Al menos 348 personas fueron detenidas y 36 resultaron lesionadas, entre ellas 19 policías, en la primera jornada del paro nacional de actividades en Chile convocado por la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), que fue apoyado por los estudiantes y profesores chilenos que llevan adelante una movilización desde hace tres meses en rechazo a la privatización de la educación.
De su lado, seis estudiantes que mantenían una huelga de hambre desde hace más de un mes en rechazo a la privatización de la educación impulsada por el gobierno del presidente derechista Sebastián Piñera depusieron su protesta, ante la precariedad de su salud.
Con un amplio pliego de peticiones, que van desde una reforma a la Constitución y un cambio en el Código del Trabajo hasta la rebaja de los impuestos a los combustibles, los convocantes a la huelga nacional de 48 horas semiparalizaron el país, con oficinas públicas y parte del comercio cerrados, limitaciones en el transporte, barricadas en avenidas de las principales ciudades y choques con la policía.
Los enfrentamientos entre las fuerzas especiales de carabineros y los grupos que apoyaron el paro nacional se repitieron a lo largo del día en el centro de Santiago, en poblaciones de la zona metropolitana y en las principales ciudades del país, como Punta Arenas, Valdivia, Talcahuano, Concepción, Valparaíso, Coquimbo y Copiapó.
Cientos de estudiantes protagonizaron enfrentamientos con la policía a unas cuadras del palacio presidencia La Moneda, en cuyos alrededores también se realizaron manifestaciones de los funcionarios de los ministerios de Educación, de Relaciones Exteriores, Obras Públicas, Agricultura, Educación y otros servicios públicos.
Las manifestaciones, que cortaron a ratos el tránsito por la Alameda Bernardo O’Higgins, la principal arteria, fueron replicadas por los estudiantes frente a las sedes de sus universidades en todo el país.
En Santiago, la policía se apostó en especial en los alrededores de las sedes universitarias, donde disolvió con carros lanzagua y gases lacrimógenos los intentos por cortar el tránsito vehicular.
Ya desde la madrugada hubo enfrentamientos en barriadas pobres de la periferia de Santiago, mientras que por la noche miles de chilenos salieron a las calles para hacer sonar sus cacerolas en apoyo a la huelga nacional obrera.
Al comienzo del día, los manifestantes bloquearon con neumáticos encendidos y palos esquinas importantes de la capital, en varias intersecciones de la Alameda, mientras en sectores periféricos se impidió la salida de autobuses.
En la sureña Concepción y en el central puerto de Valparaíso, los medios locales reportaron enfrentamientos entre la policía y manifestantes, así como una baja de la actividad cotidiana, especialmente en el comercio y la burocracia.
El presidente de la CUT, Arturo Martínez, aseguró que este paro es fruto de que fuimos ignorados y que nadie quiso atender nuestras demandas, e indicó que el éxito de la convocatoria nacional demuestra que tenemos razón.
Tras desmentir la imagen de normalidad que pretende presentar el presidente Piñera, señaló que la ciudad no está normal hoy. Pero la respuesta del mandatario fue diferente. La intención fue causarle daño a Chile, al calificar el paro como un instrumento equivocado de protesta en vez de un proceso de diálogo y acuerdos.
Para el portavoz del Ejecutivo, Andrés Chadwick, fue injustificado. El paro nació sin justificación y terminó también sin justificación en el sentido de que su objetivo era paralizar el país. Nosotros nos alegramos como gobierno de ese objetivo no se haya cumplido, porque hubiese generado un daño importante a Chile, aseguró.
Hubo versiones contrapuestas sobre el número de burócratas que se adhirió a la manifestación, pues el gobierno la cifró primero en 5.5 por ciento y luego incrementó a 14, en tanto que la Asociación Nacional de Empleados Fiscales dijo que 80 por ciento de los empleados públicos no trabajó.
Al final de la jornada Chadwick informó que hubo 348 detenidos y 36 heridos, 19 de los cuales son policías, todos con heridas leves.
En tanto el presidente de la CUT, que agrupa a 11 por ciento de la fuerza laboral, no entregó un balance del primer día, y dijo que reporte lo dará al final de la movilización, que este jueves comprende varias marchas que confluirán en el centro de Santiago.
En este contexto, los seis estudiantes en huelga de hambre del Liceo A-131 de la localidad de Buin, en la provincia de Maipo, levantaron su protesta que iniciaron hace 37 días en respaldo a la movilización estudiantil que exige una mejor educación. Deponemos la huelga pero no nuestra lucha, dijo en una rueda de prensa la más afectada de los huelguistas, Gloria Negrete, de 19 años, quien fue internada en un hospital tras perder 12 kilos y agravarse una afección respiratoria que presentaba.
La decisión se tomó por el precario estado de salud en el que nos encontramos, pues nuestros cuerpos se están apagando día a día, no así nuestras convicciones, dijo la joven, quien puntualizó que existió por parte del gobierno una nula preocupación por su estado de salud y aseguró que continuarán su lucha para lograr sus demandas.
El doctor Sergio Aguilera, director del hospital San Luis de Buin, dijo que los estudiantes presentaban un cuadro de desnutrición, pero sus vidas nunca estuvieron en riesgo. Otra treintena de jovenes universitarios y de secundaria también están en huelga de hambre en varios lugares de Chile.
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