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Entrevista al secretario general de la Confederación de Trabajadores Bancarios, Luis Mesina

«Se abre un ciclo renovado de desobediencia civil en Chile»

Fuentes: Rebelión

El secretario general de la Confederación de Trabajadores Bancarios de Chile, Luis Mesina, es por larga distancia, uno de los más notables dirigentes sindicales del país andino. No roba, no es flojo y es austero. No se le han mojado las convicciones anticapitalistas, no tiene acciones en empresa alguna, es tan impulsivo como cerebral, es […]

El secretario general de la Confederación de Trabajadores Bancarios de Chile, Luis Mesina, es por larga distancia, uno de los más notables dirigentes sindicales del país andino. No roba, no es flojo y es austero. No se le han mojado las convicciones anticapitalistas, no tiene acciones en empresa alguna, es tan impulsivo como cerebral, es miembro del directorio de un sindicato base y académico universitario en materias pedagógicas y de filosofía. Cuenta con poderosos enemigos en la Asociación de Bancos -que reúne al gremio patronal de la industria financiera-, y una breve barra hostil, anónima la mayoría de las veces, y artera siempre. Mesina es dirigente de la única multisindical del área bancaria y de las finanzas de Chile. Almuerza normalmente en el centro de Santiago, en un patio de comida cercano a la sede de la Confederación y la ausencia de alcohol en las actividades ligadas a la lucha o a la convivencia sindical resulta una queja secreta entre algunos. Es cierto, su obsesión compulsiva lo lanza hacia adelante, lo vuelve un lector voraz, una persona inquieta, belicosa y argumentativa. Abajo está su visión actual del país antes de que se evaporen los últimos sudores de 2011.

-¿Cómo evalúas los efectos del movimiento estudiantil chileno?

«Se han abierto perspectivas en todo el mundo, no sólo en Chile, con la irrupción del mundo joven a la lucha social, especialmente en los países del norte africano, el sur de Europa, Estados Unidos y en América Latina (Colombia, Puerto Rico) -que no es algo nuevo, pensando en la juventud de Europa y América en los 60; la de los 50 y que culminó con la Revolución Cubana; de los 40 con la Revolución China, etc.-. En el caso actual, a diferencia de los períodos anteriores, el capitalismo priva los proyectos de vida de los jóvenes. Esto provoca un dilema existencial. Ahora las generaciones se vuelven más dependientes de sus antecesores, los cuales resultan atacados sistemáticamente en el ámbito de la seguridad social y los derechos básicos. También la movilización es fruto de la acumulación de insatisfacciones durante los gobiernos de la Concertación, desde la década de los 90′. Esas administraciones traicionaron la promesa de una mejor vida para las grandes mayorías. Por eso también cayó la Concertación en las urnas, aunque fuera por un porcentaje minoritario de los habilitados para votar. Los estudiantes chilenos se han alzado como uno de los movimientos de mayor combatividad del planeta.»

-¿Qué faltó en el movimiento estudiantil chileno?

«Lo mismo que en todos los movimientos estudiantiles desde 2000 hasta ahora. No se ha logrado generar una vinculación fuerte entre estudiantes y trabajadores organizados, entendidos como fuerza motora de la sociedad. Los trabajadores perdieron capacidad transformadora por varios motivos. Entre ellos, no porque carezcan de potencia ‘por naturaleza’, sino porque sus direcciones capitularon -y me refiero a la socialdemocracia y al PC, entre los cuales sólo existen matices indistinguibles- ante las políticas del G7, G8, G20, la Organización Mundial del Comercio (OMC), el Parlamento Europeo, La Confederación Económica Sindical (CES). En buenas cuentas, no existe movimiento de trabajadores. El sindicalismo que busca representar honestamente los intereses de los asalariados se encuentra fragmentado justamente por el tipo de institucionalidad que se generó para ese propósito.»

