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Saqueo y bandas paraestatales contra el Chocó

Fuentes: Rebelión

De los 1.300 kilómetros de costa Pacífica colombiana, 700 están en el Departamento del Chocó y sus 83.170 kilómetros cuadrados de territorio se extienden entre la Cordillera Occidental y el océano Pacífico, condiciones que lo convierten en un ecosistema de condiciones privilegiadas, donde el sol y el agua están presentes en forma permanente y exuberante, […]

De los 1.300 kilómetros de costa Pacífica colombiana, 700 están en el Departamento del Chocó y sus 83.170 kilómetros cuadrados de territorio se extienden entre la Cordillera Occidental y el océano Pacífico, condiciones que lo convierten en un ecosistema de condiciones privilegiadas, donde el sol y el agua están presentes en forma permanente y exuberante, que sostienen una altísima biodiversidad, en la que el 25 por ciento de sus especies de fauna y flora son endémicas y no se encuentran en ningún otro lugar del Planeta; además de contar con una inmensa riqueza hídrica, grandes reservas de oro, plata, platino, cobre y molibdeno.

El Chocó cuenta con una población originaria de indígenas y afrodescendientes que ancestralmente han convivido en armonía con la naturaleza; sin embargo, actualmente las comunidades están siendo desplazadas por la persecución paraestatal [1], que busca despejar el territorio para favorecer a las grandes multinacionales de extracción de recursos y de megaobras.

El asedio contrainsurgente actúa a favor del monopolio económico y político, en medio de la corrupción institucional generalizada, mantiene una severa crisis humanitaria en el Departamento; ante la cual las organizaciones sociales manteniendo la expectativa de poder materializar el «Acuerdo Humanitario Ya para el Chocó» y los Diálogos Pastorales por la Paz.

Expolio, depredación y miseria

Desde mitad del siglo pasado el capital estadounidense proyectó grandes obras de infraestructura vial, y portuaria, explotación minera y de hidrocarburos. Producto de esta devastadora acción sobre su territorio, la región presenta degradación del suelo, deforestación y contaminación de sus afluentes hídricos.

Mientras Colombia aparecía como el principal productor de mundial de platino y la transnacional minera ‘Chocó Pacífico’ ocultaba la explotación acelerada de los recursos naturales [2], este saqueo incrementó considerablemente la miseria de la población del Departamento.

En las zonas destinadas para desarrollar proyectos de mega minería, monocultivo y grandes obras de infraestructura, en los últimos 30 años el Gobierno aumentó la concentración de sus Fuerzas Armadas estatales y paraestatales, lo que ha producido el incremento del desplazamiento forzado, la concentración de la tierra a manos de las multinacionales y para las plantaciones de palma aceitera [3].  

De la minería artesanal a la Mega minería

Las minas de aluvión explotadas con maquinaria pesada han causado la destrucción de miles de hectáreas de suelos y bosques, contaminando con sedimentos y mercurio gran parte de las cuencas de los 2 ríos más grandes del Departamento, el Atrato y el San Juan.

El territorio colombiano lo repartieron en 33 Distritos Mineros, pero 16 de ellos cubren Resguardos indígenas y Territorios Comunitarios de la población afro; el Chocó fue convertido en un enclave minero dadas sus inmensas reservas de oro y de platino, de 220 solicitudes de Títulos Mineros, 45 de ellas ya otorgadas a compañías transnacionales, sin que el Estado y las compañías beneficiarias hayan realizado consulta previa a las comunidades.

Los proyectos que sobresalen por su impacto negativo son:

El proyecto Minero Mandé Norte , de la multinacional Río Tinto que explotará reservas de oro, cobre y molibdeno en 11.000 hectáreas en el Bajo Atrato, en los municipios de Carmen del Darién en Chocó y Murindó en Antioquia; con lo que afectan comunidades indígenas Embera y Afrodescendientes de las cuencas de los río Jiguamiandó y Murindó.

 

Proyecto minero Dojurá, otorgado a la Continental Gold Colombia y a la Anglo Gold Ashanti en 37.000 hectáreas del Alto Atrato, en territorio del Consejo Comunitario Mayor de la Organización Popular Campesina del Alto Atrato.

Proyecto minero Bajo Atrato, otorgado a Gold Plata y Minerales del Darién en 40.000 hectáreas del municipio de Acandí.

Obras que matan

Lo paradójico es que las luchas del pueblo chocoano para exigir construcción y mejoramiento de vías hacia Antioquia. Risaralda y el Valle el Cauca, el Estado las aprovecha para materializar sus megaobras con autopistas que empujan con mayor facilidad el despojo, como estas:

Construcción de la vía Panamericana. Para bien del bosque húmedo del llamado Tapón del Chocó – Darién y de las comunidades que lo habitan, el suelo pantanoso del Parque Natural Nacional Los Katios, durante 90 años ha dificultado el paso de esta autopista, pero esta contención natural parece no aguantar más, sólo podría detenerse la destrucción de este patrimonio ecológico de la humanidad si la comunidad ecologista, las comunidades ancestrales y los colombianos movilizados hacen detener la apertura de los 62 kilómetros de autopista que construirían en el sector Palo de Letras, Cacarica y Lomas aisladas, además de la construcción del puente Cacarica sobre el río Atrato, concesionado y proyectado pero sin ejecutar [4].

Vía al mar entre Las Ánimas y Nuquí. Planeada desde 1959 como variante de la Panamericana para conectar la costa pacífica con los centros urbanos andinos del Viejo Caldas; tiene 75 kilómetros por construir y 55 para rehabilitar, lo que afectará Comunidades de los municipios Unión Panamericana, Tadó, Cantón de San Pablo, Río Quito, Alto Baudó y Nuquí, que abarcan a 53.000 habitantes de las etnias Emberá Dovida y Emberá Katío, junto a numerosos Consejos Comunitarios Afros [5].

 

Construcción del Puerto Multimodal de Tribugá en el municipio de Nuquí, para ampliar la relación comercial con los países asiáticos; figura en el Plan Nacional de Desarrollo 2018-2022 como un «puerto de aguas profundas del Pacífico Norte», el que será otorgado como concesión privada a 40 años, sobre el cual no ha habido consulta previa a las comunidades de la zona. Esta obra afectará el ecosistema del Golfo de Tribugá santuario donde nacen, se crían y aparean las ballenas jorobadas y también tortugas marinas, que es territorio del Consejo Comunitario Mayor de Los Riscales y los Consejos Comunitarios locales de Tribugá y Panguí [6].

Notas

[1] https://pacificocolombia.org/wp-content/uploads/2016/

[2] https://enamoratedelchoco.co/hallado-lingote-de-oro-de-la-choco-pacifico/

[3] https://lasillavacia.com/silla-llena/red-pacifico/historia/el-choco-y-los-megaproyectos-61914

[4] https://www.salvalaselva.org/peticion/564/transversal-de-las-americas-no-destapar-el-darien-en-colombia

[5] https://www.invias.gov.co/index.php/mas/sala/noticias/2852-con-estudios-y-disenos-para-la-via-las-animas-nuqui-se-vislumbra-la-salida-al-mar-en-el-choco.  

[6] www.colombiacheck.com