Hace exactamente 45 años, día por día, hora por hora, un día martes, moría el presidente Salvador Allende. A partir de ese momento una sombría tiranía vino a ahogar las esperanzas del pueblo chileno. De eso hace ya casi medio siglo. Nunca debemos olvidarlo… La ineluctable ley dictada por el tiempo hace que los acontecimientos […]
Hace exactamente 45 años, día por día, hora por hora, un día martes, moría el presidente Salvador Allende. A partir de ese momento una sombría tiranía vino a ahogar las esperanzas del pueblo chileno. De eso hace ya casi medio siglo. Nunca debemos olvidarlo…
La ineluctable ley dictada por el tiempo hace que los acontecimientos políticos acaecidos en un país o en el mundo terminen siempre por pasar de la vida cotidiana, a las páginas de la historia. Ahí es cuando, suavizados por los años, deslavados por el tiempo pasado, los hechos más dramáticos pueden ser evocados, al parecer, de manera » imparcial » y neutra. A eso es a lo que aspiran los malhechores del 11 de septiembre de 1973, los criminales de esos 17 años de dictadura. Ese designio no cuenta con la inquebrantable voluntad de quienes seguimos pensando que el Golpe de 1973 forma parte de nuestra realidad diaria y que no pasará a la historia mientras no se haya saldado su siniestro legado. Trágica herencia en nuestra economía, en nuestra justicia social, en la desigualdad que no cesa de acrecentarse.
La historia y el objetivo central de nuestra Asociación, que este año conmemora sus 20 años de vida, es precisamente la búsqueda de la verdad y la justicia y el mantener actual la memoria como instrumento de la necesaria reparación.
Estos 20 años nos han permitido no aceptar que se vuelva la página de la historia sin denunciar lo que ella contiene, pues hacerlo es olvidar los sufrimientos del pueblo chileno. Quienes pretenden hacer tabla rasa del pasado reciente que no pasa, no cuentan con quienes no dormiremos en paz ni dejaremos dormir en paz a los culpables, hasta que nuestro país no recupere, aunque sea solo en parte, lo que se nos ha arrebatado. En esta tarea no estamos solos porque siguen y seguirán habiendo voces, como la del periodista Javier Rebolledo, acusado hoy de calumnias, por un criminal condenado por sus crímenes. ¡COLMO DE LA DESVERGUENZA!
Entre los olvidadizos y los » perdonadores » están también quienes terminaron resignadamente aceptando lo inaceptable.
Que seña de cobardía política más grande que haber presentado el proyecto de nueva Constitución 5 días antes de dejar la presidencia; o enviar el decreto de cierre de la cárcel 5 estrellas de Punta Peuco, 8 horas antes del cambio de mando.
A la pusilanimidad e impotencia se agrega una especie de burla y de cinismo que el país, y aun menos la víctimas de la tiranía, no merecen.
En este momento tenemos frente a nosotros, casi por cuatro años, un gobierno vengativo y revanchista que se empeña en deshacer lo poco que se había logrado con las movilizaciones, las huelgas y la lucha popular: la gratuidad parcial de la educación, el limitado derecho a la interrupción voluntaria de embarazo, el castigo de una parte de los violadores de derechos humanos…
Poco importa donde estemos, poco importa la edad que tengamos, nuestro deber moral es no abandonar nuestros principios y seguir apoyando, pese a la distancia, el justo combate de las nuevas generaciones. Por eso compartimos sin restricción sus luchas, en especial la de las mujeres que no quieren ser más el » soldado desconocido » de nuestra historia.
Las jóvenes de hoy son nuestros 20 años que vuelven a la lucha. Ellos que no hacen más que continuar un combate que sigue siendo nuestro.
¡No a la revancha, ni a la venganza,
¡No a la extradición de Ricardo Palma Salamanca!
¡Compañero Salvador Allende, presente!
¡Compañeros detenidos-
¡Honor y recuerdo para todas las víctimas
del terrorismo de Estado!
París, septiembre 2018
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