Discurso de Guillermo Teillier, dirigente del PC chileno
Autoridades regionales y municipales,
Compañeras y compañeros, amigas y amigos:
Me ha correspondido el alto honor de representar a la Coordinadora Nacional por la Conmemoración del Centenario de la masacre de la escuela Santa María de Iquique.
Esta Coordinadora viene trabajando hace más de un año y la conforman más de cien organizaciones de nivel nacional y local. Organizaciones políticas, sociales, académicas, culturales, de derechos humanos, de pueblos originarios, de mujeres y jóvenes encabezadas por la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) y contando con la colaboración de diversos organismos gubernamentales y también municipales.
Quisiera cambiar un poco el inicio de mi discurso para decirles que me ha tocado profundamente, como yo creo que a todos ustedes, el significativo nombre de las calles y avenidas de Iquique que aquí se han mencionado, así como la población que va a llevar el nombre de «Victoria», en homenaje a ese oficina salitrera. Los nombres de José Briggs, de Eloy Ramírez, de Elías Lafertte, de Luis Emilio Recabarren, de Salvador Allende son quizás nuestros símbolos más preciados de los trabajadores.
Iquique creo que hoy día se convierte en la capital de Chile respecto de la ética, de la moral, en relación a los crímenes que se han cometido en nuestro país, pero demuestra como un pueblo sabe reivindicar la dignidad, el honor, la memoria, la lealtad y la valentía de estas personalidades.
Nosotros partimos de la valoración de los trabajadores y del trabajo como los portadores fundamentales y decisivos en la búsqueda de la democratización del país y de la justicia social en Chile.
En 1907 se quiso poner fin a la organización y a la lucha sindical con un baño de sangre. Querían ahogar al movimiento obrero, pero sólo consiguieren sembrar la semilla para una nueva etapa de unidad, de movilización y de avances sociales hasta llegar a la conquista de aquel gobierno que nos enorgullece a todos, el gobierno popular de Salvador Allende Gossens.
Después de esa masacre de 1907 empezó a germinar la semilla en la pampa salitrera. Los obreros se reunían en asambleas. Recabarren junto a otros dirigentes esclarecidos dirigía la lucha, dirigía la fundación de sindicatos y encabezó la fundación del Partido Obrero Socialista, unos pocos años más tarde.
Organizó lo que es hoy día la fuerza fundamental de este país, por la cual todos tenemos que hacer lo máximo posible para que se siga fortaleciendo. Se fundaron aquí en la pampa las raíces de lo que es hoy la Central Unitaria de Trabajadores de Chile (CUT) y nosotros -creo-las más de cien organizaciones que conformados esta Coordinadora, estamos precisamente porque se fortalezcan las posiciones de los trabajadores.
Desgraciadamente, alcanzando las conquistas con el gobierno de Salvador Allende, de nuevo viene el golpe artero y de nuevo, lamentablemente, las fuerzas armadas de Chile, encabezadas por algunos que creen que hacer patria es salvaguardar los intereses de los que se llevan nuestras riquezas casi sin pagar impuestos, riquezas que son de todos los chilenos, sembrando la desigualdad y la infelicidad, dieron ese golpe ¿Para qué? Para borrar precisamente los derechos conquistados durante más de 60 años, desde la matanza de la escuela Santa María de Iquique. Pero, terminó la dictadura y ¿qué queda de quienes dieron el golpe? acaso solo un recuerdo insignificante, un recuerdo de la infamia, de la deslealtad. Y hoy día, de nuevo, el pueblo de Chile -y en especial los trabajadores- se levantan y empiezan a luchar por sus derechos.
Los trabajadores luchan hoy por el derecho a la negociación por ramas, por sector. Hoy día los trabajadores han llevado adelante grandes movilizaciones para exigir que se haga justicia con los trabajadores del subcontrato. No podemos de nuevo permitir que se burle a los trabajadores. Hoy día una empresa del Estado no quiere cumplir una ley, la Ley del Subcontrato, que la obliga a incorporar a la planta a cerca de cinco mil trabajadores que estaban subcontratados. Y resulta que recurre a una maniobra legal para burlar los derechos de esos trabajadores.
Nosotros pensamos que en memoria de aquellos que dieron su sangre, debemos solidarizar con los trabajadores del cobre y con todos los trabajadores subcontratados de Chile porque, de lo que se trata es conquistar derechos. Yo he escuchado a la presidenta de la República decir que «a igual trabajo, debía existir igual salario». Y eso tiene que cumplirse y nosotros demandamos que se cumpla y yo pido que lo demandemos entre todos.
Chile necesita, y los trabajadores necesitan, terminar con la exclusión. Tenemos que reformar el sistema electoral que excluye a una gran parte de partidos políticos pero que también excluye a los dirigentes sociales y que impide que muchas de las demandas de los trabajadores se concreten en el Parlamento chileno.
Compañeras y compañeros,
Chile que ha tenido una historia sindical tan gloriosa, tan intensa, que ha sufrido los peores atropellos en relación a sus derechos humanos, a derechos personales, en cuanto a su dignidad, Chile no puede seguir siendo una isla en medio de una nueva época de cambios que se abre paso en América Latina.
Tenemos que hacer esfuerzos por avanzar con aquellos pueblos que se levantan con dignidad, que integran sus voluntades para aprovechar sus riquezas en beneficio de sus pueblos; que firman convenios energéticos, que suscriben un acuerdo para fundar el Banco del Sur, del cual nosotros quedamos al margen. Pero creo que tenemos que pensar, ver lo que está ocurriendo. No quedarnos por fuera.
Nosotros y los trabajadores queremos la integración que ponga en el centro el goce de las riquezas naturales de cada uno de nuestros países. Basta sólo dar un ejemplo: ¿hasta cuándo nosotros podemos soportar que las grandes transnacionales en Chile, en dos años, se hayan llevado -el año 2006 y 2007- más de 50 mil millones de dólares casi sin pagar impuestos.
¿Con qué recursos vamos a entregar mejores sueldos, dignos o sueldos éticos, como ha dicho la Iglesia , si no es cobrando royaltys o más impuestos, a aquellos que se llevan tan grandes riquezas? Y , por favor, por decir estas cosas y porque los trabajadores y el pueblo reclaman estas cosas, que no se nos venga a reprimir de nuevo, porque eso nunca más lo permitiremos en Chile.
Nosotros queremos la hermandad de los pueblos, así como la sangre de estos trabajadores salitreros, trabajadores chilenos, bolivianos, peruanos, argentinos nos ha hermanado para siempre. Esa es la hermandad que nosotros queremos para América Latina y con esa dignidad, con esa fuerza, con eso que se levanta desde esa raíz que empieza a germinar en Chile y en América, nosotros decimos, a nombre de esos trabajadores -compañeras y compañeros- nosotros, finalmente, Venceremos, en su nombre.
Muchas gracias.