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Inminente agresión bélica-imperial contra Venezuela

Santander regresa por Venezuela

Fuentes: Rebelión

Las cartas están hechas. Dicen que «guerra avisada no mata soldados». La actual situación que se nos presenta con Colombia nos obliga a emprender profundas reflexiones. Para ellas, las preguntas que debemos de formularnos para poder comprender las intenciones de fondo que se esconden tras la reciente situación generada por el gobierno de Colombia, son […]

Las cartas están hechas. Dicen que «guerra avisada no mata soldados».

La actual situación que se nos presenta con Colombia nos obliga a emprender profundas reflexiones. Para ellas, las preguntas que debemos de formularnos para poder comprender las intenciones de fondo que se esconden tras la reciente situación generada por el gobierno de Colombia, son las siguientes: ¿De haberse adelantado el ataque de las Fuerzas Armadas Colombianas (el Estado) contra las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia – Ejercito del Pueblo (FARC-EP) a la liberación de los últimos 4 prisioneros, incluso, a la liberación de las 2 primeras mujeres retenidas por esa organización político-militar, se hubieran podido frustrar dichas liberaciones?… ¿Por qué el gobierno colombiano asesina, precisamente, al mayor vocero para la paz y el intercambio humanitario de esa organización? La respuesta es muy clara: tuvieron suerte los liberados que los informantes llegaran tarde; al gobierno de Colombia no le conviene la paz. Pero veamos por qué.

Uribe ha demostrado, un vez más, su bastarda, lacaya y genocida posición frente al conflicto colombiano. Esta acción militar traicionera y cobarde que condujo a la masacre de un grupo de 20 combatientes y la pérdida de uno de los responsables y voceros políticos más destacado y firmes para el intercambio humanitario de las FARC-EP, como lo es el Comandante Raúl Reyes, devela, ante muchos en el mundo, la verdaderas intenciones que astutamente se ocultaba tras la «para-diplomacia» del más grande y peligroso mafioso de la historia colombiana, el lacayo Uribe: de no estar interesado en la Paz de Colombia, y de intentar evitar, por todos los medio posible, de que se siga produciendo el canje humanitario. Pues hoy los hechos nos dan la razón a todos quienes hemos venido señalando que la internacionalización del conflicto colombiano y la puesta en práctica del infame Plan Balboa (invasión de Venezuela), son un hecho, y que sus objetivos son aun más perversos.

Pero este hecho también nos argumenta otra de nuestras hipótesis: y es que el servilismo descarado y criminal del narco-paramilitar Presidente de Colombia, y su desnacionalizada oligarquía, es conducido por el mismísimo imperialismo norteamericano para acometer el papel que le ha sido designado para la región: el de Israel para América Latina.

Es la desestabilización de la región y la contención de ese «mal ejemplo» de dignidad, soberanía y justicia que representa la Revolución Bolivariana para los pueblos del sur, incluso más allá, de los propios EUA y del mundo, el papel designado por el imperialismo al gobierno títere de Uribe. Tal como Israel representa la contención del nacionalismo árabe (el panarabismo), la desestabilización de la región y la expansión (confiscación de tierras y las riquezas) en el Medio Oriente.

Para este vergonzoso papel, indudablemente, Colombia le serviría (al imperio norteamericano) de puente para una agresión que termine por domar al caballo desbocado de aquella Venezuela (desnacionalizada y entregada a los designios del imperio) que se les escapó de sus manos y giró a la izquierda producto del advenimiento de la revolución.

-Recordemos también, que Venezuela es el país que aloja en su subsuelo las más importantes reservas energéticas y minerales del mundo: la primera con más de 316 mil millones de barriles de petrolero (MMMBls.) y la 4ta en reservas de gas natural con 251 TCF -ambas por certificar- que además, por su ubicación geoestratégica frente al EUA, representa, sin duda, el objetivo de mayor prioridad para el imperialismo norteamericano, después de Irak-.

Mucho mas se argumentaría nuestra hipótesis; si le añadimos las mas recientes noticias que recorrieron al mundo sobre las adquisiciones de 24 aviones de guerra KAFIR, llevadas acabo por Colombia a sus semejantes: al «Estado» ilegal y genocida de los jazares sionistas de Israel, que, como sabemos, son aviones inútiles para la guerra irregular, pero perfectos para objetivos de guerras de tipo convencionales; además de los descubiertos entrenamientos en tácticas de guerra irregular y convencional -como también de torturas- que recibieron los oficiales pertenecientes a las Fuerzas Armadas Colombianas, junto a los grupos paramilitares de mismo país, por parte del sub-imperio ilegal, genocida y criminal de Israel -tal como lo revelase el difunto líder paramilitar Carlos Castaño, en su libro autobiográfico que lleva por nombre: «Mi Confesión»-.

No exageramos cuando decimos que una agresión imperialista contra Venezuela, a través de Colombia, ya estaba planteado en el tablero del macabro juego del imperio. Mucho más aun hoy, debido a las cercanías del final del mandato republicano en los EUA; con el record histórico más grande de impopularidad de Bush y compañía; por la aguda crisis económica que enfrenta el imperio; y la segura victoria de los demócratas. Pues Bush no tendría nada que perder, y como tigre herido y acorralado intentaría dar su último zarpazo.