-Pero no todo se resuelve de manera puramente institucional o moral…

«El trabajo está organizado de manera distinta. Existen grandes cantidades de trabajadores desempeñándose en el mundo tercerizado o del subcontratismo, en particular en el sector servicio y financiero. Sin embargo, al respecto, es preciso aclarar que, más allá de que se hable de la ‘época de la financiarización’ especulativa, ello en caso alguno significa la extinción de los momentos productivos (en términos ampliados) que son los que en realidad originan el valor y la mercancía. ¿Dónde está la producción, entonces? En los grandes países que cuentan con un alto crecimiento económico, como China, India, el sudeste asiático. En cambio, en la división internacional del trabajo, América Latina está situada como oferente del sector primario, commodities, agro industria. Por eso no hay que obnubilarse con cifras transitorias.»

-¿Qué responsabilidad le cabe a la Central Unitaria de Trabajadores de Chile (CUT)?

«Está controlada por una suerte de socialdemocracia descompuesta. El rol que juegan el PS y el PC en el movimiento sindical chileno -que es preciso no sobredimensionar- es relativo, pero hasta ahora ha funcionado para dilatar la unidad necesaria de los pocos asalariados organizados entre sí y con los estudiantes. Confunde y produce desconfianza. Y en esas condiciones, la gente no se atreve a dar un paso con perspectiva, pese al enorme apoyo a los contenidos de la causa estudiantil de la inmensa mayoría de la sociedad. Es como si la única reserva moral y de dignidad del pueblo trabajador chileno estuviera en los estudiantes, ante un mundo y un país agobiado de injusticias que la gente, hasta ahora, simplemente padece.»

-La Confederación de Trabajadores Bancarios se hizo parte de la lucha estudiantil en las marchas por la educación pública gratuita y de excelencia, al menos toda su dirigencia. ¿Cuáles son las distintas variables, además de la composición de la dirección de la CUT, que explican sólo el apoyo ‘de gradería’, pero no la presencia concreta de los asalariados en una lucha que los afecta en pleno rostro, bolsillo y vida?

«Hasta hoy, los trabajadores reflejan la apatía general de la sociedad chilena, ante una facción del pueblo que intenta buscar modos de organización y participación. La fragmentación impuesta por la organización del trabajo, sitúa a Chile en la triste vanguardia mundial al respecto. Por ejemplo, en Italia la Fiat está imitando el modelo chileno (http://www.elclarin.cl/index.php?option=com_content&task=view&id=21665&Itemid=47). A eso le llaman ‘relaciones laborales modernas’, y suponen un campo donde el derecho al trabajo cede frente a la concepción civilista basada en el vínculo individuo / empresa. Las consecuencias no únicamente comportan un impacto negativo para el trabajo en la distribución del ingreso, sino que profundizan el largo proceso de alienación incubado en el sujeto y que se resume popularmente en que ‘cada cual se salva solo o se rasca con sus propias uñas’.

Ese es, acaso, el mayor triunfo del capitalismo en Chile. Al punto que ante la disyuntiva de hacerse parte o no de una movilización estudiantil cuyos intereses le son propios, fueron incapaces de incorporarse. El temor a perder un empleo-miseria, con el agravante de la altísima rotación laboral y donde el 70 % de los asalariados percibe una renta mensual de US$ 600 (2/3 de la fuerza de trabajo), es más fuerte que la voluntad y necesidad de luchar. Y estamos mencionando un elemento sustantivo que ni siquiera pudo lograr el mismo Pinochet. En rigor, la dirigencia de la CUT es un puñado de funcionarios de la administración de turno del Estado que cumple un papel auxiliar en el problema de fondo que corresponde a los niveles superlativos de alienación promovidos premeditadamente por los gobiernos de la Concertación y de los cuales coyunturalmente goza Sebastián Piñera.

En este sentido, los puntos de inflexión simbólicos y políticos se encuentran en la validación de la Constitución del 80 durante el gobierno del socialista Ricardo Lagos, y más tarde, esta vez, bajo la administración Bachelet, cuando el líder del PS, Camilo Escalona, levantó los brazos junto a Larraín (Renovación Nacional), Sergio Bitar (http://www.youtube.com/watch?v=q-3MaNKVAV4), la propia Bachelet y comparsa, a modo de acuerdo estratégico frente a una institucionalidad fundada en la enseñanza lucrativa, pura mercancía. Entonces todos los paradigmas de la educación, desde el racionalismo académico hasta las corrientes de la teoría crítica, que jamás sostuvieron y sostienen que el actual sistema de educación camina hacia el mejoramiento del sujeto con capacidad de aprendizaje, fueron barridos políticamente.»

