estado legalmente establecido e internacionalmente reconocido, durante el primer gobierno autoritario y excluyente del Frente Nacional según la imposición en 1962 del general USAmericano W. Yarborough. Sin embargo es menester saber que cuatro años antes de su extradición, en 2004 y durante el gobierno de quien los iría a extraditar unos años despues, las milicias narcoparamilitares del Estado volvieron a ser legitimadas y legalizadas cuando sus más reconocidos jefes, el señor Mancuso, junto con sus compinches de la cúpula Ramón Isaza y Ernesto Báez, llegaron al Congreso donde fueron recibidos apoteósicamente y ovacionados por el grueso de la clase reinante o casta política dominante (Ver discurso y ovación https://www.youtube.com/watch?time_continue=8&v=KcQYlCDuwFk&feature=emb_logo
Segundo, que dichas milicias fascistas Estatales, siempre tuvieron como objetivos políticos concretos destruir el tejido social de las clases sociales subalternas (explotadas y oprimidas) potencialmente opositoras al régimen político, así como exterminar lista en mano, a sangre y fuego, a los enemigos políticos identificados por los aparatos represivos del Estado como enemigos internos o comunistas, estuvieran estos organizados en guerrillas de resistencia, o no.
Tercero, que dichas milicias fascistas institucionales denominadas por los medios de comunicación inicialmente como paramilitares tenían una doble cara de origen. Además de ser organizaciones político-militares, también eran narcos. Legales e ilegales según la conveniencia como se ha visto.
Cuarto, que su conformación inicial obedeció a un proyecto Estatal estrategico y de gran envergadura continental, cuyo centro organizador estuvo en manos de las Fuerzas (legales y legítimas) Armadas de Colombia, la que logró aglutinar varias clases y fracciones de clase sobre la base de los carteles de narcotraficantes en asenso sostenido debido a las sumas enormes de dólares provenientes de su exportaciones que empezaron a llenar el sistema financiero colombiano y a engordar aún más a la gran burguesía agraria, industrial, bancaria y financiera; sumándole grandes propietarios de tierras o terratenientes y ganaderos, grandes empresarios agrícolas del banano, de la palma aceitera y otros cultivos extensos. Grandes empresarios de la minería y el extractivismo; a directivos de empresas multinacionales especialmente estadounidenses con intereses en estas materias primas; a propietarios de los medios de comunicación transnacionalizados; a sectores de la burocracia Estatal o pequeña burguesía proclive, especialmente de los empleados de la justicia y otros aparatos institucionales ligados a la administración y coerción del Estado como al aparato electoral, tanto de los niveles central o nacional, seccional, como local; a la llamada clase política o “clase reinante” (no necesariamente la clase dominante más bien mixtura compleja de pequeños burgueses ascendidos y cooptados por los dominantes, según Poulantzas 1970), todo cubierto con el manto justificador y unificador aportado por la Embajada de EEUU en Bogotá. Constelación clasista que desde 2009, fue teorizada por Vilma Liliana Franco con la vigorosa categoría sociológica de Bloque de Poder Contrainsurgente (BPCi), lo que no me ha cansado de sostener contra el viento estructural funcionalista y posmoderno, y contra la marea de los negacionistas.
Y quinto, que se confirman una vez más los estudios de la mayoría de investigadores económicos e historiadores sobre el peso específico del llamado “asunto de la tierra” y la vía prusiana o “junker” del desarrollo antidemocrático, regresivo y sobre todo violento del capitalismo dependiente en el campo colombiano, como su inercia y persistencia actual (reciclamiento) del conflicto interno colombiano, que actualmente la politología de las “usinas teóricas” de régimen (institutos universitarios de pensamiento creados por politólogos franceses) tratan de presentar como un novedoso fenómeno producto de los cultivos de coca para la venta al narcotráfico y el fraccionamiento y la descomposición o atomización de las post-Farc.
Es decir que, al negacionismo del concepto clasista del fascismo, se le ha venido a sumar la peligrosa construcción teórica que está haciendo carrera de que con el Acuerdo de la Habana 2016 entre Santos y Timochenko ha habido un borrón y cuenta nueva en el conflicto interno colombiano, y la sociedad se apresta a entrar en un nuevo conflicto. Lo que constituye un relato dominante ideal para presentar el peligroso escenario internacional de guerra irregular que estamos viendo en las noticias sobre el escalamiento de grandes combates y operaciones militares sostenidas en la frontera colombo venezolana y sus inquietantes posibilidades de desarrollo ulterior.
En breve, espero haber mostrado algunos elementos esenciales de la realidad colombiana, la que sí es posible captar históricamente en su totalidad contradictoria en lucha, mediante los conceptos y categorías marxistas de fascismo (en sus tres instancias) de Imperialismo global y de su geo estrategia de Contrainsurgencia