El día 7 de noviembre en la ciudad de Valencia, en la sede de la Intersindical Valenciana se realizó un acto para fundar la Plataforma Europea por la Paz de Colombia, Capítulo País Valencià (PEPC:PV) con nutrida asistencia de organizaciones sociales y políticas de la ciudad y la comarca. Asistieron representantes de Intersindical Valenciana, Partido […]
El día 7 de noviembre en la ciudad de Valencia, en la sede de la Intersindical Valenciana se realizó un acto para fundar la Plataforma Europea por la Paz de Colombia, Capítulo País Valencià (PEPC:PV) con nutrida asistencia de organizaciones sociales y políticas de la ciudad y la comarca. Asistieron representantes de Intersindical Valenciana, Partido Comunista de España del País Valencià (PCE-PV) Jóvenes Comunistas País Valencià (JCPV), Esquerra Unida País Valencià (EUPV), JOVES EUPV, Moviment de Defensa de la Terra (MDT), Partido Comunista de los Pueblos de España (PCPE), Colectivos de Jóvenes Comunistas (CJC), Sindicato de Estudiantes, Valencia Solidaria, Col.lectiu Autònom de Treballadores i Treballadors del País Valencià (CAT-PV), Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR), Parke Alkosa, Radio Malva y numerosos luchadores sociales independientes con una clara vocación internacionalista en la defensa de la justicia social y los derechos humanos en el mundo.
Como conclusión del acto, se acordó formar un comité de impulso que en su primera reunión definirá los mecanismos organizativos y de participación por parte de cada una de las organizaciones integrantes.
El siguiente es el texto presentado en el acto por MOVICE-PV, propulsor de la iniciativa. Al final del mismo, se esbozan las propuestas iniciales de la Plataforma.
ALGUNAS CONSIDERACIONES CONTEXTUALES PARA APOYAR DESDE EUROPA, EL PROCESO DE DIÁLOGOS POR LA PAZ ENTRE LAS FARC-EP Y EL GOBIERNO COLOMBIANO.
Memoria histórica y valoración del presente de lucha colectiva
1 . Los centenares de miles de muertos, desaparecidos y desplazados que han dejado estos doscientos años de resistencia y de lucha emancipatoria por el heroico pueblo colombiano, por sí solos no representan para el gobierno del país y toda la clase cipaya del establecimiento, más que cifras sin importancia, ya que siempre han expresado ante el dolor ciudadano y la indignación popular, nada más que desprecio «en su ciega soberbia que atropella». Si bien es cierto que la Memoria Histórica debe ser el orientador de la reclamación política para alcanzar la paz con justicia social, con reparación integral para las víctimas y garantías de no repetición, no menos cierto es que debe ser acompañada en primer lugar, por el reconocimiento del presente indudable de ese gran caudal de fuerzas que en estos momentos hacen de Colombia a nivel continental y mundial, uno de los epicentros de la lucha de masas más decididamente anti-imperialista, dado que justamente, es también uno de los grandes laboratorios de experimentación de la fase más depredadora de la historia del capitalismo en su eufemística variación nominal del neoliberalismo y la globalización.
2 . En ese sentido, y dada la situación actual de reconfiguración espacial de los procesos expansivos del imperialismo, debemos reconocer que igualmente se han diversificado los espacios y las instancias organizadas de las masas que junto al ejercicio propiamente político en el ámbito parlamentario configuran otro espacio histórico de combinación de formas de lucha. En este momento en nuestro país se libran distintas e importantísimas batallas intersectoriales, como por ejemplo: en la organización campesina, indígena y afrocolombiana; en las organizaciones de los corteros de caña; de los mineros del carbón y de las nuevas concesiones para la explotación de otros minerales; los campesinos de la industria de la palmicultura; los obreros de la industria petrolífera; las organizaciones de mujeres campesinas, que van creando otra dimensión de la clase proletaria y que en sus mismos procesos organizativos van dejando lecciones históricas que estimulan y siembran la cualificación de la lucha obrera y popular.
Grandes ejemplos de resistencia con dignidad, disciplina, valentía y capacidad de organización han dado los movimientos sociales que abarcan tanto reivindicaciones étnico-culturales, de territorio y autonomía, de luchas de género, de defensa de la naturaleza y nuestros recursos, de los derechos laborales, de la férrea defensa del patrimonio nacional, de la defensa y reivindicación de las víctimas del terrorismo de Estado, de la búsqueda de la integración continental: la Minga de Resistencia Indígena, El Congreso de los Pueblos, Comosocol, la Marcha Patriótica y Movice, constituyen, entre otros, impresionantes procesos de unidad, de lucha social entendida en el sentido político, porque disuelven en sus propias prácticas la falsa dicotomía entre lucha social y lucha política.