-Los trabajadores bancarios se han caracterizado por su lucha contra el saqueo de los ahorros previsionales administrados por empresas privadas (AFP). ¿Qué medidas recientes han tomado?

«Presentamos la primera demanda contra la Afp ING Capital (holandesa con capitales del grupo Saieh) el pasado 16 de diciembre, que forma parte de un conjunto de demandas contra otras Afpes que realizaremos las próximas semanas.»

-¿Cuál es el contenido de la demanda?

«Es una acción legal que involucra a 155 trabajadores bancarios por un monto de US$ un millón 260 mil dólares, debido al daño previsional ocurrido el 2008. Los obstáculos tienen que ver con que la demanda debe hacerse por institución, y dado el presente ordenamiento jurídico, hemos tardado dos años en presentar la acción. El procedimiento es tremendamente farragoso, y se sustenta sobre el artículo 48 del Decreto Ley 3.500 que establece que los fondos de pensiones tienen que contar con una rentabilidad mínima, cuestión que no ha ocurrido con los ahorros para la jubilación de los chilenos. Lo que nos espera, de continuar las Afpes, son pensiones de hambre para muchos, y para otros, ninguna.

El sistema sólo reporta beneficio a sus dueños. Y tienen la facilidad para invertir y colocar representantes en directorios de distintas empresas, como el retailer en crisis La Polar, donde se dilapidaron US$ 1.900 millones de dólares de nuestros ahorros. ¡Y no existe ningún resguardo ni control sobre los fondos aventurados en la inversión! El tramo de ahorros de más riesgo puede ser invertido en bolsas o corporaciones extranjeras hasta en un 70 %. Hoy lo más grave, debido a las pérdidas millonarias de capital, corresponde a los anuncios de aumentar en dos o tres puntos las cotizaciones forzadas de los trabajadores. Ya está entre un 12,5 a un 13 % de los salarios. Como si no bastara, quieren incrementar en dos años la edad para jubilar; esto es, en los hombres de 65 a 67 años.»

-¿Qué propuesta de salida se advierte desde los trabajadores?

«Una intervención total del Estado en los fondos, donde las inversiones sean de superior seguridad. Porque ocurre que los ahorros latinoamericanos ahora se están prestando a Europa que le urge liquidez ante la crisis. Es preciso avanzar contundentemente a un régimen previsional solidario y universal.»

-¿Cómo está la salud de la industria financiera que opera en Chile?

«A diferencia de lo que pasa en otras latitudes, aquí la banca continúa siendo un negocio tremendamente exitoso.»

-¿Y cómo se ha sostenido la alta tasa de utilidades?

«Por la intensificación de la explotación de los trabajadores de la propia industria que significa no sólo más tiempo de trabajo impago, como podría suponer la curva o ley de rendimientos decrecientes. Los controles laborales son altamente eficientes y provocan, contra la propia naturaleza humana, mayores niveles de productividad, con el respaldo jurídico correspondiente, por supuesto. Por otra parte, porque no hay prácticamente ninguna regulación sobre ella y actúa de manera coludida a la hora de imponer las tasas de interés a los créditos. El Banco Central les vende el dinero a tasas cercanas a cero, pero el sistema financiero lo ofrece a los usuarios 30 y 40 veces más caro. Asimismo, más del 15 % de los ingresos de la banca provienen de los llamados ‘gastos operacionales’ (administración, seguros, etc.).»

-¿Y la relación entre la gente y el sistema financiero? A fin de cuentas, el crédito de consumo cumple la función de compensar los bajos salarios.

