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¿Se puede asesinar el mandato popular?

Fuentes: Rebelión

El sábado 6 de abril al caer la tarde fue ultimado con cuatro disparos el líder comunal y recién electo presidente de ASOCOMUNAL, organización que reúne las 18 Juntas de Acción Comunal del Corregimiento del Morro, jurisdicción del Municipio de Yopal – Casanare. Una tarde con los amigos, disfrutando la compañía de su compañera sentimental, […]

El sábado 6 de abril al caer la tarde fue ultimado con cuatro disparos el líder comunal y recién electo presidente de ASOCOMUNAL, organización que reúne las 18 Juntas de Acción Comunal del Corregimiento del Morro, jurisdicción del Municipio de Yopal – Casanare.

Una tarde con los amigos, disfrutando la compañía de su compañera sentimental, mientras sonreía al trago de una cerveza y un buen pedazo de carne asada, Didier Faustino Acevedo Gaitán, se encontró con la muerte que le llegó por la espalda con los disparos que un hombre desconocido le internó en su rostro arrancándole la vida de manera fugaz.

El dolor consume a la comunidad. El contexto es aterrador: Faustino es el quinto miembro de la asociación de juntas que es asesinado sin siquiera posesionarse en el cargo. Oswaldo Vargas asesinado el 2 de septiembre del 2004, Parmenio Parra asesinado el 10 de mayo del 2005, tres días después de ser electo, Cenin Cruz y Javier Silva, desaparecido 15 días después de ser elegido como presidente de ASOCUMUNAL precedían esta aterradora cifra; el último de ellos desaparecido hace dos años, previa amenaza de muerte que miembros de EQUION – antigua BP, habían hecho públicamente contra Javier. Dos años después, no sólo no existe avance sustancial de la investigación, sino que además no se contempla la posibilidad de investigar nexos entre la Petrolera y los homicidios.

La maldición del oro negro abrazó nuevamente el corregimiento El Morro. Hoy el miedo embarga a los líderes; no sólo sienten la muerte de un dirigente comunal, también se fue un amigo, padre de tres hijos menores de edad y, sobre todo, un referente de amor por el trabajo y por su comunidad.

Podría pensar el victimario que logró su cometido, sin que esto se acerque a la verdad. El pueblo sabe porque eligió a Faustino, conoce la difícil situación laboral y la ardua lucha que había emprendido en nombre de las comunidades que se ven reducidas ante la arremetida de las grandes empresas petroleras; saben también que la lucha es larga y dolorosa, pero sobre todo saben y recuerdan el por qué vale la pena seguir luchando y darle valor a la muerte de sus compañeros.

La respuesta no puede ser otra que la investigación, la cual deberá arrojar resultados inmediatos en cuanto al autor material y los autores intelectuales de lo que sucede en el Morro; son ya más de 10 años desde la primera muerte y la cual se encuentra en completa impunidad; las víctimas necesitan justicia y están dispuestas a buscarla. El Morro ahora sabe que puede pasar y está dispuesto a luchar bajo una única opción posible LA VERDAD.

(*) Liria Manrique es abogada defensora de Derechos Humanos.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.