Desde el domingo 15 de febrero, cuatro avionetas del programa de aspersión del gobierno, escoltadas por helicópteros de las Fuerzas Militares, empezaron a fumigar, sin previo aviso, veredas del valle del río Cimitarra y el sur de Bolívar. Es la oleada anual de fumigaciones, que se desarrollan ininterrumpidamente desde el año 2001 como parte del […]
Desde el domingo 15 de febrero, cuatro avionetas del programa de aspersión del gobierno, escoltadas por helicópteros de las Fuerzas Militares, empezaron a fumigar, sin previo aviso, veredas del valle del río Cimitarra y el sur de Bolívar. Es la oleada anual de fumigaciones, que se desarrollan ininterrumpidamente desde el año 2001 como parte del Plan Colombia.
Por ahora, las veredas afectadas son Alto Cañabraval, El Paraíso, La Unión y San Juan Medio, en zona rural de San Pablo (sur de Bolívar), y Notepases y Santo Domingo, de Yondó (Antioquia). Según se ha conocido, las fumigaciones de éste año serán de gran intensidad.
La Asociación Campesina del Valle del río Cimitarra (ACVC), denunció que las fumigaciones han afectado los cultivos de familias campesinas, afectando plantaciones de pancoger como cacao, yuca, maíz y plátano. Además, se ha envenenado la fauna y la flora regional.
La ACVC alerta que hay un grave riesgo de perjudicarse, como ha pasado en años anteriores, proyectos productivos de sustitución implementados con recursos de la cooperación europea mediante el Laboratorio de Paz del Magdalena Medio, y de otras agencias y organizaciones no gubernamentales.
Los acueductos veredales de Alto San Juan y Alto Cañabraval, ubicados en la zona que está siendo fumigada, han quedado en riesgo de ser contaminados, haciendo sus aguas no aptas para el consumo humano.
Los funcionarios del gobierno han manifestado en diversas instancias que las fumigaciones no tienen marcha atrás por ser una política institucional, haciendo de lado los reiterados pedidos de replantear la política antidrogas, dado su estruendoso fracaso, planteamiento emanado desde diversas instancias a nivel nacional e internacional.
Los territorios fumigados hacen parte de la Zona de Reserva Campesina del Valle del río Cimitarra. La comunidad campesina exige al gobierno que ésta sea restablecida, que se suspendan las fumigaciones y que los cultivos de coca sean reemplazados por proyectos productivos de manera concertada.