En entrevista telefónica desde Valparaíso, el escritor y filósofo Hernán Montecinos, no está sorprendido con la derrota de la Concertación: » Era un resultado que se esperaba, que flotaba en el aire. Incluso un resultado demasiado dadivoso para la Concertación, porque de su 48% hay que restarle una buena porción de aquellos que votaron por […]
En entrevista telefónica desde Valparaíso, el escritor y filósofo Hernán Montecinos, no está sorprendido con la derrota de la Concertación: » Era un resultado que se esperaba, que flotaba en el aire. Incluso un resultado demasiado dadivoso para la Concertación, porque de su 48% hay que restarle una buena porción de aquellos que votaron por Frei, no porque simpatizaran o fueran de la Concertación, o les gustara el candidato, sino para que ‘no triunfara la derecha’. Por eso es que muchos confesaron abiertamente que su voto se lo daban a Frei en calidad de un voto con asco»
Autor de los libros: Apuntes ideológicos (1993); Del pensamiento mágico al posmoderno (1996); Derechos humanos, entre realidades y convencionalismos (Ediciones LAR, 1998); Nietzsche un siglo después: filosofía y política para el nuevo milenio (editado por la Universidad de Santiago) y Nietzsche y Marx: distancias y aproximaciones (inédito). Columnista de las páginas web: Kaosenlared; Generación 80; culturalibre; crítica; liberación y Rebelión. Es integrante del Comité Editorial de la revista: Pluma y Pincel.
Hernán Montecinos dice sin tapujos: » El natural desgaste de la Concertación, su nepotismo en repartir los cargos públicos para sus puros parientes y amigos, sus actos de corrupción que se empezaron hacer cada vez más frecuentes, su misma soberbia, y la sordidez y mangoneos con las que empezaron actuar sus cúpulas políticas, todo ello empezó a deteriorar la imagen del conglomerado que se hacía muy difícil revertir. Por estas y otras razones es que triunfó Piñera, un empresario-político, de los trigos no muy limpios, pero eso al ciudadano de a pie poco le importó, lo único que quería era que la Concertación saliera de La Moneda, ya no quería verla más instalada allí». En un tenor crítico, el filósofo y escritor continúa conversando -en exclusiva- con Clarín.cl
MC.- Hernán, ¿qué análisis haces del 52% en segunda vuelta para Piñera?, ¿la Concertación es responsable del triunfo de la derecha pinochetista?
HM.- Era un resultado que se esperaba, que flotaba en el aire. Incluso un resultado demasiado dadivoso para la Concertación, porque de su 48% hay que restarle una buena porción de aquellos que votaron por Frei, no porque simpatizaran o fueran de la Concertación, o les gustara el candidato, sino para que «no triunfara la derecha». Por eso es que muchos confesaron abiertamente que su voto se lo daban a Frei en calidad de un «voto con asco».
Respecto a lo segundo, absolutamente: la Concertación es la principal responsable en tanto se mimetizó con la derecha. Llegó un momento en que ya no se sabía quién era quién, la gente se confundió y empezó a cuestionarse si lo que estaba en La Moneda, era un gobierno «progresista» o bien, una derecha larvada. Toda una política de derecha que, enumerarla, sería muy lato, por lo que te doy sólo dos ejemplos. Por una parte, la famosa frase de Hernán Sommerville, conspicuo representante de la Banca, «nosotros los empresarios amamos a Lagos». Y por otra, que la presidenta Bachelet, para no ser menos, y privatizar algo de lo que la dictadura y la Concertación se habían olvidado, no encontró nada mejor que enviar un proyecto de ley para, privatizar, ni más ni menos que las aguas de mar.
Si a todo esto, le sumamos el natural desgaste de la Concertación, su nepotismo en repartir los cargos públicos para sus puros parientes y amigos, sus actos de corrupción que se empezaron hacer cada vez más frecuentes, su misma soberbia, y la sordidez y mangoneos con las que empezaron actuar sus cúpulas políticas, todo ello empezó a deteriorar la imagen del conglomerado que se hacía muy difícil revertir. Por estas y otras razones es que triunfó Piñera, un empresario-político, de los trigos no muy limpios, pero eso al ciudadano de a pie poco le importó, lo único que quería era que la Concertación saliera de La Moneda, ya no quería verla más instalada allí.