Siendo más específicos, una posible provocación militar del vecino país, bajo similares pretextos utilizados contra Ecuador: argumentando «legítima defensa», «por un supuesto desplazamiento de guerrilleros en pleno combate hacia zonas, esta vez, en tierras venezolanas», -que recuerda a los perversos justificativos esgrimidos por Israel para asesinar a líderes palestinos y libaneses- o un posible intento de magnicidio contra el Comandante Chávez, por parte de grupos mercenarios (paramilitares colombianos) es el juego que está planteado. El capo Uribe deberá cumplir su rol, de lo contrario, le esperaría semejante futuro al de los criminales como Antonio Noriega (de panamá) o Itzjak Rabin (de Israel): la cárcel o la muerte.

El traidor Santander, el enemigo mortal de Simón Bolívar y de sus ideas libertarias y unionistas, regresa del pasado, esta vez, como narcotraficante y paramilitar, atado del cuello por el mismísimo imperio del norte, con la clara misión de asesinar, definitivamente, a Bolívar y a su pueblo. La historia se repite. El pueblo bolivariano deberá estar alerta y movilizado frente a una posible, o mejor dicho, previsible provocación militar en nuestras sagradas fronteras patrias.

De suceder, los lacayos y sus mercenarios obtendrán del Ejército y el pueblo Bolivariano y revolucionario una respuesta contundente que no olvidarán. El Ejército Bolivariano les haría morder el polvo.

El podrido gobierno colombiano y su ejercito santanderista desnacionalizado, manejado por oficiales del ejército norteamericano y israelíes, saben que no les sería fácil lograr sus objetivos; que encontraran la furia de dos frentes (interno: FARC-EP y ELN; externo: el Ejercito Bolivariano de Venezuela) que les impedirían llevar a cabo sus cometido.

¡Los lacayos lo lamentarían! Hoy más que nunca ¡Rodilla en tierra con Chávez y por la Patria! ¡Gloria a Raúl Reyes y a sus combatientes mártires revolucionarios! ¡Sus sangres derramadas fertilizaran los suelos para la siembra de la Patria Grande!

Colombia e Israel: las tierras «prometida» del Capital.

«Colombia ha sido la tierra elegida por el Dios del Capital para hacer valer su reino».

No es para nadie un secreto, incluso, se ha hecho «digno de elogios» las profundas relaciones políticas, comerciales y militares que existen entre el gobierno de Colombia y el sub-imperio ilegal y genocida que ocupa a Palestina y que llaman Israel. «Relaciones entre semejantes para los mismos propósitos», dirían muchos.

Lo cierto, es que, además, de las recientes compras de equipos militares (24 aviones de guerra del tipo KAFIR, -copia del Mirage francés-), y otros tipos de armas de guerra, como también, del entrenamiento recibido por oficiales del Ejercito Colombiano y grupos paramilitares de las Auto Defensas Unidas de Colombia (AUC)del mismo país por las fuerzas israelíes en las tierras ocupadas de palestina -tal como mencionamos más arriba en el artículo-; la realidad del pueblo colombiano corre por la misma suerte del pueblo palestino.

Es en el vecino país (Colombia) en donde podemos ver simplificado y esclarecido los verdaderos enemigos que, en el Medio Oriente (en Palestina), se esconden tras una religión y una historia tergiversada para asesinar, expropiar y lucrase del pueblo palestino, esta vez, del pueblo colombiano.

Afirmar que Colombia ha sido «israelizada», no es una exageración, ni mucho menos, una invención; es una verdad dolorosa y peligrosa. La realidad y la historia del pueblo hermano nos dan la razón. Veamos.

Obviando los pretextos religiosos, como ese de la supuesta «tierra prometida» esgrimida por los jazares sionistas y así poder influir en la comunidad internacional cristiana y justificar (por bajo el «derecho divino») la usurpación de las tierras palestinas. Los otros pretextos utilizados, esta vez, por sus semejantes: la oligarquía colombiana y las transnacionales norteamericanas en Colombia, para el desplazamiento y la usurpación de tierras al pueblo campesino colombiano, no podrían ser de carácter religioso, ni mucho menos de parafrasear el absurdo: «Una tierra sin pueblo, para oligarcas y transnacionales sin tierras». No, esta vez, los justificativos son distintos pero los métodos siguen siendo los mismos. Veamos.

El infame «Plan de Seguridad Democrática» del capo lacayo Uribe, se inscribe como la aplicación, concreta, del Plan Colombia. En ella, el desplazamiento del campesinado colombiano -junto a las «cercas que caminan» y lo linderos que se agrandan- es una política justificada por el gobierno colombiano en la supuesta razón de evitar las bajas civiles en los enfrentamientos de las fuerzas militares con la guerrilla y el reabastecimiento (fundamentalmente de alimentos) de estos mismos grupos insurgentes. Pero sabemos que tan lejos está el gobierno colombiano de sus pretendida preocupación por los derechos humanos de su campesinado.