«Primero, se trata de la gran mayoría de los chilenos, y segundo, le impacta con brutalidad. Los sectores altos, una minoría, no pide crédito, y sólo una fracción de otra minoría, la medio-alta, lo requiere. El crédito lo demanda el 80 % de los trabajadores para costear la educación de sus hijos y para satisfacer necesidades básicas. En Chile el crédito se ha convertido en parte del ingreso permanente. Las personas comunes y corrientes ya tienen incorporadas en sus gastos las cuotas mensuales que deben pagar por el crédito. Ya no es algo esporádico o transitorio. Hoy el endeudamiento es permanente. Antes de que venza el plazo de la última cuota del crédito, vienen las repactaciones que vuelven infinitos los pagos de los créditos. El endeudamiento es clave en el ordenamiento económico de los chilenos.»

-El 2012 se presenta a gritos como un período de profundización de la crisis económica mundial. Tú, como dirigente social, político, como académico, como sujeto integral, ¿qué perspectivas adviertes para Chile?

«Tiene por lo menos dos rostros y contradictorios. Por un lado la crisis permite pulsar cómo se comportan los más jóvenes y los que comprenden que hay que construir una resistencia más organizada, con todos los matices imaginables. El común denominador es que hoy la gente se cansó de sobrevivir impávidamente aplastada por un sistema colmado de injusticias, y quiere hacer algo. Se abre un ciclo renovado de desobediencia civil. Los jóvenes, sobre todo, confían más en sus fuerzas que en las instituciones tradicionales del Estado, es decir, hay una crisis de representatividad que obliga al propio Estado a modificarse.

El viejo Estado republicano está haciendo agua, sus pilares fundantes agonizan. Ello resulta esperanzador. Y la cara negativa está asociada a nuevas presiones de los grandes foros internacionales donde se concentran los gigantescos grupos económicos que gobiernan el mundo, los cuales continuarán imponiendo la transferencia de capitales del Estado a las corporaciones financieras, como se observa en Grecia, Italia, España. Eso significa intentar liquidar las conquistas que alguna vez alcanzaron los trabajadores. De hecho, puntualmente, existe un ataque frontal a la negociación colectiva porque es el único medio que permite a los asalariados contrarrestar de alguna forma la alienación y la peor vida. La negociación colectiva es el espacio donde los trabajadores están obligados a compartir una propuesta única. ¡Y en Chile negocia colectivamente menos del 5 % de los trabajadores! Ni siquiera el sector cuprífero (columna económica nacional). Se trata de simulacros de negociación.»

-Desde los intereses de los trabajadores y el pueblo, ¿cómo se avizora las componendas Alianza por Chile y Concertación?

«Es posible que Bachelet sea la carta de salvación que el sistema capitalista espera para Chile. Las clases dominantes determinan todos los comportamientos humanos y sociales del país: las administraciones de turno, los medios de información, la opinión y agenda públicas, la salud, la educación, la cultura. Pero los trabajadores no podemos tener ninguna confianza en un eventual gobierno de Bachelet, cuyo ex ministro de Hacienda (Andrés Velasco Brañes) hace campaña con las mismas fórmulas ultraconservadores y monetaristas en el plano mundial, afirmando mentirosamente que la distribución del ingreso se resuelve con más empleo (menos con los empleos-miseria de Chile). Una medida provisoria al respecto, sería una política progresiva con una tasa de impuesto a las altas utilidades del país; permitir la negociación colectiva real; eliminar el concepto de empresa a través de los multi-rut, y que, en definitiva, los sindicatos sean organizaciones genuinamente representativas de los trabajadores.»

-Hacia el término de 2011, ¿existen mejores posibilidades para la creación de una alternativa política propia de los trabajadores y el pueblo?

«Son más favorables que en el pasado. Los ritmos en que pueda fructificar no están claros. Lo cierto es que cada vez hay más fuerza real, sobre todo de los jóvenes estudiantes y trabajadores. Lo hemos visto en amplios sectores de estudiantes secundarios. A las condiciones objetivas se agregan en la actualidad, las subjetivas. En el corto plazo, se avecinan reuniones entre trabajadores y estudiantes para evaluar en conjunto cómo enfrentar el 2012.»