MC.- ¿Cuál será el camino para la Izquierda ahora que tenemos al enemigo en La Moneda y sin disfraces?
HM.- No tengo la pretensión de saber cuál será el camino que se deba tomar, pero se me ocurre que el camino se nos puede hacer más fácil ahora. Para pelear contra el enemigo se precisa verle la cara. Antes, con la Concertación, se nos hacía difícil descubrírsela. La derecha por 20 años tuvo su parapeto en la Concertación, la utilizó para que le sirviera de colchón amortiguador en la contención de las justas demandas del mundo social y sindical. Ahora, la derecha no tendrá de aliada a la Concertación para aquello, al contrario, teniéndola en oposición le será más difícil contener las demandas sociales. Se supone que, para luchas como éstas, las condiciones se encuentran mejor dadas para actuar en un solo frente y no tan divididos como lo hemos estado hasta ahora.
MC.- ¿Veremos una desbandada de la Concertación al gabinete de Piñera?, ¿o las cosas seguirán como siempre en la empalagosa luna de miel entre la Concertación y la derecha?
HM.- Difícil responder esto. Está por verse. No creo en una desbandada al gabinete de Piñera, aunque sí, algunos van a apitutarse en cargos y reparticiones. Algunos lo harán en forma abierta, y otros, en forma más solapada. La empalagosa luna de miel tiene que seguir, aunque la novia no sea desflorada. Es el pie forzado que dejó la Constitución de Pinochet, dos grandes bloques con 50 y 50%, en donde, a no olvidar, 34% es igual al 66%. Difícil desprenderse de eso. Si en 20 años la Concertación no logró modificar dicho engendro constitucional, y ni tan siquiera lo intentó, difícil que Piñera sea el que lo vaya a cambiar. Seguiremos ahí donde mismo.
MC.- Hiciste pública tu opción de anular el voto, la cifra total debe rondar el 2.62%; ¿lograron enviar un mensaje político de hastío al añejo y turbio pacto entre la Concertación y la derecha pinochetista?
HM.- El hastío ya estaba instalado mucho antes de la elección, eso independientemente de estimularlo con nuevos mensajes políticos. Ahora si tú lo preguntas así, el mensaje político que yo traté de mandar es que el voto debe ser vehículo de transmisión de una íntima convicción, de una decisión razonada y autónoma, no mediatizada por elementos ajenos, como la publicidad, la conveniencia, el acomodo, y por supuesto, por el miedo, como desesperadamente intentó hacerlo la Concertación. Mario, tú bien sabes que cuando una elección se prevé muy estrecha, los votos nulos tienden a disminuir, es una ley en todos los procesos electorales.
En tal situación, los electores tienden a abanderizarse por uno u otro bando, aunque ninguno de los dos les agrade; no quieren dejar de ser protagonista de esa historia, por más pequeña que sea. Esto no te lo puedo explicar muy políticamente, en tanto hay involucrados elementos sociológicos de por medio. El caso es que caló muy hondo el mensaje en la izquierda, que votar por Frei era poco menos que salvar al país; votar nulo, en cambio, era poco menos que hundirlo y de esto último muchos evitaron actuar en conciencia, para no echarse encima un sentido de culpabilidad que después el medio social se lo enrostrara. Ese fue un factor muy fuerte que logró incluso doblegar no pocas conciencias estoicas. Este mensaje provino comunicacionalmente desde la Concertación quien lo utilizó muy inteligentemente. En todo caso, al contrario de lo que se diagnosticaba el voto nulo en vez de disminuir logró aumentar en poco más de 20,000 respecto de la primera vuelta. Fue un voto titánico y valiente en tanto fuimos muy estigmatizados. A mí se me trató muy mal, se me acusó que era agente encubierto de la CIA, que era anticomunista, traidor y que al votar nulo estaba votando por Piñera. En fin, varias perlas como esas.