Estas tierras han sido tomadas, en realidad, por las grandes transnacionales norteamericanas (bananeras como la «Chiquita Brands» y las petroleras como la ExxonMobil) y los terratenientes (la oligarquía colombiana) para sus fines usureros, a costa, del terror y la miseria de las grandes mayorías. Para este inhumano fin, es conocido gracias a numerosas denuncias de muchos valientes sindicalistas, gente del campo y periodistas de ese país, el empleo de fuerzas mercenarias paramilitares (por parte del mismo Estado, la oligarquía y las transnacionales), quienes, empleando los métodos del terror y la muerte, han logrado expulsar al campesinado de sus tierras. Ahora sí, las tierras sin pueblos pueden ser tomadas por las transnacionales y los terratenientes.

Estos métodos son originarios de un gran mentor: el sionismo. Fueron el Irgún y el Hagana, entre otras organizaciones terroristas israelíes, los grandes inspiradores y padres de los grupos paramilitares colombianos. Los métodos que estas fuerzas mercenarias emplearon en el pasado, y que siguen empleando en el presente por el ejercito sionista, para expulsar de sus tierras al pueblo palestino, por medio del terror y la muerte, hoy sirven a sus buenos alumnos mercenarios colombianos. Así lo confiesa el mejor de todos sus discípulos Carlos Castaño.

Las cifras de desplazados colombianos son también otro dato que revela la gran semejanza de la catástrofe que vive este pueblo con el pueblo palestino. muy cercanas a la de estos últimos, que hoy sobrepasan la cifra de los 5 millones de palestinos víctimas del desplazamiento dentro y fuera de palestina. En un artículo publicado por la BBC de Londres, el día 4 de febrero de 2005, realizado por Héctor Latorre, dice lo siguiente:

«Las cifras difieren según la entidad que las difunda, pero se calcula que por lo menos 2 millones de personas han sido obligadas a abandonar sus viviendas y desplazarse hacia otras ciudades por el conflicto armado».

-esto sin sumar los miles de colombianos que yacen, producto del mismo conflicto, viviendo fuera de Colombia, en Venezuela, Ecuador y otros países.-

Pero los objetivo últimos de estos capitales van más allá de las tierras palestinas y las tierras colombianas. Es la expansión y el control de los mercados y las reservas energéticas de la región, la desestabilización para el apalancamiento de la industria de la guerra norteamericana (el keynesismo militar) y la defensa del dolar como la moneda de referencia, de reserva y para el intercambio comercial y el juego especulativo mundial. Mucho más hoy, cuando desde el Medio Oriente y en la América Latina se proponen nuevos sustitutos para este papel verde carente de verdadero valor y respaldo. Datos de esta realidad se ha mencionado suficiente.

La intromisión barbara de Israel en la América Latina sobrepasa los limites del descaro, y va más allá de Colombia. Pudiéramos escribir y llenar varias páginas mencionando con datos fundamentados esta realidad que ya comienza a golpear con fuerza la tranquilidad de los pueblos de la región. En Nicaragua entrenando a los mercenarios agrupados en los infames Contra; en el Salvador, entrenando en «métodos de torturas» a los oficiales de ese país; en la Chile de Pinochet, en Guatemala, Argentina y en el Salvador, apoyando, armando y asesorando a sus respectivos gobiernos genocidas en el pasado resiente; y en el año 2002, el sionismo internacional (Israel) fue copartícipe del Golpe de Estado perpetrado en Venezuela contra el Comandante Chávez, por medio de sus mercenarios armados por el traficante israelí Isaac Peres Recao, el presidente de facto Pedro Carmona Estanga (judío safardí) y sus cómplices: el rabino Pinchas Brener y el alcalde Capriles Radonsky (estos 2 últimos: judíos jazares askenazi).

en un artículo publicado en la página Web www.rebelion.org, (http://www.rebelion.org/noticia.php?id=63846), realizado por José Steinsleger, y publicado el 28/02/2008, titulado: «Israel en América Latina», el referido autor inicia su escrito con las siguientes palabras lapidarias:

«Nadie imaginó, hace 60 años, que el Estado de Israel, cuyo pueblo soñó durante siglos con el «derecho a existir», acabaría negándoselo a sus primos hermanos palestinos. Nadie imaginó que los jefes políticos del pueblo elegido acabarían promoviendo el terrorismo internacional, junto con Estados Unidos… En la industria bélica israelí trabaja la cuarta parte de la población económicamente activa. ¿Quiénes son sus clientes? No quienes también sueñan con su «derecho a existir», sino los regímenes que realizan negocios suculentos, ajustándose a las reglas del «libre mercado». Money, money, money.»

En este artículo se detalla, de forma breve pero concisa, un historial de complicidad e intervención directa del ilegal y genocida Israel en toda la región.

Israel: un cáncer que amenaza con extenderse por toda la orbe, y reproducirse en los gobiernos lacayos como el de Colombia.