3 . Igualmente, en las ciudades la organización estudiantil expresada en la MANE (Mesa Amplia Nacional Estudiantil) nos ha dejado muestras de portentosa imaginación, de decidida postura anti-neoliberal, cuestionando con solidez argumentativa la bancarización de la educación, el debilitamiento de los centros de investigación, la política de mercado impresa en los planes de estudio, tendientes a crear cada vez más la especialización del saber en campos específicos de los intereses de la industria del gran capital; en una parcelación del saber que no forma seres con un conocimiento integral; educación alejada de nuestra propia realidad e idiosincrasia, que no busca educandos con un sentido crítico de la realidad sino meros agentes que accionen los interruptores de las máquinas creadas para determinados fines que no salen de sus propios derroteros creativos, de sus propias necesidades culturales. Una concepción educativa que tiende a la supresión paulatina de los espacios cognitivos que tienen que ver con las ciencias humanas, porque no les interesa formar seres creativos, críticos y preocupados por el futuro del planeta y de todos los seres vivos. Que no les interesa el fomento del arte y la cultura porque ya saben la capacidad que tienen estas altas instancias humanas de subvertir el débil soporte ideológico bajo el que sustenta el gran Capital financiero criminal, su vacío de saber para la vida, su hueca esfera de pseudo-valores expresados en un imaginario de la superficialidad, del boato, del derroche, del confort, de la depredación de los recursos, en definitiva, de un espíritu anti-vida, de un ejercicio permanente de la muerte anclado en la maquillación del vacío horripilante de sus huestes deshumanizadas, cosificadas, instrumentalizadoras e instrumentalizadas en su propia mordedura de cola de bestia enloquecida.
Resaltar en el imaginario del pueblo europeo la heroica lucha de todos los movimientos de masas revolucionarias y democráticas colombianas ante la desinformación que apunta a que en Colombia las fuerzas insurgentes son la única oposición organizada que clama por otro modelo de desarrollo social.
4 . A todos estos factores de lucha organizada tanto en el ámbito rural como en el urbano, desde la academia y también desde la lucha sindical; desde los defensores de derechos humanos; desde el periodismo alternativo a la prensa del gran capital; desde el riquísimo movimiento cultural contestatario e independiente, desde organizaciones civiles como Colombianas y Colombianos por la Paz, debemos resituarlos al lado de las prisioneras y prisioneros políticos, en el imaginario colectivo del pueblo europeo como el símbolo de un gran acumulado de fuerzas que campea en lo alto de la dignidad social; resaltar el valor supremo de la lucha popular para exigir con ese mismo reconocimiento de las fuerzas de la izquierda internacionalista a los gobiernos europeos cómplices del establecimiento colombiano a que se pronuncien por la necesidad de un proceso incluyente que represente de verdad a todas las fuerzas vivas de nuestro país. Es por ello imprescindible la reclamación permanente de la presencia de todas estas fuerzas en el proceso.
5 . Por último, dentro de la grave crisis humanitaria que vive el país, merece especialísimo interés la trágica situación de casi 9500 detenidas y detenidos políticos, entre prisioneras y prisioneros de guerra, políticos y de conciencia en las cárceles del país, confinados en condiciones infrahumanas, que constituyen no sólo la constatación de la existencia del conflicto, sino otra más de las pruebas de las sistemáticas violaciones a los DDHH de un Estado que cínicamente se niega a reconocer la existencia de las detenidas y detenidos políticos, pero por otro lado reconoce que sí hay un conflicto armado. En ese sentido, es importantísima la sensibilización y concientización que se haga a los pueblos del mundo (la comunidad internacional dicen algunos, término que para nosotros es un eufemismo, ya que ésta sólo está representada en los gobiernos nor-occidentales cómplices y agentes de los terrorismos de estado y no en los pueblos que son la inmensa mayoría) para que presionen al gobierno colombiano a la liberación de todos los opositores políticos o que al menos, se les respeten plenamente los derechos humanos como mínima condición para que en el transcurso de los diálogos no queden excluidos y por el contrario su situación jurídica debe constituir una prioridad.
PROPUESTAS INICIALES DE LA PEPC-CPV
1 . Exigir a la UE la exclusión de la lista de organizaciones terroristas a las fuerzas insurgentes colombianas, tanto de las FARC-EP como del ELN
2 . Insistir en la denuncia del TLC Europa-Colombia para que el parlamento europeo no lo apruebe, ya que constituye la legalización del expolio de nuestro territorio y por tanto una de las raíces más profundas del conflicto colombiano.
3 . Reclamar la presencia en los diálogos de paz, de los más representativos colectivos sociales como Marcha Patriótica, Congreso de los Pueblos, Comosocol, Minga de Resistencia Indígena, Movice y Colombianas y Colombianos por la Paz, todos ellos unidos junto a más de ochenta (80) organizaciones más en la propuesta Ruta Social Común por la Paz.
4 . Exigir la reparación para todas las víctimas de los crímenes del Estado Colombiano, reconociendo el enorme peso que la mujer ha tenido que afrontar en este conflicto, así como las exiliadas y exiliados políticos, víctimas de la persecución del Estado colombiano.
5 . Exigir la libertad para todas las prisioneras y prisioneros políticos en Colombia.
6 . Insistir en la retirada de la reforma del fuero militar, que dejaría en la impunidad la mayoría de los crímenes de las fuerzas armadas colombianas.
7 . Insistir en la necesidad perentoria del cese al fuego bilateral para continuar los diálogos con una confianza que exprese la firme voluntad de las partes.