MC.- El Chile de la Concertación envió tropas de ocupación a Haití, después del golpe de Estado de 2004; el Chile de la Concertación negó el legítimo derecho de Bolivia por una salida al mar; ¿será más agresiva e intervencionista la política exterior de Piñera?
HM.- Sí, es indudable, desde antes de la elección, Piñera salió a reunirse con el colombiano Álvaro Uribe, con el español José María Aznar y de regalo nos trajo al peruano Vargas Llosa. Entiendo que una vez instalado como presidente, entre sus invitados estarán el presidente-empresario de Panamá, y el recién impuesto Pepe Lobo de Honduras. Seguramente esos horripilantes ejemplares serán sus naturales amigos.
En todo caso no creo que tenga mucha maniobrabilidad y capacidad para manejar políticas intervencionistas en los asuntos internacionales. Con Bolivia, poco probable, recordemos que Morales hace ya 15 meses tuvo los cojones para expulsar al mismísimo embajador de EE.UU. por intervencionista, también ha expulsado a desestabilizadores disfrazados de ONGs, y a los fachos golpistas de Santa Cruz y de la región de la Media Luna los tiene a casi todos presos y otros han tenido que fugarse como los cobardes. Con Hugo Chávez mejor que ni se meta, porque este no tendría pelos en la lengua para dar a conocer su personal prontuario, aquel que en Chile tan pocos conocen en sus detalles. Con Cuba ni hablar, un mediocre como Piñera, no podría más de lo que no ha podido en más de 50 años el mayor de los imperios.
MC.- ¿Y qué esperar de Piñera en materia de Derechos Humanos?
HM.- Nada nuevo bajo el sol. Es posible que, en este tema, sea más astuto que Frei, quien persistentemente se negó a recibir a los Familiares de los Detenidos Desaparecidos, intentando también meter un golazo de media cancha con su ley Otero-Figueroa, que solapadamente traía de tapada una amnistía para los criminales esbirros militares de Pinochet. En fin, en mi opinión, en materia de derechos humanos poco podrá hacer. Tanto en el parlamento como en los mismos tribunales de justicia ya no están muy bien dadas las aguas para pretender retrotraer lo poco que se ha avanzado. Tampoco creo que pueda hacer un avance en esta materia. Sin embargo, no perderá la oportunidad para regalarnos sus acostumbrados: bla, bla, bla; bueno, ya sabemos y conocemos de su empalagoso charlatanismo.
MC.- ¿Qué lecciones filosóficas e históricas aprenderemos de la elección de Piñera?
HM.- Que todo va y viene como en el círculo del Eterno Retorno a que hacía referencia el filósofo Nietzsche. En nuestra región, mientras algunos países avanzan, otros retroceden. La rueda de la historia no se encuentra clavada en un lugar fijo. Todo va y viene. Recordemos que en la década del 60 una ola de progresismo cubrió a la humanidad, en América Latina y todas las regiones del mundo. Llegábamos a tocar con nuestras manos el cielo. Allí están como mudos testigos: Lumumba, Ho Chi Min, el Che, Fidel, Velasco Alvarado, J.J. Torres, Cámpora. Después, es cierto, ha venido una oleada de regresión nunca vista, Sin embargo, empiezan aparecer algunos nuevos signos, algunas luces por ahí, algunas bombillas por allá: Chávez, Correa, Ortega, Morales, Lugo, Lula, Zelaya. Son nuevas esperanzas que surgen y alientan, a pesar de personajes tan abominables como un Piñera, un Micheletti, o un Uribe.
Marx decía que todo en la vida es movimiento. Y no sólo movimiento en la materia sino, sobre todo, en los movimientos sociales, los cuales van recorriendo la historia con avances y retrocesos, durante el movimiento en espiral. Nietzsche va más allá al decirnos que el movimiento es circular donde no hay principio ni llegada, todo es una permanente recreación una constante vicisitud, todo es retorno a lo mismo. Y no dejan de tener razón estos filósofos, porque si bien sabemos, donde hoy estamos, no sabemos adonde llegaremos el día de mañana. Por cierto, mucho de esto dependerá de nosotros mismos.
MC.- ¿Cuál es tu mayor preocupación o miedo ante el gobierno de Piñera?
