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Santrich, un trofeo de guerra

Fuentes: Rebelión

¿Aurora del porvenir? Si. ¿Pero Cuando? ¡Después de la apatía¡ Jesús Santrich La ira se va haciendo más limpia, y el odio de clase se hace más profundo. El peso de la historia aplastará a quienes hoy hacen de Jesús Santrich un trofeo de guerra. Con expectativa, un poco de esperanza y una gran dosis […]

¿Aurora del porvenir? Si. ¿Pero Cuando? ¡Después de la apatía¡ Jesús Santrich

La ira se va haciendo más limpia, y el odio de clase se hace más profundo. El peso de la historia aplastará a quienes hoy hacen de Jesús Santrich un trofeo de guerra.

Con expectativa, un poco de esperanza y una gran dosis de prevención esperaba la liberación de Jesús Santrich; sabía que el régimen colombiano idearía alguna treta para mantenerlo en prisión y cumplir el mandato de los EE-UU; extraditar a Santrich, como ya lo había hecho con Simón Trinidad; sin ninguna prueba y solo con la certeza de que es un revolucionario.

La libertad de Santrich, parece estar en las manos de la «justicia» de los EE-UU, como se infiere de la declaración de la embajada de los EE-UU en relación con el fallo de la JEP «Ninguna parte de estos hechos en desarrollo, ni posibles decisiones en el futuro cambian el hecho de que un Gran Jurado del Tribunal de Distrito de Estados Unidos para el Distrito Sur de Nueva York acusó al Sr Santrich«.

El mejor escenario sería que el futuro de Santrich también estuviera en manos del pueblo colombiano, ya que solo el poder popular expresado en masivas movilizaciones, huelgas, declaraciones, denuncias nacionales e internacionales, podrían contrarrestar una decisión gringa.

Sin embargo, siendo objetiva, la esperanza en esta última opción es remota, en razón a que una gran parte de ese pueblo, seguramente no saldrá a la calle a defender la dignidad de un hombre que dio todo por él, ya que en sus mentes solo existe la falsa matriz de opinión impuesta por los medios masivos de comunicación durante más de 50 años, para los cuales la insurgencia y por supuesto Santrich siempre han sido reducidos a terroristas.

El falló de la JEP (Jurisdicción Especial para la Paz) a favor de la libertad de Santrich, sirvió de excusa para generar artificialmente un estado de alteración política, un momento caótico en el que para el régimen todo vale.

Con seguridad cada uno de los últimos acontecimientos fueron metódicamente calculados por los EE-UU, quienes realmente mueven los hilos del poder en Colombia; su objetivo, demoler lo poco que aún quedaba en pie del Acuerdo de Paz, generar condiciones actuales para la extradición de los jefes de las antiguas FARC-EP como mecanismo de presión a todos los insurgentes, y colocar sobre el tablero político las fichas necesarias para encender la frontera venezolana.

Con certeza Santrich está en inminente riesgo de pagar con su vida, la osadía de no traficar con sus principios.

Los enemigos de la paz con justicia social no se encuentran solo en la derecha y ultraderecha, también se sitúan dentro de esa izquierda que pretende eliminar mediáticamente el «odio» de clases, mientras de facto lo vuelcan contra quienes no se ajustan a sus intereses de «reconciliación». Una obscura realidad se esconde tras quienes venden a diario la «reconciliación Nacional» como una opción, mientras el país se hunde en un nuevo ciclo de violencia.

El día de ayer los EE-UU junto con el Estado colombiano ultrajaron y públicamente quisieron humillar a un revolucionario, pero que, para tal propósito, como se sabe hoy fue infamemente drogado. A pesar de ello la inquebrantable dignidad de Santrich prevalece.

El falso positivo judicial al cual ha sido sometido Jesús Santrich, no es únicamente consecuencia de un plan fraguado entre el ex fiscal Néstor Humberto y el saliente embajador de EE-UU Whitaker como algo personal, sino que hace parte de un entramado de acciones y omisiones del imperio para agudizar la guerra en Colombia y extenderla a otros países de la región.

Santrich, un artista, un poeta, un hombre motivado por los más elevados sentimientos de humanismo seguramente será extraditado o asesinado, como ofrenda a los gringos y al capital.

Depende del pueblo consiente y organizado que su sufrimiento no quede en la impunidad.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.