HM.- Muchos años con miedo me han acerado para ya no vivir con dicho estigma. Antiguamente la religión nos hacía vivir nuestras vidas con un permanente temor. Temor al infierno, temor al demonio, temor al pecado y todas esas cosas. He aprendido que no se puede vivir toda una vida con miedo. Por eso, a pesar que el sistema trata de introducirnos nuevos miedos, yo ya no los pesco, me los como, los supero. Preocupaciones sí, esas no se me pueden quitar. Preocupación por lo que le deparará la vida a mis hijas, a mis nietos, a mi compañera, a mi familia y a mis amigos más queridos. A Piñera no le tengo ningún miedo. Si lo hubiera tenido hubiera votado por Frei, al igual que otros compañeros que votaron por él cagados de susto.
MC.- ¿Qué tipo de atmósfera percibes entre tus amistades, en la televisión y la ciudadanía?
HM.- Un tema que da para mucho: curiosamente amistades no tengo muchas. Esto porque desde hace algún tiempo, voluntariamente, subí a las montañas para ver y reflexionar el mundo como lo hizo Zaratustra. Después de una intensa actividad social, me retiré, me hacía falta recrearme en mi propia individualidad, leer mucho, pensar más, y prestarle más atención a las cosas cotidianas de la vida, gustar de lo casero.
La relación entre televisión y ciudadanía la veo como una relación tortuosa, dañina casi incestuosa. No deja pensar, no deja ser uno mismo, no deja dar libre curso a la intrínseca creatividad que llevamos en nosotros y de lo que parecemos no darnos cuenta. Y que conste, que no quiero aparecer como un pacato, un tonto pesado que vive dentro de una burbuja. No, yo también me solazo, de cuando en vez. También veo televisión, incluido algún programa farandulero, en donde abundan traseros, pechugas y piernas. De repente me pesca por ahí el novelón de una teleserie. Bueno todo, esto, porque nietzscheano al fin, se me ha hecho carne su famoso dicho: «Humano, demasiado, humano». En lo único que me cuido, es de no caer en el vicio de ver puros programas como esos.
MC.- Finalmente, junto a Elicura Chihuailaf, exigieron la renuncia de Juan Agustín Figueroa, pero nunca prosperó la Carta abierta que escribieron; cada año Figueroa limpia su imagen con el Premio Neruda; ¿quién se animará a recibir el Premio Neruda de manos de Piñera?, ¿o la derecha cancelará la ceremonia «nerudiana» en La Moneda?
HM.- Ojalá no me hubieras preguntado sobre este asunto, porque rápidamente me viene el enojo. Sí promoví esa idea, pero a decir verdad, nadie nos pescó. Al contrario, hice ver mi indignación a muchos de mis amigos escritores: de que ningún poeta que se precie de tal, debiera concurrir, como un mínimo gesto de protesta, a la Fundación Neruda a leer sus versos o asistir a la representación tal o cual. Sin embargo, apenas son invitados a La Chascona, La Sebastiana e Isla Negra corren con Juan Agustín Figueroa aunque sea para la foto y alguna beca o «premio literario».
Es que a decir verdad, mi estimado Mario, sobre los artistas e intelectuales de Chile tendríamos que hablar mucho. Hay una mediocridad que ha sobrepasado todos los límites. Y hablo de mediocridad, no dudando de su capacidad artística o creadora, sino en cuanto a actitud que tienen como personas frente a la vida. Hay una tendencia de decir y decir cosas, mientras más floridas mucho mejor, pero cuando les tocan enfrentarse a situaciones concretas hacen todo lo contrario a lo que dicen en público. Ya estoy cansado de esto, por eso es que me resisto bastante a asistir a actos y representaciones literarias o culturales en los que veo mucho protagonismo y parafernalia también. Nuestros amigos artistas e intelectuales tienen muchas cuentas pendientes que rendir sobre su relación con la Fundación Neruda. Pero ya ves, de todo hay en la viña del señor, no solamente debemos de asombrarnos con los políticos sino también con ciertas actitudes y numeritos que se mandan algunos de los colegas que pertenecen a nuestro particular mundo.